Lo de este 1 de octubre en Cataluña ha sido el último episodio de una auténtica ópera bufa. Para todos los españoles y, sobre todo, para los catalanes, cuando pasen estas horas donde la tensión y la emocionalidad dejen paso a la razón, quedará en evidencia el drama de un pueblo enfrentado a causa de la podredumbre de un Régimen ya acabado.
Es difícil concebir tanta torpeza y tanta maldad por parte de las élites gobernantes, las catalanas y las del Gobierno central. Porque sabíamos lo que estaba ocurriendo desde hace décadas y, especialmente, desde aquél “Nou Estatut” aprobado en medio ya de la ruptura del consenso que sirvió para el nacimiento de este moribundo Régimen, el consenso entre el tardofranquismo y la llamada oposición democrática.
Todo el mundo sabía lo que ocurría en una Cataluña sometida por una oligarquía local ávida de disfrutar todas sus ganancias, en competición permanente con la oligarquía que residía en Madrid. Sabíamos que no se garantizaban derechos civiles fundamentales en Cataluña (la discriminación a los castellano hablantes era lo más evidente).
¿Y qué pensaban los gobiernos de Madrid? Nada. Pactaban con los separatistas buscando su propio beneficio político. Así desapareció el Estado de Cataluña. Se les dejaron unos medios de comunicación sobrefinanciados que durante décadas han servido de adoctrinamiento de toda una población; se les entregó la educación de tres generaciones de catalanes para que se levantara un muro contra el resto de los españoles, con ribetes del viejo racismo clasista contra los “charnegos”; se les colmó de competencias y dádivas presupuestarias, privilegios aprovechados para generar un mayor desarrollo discriminando otras zonas de España y durante años una “diplomacia catalana” vendiendo su causa por todo el mundo;… ha sido el precio de la complicidad de la oligarquía catalanista con la oligarquía madrileña.
Y cuando se rompió el consenso que llevó a la abdicación del nefasto Juan Carlos I, mezclado con la grave crisis económica y la “lucidez” de presidentes como Zapatero o Rajoy, se inició el proceso que nos ha llevado al absurdo que estamos viviendo.
Hasta que llegó el esperpento del “proceso”, levantado sobre monumentales falsedades que se ocultaban a la población catalana
El referéndum que no era
Todos sabíamos que el llamado “referéndum” de este 1 de octubre no tenía ninguna garantía democrática. Estaba suspendido por los Tribunales, no había censo, las papeletas se imprimían en casa, ni había junta electoral, las urnas eran opacas y en algún caso quedó en evidencia que iban llenas de papeletas antes de comenzar la votación o, el espectáculo grotesco de comprobar que se podía votar dos o más veces. Todo ha sido un espectáculo bochornoso desde el punto de vista de la limpieza democrática.
Un ciudadano presumiendo de haber votado cuatro veces
No disponían de apoyos internacionales explícitos (aunque eran evidentes los apoyos ocultos), sabían que no tenían apoyos en la UE, ni en la ONU, ni en Rusia… Solo hay que ver los “33 observadores internacionales”: entre anglosajones de todo pelaje, estaban representantes de los Países Bálticos, que no dejan votar a casi un tercio de sus poblaciones por ser de origen ruso, o un representante del genocida Estado de Israel. ¿Alguien racional puede apoyar tamaño esperpento? ¿Alguien podría dar ningún valor a los resultados de una “consulta” así?
Pensemos fríamente… ¿Se hubiera consentido algo así en la Bretaña francesa? ¿O en la Padania italiana? ¿O en la Baviera alemana? ¿O en la Rusia de Putin? Claro que no, lo sabemos todos. ¿o en los democráticos Estados Unidos? ¡Pero si allí montaron una Guerra de Secesión porque 12 estados del Sur querían una confederación en el ya lejano siglo XIX!
Era evidente que ni la razón histórica, ni la racionalidad política y económica, ni el Derecho Internacional, ni la lealtad que se exige cuando se es parte de un Estado (la traición de los Mossos ha sido de espanto), ni el respeto al Poder Judicial, nada estaba a favor de la oligarquía separatista. ¿Qué tenían a su favor? Pues todo lo que el Régimen del 78 les había entregado por su complicidad con los gobiernos de derechas y socialdemócratas en Madrid: un funcionariado dependiente de la oligarquía catalanista, unos sectores rurales de derecha derecha, tradicional nicho de votos de CiU, con sus curas y tractores, todo un aparato mediático controlado de forma totalitaria y una juventud adoctrinada por la entrega de la educación a esa oligarquía. Y todo esto no es poco… y ya hemos visto lo que ha pasado.
Esto lo sabía la oligarquía separatista (los Roures, los Tarradellas, los Godó –grande de España- etc.). Y para ello han utilizado todo lo que tenían a mano: usar a niños como escudos humanos, amenazas a los disidentes, la dejación de los Mossos y, sobre todo, dos factores estratégicos: el victimismo y el uso de la Leyenda Negra.
Y un Gobierno torpe, corrupto y en situación terminal les ha dado lo que querían.
Primero, las imágenes de una represión absurda, un sinsentido que no tenía razón alguna para reprimir una consulta que ya se sabía que no tenía ninguna garantía democrática. Imágenes que han dado la vuelta al mundo, que apelando al sentimentalismo, hacía aparecer a pobres ciudadanos que solo querían votar, ser golpeados por la policía “venida de fuera”. ¿Pero se puede ser más imbécil, Rajoy? Váyase a casa ya, hombre, y ahórrenos más bochornos.
Es verdad, hay que decirlo, que la “gigantesca represión” tiene mucho de propaganda. Las fuerzas policiales no se han extralimitado como para que haya una condena universal. Seamos serios. Cientos de incidentes que se han saldado con dos heridos de consideración, una persona con un infarto y tres detenidos…
La maquinaria de propaganda separatista no ha dudado en manipular imágenes
Los que desde el extranjero se echan las manos a la cabeza por la “violencia” de la jornada son unos hipócritas impresentables. Basta ver cómo actúan las fuerzas policiales en países democráticos y algunos con gobiernos de izquierdas:
La Grecia de Tsypras
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Chile
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La progresista Francia
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La Venezuela bolivariana
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Alemania
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Estados Unidos
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Rusia
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Italia
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Israel
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Bélgica
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Compárense con las imágenes de Cataluña este 1 de octubre. Es evidente la exageración victimista de los independentistas y sus palmeros. Las policías actúan siempre de forma parecida en situaciones de desórdenes públicos. No es este el problema. El problema es para qué esa absurda represión…
Una vez obtenidas las imágenes para levantar el victimismo, se las une al relato de la Leyenda Negra: España es un Estado autoritario, fascista, que no respeta los derechos humanos, etc, etc. Lo ideal para que vomiten los tradicionales enemigos de España y su cultura. Fundamentalmente, el mundo anglosajón y centroeuropeo. Y da igual que la realidad lo niegue. Primero, porque un Estado autoritario hubiera activado la Constitución hace semanas intervenir las instituciones catalanes e incluso utilizar la Ley de Seguridad Nacional para decretar el estado de excepción y desplegar a las Fuerzas Armadas. Segundo, porque no hay una sola región en Europa, NINGUNA, que supere a Cataluña (y a Euskalherría) en competencias de autogobierno. Tercero, porque las leyes españolas son mucho más garantistas en muchos aspectos de derechos sociales que algunos Estados europeos que ahora pretenden dar lecciones… no es momento de sacar mierda de todos, pero los lectores saben perfectamente de lo que hablamos.
Victimismo y Leyenda Negra, esta es la victoria de los separatistas el 1 de octubre, no los resultados de un referéndum ridículo que no ha sido más que una pantomima.
Un Gobierno de incapaces y traidores
En todo Estado de Derecho, el Estado es quien tiene el monopolio de la fuerza, y si es consciente de su misión, no debe dudar en aplicarla cuando sea necesario, lo que quiere decir que nunca debe aplicarse la fuerza a menos que sea estrictamente imprescindible.
Lo que no se puede hacer es que el Estado recurra a la violencia SI HAY otras vías de solucionar el problema. Y este 1 de octubre el Estado hizo uso de la fuerza para impedir la comisión de un delito de rebelión a las decisiones de los jueces con los resultados que ya conocemos: que no se ha impedido que los líderes de la sedición contra ese Estado pudieran votar con la prensa delante y saludando a los Mossos… ¡¡¡Increíble!!! Esto nos indica que el estado surgido del Régimen del 78 está en su fase final.
Y es tal la cobardía del Gobierno que mientras los responsables del delito campaban con toda libertad, Rajoy lanzaba a las fuerzas de Seguridad contra la gente.
Es posible que llegados al día de hoy ya no le quedara más remedio al Gobierno que aplicar la fuerza (el PSOE, con menos complejos, hubiera sido más duro)… PERO ES QUE NO HABÍA QUE LLEGAR AL DÍA DE HOY EN ESTAS CONDICIONES.
Si Rajoy no fuese un incapaz rodeado de corruptos y vendepatrias podría haber aplicado hace tiempo las leyes deteniendo a Puigdemont y demás golpistas y disolviendo la Generalidad si fuera preciso. Pero Rajoy ha estado a la altura que se esperaba...
Rajoy ha demostrado que dirige a un gobierno débil, incapaz de hacer cumplir la ley y que apalea a sus ciudadanos. Un desastre.
Un Régimen acabado
El resultado del referéndum no son unos votos que valen menos que un euro de madera. Es más, si los independentistas ya votaron un 9 de noviembre de 2014 y sacaron su SI y no declararon ninguna independencia ¿para qué repetir la pantomima? No tenía ningún sentido montar el circo que el Gobierno ha montado, mandando a miles de policías contra una gente que piensa sinceramente que “todo es decidible” según la voluntad subjetiva de cada uno en cada momento…
El resultado del referéndum es que ya ha quedado claro para toda la sociedad española que su régimen político está acabado (con el resultado del peligro de balcanización del país), que el Estado no existe en algunas zonas del territorio, que las fuerzas políticas ya han lanzado el "sálvese quien pueda", que internacionalmente estamos desguarnecidos con unos aliados poco fiables y con una población desorientada sin saber qué futuro nos espera.
No hay más salida que iniciar un proceso constituyente y cambiar de régimen, iniciar un proceso de libertad política colectiva y que el pueblo español en SU CONJUNTO decida su destino. No hay más.
Por cierto, como el Jefe del Estado ni está ni se le espera… mejor que desaparezca para siempre con su señora en algún paraíso del Caribe.