Por David Romero Díaz
Por David Romero Díaz
Hace ya más de un lustro que empezó a desarrollarse aquella (monitorizada por Occidente) “Primavera Árabe” que según los mass media iba a traer consigo la “democratización” del mundo árabe. El resultado de esta funesta “Primavera” fue derrocar la mayoría de los regímenes laicos árabes con la ayuda de Occidente (OTAN-UE), aumentar la influencia de los islamistas radicales y, lo peor, la generalización de conflictos armados que siguen en Siria, Libia, Sur del Magreb…
Solo Siria, bajo la presidencia de Bashar al Assad, resistió a la funesta Primavera y ahora está resistiendo la guerra civil donde los rebeldes (financiados, asesorados y alimentados por las potencias occidentales y algunas petromonarquías), pasaron de ser rebeldes democráticos a islamistas radicales, constituyendo la milicia Al Nusra (la filial de Al Qaeda) y el Califato Islámico, el ISIS, un verdadero Estado, más tarde.
Siria es actualmente el único país del mundo árabe donde gobierna un Partido Nacionalista Laico, el Partido Baas. Sus políticas socialistas, nacionalistas y laicas hacen que tanto Occidente (por motivos económicos), Turquía (por su política de expansión neo-otomanista) y las petromonarquías (por su visión teocréntrica del Estado y su odio anti-chií), tengan un enemigo común: Bashar al Assad y su régimen.
¿Cómo es posible qué tales actores (Occidente-Turquía-petromonarquías) hayan tenido un objetivo común, el derrocamiento de Bashar al Assad?:
- Para las petromonarquías, Siria es un país multiétnico e inter-religioso laico donde no impera la sharia. Es la excepción de Oriente Medio. Además hay que destacar las buenas relaciones de Siria con Irán y Rusia.
- Por el lado occidental, el régimen del partido Baas es el último que perdura (ya cayeron los demás “socialismos árabes”, como Egipto o Irak) que es profundamente laico, antisionista, socialista y nacionalista. Estos epítetos lo hacen ser una “amenaza” para Occidente.
- Por último, Turquía está siendo sometida a un proceso de neo-otomanización que aspira expandir su espacio de influencia en los territorios del antiguo Califato Otomano.
El gobierno sirio, frente a todos estos infortunios, ha resistido numantinamente en torno al Presidente Bashar al Assad y al Partido Baas. Pero, ¿qué es el partido Baas? Un partido nacionalista árabe, laico y socialista.
El nacionalismo árabe surge durante la I Guerra Mundial por los hijos de la clase pudiente que manda a sus hijos a universidades europeas y ve cómo en Europa está en ebullición la idea de nación como conjunto étnico destinado a una misión trascendental, motor de la Patria. Estas ideas durante la I Guerra Mundial sirven a los británicos para poner a los árabes contra los otomanos. Todos hemos visto Lawrence de Arabia...
La I Guerra Mundial supone un hito importante en la historia ya que los árabes (la mayoría musulmanes, pero no todos) se alían con “infieles” (La Triple Entente) contra el Califato otomano (recordad que el Califa es la máxima dignidad en el mundo musulmán), rompiendo con la umma o comunidad de creyentes; imponiéndose los criterios étnicos a los religiosos. El fin perseguido es un motivo nacional no confesional: liberarse de los otomanos (pueblo turco de las estepas asiáticas), y crear un Estado árabe cuyo motor vertebrador es el concepto de comunidad nacional formada por un pueblo, el árabe.
Tras la I Guerra Mundial todos sabemos lo que pasa: Sociedad de Naciones, Declaración de Balfour, mandatos de los territorios por las potencias vencedoras, se fragmenta la península arábiga en pequeños reinos… La Entente rompe sus promesas a los árabes que lucharon contra el Imperio Otomano.
Durante el periodo de entre guerras se empieza a fraguar el concepto de “nacionalismo árabe” (también surgen nacionalismos siríacos, fenicio-libaneses,...) que persigue la liberación de “la nación árabe frente a los colonizadores europeos”, la implantación de un estado moderno de derecho, la igualdad de todos los árabes (musulmanes, cristianos, drusos...), una economía mixta que no sea ni marxismo ni capitalismo, el apoyo a la causa palestina frente a la inmigración judía auspiciada por el Mandato británico, la modernización de las instituciones…
En este tiempo se fragua el partido Baas, fundado por dos personalidades: el cristiano Michel Aflaq y el sunní Izzat Ibrahim ad Douri, en los años 40.
Es curioso ver que el referente ideológico del nacionalismo árabe es un cristiano sirio-ortodoxo, Michel Aflaq, educado en universidades francesas y que, al igual que una gran parte de sus compatriotas árabes, apoyó la “Entente” contra el Imperio Otomano. Aflaq surte al partido Baas de un soporte ideológico para no confundir su “socialismo árabe” con el marxismo. Las discrepancias entre las diferentes posiciones del partido Baas le hacen refugiarse en el Irak de Sadam Husein como figura “ideológica”. Su mausoleo se sitúa en Irak, persistiendo todavía, ya que para el mundo árabe Aflaq es un símbolo “nacional”, no solo un “baasista” (hay que recordar que el Partido Baas está prohibido en la era post-Sadam y sus símbolos destruidos, respetándose su mausoleo porque Aflaq es un símbolo del mundo árabe).
La ideología del Partido Baas debe considerarse como “pan-árabe”, tal como dijo Michel Aflaq en su obra “Fi sabil al Baas”. Se autodenomina el Partido Baas como un partido nacionalista árabe, no confesional, socialista no marxista:
- Nacionalismo árabe: los baasistas, aunque consideran que las naciones árabes están influidas por el islam, determinan que la umma (comunidad de creyentes) debe ser sustituida por la de la nación árabe. Esto es por tanto radicalmente opuesto a la doctrina imperante en la actualidad en la mayoría de los estados de la zona. En palabras de Aflaq: “ Hoy… la fuerza motriz de los árabes es el nacionalismo (otro día fue la religión)… los árabes, estando mutilados en su libertad, su soberanía y su unidad no pueden comprender sino el lenguaje del nacionalismo”.
Esto se observa muy bien en el régimen sirio, donde existe una igualdad de derechos entre todos los habitantes sirios, no importando la religión. Un ejemplo son las festividades cristianas celebradas por el Estado.
Para el Partido Baas, su fin es la unificación de los países árabes en una nación, el ejemplo de la efímera República Árabe Unida es el fin del Partido Baas. Un Estado nacional árabe que le fue negado por la Entente en la I Guerra Mundial tras la derrota del Imperio Otomano. Como ejemplo, durante los años 60 los baasistas llamaban a los países “regiones”, ya que para ellos su único país es el futuro Estado árabe.
- Socialismo: dentro del partido Baas siempre ha habido una lucha interna en torno a las alas derechistas e izquierdistas del propio partido. Aflaq siempre manifestó que el partido Baas no es marxista (siempre se intentó purgar el partido Baas de elementos marxistas). El propio Aflaq manifiesta: “La doctrina marxista es un peligro para los árabes porque amenaza con hacer desaparecer su personalidad nacional, y porque impone al pensamiento árabe moderno un punto de vista sectario, tendencioso y artificial, destructor de la libertad e integridad de ese pensamiento”. El Partido Baas, según el gran profesor Duprat “no podría sino obtener la respuesta marxista clásica: `¡Populismo pequeño-burgués! ¡Demagogia social fascista!'”.
- Relaciones con la URSS: las relaciones del partido Baas fueron instrumentales y de conveniencia. Ante unos EEUU que apoyaban abiertamente a Israel, la URSS apoyó a los árabes (estrategia de la tensión). Pero hay que destacar sobre estos aspectos las palabras del propio Aflaq expresando que, aun no estando en contra de la URSS: “Los triunfos del comunismo aquí nacen de la debilidad de espíritu. Pero un árabe bien informado no puede ser comunista sin abandonar el arabismo, los dos son incompatibles …” . Aquí Aflaq determina muy bien que su socialismo árabe no puede confundirse con la Internacional Comunista; estamos ante un artículo sui generis.
El Partido Baas toma dos bifurcaciones principalmente, que se enfrentan ideológicamente: la siria, cuando toma el poder en Siria, creándose la efímera República Árabe Unida con la unión con Egipto y, tras unos años de problemas internos, entran en el poder los Assad con la presidencia de Hafez Al- Assad, padre de Bashar Al-Assad, quien lo sucede a su muerte en el 2000 y sigue siendo el Presidente de Siria. Por otro lado, el partido toma el poder en Irak, siendo Sadam Hussein hasta la Guerra de Irak su presidente. Surgieron partidos baasistas en diferentes países y podemos decir que el nasserrismo bebió de las influencias de éste, pero en la actualidad el nacionalismo árabe es eclipsado por los partidos islamistas.
Por contra, los enemigos históricos de los baasistas han sido la mal llamada “derecha” o sea, los Hermanos Musulmanes. Occidente en la mayoría de los casos ha apoyado a partidos de corte islámico básicamente porque los partidos nacionalistas árabes, al poseer una idea socialista, traen consigo procesos de nacionalizaciones, proteccionismo y autarquía; cosa no muy beneficiosa para los intereses occidentales. Por contra, podemos ver la facilidad con que los estados más “fundamentalistas en lo religioso” hacen acuerdos con los estados occidentales. El caso paradigmático es Arabia Saudí, una teocracia islamista abierta a los negocios occidentales.
En la actual Siria, los rebeldes sirios son en su mayoría islamistas, ven al Partido Baas y a Siria como un Estado infiel, un Estado kafir, contra el cual es legítimo llamar a la yihad ya que:
- La ideología baasista (nacionalismo árabe aconfesional), impone un régimen igualitario, donde todos los sirios son iguales. No hay impuesto a infieles, ni leyes según cada comunidad… Esto contradice la sharia.
- El clan Assad es alauí, una corriente próxima al chíismo, y por tanto, próximo a Irán.
- El sistema económico, una economía socialdemócrata “mixta”, no se encuadra en los cánones islamistas.
Ahora bien, la pregunta inquietante es por qué Occidente apoyó, auspició e incluso creó (en parte o en su totalidad) a los rebeldes/terroristas en Siria. Entre las respuestas puede estar que:
- Los “países islamistas” tienen una predisposición a la inversión extranjera y a la entrada de capitales occidentales. Ejemplo de ello son las buenas relaciones entre el mundo anglosajón y las petromonarquías. Por contra, el propio socialismo y nacionalismo de los regímenes pan-árabes hace que se conviertan en hostiles ante los occidentales: la nacionalización del Canal de Suez, la nacionalización de la banca… son motivos que hacen que estos regímenes entorpezcan los intereses occidentales.
- Oriente Medio es un avispero de etnias y religiones que, sobre el arabismo unificador, podría dirigirse contra Israel (ya que es la etnia lo único que los une y la religión lo que los separa). Para evitar esto no hay mejor solución que el “divide et impera”. La situación siria está al borde de la libanización de los años 80.
Por último, no debemos olvidar y agradecer en este conflicto el apoyo chií (de manos de Irán y Hezbollah), cristiano y ruso (constatando la histórica fidelidad de Rusia hacia sus aliados, costumbre heredada de los zares), con el fin de evitar una hegemonía sunní-wahabbí de las petromonarquías, la expansión neo-otomana y la total otanización del Mar Mediterráneo.
Fuente: Katehon