Elespiadigital | Domingo 25 de febrero de 2018
Es sabido que la Orden del Temple nació a la sombra del Císter y uno de los exponentes más claros de este movimiento monástico fue Bernardo de Claraval, bajo cuyo influjo fue elaborada la primera norma de vida templaria. A Bernardo de Claraval se le atribuye paradójicamente uno de los esfuerzos más rotundos por feminizar la espiritualidad cristiana medieval, pero al mismo tiempo el abad cisterciense no dudaba en mostrar de forma descarnada cuán vil era la condición femenina en su esencia original.
José Alberto Cepas Palanca
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