Llueve en Budapest, así que eso me permite dedicarle unos minutos a darle un vistazo a la prensa internacional para hacerme una idea de lo que está ocurriendo en Cataluña. Existe inquietud en Europa. Die Welt se pregunta si es el inicio de una guerra civil en España. Los diarios ingleses no destacan excesivamente lo que ocurre en Cataluña y solamente la prensa francesa se interesa algo más de lo normal. En Italia, Il Corriere destaca que Puigdemont ha llamado a la “resistencia pacífica” y otro tanto hace Liberation. En cuanto a Le Monde, muestra en portada a jóvenes con banderas españolas. El Diario de Noticias de Lisboa apenas destaca la información sobre el gobierno español y Publico (porque el diario que fracaso en España sigue renqueando en Portugal) lo coloca en primer plano: en interior, una foto del matrimonio Puigdemont-Topor acompaña al titular: “Normalidad en Cataluña” Eso es todo. En Europa, el tema indepe preocupa muy relativamente. Otra muestra de fracaso de “mister Proper”, de su Diplocat y de que la clausura de las “embajadas catalanas” en el exterior era casi obligado: simplemente no han aportado nada a la causa indepe: es el riesgo de dar sueldos a los amigos y cuñaos para ocupar cargos para los que no están preparados...
LA INDEPENDENCIA DE LOS PALETOS
A casi 3.000 km de distancia de la patria, todo lo que leo me confirma en que la crisis catalana ha sido una tormenta en una palangana. No podía ser de otra forma. Ni había condiciones sociales para la independencia, ni la política internacional ayudaba, ni mucho menos la economía. Todo era, a fin de cuentas, el sueño de una banda de paletos que, después de 40 años de promover la provincianización de Cataluña, creyeron que eran un Estado en ciernes. Y así se entiende la tocata y fuga.
El paleto se caracteriza porque considera que su tierra es el centro del mundo y que todo gira en torno a ella. Como nadie les recordó que la Generalitat de Catalunya era un organismo colaborador en la gobernabilidad del Estado, ellos –pobres paletos- creyeron que era el embrión de un Estado. Y dieron el salto, sin red. Le deben agradecer a Rajoy que el costalazo no haya sido mayor. Ahora, los más inteligentes –que alguno queda- estudian cómo no salir descalabrados de la aventura. Las encuestas publicadas hoy no les auguran lo que se dice un éxito en las próximas elecciones. Y lo que es peor: las elecciones borran cualquier efecto que pudiera tener el 1-O y los siete años de "prucés".
RAJOY: ENEMIGO QUE HUYE, PUENTE DE PLATA
La aplicación soft del famoso 155 se basa en el axioma militar: “al enemigo que huye, puente de plata”. Rajoy lo que no quiere es una victoria que cree resentimientos, con un reguero de mártires y argumentos para una mayor victimización de la parte derrotada (porque aquí hay vencedores y vencidos y cuando uno se ha propuesto una “República Catalana Independiente” y la bandera española sigue ondeando en la cúpula del Palau de la Generalitat y, más que nunca, en las calles de Barcelona, es que ha sido derrotado en toda línea).
Lo que Rajoy no busca es “derribar el Barrio de la Rivera” –lo que hizo Felipe V tras la caída de Barcelona en 1714- para que los indepes lo conviertan en nuevo muro de las lamentaciones, sino simplemente restablecer la normalidad. De ahí su política de “apaissement” (apaciguamiento). En 1934, ver a todos los irresponsables que habían participado en la “independencia de las 10 horas”, con Companys al frente, entre rejas, fue uno de los elementos que generaron la victoria del Frente Popular en febrero de 1936. Los “mártires”, de momento, son dos cretinos integrales, mezcla de chalados y de aprovechados, que resultan insoportables hasta para sus compañeros de celda, “los dos jordis”.
¿NEGOCIACION RAJOY-GENCAT?
Luis del Pino dice que ha habido negociación bajo cuerda entre el gobierno del Estado y la gencat. No lo creo: quizás algún contacto, negociación no. La estrategia de Rajoy ha consistido en dejar pasar el tiempo, atrincherarse en una visión legalista de la crisis, impedir que el problema se “internacionalizada”, garantizándose el apoyo de la UE y el aislamiento en Europa de la gencat, golpear psicológicamente al sector más moderado con las ya casi 2.000 empresas que han abandonado Cataluña, detener a segundones para que los “primeros espadas” percibieran cuál era su futuro, no dejar impresionarse por manifestaciones en la calle ni por declaraciones dramáticas… cuando el otro sector de la sociedad se manifestaba en contra del independentismo ¡en Cataluña! y evidenciaba que no había fuerza social suficiente para alcanzar la independencia.
La política de Rajoy no era, desde luego, la que querían ver “unionistas”, “españolistas” y/o “extrema-derecha”, pero, de momento, ha ido desmantelando sistemáticamente las posiciones indepes hasta el punto de que puede decirse que el doble salto mortal sin red realizado por Puigdemont-Junqueras, en realidad, ha tenido en Rajoy al más preocupado de que no se rompieran la crisma y de recogerlos en brazos antes de que se estrellaran en el frío suelo. Rajoy ha evitado desarzonar el intento separata colocando un cañón delante del Palau de la Generalitt, como ocurrió en octubre de 1934. Pero quienes estaban dentro han huido igualmente por las alcantarillas.
LAS NACIONES SE CONSTRUYEN A SANGRE Y FUEGO
Hay muchas razones por las que Cataluña, no ha sido, ni será nunca independiente. La primera de todas es que, aquí y ahora, no hay ni un solo independentistas dispuesto a morir por su causa. Desgañitarse gritando y llorando, realizando cinco minutos de caceroladas, quizás, mas no. El pequeño dato que se les escapaba a los armadores de la empresa, era que las naciones, todas, siempre, se forman y se independizan sobre ríos de sangre. No es retórica: es realidad. En las únicas donde han existido adioses tranquilos es en donde las partes nunca habían tenido conciencia histórica de ser una nación (Checoslovaquia).
Y nadie está dispuesto a morir por la “República Catalana Independiente”… en cambio, a toque de corneta, los banderines de enganche para formar freikorps contra la secesión de la gencat, registraría llenos absolutos, no sólo en el resto del Estado sino también en la propia Cataluña. Esa es la pequeña diferencia entre el nacionalismo español (que sigue siendo combativo, esa “bestia” dormida durante décadas y que la aventura de la gencat ha despertado involuntariamente) y los indepes que querían “una revolución de las sonrisas” y una independencia “high quality” con un esfuerzo “low cost”.
Decía Ezra Pound que quien no tiene valor para luchar por sus ideas, o sus ideas no valen nada o él no vale nada. Parafraseándolo podemos decir que aquella nación por la que nadie está dispuesto a dar la vida o no es una nación, o sus “nacionalistas” no valen nada, o ambas cosas. Los que siempre -desde pequeñitos- hemos despreciado al nacionalismo catalán por su cobardía intrínseca, teníamos razón.
NACIONALISMO CATALÁN: NUEVA RUTA O DESAPARICIÓN
A nadie con dos dedos de frente se le escapa que este fracaso (fracaso en diferido, fracaso por partes, fracaso a plazos) de la gencat alterará profundamente el nacionalismo catalán. Lo primero sobre lo que deberían reflexionar es que a partir de aquí se inicia una nueva ruta: ya se ha demostrado que la independencia es imposible, a partir de aquí, o rectifican su programa o van a perder inevitablemente clientela y, lo que es peor, se van a convertir en arcaísmos fuera de la historia. ¿Qué sentido tiene un “nacionalista” cuya “nación” nunca puede alcanzar la independencia sino ser, simplemente, un proyecto frustrado y un ideal inalcanzable? Sin olvidar, claro está, que el día en que el nacionalismo pierda el control de la Generalitat de Catalunya, se redimensionará a su tamaño real: sin subsidios, sin subvenciones, sin 3%, sin el control sobre los medios de comunicación, sin clientelismos posibles…
El futuro del nacionalismo en la época de la globalización es muy negro, pero si a esto se le une un fracaso histórico de la magnitud del actual (acompañado de ribetes sainetescos, cobardía, bochorno y engaño a la propia parroquia), cabe preguntarse si el nacionalismo tiene algún futuro más allá de reciclarse como partidos regionalistas que pongan cierto énfasis en lo regional y poco más.
EL PROBLEMA DEL ADOCTRINAMIENTO NACIONALISTA
A muchos “unionistas” les ha preocupado que Rajoy no pusiera especial énfasis en actuar sobre los dos principales puntales de los indepes en estos momentos: a educación y los medios de comunicación de la gencat. Los funcionarios de los segundos han “amenazado” con no respetar las reglas que les vengan impuestas… Bueno, TV3% tiene apenas un 13% de cuota de audiencia en Cataluña, lo que quiere decir que la oyen "convencidos” (conozco indepes que han hecho voto de ver solamente TV3%...) y con pérdida progresiva de audiencia… así que ¿para qué dar importancia a algo que es pura anécdota?
Lo de la educación es mucho más grave. Desde quince días antes de que se anunciara la aplicación del 155, los sectores nacionalistas menos radicalizados habían iniciado una campaña (especialmente en pueblos) “La escuela catalana no se toca”… Es significativo. Más significativo todavía es que partidos como CUP tienen una mayoría de cuadros que son maestros en la escuela pública... En este terreno, Rajoy ha intentado de nuevo no tocar un punto sensible para evitar que el animalico herido, la gencat, se revolviera en su agonía: pero dudo que se le haya escapado que si ha existido en 2017 un absurdo proceso soberanista, ha sido después de 20 años de “inmersión lingüística” y de casi cuarenta años de “historia de ficción” y adoctrinamiento en las escuelas catalanas.
¿Que la gencat nacionalista no quiere que se toque la escuela catalan? ¿Qué no quiere lo que sería normal, esto es que cada familia elija la lengua en la que quiere que se eduque a sus hijos? Bien… eso lo único que implicaría es que el Estado debería crear en Cataluña una red de escuelas paralelas con un programa de estudios propio y enseñantes propios. ¿Se atreverá el Estado a tomar una medida así? De momento, no se lo ha planteado nadie, pero resulta evidente que una de las consecuencias de esta crisis es que todas las partes se han quitado las caretas: ahora ya está claro el adoctrinamiento operado en las escuelas de la gencat y el que en lugar de “ciudadanos del Estado”, lo que han intentado ha sido crear “ciudadanos de la república catalana independiente”. Ahora hace falta partir de cero en este terreno: seleccionar profesorado, elaborar planes de estudios y, sobre todo, articular una escuela eficiente desde el punto de vista pedagógico (que la actual escuela de la gencat dista mucho de ser).
Y, posiblemente, también la crisis indepe haya servido para algo: para abrir los ojos a los ciudadanos, recordarles que la escuela española está en crisis y que hace falta reconstruirla. Quizás, el punto de arranque de esa reconstrucción sea Cataluña en donde se trata de partir de cero con nuevos conceptos pedagógicos y nuevos programas de formación.
EL TRISTÍSIMO PAPEL DE LA IGLESIA CATALANA
Uno de los elementos más risibles de esta crisis indepe ha sido el papel jugado por la Iglesia “catalana”. Desde los medios indepes se ha llegado a exigir que la elección de obispos se realice por votación popular de los fieles… Las banderas indepes han colgado de los campanarios y se han producido declaraciones de obispos más independentistas que las de los más radicales de la CUP. El problema es que la Iglesia catalana no etá en su mejor momento pastoral: el seminario de Vich que hace 100 años tenía un millar de alumnos, está desierto. Montserrat es un centro turístico, no el “centro de la espiritualidad catalana”, hay más fieles en las mezquitas que en las Iglesias católicas...
Vale la pena recordar que el nacionalismo logró sobrevivir durante el franquismo, travestido de regionalismo, en las sacristías (el propio Pujol es un producto de esa ambiente), el problema es que la Iglesia catalana es hasta tal punto débil en este momento que ya no está en condiciones de recoger y reavivar lo que quede del nacionalismo después de que esta crisis quede finiquitada. No habrá un grupo Cristians Catalunya, como durante el franquismo, para acoger los restos del inevitable hundimiento nacionalista, ni cientos de agrupaciones de boy-scouts parroquiales para seguir el adoctrinamiento…
EL DÍA 21 VOTAMOS ¿A FAVOR DE…? ¡NO! ¡CONTRA EL INDEPENDENTISMO…!
Habrá elecciones autonómicas anticipadas, que nadie lo dude. Contrariamente a lo que algunos creen, luego ya nada será igual. Los indepes llevan lustros dando la tabarra con su tema obsesivo y monotemático. Cansan y aburren. La “independencia” de una región es algo que ha quedado muy atrás en la historia. Ya no responde a la realidad del siglo XX: la forma en que se hizo la transición, el bipartidismo imperfecto, que hacía imprescindible el concurso de “los catalanes” en la gobernabilidad el Estado a cambio de manos libres e impunidad… todo eso, ha terminado. Sólo hace falta que el electorado lo vaya comprendiendo. No será cuestión de un día o de una legislatura, pero la historia siempre avanza.
De la misma forma que los feudos han quedado atrás, la época de los nacionalismos también está superada.
No es raro que los independentistas no crean en esta realidad, porque, como el paleto de pueblo, no atienden a más argumentos que los que se dirimen en las sobremesas del “casino” mientras juegan al dominó, ni su horizonte es más amplio que el que puede divisarse desde su pequeño campanario aldeano. Pero la grandeza del océano existe, aunque la rana de la charca jamás pueda entreverla.
Ernest Milá