La delirante trama de la supuesta injerencia rusa en el proceso independentista catalán ha entrado en la agenda del Parlamento Europeo como una “preocupante evidencia”, en paralelo a las nuevas revelaciones periodísticas y las investigaciones de los servicios secretos occidentales sobre la estrategia de «guerras híbridas» impulsada por Moscú para desestabilizar las democracias. La cantinela de siempre de los sospechosos habituales.
Dedicado a Nicolás de Pedro, David Alandete, Mira Milosevic, Xabier Colás, María Sahuquillo, Federico J. Losantos y demás vendepatrias y palanganeros de la OTAN
La delirante trama de la supuesta injerencia rusa en el proceso independentista catalán ha entrado en la agenda del Parlamento Europeo como una “preocupante evidencia”, en paralelo a las nuevas revelaciones periodísticas y las investigaciones de los servicios secretos occidentales sobre la estrategia de «guerras híbridas» impulsada por Moscú para desestabilizar las democracias. La cantinela de siempre de los sospechosos habituales.
Así lo recoge un informe de la comisión creada para analizar las campañas de desinformación y la injerencia extranjera en la Unión Europea (INGE), que ha sido de nuevo presentado como ponente por la eurodiputada letona Sandra Kalniete (una sicaria furiosamente antirusa) después de más de un año de trabajo. Realmente, es la misma pieza de propaganda de siempre sin que se añada nada significativo para sostener el cuento. Se limita a advertir del riesgo que suponen los contactos entre dirigentes independentistas catalanes y oficiales rusos y pide, por tanto, “reclama que sean investigados a fondo”. Dicho para que el lector lo entienda: que hay que seguir “investigando” para poder seguir dando la matraca con esta historieta montada por el aparato de propaganda de la OTAN en su guerra mediática contra Rusia.
El informe de esta comisión especial, paso previo a una propuesta resolución que deberá votar la Eurocámara (otra más… mientras siguen cobrando nóminas de escándalo) y que fijará el rumbo de la política europea en esta materia, considera evidente la «interferencia y la manipulación en las redes» de Rusia en «muchas democracias de todo el mundo» y sus procesos electorales, «incluyendo el referéndum del Brexit británico, las elecciones presidenciales en Francia y Estados Unidos». Es impresionante lo de estas bandas de las castas privilegiadas: mienten y mienten. Se les pilla… ¡Y siguen mintiendo como si nada!
El documento de conclusiones, que ahora debe ser sometido a las enmiendas de los eurogrupos, refuerza y da contenido a la petición que hizo el pleno del Eurocámara, el pasado 16 de septiembre, para que se investigaran los lazos del independentismo y los servicios secretos rusos, después de que el New York Times sacara un publirreportaje “fake” con los presuntos contactos de Josep Lluís Alay, ex jefe de gabinete de Carles Puigdemont, con supuestos “mandos de los servicios secretos rusos” que no eran tales, funcionarios vinculados a las llamadas «guerras híbridas» que no eran tales y conocidos miembros del crimen organizado que no eran rusos, buscando socorro político y financiero para el procés.
Comentario: Ver Las conexiones del separatismo catalán con los capos mafiosos del Este que la propaganda occidental define falsamente como “rusos”
Citando a informes de la inteligencia occidental (léase, fabricados), el diario norteamericano sostiene que Alay, quien está imputado por malversación, viajó a Moscú en 2019 y 2020, junto al empresario ruso Alexander Dmitrenko, para buscar un «salvavidas político» y financiero para el procés.
De todo esto ya hemos escrito bastante y desmontado una por una las mamarrachadas de estas bandas de vividores a costa de lo que nos roban a los ciudadanos europeos. No merece la pena. La única novedad reseñable es el reportaje publicado por El Confidencial con entrevista al gran protagonista de esos “encuentros” en Moscú, el empresario ruso, radicado en Cataluña desde hace muchos años, Alexander Dmitrenko.
Lo primero que hubiera hecho una prensa seria y rigurosa sería contactar con Dmitrenko, que vive en Cataluña, y que contara lo que sabe. No deja de ser curioso que haya habido que esperar tres años para que escucháramos la versión de este empresario que reside en Cataluña y ha sido utilizado para intentar conseguir contactos en Rusia. Lo que expone el reportaje es de tal sentido común, que a poco que se reflexione, deja en evidente ridículo a todos los que han venido sosteniendo la supuesta injerencia rusa en Cataluña. Lo único que se va demostrando es la bajeza moral y el nivel de delirium tremens de los lacayos de los sospechosos habituales. Vayamos a brillante trabajo publicado en El Confidencia y firmado por A. Fernández.
Así fueron los viajes del hombre de Carles Puigdemont a Moscú para buscar aliados
A. Fernández
En febrero de 2018, el jefe de la oficina del expresidente Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, aterrizaba en Moscú en compañía de Alexander Dimitrenko, un empresario ruso afincado en Barcelona y al que él consideraba un hombre clave para que le abriese puertas en Rusia. Los altos contactos de Dimitrenko con algunas instancias hacían prever que podría lograr éxito en conseguir apoyos internacionales para la independencia de Cataluña.
El interés de Alay era contactar con Evgeni Primakov, periodista relacionado con el diario ‘Pravda’
Comentario: nada que ver con su abuelo, el ministro Primakov, influyente en la antigua URSS y gobiernos de Yeltsin. Su nieto tampoco tiene nada que ver con el diario comunista Pravda y si con medios más bien liberales.
Alay le propuso una entrevista presencial con Puigdemont y Primakov luego le envió una reportera del segundo canal ruso a hacer una entrevista al ya 'expresident'. Esto fue la reunión con Primakov: para atar la entrevista en Bruselas. Primakov también es un personaje emblemático, puesto que su abuelo había sido ministro de Asuntos Exteriores y jefe del servicio de Inteligencia exterior, el SVR. En el móvil de Alay, la Guardia Civil encontró información sobre ese servicio: un documento que señala que es “parte integral de las fuerzas de seguridad y se diseñó para proteger la seguridad de las personas, la sociedad y el Estado de amenazas exteriores”.
Comentario: Es un copia y pega de la página web, accesible a cualquier persona del mundo mundial. Compruébelo el lector en http://svr.gov.ru/
En ese documento, se detallan las actividades de inteligencia que realiza ese servicio. “Mientras se llevan a cabo actividades de inteligencia, el SVR puede hacer uso de métodos y medios encubiertos o clandestinos que no pongan en peligro vidas humanas, la salud y el medio ambiente”, dice el documento en poder de Alay. En el mismo texto, redactado en catalán, se indica que las actividades del servicio contribuirían a la toma de decisiones “en los campos político, económico, militar, estratégico, científico, tecnológico y medioambiental”.
En junio de 2020, Primakov fue nombrado director de Rossotrudnichestvo, la oficina de relaciones internacionales del Kremlin
Comentario: Realmente Rossotrudnichestvo es una agencia federal autónoma del gobierno de Rusia bajo la jurisdicción del Ministerio de Asuntos Exteriores. Es una agencia dedicada a expandir la cultura rusa y responsable de las Casas de Rusia en 52 «centros de ciencia y cultura» y 26 representaciones por todo el mundo. Entre sus funciones, la agencia busca colaborar con ciudadanos rusos en el extranjero, difundir la enseñanza del idioma ruso, buscar cooperación entre establecimientos educativos y realización de eventos públicos, entre otros.
lo que Alay comunica a Carles Puigdemont y al abogado de este, Gonzalo Boye, como una gran noticia. “Algunos dicen que tiene más poder que el ministro de Asuntos Exteriores”, se atreve a decir Alay a Boye en septiembre del año pasado
Comentario: el delirio y la fanfarronería de los dirigentes separatistas llevaba a esto.
A Puigdemont le escribe un mensaje: “Una buena noticia de Moscú. El presidente ha nombrado al diputado Evgeni Primakov (y director del programa de TV que te entrevistó) como director de la Agencia Federal Rossotrudnischestvo, que depende de Exteriores y que se dedica a promover la presencia de Rusia en el mundo”. Semanas más tarde, le comenta al abogado Boye: “Necesitábamos oxígeno con Moscú. Cuando haya vuelos, vamos”. En ese momento, los viajes estaban limitados por culpa de la pandemia.
Reunión con Lukyanov y Sumin
En ese viaje, Alay mantuvo una reunión con dos supuestos agentes de los servicios secretos: Artyom Lukyanov y Sergei Sumin. En realidad, el primero es el hijo adoptivo de Vladislav Surkov, un exasesor de Vladimir Putin
Comentario: hasta 2011, cuando dejó sus cargos y pasó a la empresa privada.
Artyom es también socio de Dimitrenko en la empresa AA Plus, con sede en Londres, dedicada al recobro de deudas. Debido a que es considerado una persona que podría ser objeto de atentado, lleva siempre un guardaespaldas: Sergei Sumin, excoronel del FSB.
Comentario: Resumiendo, los dos supuestos “espías” son un socio empresarial de Dimitrenko y su guardaespaldas.
Fue Dimitrenko quien pagó de su bolsillo una cena para los cuatro. “Fue una cortesía. A Alay no le interesaba para nada mi socio Artyom. Pero estaba más interesado en el guardaespaldas. Además, Sergei es un tío superamable y culto. Lo conozco porque viaja siempre con mi socio. Es interesante hablar de política con él y se nota que conoce el tema a fondo. Sé que estuvo destinado en varios conflictos internacionales y tiene historias interesantísimas. En cuanto hablas con él, ya te das cuenta de que es exmilitar, es obvio. Yo tuve con él conversaciones sobre mi abuelo, porque mi bisabuelo era uno de los que transportaron en avión a los niños de la guerra de España, y él conoce muchas historias”.
Según 'The New York Times', citando un informe de la UE, Alay se vio también con Oleg Syromolotov, uno de los directivos de los servicios secretos rusos. “Lo que no entiendo es que el 'New York Times' saque que tuvo un encuentro con el jefe de los servicios secretos. Yo estuve con él todo el tiempo en Moscú y no existió esa reunión. ¿Es posible que se hubiese escapado y hubiese tenido esa reunión? Es muy poco probable. Yo, sinceramente, no lo veo factible por los 'timmings' que teníamos. Era imposible”.
Comentario: El “zasca” de Dimitrenko al reportaje fake del New York Times es antológico. Ver: Injerencia rusa en Cataluña: "Publirreportaje del NYT posiblemente pagado desde Europa" .
En aquel momento, además, Syromolotov era viceministro de Asuntos Exteriores, aunque sí es cierto que había sido el jefe de contrainteligencia de los servicios secretos. “Pero es imposible que yo no lo viera, porque siempre estuve con Alay. Además, si conoces Moscú, sabes que es muy difícil programar muchas reuniones en un día, porque es muy grande y tardas hora u hora y media en llegar de un lado a otro. No había tiempo material para hacer esa reunión”, insiste Dimitrenko.
“Una revolución sin sangre no es revolución”
La historia de espías se sustenta también en el hecho de que Lukyanov y Sumin igualmente viajaron a Barcelona en plena efervescencia del ‘procés’. “En cierta ocasión, cuando saqué el tema de Cataluña, Sergei me respondió: ‘Estos revolucionarios divaneros, que quieren hacer la revolución sin levantar el culo del sofá’. Esa es la percepción en Rusia de estos asuntos, que tanto le importan a Alay. Lo siento, pero Rusia no lo entiende. Sergei me dijo sobre Cataluña: ‘¿Qué revolución quieren montar con las sonrisas? ¡No han visto revoluciones estos! Una revolución sin sangre no es revolución. Artyom y Sergei vinieron a Cataluña cuando estaba Via Laietana cortada. Su hotel estaba precisamente en esa calle. Los dos vieron desde el hotel toda la manifestación y Sergei estaba emocionado pensando que estaba ‘pasando algo’. Pero luego, nada. Lo que trascendió, sin embargo, es que desde fuera eso se ve como que un espía o exespía ha venido aquí, a Barcelona. Y la verdad es que el supuesto espía es un señor que escolta a Artyom”, relata Dimitrenko.
Comentario: Lo de revolucionarios divaneros (referido al diván de los psicoanalistas) es la mejor aportación de Rusia para entender a los separatistas catalanes.
Los informes de la Inteligencia europea —y española, por extensión— hablan de que una unidad especializada rusa, denominada Unidad 29155, relacionada con intentos de golpes de Estado y de asesinatos en medio mundo, se desplazó a Barcelona en septiembre de 2017 para asistir a la celebración del referéndum de independencia y supervisar la situación política. Pero poco se sabe de esas incursiones: ha trascendido que Sergei Fedotov (alias de Denis Serguéyev) viajó a Cataluña en noviembre de 2016 y en septiembre de 2017. Y que este agente, junto con Sergei Pavlov y Alexander Mishkin (alias Alexander Petrov), intervino en varias operaciones de desestabilización, como el intento de envenenamiento del traficante de armas búlgaro Emilian Gebrev y operaciones encubiertas en Montenegro y Moldavia. Pero no hay constancia de que el hombre de Puigdemont se hubiese acercado a ninguno de ellos. Es más: según Dimitrenko, “no existe constancia de que Alay se hubiese visto con ningún miembro en activo de los servicios secretos”.
Comentario: Todo esto ya ha sido contestado en innumerables artículos. No merece perder más el tiempo con esta monserga fabricada por los servicios de la OTAN. Ver: Tras el éxito de las elecciones rusas, Occidente vomita todo su veneno. Moscú tacha de barbaridad el informe sobre la injerencia en Cataluña.
Un debate en Moscú
En otoño de 2018, Alay y Dimitrenko volvieron a Moscú. El empresario ruso trabajaba también como traductor para la Mgimo University, la 'top' rusa en materia de relaciones internacionales. En esa institución da clases de dicha materia Andrei Bezrukov, un exespía arrestado en Estados Unidos junto a su esposa, Elena Vavilova, que serían canjeados por la también espía Ana Chapman en 2008. La historia del matrimonio espía en los Estados Unidos inspiró la serie ‘The Americans’. Los buenos oficios de Dimitrenko metieron a Alay en una mesa redonda donde intervenían Berzukov y otros expertos en relaciones internacionales y en conflictos, el círculo que le interesaba al hombre de confianza de Puigdemont.
Pero el resultado del viaje no fue el esperado. “Nos vimos con toda esta gente y fue un desastre para Alay. Él me dijo que quería hablar de conflictología. Yo lo ayudé porque no parecía una persona radical, un tío extremista, no parecía llevar ninguna maldad. Le dije que a Moscú no podía ir a hablar de separatismo porque ese es uno de los dolores más grandes de Rusia. Después de Chechenia, no puedes ir a explicarles el conflicto catalán. Le dije que si quería hablar de separatismo en Rusia, que no fuese, porque es no entender la política de Rusia. Nosotros mismos en Rusia no hablamos de Chechenia porque está mal visto. Es un tema tabú, que todo el mundo quiere olvidar. Pero como experto del tema de conflictología, me dijo que iba a hablar de Cachemira, del Tibet, de otras cosas y, obviamente, del tema catalán. En esta ponencia, lo pusieron a parir”, explica Dimitrenko a El Confidencial.
Al dirigente independentista le dijeron sus colegas de debate que el problema de Cataluña es un “problema de regionalismo”, el mismo que tiene también Rusia con algunos territorios. “Le dijeron que Cataluña se olvide de revoluciones, que a Rusia no le interesa Cataluña para nada”, subraya Dimitrenko.
“Al terminar aquel debate, se quedó hablando con Berzukov y quedaron para tomar un café con Evgeni Primakov”, recuerda Dimitrenko. “La esposa de Berzukov, Elena Vavilova, escribió posteriormente un libro que Alay se encargó de traducir al español y al catalán, con ayuda de Dimitrenko. Su edición en España fue encargada a la empresa Símbol Editors, propiedad de Jaume Ciurana, ex alto cargo de Convergència, exconcejal de CiU en Barcelona y expresidente del grupo convergente en la Diputación de Barcelona. En agosto de 2020, se llegó a abonar a Vavilova una factura de 1.000 euros como adelanto de los derechos de publicación. Lo que sí sé es que Alay movió hilos e hizo que TV3 entrevistase a Bavilova en Moscú”, recuerda Dimitrenko. La intención era negociar también los derechos del libro para ser editado por Pinguin en otros países.
Solo un aliado en Moscú
¿Quién pagó los viajes de Alay y Dimitrenko a Moscú? “Yo no sé quién pagó los viajes de Alay —asegura Dimitrenko—. Yo pagué mi viaje y allí me alojé en casa de amigos, por lo que apenas gasté dinero. Él se alojó en un hotel céntrico, cerca de la Plaza Roja, donde los hoteles suelen costar unos 500 euros la noche. Y para gastos, a él le vi un sobre de la Generalitat lleno de dinero en metálico, de rublos. No sé si era del Govern o no. Eso no es lo usual, porque normalmente llevas euros y cambias allí porque te ahorras un buen porcentaje. Pero puedo asegurar que fuimos en el mismo avión y él no cambió dinero al llegar”.
El empresario reconoce que el movimiento independentista catalán no tiene muchos seguidores en Rusia. “El único apoyo que tuvo el independentismo en Moscú fue del de Zhirinovsky, que organizó una protesta frente a la embajada de España con el lema ‘Las manos fuera de Cataluña’, en la que estaba solo un puñado de personas. Pero ese señor siempre busca lo que es controvertido. Es como un 'showman”. Se refiere a Vladimir Zhirinovsky, líder del Partido Liberal Democrático, una formación de la que el fiscal anticorrupción español, José Grinda, dijo: “El crimen organizado en la Federación rusa se convierte en parte de la estructura de poder político, siendo especialmente manifiesto en el Partido Liberal Democrático de Vladímir Zhirinovski. Los criminales eran elegidos diputados al Parlamento ruso por el Partido Liberal y podían ampararse en su inmunidad parlamentaria, impidiendo la actuación de la policía y Justicia rusas. El último ejemplo de esta táctica podría haber sido el de Lugovói". Este último es el espía que presuntamente asesinó por envenenamiento a Alexander Litvinenko.
La embajada rusa dinamitó un convenio de la Generalitat para no irritar a España
El Govern tenía casi atado un convenio con el consorcio ruso Skolkovo, que viene a ser como el Silicon Valley de la Europa del Este, pero el Ejecutivo de Putin lo tumbó para no enemistarse con España.
Comentario: Lo que demuestra que el Kremlin valora más sus relaciones con España que los delirios de los separatistas catalanes y así lo ha expresado en diferentes declaraciones públicas. Esto ya no es una declaración, sino un hecho fáctico.
Los contactos para ese acuerdo, copiado del que la Generalitat tiene con el polo tecnológico de Estados Unidos, fueron proporcionados por el empresario ruso afincado en Barcelona Alexander Dimitrenko, al que Josep Lluís Alay, mano derecha de Carles Puigdemont, consideraba “nuestro hombre en Moscú”.
Comentario: Es curioso. Si el acuerdo es con Sillicon Valley no levanta ninguna “sospecha” de injerencia norteamericana en el proceso catalán. A buen entendedor…
Cuando ya estaba confeccionado el memorial de entendimiento (MoU) entre la Fundación Skolkovo y la Generalitat, la embajada rusa llamó a Dimitrenko a capítulo. “Recibí una llamada del primer secretario de la embajada de Rusia en Madrid, que me dijo que Skolkovo es una entidad gubernamental y querían saber qué se estaba haciendo, porque le había llegado un comunicado de Skolkovo sobre el proyecto. Me pidió más detalles y le expliqué el memorándum”, relata Alexander Dimitrenko a El Confidencial. Un mes más tarde, recibió una nueva llamada del mismo funcionario. “Me citó a una comida en Madrid. Comimos en un hotel cerca de la embajada y me dijo que lamentaba comunicarme que tenían que parar el proyecto. La explicación era que existía la preocupación de que la operación no se iba a percibir bien desde el Gobierno de España. Y me llegó a decir que podía interpretarse como interferencia rusa en temas de Estado”.
Comentario: Lo importante de las declaraciones de Dimitrenko es que están llenas de sentido común y son contrastables. Nada que ver con las historietas fake montadas por los lacayos de la OTAN.
El memorándum recoge que Skolkovo tiene el mandato del Gobierno ruso de impulsar “una cultura emprendedora que se focaliza en cinco áreas de crecimiento potencial, como son la eficiencia energética, las tecnologías digitales avanzadas, la biomedicina, las tecnologías nucleares y las tecnologías espaciales”. Se explica en ese protocolo, además, que la ciudad de Skolkovo es “líder nacional en promoción de innovación y ahí tienen su representación las mayores compañías tecnológicas del mundo”.
El documento cita al artículo 195 del Estatuto de Autonomía para asumir que el Gobierno catalán podía firmar ese convenio: se trataba de que Rusia fomentase un programa en común en “tecnologías digitales avanzadas, tecnologías cuánticas, cultura aplicada a la innovación digital y tecnológica y tecnologías digitales aplicadas a la energía, el medio ambiente, la biotecnología y las ciencias de la vida”. La intención era intercambiar información y compartir experiencias y conocimientos en esos campos. Para coordinar esfuerzos, la Fundación Skolkovo ya tenía en marcha la constitución de una delegación en Cataluña “con el objetivo de garantizar una mayor agilidad, interlocución y ejecución de los acuerdos definidos con la Generalitat”.
La posibilidad de que sectores estratégicos pudieran tener participación de entes gubernamentales extranjeros sin que el propio Gobierno central los tuviese controlados encendía las alarmas en Madrid. Por otro lado, un aliado como Rusia no era una cuestión baladí: el Ejecutivo tenía motivos para desconfiar del proyecto con un socio de esta naturaleza, después de que durante los últimos años se acusase a la potencia del Este de estar detrás de algunos intentos de desestabilización en Europa e incluso de prestar apoyo solapado al proceso independentista catalán. Los temores de la embajada de Rusia no iban desencaminados.
Comentario: Y los rusos actuaron en consecuencia parando el proyecto. Aun así, la monserga de la “injerencia rusa” sigue presente. Se ve que da buenos beneficios a personajes oscuros...
Puigneró movió los hilos
Quien había movido los hilos para ese convenio, que debía firmarse a finales de 2018, fue el entonces consejero de Políticas Digitales (y hoy vicepresidente del Govern), Jordi Puigneró. “Mi especialidad es trabajar en el campo de las empresas y el emprendimiento. Yo era amigo de un colaborador muy cercano de Puigneró y me pidió si les podía ayudar, puesto que tenían convenios con otros entes similares, pero no con ninguno ruso. Entonces, me fui a Moscú y contacté con Arkadi Dvorkovich, presidente de Skolkovo, que se mostró interesado en el tema. En Rusia, trabajar con Barcelona es un sueño, porque consideran esta ciudad el sitio ideal para montar un centro de investigación, tanto por el clima como por las comunicaciones. El presidente de Skolkovo vio enseguida el potencial que tenía”, señala Alexander Dimitrenko.
Hasta ese momento, Skolkovo solo tenía una sede en el exterior: Singapur. Barcelona, por su parte, lo tenía fácil para llegar a un acuerdo. “Cogimos el documento de Silicon Valley, cambiamos la cabecera y lo aplicamos a Skolkovo. Casualmente, ese momento coincidía con la puesta en marcha del programa espacial del Gobierno de Cataluña y desde la Generalitat se vio claro que podían tener acceso a ayuda de Rusia”, añade el empresario.
Dimitrenko puso su empeño en crear una plataforma ruso-catalana de ‘startups’ a través de su empresa Catrus. “Además, la Generalitat quería pactar con Barcelona Tech City para que nos dejasen allí un despacho. Yo mismo fui a hablar con el director de la Tech City para Skolkovo. Con esa puerta, si tú eres una ‘startup’ catalana y quieres entrar en Rusia, tendrías cinco años sin impuestos y la tarjeta de residencia automática. De lo que se quejaba la Generalitat era de que aquí no podíamos ofrecer lo mismo, porque depende de Madrid, y yo incluso pregunté a Skolkovo si quería ir a Madrid, pero me dijeron que no, que querían Barcelona”.
Barcelona Tech City, reconvertida en junio pasado en Tech Barcelona, es una asociación privada creada en 2013 y considerada la voz de referencia de los emprendedores de la capital catalana. Está presidida por Miguel Vicente, uno de los fundadores de Wallapop y presidente del fondo Antai Venture Building.
En Rusia, Skolkovo tiene su propia ciudad tecnológica, con su código postal, y es una zona económica especial. “Al primer secretario de la embajada, que ya no está en España, le transmití que esto no era política, sino que aquí se implicaban empresarios jóvenes y ‘startups’ y que hay un acuerdo similar con Silicon Valley. Le pregunté por qué los empresarios americanos podían venir y los rusos, que ya están aquí, no pueden aprovecharlo, ya que tenemos 160.000 rusos afincados en Cataluña y pueden verse beneficiados. Pero la contestación fue que no se podía hablar con Madrid planteando que esto era viable”.
Comentario: Es decir, el gobierno ruso decidió parar un proyecto que le beneficiaba para no dar la impresión de que colaboraba con el entramado separatista. Si la intención hubiese sido la “injerencia” y desestabilizar, con esta propuesta lo hubieran tenido más fácil. Por otro lado, se demuestra que la intención de Skolkovo era puramente comercial.
Tras las interferencias de la embajada rusa, Dimitrenko entró en contacto con Josep Lluís Alay a través de una persona que conocía en Presidencia de la Generalitat y que le dijo que quizá le podría ayudar en la materialización del proyecto Skolkovo. No fue posible, pero ahí trabó amistad con el jefe de la Oficina del 'expresident' Carles Puigdemont, que llegó a definirlo como “nuestro hombre en Moscú”, la persona que debía abrir las puertas de Rusia al independentismo catalán.
Apenas dos años después, Dimitrenko era nombrado ‘embajador’ de la Cámara de Comercio de Barcelona en Moscú, para alumbrar convenios entre instituciones. La entidad estaba ya presidida por el independentista Joan Canadell, a quien Alay presionó para que designase a Dimitrenko como representante de la institución en Moscú. “Su trabajo con el tema energético es estratégico”, le dijo Alay a Canadell en un mensaje el 13 de julio del año pasado. Días más tarde, el ruso era nombrado oficialmente ‘embajador’.
Comentario: Entiéndase bien. Es la Generalidad la que nombra a Dimitrenko “embajador”, no los rusos, que son ajenos a toda esta maniobra.
De muy amigos a hostiles
“Yo siempre he trabajado en el ámbito de la empresa, jamás en otros ámbitos. Actualmente, sigo trabajando para la Cámara y recientemente hemos firmado un convenio de colaboración con la Cámara de Comercio de San Petersburgo”, señala Dimitrenko a este diario.
Por el camino, no obstante, ha quedado su relación con Alay. Tras hacerse público a primeros del pasado mes de septiembre que Alay había intentado utilizar a Dimitrenko para abrirse puertas en el Kremlin, el alto cargo del Govern no le cogió más el teléfono.
Comentario: Muy típico de las lealtades interesadas de los separatistas catalanes. Visto el comportamiento, casi habría que afirmar que lo que ha habido es una injerencia catalana en los asuntos de Rusia, que podían afectar a las relaciones diplomáticas con España. Es patético… Ver: La auténtica injerencia: Los eurodiputados separatistas catalanes votan a favor de una infame resolución del Europarlamento contra Rusia
Las acusaciones de que podía ser un espía cayeron como una bomba en la cúpula independentista, que decidió dar la callada por respuesta. Es más: Alay se mostró dispuesto a comparecer en el Parlament para dar explicaciones, pero ERC, JxCAT y la CUP vetaron su presencia. A Dimitrenko, no le cogió más el teléfono. “Han pasado de ser muy amigos a ser hostiles”, se queja el empresario.
Comentario: ¿A qué temían los partidos separatistas para evitar que el Sr. Dimitrenko hablara en el Parlament? ¿A qué se supiera la verdad y que todo fue un delirio y un montaje aprovechado por los palanganeros de la OTAN?
A ese miedo en el independentismo contribuye el hecho de que en otoño de 2020 a Dimitrenko se le denegó la nacionalidad española, a pesar de que lleva la mitad de su vida en Cataluña y tiene sus empresas en la comunidad. “En agosto del año pasado, dos chicas del CNI entrevistaron a mi socia [Tania Cazalis, con la que tiene una compañía de venta de yates] en la Delegación del Gobierno en Barcelona. Le dije que les comunicase que quería hablar con ellos, que les explicaría lo que quisieran. Pero no interesó. Y lo mismo con la Guardia Civil. No interesa. Y el 20 de octubre siguiente, me llegó la denegación de nacionalidad. Y, por si fuera poco, una carta del Ministerio de Justicia diciendo que soy espía y mafioso. Sin embargo, a mí, nadie me ha tomado declaración todavía”.
Comentario: Esto si que es de traca y muestra lo que es el régimen español. Mandan a los Anacletos a coaccionar el entorno de Dimitrenko. Él se ofrece VOLUNTARIAMENTE a contarle todo al CNI ¡Y este se niega! ¡¡Y el servicio de información de la Guardia Civil, que está “investigando la injerencia rusa” hace lo mismo!! ¡¡¡Y nadie le toma declaración!!! La conclusión es sencilla: lo que pueda contar Dimitrenko destruye toda la supuesta trama fake de la injerencia rusa en Cataluña y deja en ridículo al CNI, a la Guardia Civil, a los jueces que instruyen la causa, al New York Times, a la OTAN y su oficina contra la “desinformación”, al Consejo de Europa, al Parlamento Europeo y a todos los juntaletras y “expertos” patrios que viven de este cuento…
El pasado 3 de octubre, Dimitrenko entregó en el Ministerio de Defensa otro documento ante el informe del CNI que recomendaba la denegación de la nacionalidad “por razones de seguridad nacional”. En este nuevo escrito, Dimitrenko expone: “Solicito un estudio exhaustivo de dicha recomendación, ya que no soy ningún peligro para la sociedad española. Soy una persona digna de la nacionalidad española, con mis creencias no radicales y mi carácter puramente emprendedor. Por favor, revisen sus decisiones y no me culpen por algo que no soy. Quiero ser español”.
Comentario: En fin… ¿Qué más se puede decir? A estas alturas, seguir sosteniendo la monserga de la “injerencia rusa” en Cataluña solo sirve para identificar y calificar al que lo sostiene. Estamos convencidos de que se comete una injusticia con Dimitrenko al no aprovechar su colaboración y negarle la nacionalidad española para presionar y que no hable; y agradecer a El Confidencial el valor de publicar algo que va en la dirección contraria de lo que fabrican los Anacletos de turno y repiten como cacatúas los sicarios al servicio de los que habitualmente denominamos “sospechosos habituales”.