Autor: Zbigniew Brzezinski
Categoría: Referentes Sociopolíticos (Entornos)
Barcelona: Editorial Paidós (1998)
232 páginas
Brzezinski construye su teoría sobre la geopolíca mundial apoyado en cuatro presupuestos básicos, proyectándola a continuación sobre las grandes zonas que, siguiendo la metáfora ajedrecista, delimitan “el gran tablero del juego mundial” y en las que pretende el prevalecimiento de Estados Unidos frente a la rivalidad de otros centros de influencia. Tras realizar un profundo análisis prospectivo de la geoestrategia posible en Europa, Rusia, el Transcáucaso y el Lejano Oriente, presenta una conclusiones que, aún redactadas en 1998, han conservado su validez en el transcurso del tiempo.
En primer lugar, para Brzezinski Estados Unidos es la única superpotencia militar, económica, tecnológica y cultural con proyección global. Por tanto, es el único país capaz de actuar como “árbitro” en ese concierto mundial, con el máximo interés focalizado en la región euroasiática.
Para él, Estados Unidos también es el único país que puede dominar la escena internacional, con las limitaciones del tamaño y la propia capacidad de Euroasia y el desgaste temporal de su presencia y actuaciones en la zona. Para evitar esa factura, Washington debería promocionar a otras potencias y actores regionales, siempre y cuando no supongan una amenaza. En consecuencia, Brzezinski percibe el concierto internacional como un sistema unipolar y con un actor dominante, Estados Unidos, que sin embargo no debe ser el único. La alternativa posible al dominio norteamericano no sería otra que la anarquía global.
Otro de sus presupuestos es que el objetivo primordial de Estados Unidos debería enfocarse hacia la creación de un núcleo político de responsabilidad compartida, encargado de la gestión pacífica del planeta. Esto significa disponer de un sistema de seguridad para controlar las relaciones con toda Eurasia, con una OTAN ampliada y vinculada con Rusia en materia de cooperación, mediante un diálogo entre Estados Unidos, la OSCE, China y Japón. Todo ello enmarcado en una “comisión permanente” que incluiría a Europa, China, Japón, una Rusia confederada, India y otros países importantes, aliviando así las cargas internacionales de Estados Unidos que continuaría ostentando el control del sistema.
En último lugar, Estados Unidos debería hacer comprender a la opinión pública la importancia de ese tipo de poder para crear un marco de cooperación geopolítica internacional durable, que evite la anarquía global y la aparición de cualquier potencia desafiante. Una aceptación pública del modelo, es decir el sometimiento a los intereses del imperio estadounidense, que quizás sea su punto más débil.
La sección de Informes (Prospectiva) recoge un análisis crítico de “El gran tablero mundial”, realizado por Moussa Garduño, de la Universidad Nacional Autónoma de México (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales), en el que se pormenorizan de forma rigurosa las percepciones y propuestas geoestratégicas de su autor para salvaguardar la supremacía estadounidense a nivel mundial.
De cualquier forma, Zbigniew Brzezinski nos ofrece un interesante libro de geopolítica, en el que propone estrategias, movimientos tácticos y alianzas entre países convenientes a los intereses de Estados Unidos (se subtitula sin ambaje alguno “la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”), que, en su opinión, también convienen al resto del mundo. El conocido politólogo se esfuerza en demostrar que, en todo caso, no hay alianza posible en contra de Estados Unidos, evidenciando cierta nostalgia de la preponderancia que alcanzó tras la II Guerra Mundial.
Su libro resulta especialmente interesante en sus acertadas referencias a los recursos de Asia Central en el contexto de las relaciones internacionales, con una inteligente aproximación prospectiva sobre los años venideros.
Redacción
Perfil del autor:
En 1953 se doctoró en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard. En 1957 realizó su primera visita a Polonia y acto seguido, en 1958, obtuvo la ciudadanía estadounidense, trasladándose a Nueva York para ejercer de profesor de Asuntos Soviéticos en la Universidad de Columbia. Entonces se integró en el poderoso “Council on Foreign Relations - CFR”, siendo fichado de inmediato, en 1960, como consultor de política exterior por el Senador John F. Kennedy, candidato del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. En 1964 cumpliría las mismas funciones a favor del presidente Lyndon B. Johnson.
Convirtido en un gran defensor de la Guerra de Vietnam para detener la expansión de la influencia de China, en 1966 se incorporó al Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado. Más tarde fue partidario de revertir la escalada militar, aunque se mantuvo crítico con la llamada “nueva izquierda”.
Después de asesorar al vicepresidente Hubert Humphrey en las elecciones presidenciales de 1968, su nombre comenzó a adquirir relevancia en los medios políticos estadounidenses, sobre todo cuando a principios de los años 70 advirtió de los riesgos del declive del poder imperial norteamericano y de una eventual recomposición de las hegemonías planetarias, a la que se debía responder desde Washington con una nueva política exterior (publicó un impactante artículo sobre este tema en la revista “Foreign Affaires”, editada por el CFR). Entonces fue contratado por el banquero David Rockefeller para ayudarle a crear una organización que fomentara la cooperación entre Estados Unidos, Europa y Japón, la “Comisión Trilateral”, siendo su primer director.
Ademas de pertenecer a la junta directiva del CFR, también ostenta cargos de representación en otros importantes “think-tanks” y grupos de presión internacional (“Atlantic Council”, “National Endowment for Democracy”, “Center for Strategic and International Studies”…), sin olvidar su reconocida pertenecia a los “Iluminatti” y a “Amnistía Internacional”. En los últimos años, ejerce como profesor de la Universidad Johns Hopkins de Washington D.C. y asesor de su “Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales”, desde donde difunde sus actuales teorías, basculantes entre el “equilibrio de poder” de Metternich y la “contención” (containment) propugnada por George Kennan.
Durante una audiencia ante el Senado estadounidense, celebrada en 2006, explicó sin rubor alguno que se podría dar un atentado terrorista como el del 11 de septiembre, para iniciar la guerra contra Iran, afirmo literalmente: “Un escenario posible para un enfrentamiento militar con Irán implica que el fracaso irakí alcance los límites americanos; seguido de acusaciones americanas que hagan a Irán responsable de ese fracaso; después, por algunas provocaciones en Irak o un acto terrorista en suelo americano [acto] del cual se haría responsable a Irán. Esto pudiera culminar con una acción militar americana “defensiva” contra Irán que sumergiría a una América aislada en un profundo lodazal en el que estarían incluidos Irán, Irak, Afganistán y Pakistán”.
Brzezinski está considerado uno de los mejores analistas y estrategas de la política exterior estadounidense. Entre sus muchas publicaciones, pueden destacarse: