Categoría: Golpismo (23-F)
Barcelona: Editorial Planeta (2001)
464 páginas
A los 20 años de que España temblara con el golpe militar del 23 de febrero de 1981, el periodista Jesús Palacios señala en su libro, publicado con el expresivo título "23-F: el golpe del CESID", a quien todavía era director de los Servicios de Inteligencia, el teniente general Javier Calderón, como personaje clave en los preparativos y desarrollo de aquel asalto al Congreso de los Diputados.
Según los datos recogidos por el autor en una investigación exhaustiva, el 23-F no habría sido fruto de la improvisación ni la mera acción de unos militares nostálgicos, sino una perfecta operación de Estado Mayor dirigida por el CESID. La responsabilidad principal habría correspondido al entonces teniente coronel Calderón, que ocupaba la secretaría general de "la Casa", nombre con el que se conocía el Servicio de Inteligencia en el argot interno, y al comandante (hoy coronel retirado) José Luis Cortina, responsable de su unidad de elite denominada AOME (Agrupación Especial de Medios Operativos).
Ellos fueron, según el autor, los arquitectos de la llamada solución Armada, una operación destinada a la formación de un gobierno de concentración o de regeneración nacional que pretendía colocar en la presidencia al general de división Alfonso Armada Comyn.
¿Cuántos golpes confluyeron la tarde del 23 de febrero de 1981? ¿Cómo se vivió en la Zarzuela aquella jornada? ¿Por qué el CESID creó una sección especial de agentes y alquiló un piso cerca del Congreso meses antes del golpe? ¿Quién se ocultaba detrás del colectivo “Almendros”? ¿Cuántas reuniones hubo en el piso de la calle General Cabrera? ¿Cuál fue la verdadera "trama civil" del golpe? Jesús Palacios verifica y nos traslada revelaciones ciertamente extraordinarias sobre uno de los episodios más dramáticos y manipulados de la transición española.
En su interesante obra, hace un análisis pormenorizado de la trama que sustentó el intento de desestabilización política y une por primera vez los eslabones que hasta entonces habían estado inconexos o resguardados en círculos de opinión muy informados y no menos discretos. Y también nos enseña que la ausencia, hasta entonces, de su mero ejercicio de investigación e inteligencia periodística, es lo que dificultaba el esclarecimiento de los hechos, en razón de una obviedad que acaso los hacía increíbles: algunas personas muy significadas en el entorno de la institución militar, optaron por no responsabilizarse de sus propios actos, mientras otras se afanaban en eliminar los rastros más comprometedores del suceso, fomentando una versión fraudulenta de la historia.
La obra de Palacios arrastraría una batalla legal que también evidenció la objetividad de sus contenidos. Demoledor a este respecto fue el auto dictado el 17 de octubre de 2003 por el magistrado Rafael Rosel, titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Leganés (Madrid), ordenando archivar la querella interpuesta contra él por Javier Calderón, que había entendido como calumniosos algunos contenidos del libro relacionados con su persona. Amén de respaldar, como se narraba, que el CESID estuvo puntualmente al tanto de la sediciosa tropelía del 23-F, conociendo de antemano quienes eran los mandos militares que la protagonizarían y prestándoles la cooperación necesaria para consumar su frustrado pronunciamiento.
El citado juez instructor, más allá de desestimar la existencia de delito alguno en lo que el autor decidió escribir como "servicio a la verdad histórica", añadía que tal ejercicio narrativo debía ser tomado especialmente en cuenta "a los fines de interpretación constitucional de la información veraz que se transmite al concluir que el querellante tuvo una participación activa en dicho golpe de Estado y que no fue juzgado por ello".
Tras aclarar expresamente que su labor no consistía en valorar "si el general Calderón dirigió o no el golpe de Estado", es decir advirtiendo con gran sutileza que carecía de competencia para reabrir el denominado "juicio de Campamento", que en opinión de Jesús Palacios se cerró en falso, el redactor del auto manifestaba a continuación de forma contundente: "No sólo el ánimo de menospreciar el honor de dicho personaje (Calderón) no se aprecia ni de lejos, sino que el contenido de la información que el escritor ofrece al público es alabado y valorado muy positivamente, como tema asumible, por varios historiadores y periodistas, como se desprende de los documentos que aporta el querellado…".
Estamos, pues, ante un trabajo comprometido y comprometedor sobre una de las etapas más convulsas de nuestra historia reciente. Un documento, en definitiva, de valor excepcional para quien desee conocer, sin tergiversaciones malsanas ni influencias oficialistas interesadas, qué ocurrió el 23-F y cómo se vivieron dentro del CESID, y en su propia "cocina", aquellos momentos de temor y desencanto, felizmente superados.
Redacción
Perfil del autor:
Como periodista, acumula una larga experiencia en todo tipo de medios informativos: en semanarios como "Tiempo", "Tribuna", "Interviú" y el desaparecido "Panorama"; en revistas especializadas como "Más Allá de la Ciencia" y "Próximo Milenio"; en diarios como "El Mundo", "El Periódico de Catalunya" y el extinguido "El Independiente"; en agencias de noticias como Servimedia... También ha ejercido como corresponsal de diversos medios de comunicación extranjeros, viajando por casi todo el mundo y a zonas calientes del Extremo Oriente, países árabes y de Hispanoamérica, donde ha tenido la oportunidad de entrevistar a destacados personajes.
Como escritor, ha centrado su obra en la historia española de los últimos tiempos. Es autor de "Los papeles secretos de Franco" (1996), "La España totalitaria: las raíces del franquismo, 1934-1946" (1999), "23-F: el golpe del Cesid" (2001), "Franco y Juan Carlos" (2005) y "Las cartas de Franco" (2005).
Su último libro, escrito conjuntamente con el historiador Stanley G. Payne, se titula "Franco, mi padre" y recoge una larga entrevista con Carmen Franco Polo (hija de Francisco Franco y de Carmen Polo) en la que se desvelan anécdotas y circunstancias novedosos de la vida del personaje retratado.
El general Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, ha afirmado: "A Jesús Palacios le deberá la historia de los últimos tiempos muchas aclaraciones que contribuirán a que en el futuro se tenga un concepto más exacto, más neutral y más independiente de lo sucedido en momentos decisivos de la vida de nuestro país".