La cumbre climática COP26 llegó a su fin en Glasgow (Escocia, Reino Unido), tras casi dos semanas de debates y sin haber alcanzado aún objetivos concretos, dejando sin solución los problemas más acuciantes del clima.
Redacción
La cumbre climática COP26 llegó a su fin en Glasgow (Escocia, Reino Unido), tras casi dos semanas de debates y sin haber alcanzado aún objetivos concretos, dejando sin solución los problemas más acuciantes del clima.
En el tramo final, los participantes en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático parecían dar marcha atrás en su pedido de acabar con el uso de carbón y de eliminar por completo los subsidios a los combustibles fósiles.
Así, el último borrador de propuesta de la presidencia de la COP26, publicado esta jornada, insta a los países a acelerar "la eliminación progresiva de la energía del carbón y de los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles"; mientras que en la versión previa del miércoles se pedía a las naciones "acelerar la eliminación del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles".
La cuestión sobre cómo abordar el uso continuo de los combustibles fósiles, que son los responsables, en gran medida, del calentamiento global, ha sido uno de los puntos de fricción durante estas dos semanas de diálogo. Aunque es probable que la propuesta final aún sea debatida en la cumbre, que termina formalmente el 12 de noviembre, el cambio en el lenguaje utilizado sugiere un alejamiento de las demandas incondicionales a las que se han opuesto algunas naciones exportadoras de combustibles fósiles.
La comunidad científica insiste en que urge frenar su uso lo antes posible para cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, establecido en el Acuerdo de París de 2015, y de lograr la neutralidad de carbono para 2050.
Otro tema de vital importancia son las ayudas financieras para que los países pobres hagan frente al cambio climático. Las naciones adineradas del primer mundo no han aportado los 100.000 millones de dólares anuales prometidos para 2020, y han sido duramente criticadas por buscar imponer sus costosas políticas climáticas a los países en desarrollo.
El último borrador refleja esas preocupaciones al expresar su "profundo pesar" por no haberse alcanzado el objetivo de los 100.000 millones, y pide a los países ricos que incrementen sus aportaciones.
Jefferson Galeano Martínez, profesor de educación ambiental en la Universidad de La Sabana (Colombia), sostiene que estas cumbres muestran la incapacidad de los países de llevar a la práctica los puntos acordados. Además, lamenta que los países en vías de desarrollo, que son los que menos contaminan, sean, en cambio, los que más sufren los efectos del cambio climático.
"Un país con menores capacidades de bienestar, países pobres o países en crisis políticas, [...] no tienen la capacidad para enfrentar esto", comentó Galeano Martínez a RT. En ese sentido, denunció la existencia de "una ruptura fuerte entre el discurso y las acciones" que realiza cada uno de los países participantes de las cumbres de este tipo.
El presidente de la COP26 pide perdón entre lágrimas por el resultado de la cumbre climática
El presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Alok Sharma, no pudo contener las lágrimas este sábado y se disculpó ante los delegados por el desenlace de la COP26, cuyo acuerdo final incluyó cambios de última hora sobre el uso del carbón, uno de los puntos clave de la cumbre.
"Permítanme decir a todos los delegados que me disculpo por cómo se ha desarrollado este proceso y lo lamento profundamente", declaró Sharma. "También comprendo la profunda decepción, pero creo que, como ustedes han señalado, también es vital que protejamos ese paquete" de medidas, agregó.
En el tramo final, los participantes de la cumbre climática dieron marcha atrás en su pedido de acabar con el uso de carbón y de eliminar por completo los subsidios a los combustibles fósiles.
Así, en la propuesta definitiva la exigencia de una "eliminación progresiva" del carbón y de los subsidios a los combustibles fósiles fue sustituida por la de su "reducción progresiva" tras la insistencia de China y la India, naciones exportadoras de combustibles fósiles que se oponían a esa demanda incondicional.
La cuestión sobre cómo abordar el uso continuado de los combustibles fósiles, que son en gran medida los responsables del calentamiento global, fue uno de los principales puntos de fricción durante estas dos semanas de diálogo.
"¿Cómo alguien puede esperar que los países en desarrollo hagan promesas sobre la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles?", preguntó el ministro de Medioambiente de la India, Bhupender Yadav, en su discurso del sábado, subrayando que "los países en desarrollo todavía tienen que ocuparse de su agenda de desarrollo y reducción de la pobreza".
Tras unas maratónicas negociaciones, se ha llegado a un acuerdo declaración sobre el clima global en el COP26 celebrado en la ciudad escocesa de Glasgow. El acuerdo incluye una referencia por primera vez en la historia a los combustibles fósiles y su papel en la crisis climática que está viviendo el mundo.
El texto final del documento apunta directamente contra el carbón, el mayor contribuidor al cambio climático. Cabe destacar que en las anteriores 25 conferencias para el cambio climático nunca se hizo mención del carbón, petróleo o gas en el acuerdo final, así como de cualquier otro combustible fósil, como causantes principales de la crisis medioambiental.
Las discusiones en Glasgow duraron mucho más de lo anticipado debido a los desacuerdos que reinaron sobre temas clave, incluyendo el ataque contra el carbón y la cantidad de dinero que el mundo desarrollado debería pagar al Sur Global para ayudar con la adaptación a la crisis climática. Inicialmente, estaba previsto que dichas discusiones acabarían el 12 de noviembre, pero tuvieron que ser extendidas hasta el día 13 también.
En un primer borrador del acuerdo de COP26, se menciona la eliminación progresiva del uso de carbón. Sin embargo, fue cambiado debido a objeciones de último minuto hechas por la India. Así, la frase se cambió a reducir en lugar de eliminar.
Luego de que fuera cambiada la frase, varias naciones expresaron su desacuerdo, mientras que el presidente de COP26, Alok Sharma, dijo que estaba "profundamente entristecido" por como se desenvolvieron los eventos. Con ello, destacó que era de vital importancia proteger el acuerdo en términos generales.
Por su parte, la ministra de medioambiente suiza, Simonetta Sommaruga, también criticó el proceso de cambiar el lenguaje sobre los combustibles fósiles a último minuto, ya que le pareció que no era una manera transparente de hacer las cosas.
"No necesitamos reducir el uso del carbón y otros combustibles fósiles. Eso no nos acercará al objetivo de 1,5 [grados], sino solo nos lo pondrá más difícil", destacó Sommaruga.
Por su parte, Lars Koch, director de políticas de ActionAid, afirmó que era decepcionante que solo se hiciera mención precisa del carbón.
"Esto da un pase libre a los países ricos, que durante más de un siglo estuvieron y siguen extrayendo y contaminando, a seguir produciendo petróleo y gas", dijo.
En el marco de este acuerdo, los países se han comprometido a cumplir con la reducción del uso del carbón con tal de no permitir que la temperatura crezca por más de 1,5 grados. En caso de que esto no se logre, advierten los científicos, la Tierra podría sufrir nefastas consecuencias.
Los logros principales del acuerdo podrían resumirse:
Sin embargo, las naciones en desarrollo no estaban contentas con la falta del progreso en lo que se conoce como pérdida y daño: un concepto según el cual los países más ricos deberían compensar a los más pobres por los efectos del cambio climático al que no se pueden adaptar.
La Cumbre del Clima de Glasgow termina en lágrimas, fracasos y compromisos inasumibles
Tyler Durden
La menos verdosa cumbre sobre el clima en la historia terminó en un triunfo enorme para el carbón después de que la India y China obligaran a cambios de última hora en el texto final del pacto climático Glasgow, "disminución" en lugar de "eliminación" de carbón.
Los cambios de lenguaje se introdujeron el sábado por la noche durante la última media hora de la sesión final, cuando India se abalanzó sobre la declaración y agregar una cláusula que dice "mientras se brinde apoyo específico a los más pobres y vulnerables".
Específicamente, el pacto de 197 naciones haría que las partes se comprometieran a "intensificar los esfuerzos para reducir gradualmente la energía del carbón y eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, al tiempo que brindan apoyo específico a los más pobres y vulnerables de acuerdo con las circunstancias nacionales y reconocen la necesidad de apoyo hacia una transición justa".
Anteriormente, el texto decía: "incluida la aceleración de los esfuerzos hacia la eliminación progresiva de la energía del carbón y los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles, reconociendo la necesidad de apoyo hacia una transición justa".
Así, India y China simplemente volvieron a abrir la puerta a lo que ya iba a ser una tarea casi imposible para eliminar el carbón, y las naciones occidentales ahora están comprometidas con el 'apoyo específico' en forma de dólares de los contribuyentes para las naciones más pobres.
Y aunque los beneficiarios de dichos cambios tuvieron una victoria, India dijo (con la cara seria) que "pediría a las partes que intensifiquen el desarrollo y el despliegue" de tecnologías verdes y una transición hacia un menor uso de energía, mientras que China emitió un apoyo específico al llamado "de acuerdo con lo que los delegados de India, China, Sudáfrica y Bolivia, y países de ideas afines y otros países en desarrollo, expresaron [como] preocupaciones".
Si alguna vez Greta debería estar enojada por 'palabras vacías', ¡ahora es el momento!
Lágrimas de decepción
En respuesta a los cambios de última hora, el presidente de la COP26, Alok Sharma, ofreció sus disculpas y dijo que estaba "profundamente arrepentido" por cómo terminó el evento.
"Puedo decirles a todos los delegados que me disculpo por la forma en que este proceso se ha desarrollado y lo siento profundamente", dijo a la multitud, y agregó "También comprendo la profunda decepción, pero creo que, como han notado, también es vital proteger este paquete".
Suiza estaba enojada, expresando su "profunda decepción como resultado de un proceso transparente", y agregó "No necesitamos reducir el carbón sino eliminar el carbón".
El representante suizo dijo que el cambio de último minuto a la redacción sobre la eliminación gradual del uso de combustibles fósiles dificultaría la consecución de la meta de la COP26.
“Esto no nos acercará a 1,5, sino hará que sea más difícil alcanzarlo. "
Frans Timmermans, el enviado de la UE, dijo que estaba decepcionado con la nueva redacción: "Cuanto más tardes en eliminar el carbón, más carga sobre el medio ambiente natural y más carga sobre tu economía". - FT
El enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry, simplemente "tenía que aceptarlo".
Compromiso de señalar la máxima virtud
Aparte de los bolígrafos de lujo, suponemos que los asistentes a la COP26 regresan a sus países con una tarea más seria: dejar por ahora la monserga en el camino y luego regresar el año que viene con planes para fortalecer sus objetivos de reducción de emisiones para 2030. Las naciones ricas tienen la ventaja adicional de "al menos duplicar" la cantidad de dinero que dan a los países en desarrollo a cambio de adaptarse al cambio climático.
Como siempre, no hay detalles específicos que respalden el compromiso de transferir montones de dinero de las naciones ricas a las pobres.
Volvo dice que un coche eléctrico necesita casi 200.000 km para compensar el CO2 que se emite en su fabricación
Si pruebas un coche eléctrico, seguro que te cambias y es que funcionan bien, no suenan, su aceleración en ciertos casos en demencial y encima, si te dicen que contribuyes a que el Medio Ambiente esté en mejor forma, no hay lugar a dudas para no dar el paso, ¿o sí?.
A medida que más marcas dan el paso de pasarse a lo eléctrico, son más estudios los que demuestran que el coche eléctrico cuenta con más problemas de los que en un principio nos anunciaron.
Si nos centramos en la contaminación en las urbes, no hay lugar a discusiones, sin humo de los tubos de escape, la contaminación causada por el automóvil caerá drásticamente.
Un interesante estudio efectuado por Volvo presenta una imagen más compleja de la situación, ilustrada por el hecho de que su gama XC40 ofrece una comparación perfecta de los pros y los contras de cada una de las versiones, ya sea EV, PHEV o ICE.
Al estar todos construidos sobre cimientos compartidos y en la misma fábrica, Volvo ha aprovechado esta oportunidad para comparar la huella de carbono del ciclo de vida completo de cada tipo de XC40 a partir de las materias primas y los procesos de producción necesarios para fabricarlo, alimentarlo y conducirlo durante una vida útil de 200.000 km y luego desecharlo a su fin.
Según Volvo, la fabricación de un C40 genera un 70% más de emisiones que la fabricación de un XC40 con un motor ICE normal a pesar de que ambos coches se fabrican en la misma plataforma y comparten muchas de sus piezas. Solo en términos de materiales y componentes, las baterías se llevan la palma.
Eso significa que estos coches eléctricos «ecológicos» llegan al concesionario con una carga de CO2 significativamente más elevada en comparación con la versión ICE normal que podrías haber comprado por mucho menos dinero. La diferencia viene una vez que comienzas a conducirlo dado que cada kilómetro que recorres en un automóvil de gasolina, este quema combustible y aumenta su huella de CO2, mientras que en el equivalente eléctrico ocurre lo contrario.
Si a esto le sumamos el origen de la electricidad que usamos para recargar el coche eléctrico y la huella de CO2 de esta electricidad, la cosa puede inclinar la balanza mucho más o mucho menos.
Volvo ha publicado tres cifras diferentes, de acuerdo con el suministro eléctrico global medio, la media proyectada de la UE28 que incluye fuentes regulares y renovables y energía totalmente renovable.
Durante una vida útil de 200.000 kilómetros, la huella de dióxido de carbono de un modelo como el Volvo C40 totalmente eléctrico no llega a ser un 15% menor que la de un Volvo XC40 de gasolina y que antes de alcanzar el punto de equilibrio, este debe de de recorrer algo más de 110.000 km.
Y ojo a esto porque es en este momento, justo en el punto de equilibrio, cuando empezaría lo que se denomina como compensación de la huella de carbono, un proceso que consiste en neutralizar la cantidad de emisiones de CO2 que emite cualquier cosa fabricada, para empezar a restar CO2.
Si tenemos en cuenta que en la media de los 28 países europeos -Reino Unido incluido- la producción de energía «libre de CO2» es relativamente baja, habría que analizar escenario por escenario y podríamos decir que en los países con mayor índice de energía eléctrica generada libre de CO2 deberíamos recorrer algo más de 50.000 km mientras que en los países con menor producción eléctrica libre de huella de CO2, este kilometraje puede dispararse por encima de los 150.000 km, una auténtica barbaridad.
Para que te hagas una idea, según Red Eléctrica Española, el porcentaje de energía renovable producido hoy es de un 37.63% y de toda la energía producida en España hoy mismo, el 52.42% ha sido libre de emisiones. Personalmente, aunque estos son los datos, hay que tener en cuenta que para construir los aerogeneradores, los paneles solares y otros sistemas renovables, se ha emitido CO2, por lo que la energía «libre de CO2» es en cierto modo una quimera -esto es un punto de vista personal-.
Un estudio similar realizado por Mazda nos ofreció en su momento el motivo por el cual la marca japonesa equipó su Mazda MX-30 eléctrico con una batería más pequeña de lo normal, con el objetivo de reducir el coste, el peso y avanzar hasta el punto de equilibrio y compensación de CO2.
Aunque una batería más pequeña limita la autonomía, Mazda reconoce que el compromiso tiene sentido para un producto enfocado en la ciudad como el MX-30 y, con el tiempo, presentará una versión REX con un generador rotativo para aquellos que necesitan viajar más allá de los límites de la ciudad.
En conclusión, podemos decir que si bien parece que durante su vida útil un BEV puede tener un impacto ambiental menor que su equivalente ICE, quizás no sea tan simple como afirmar que los coches eléctricos son más ecológicos, hay que ver de dónde viene esa energía que usa y estimar la vida útil y el kilometraje final que va a tener el coche al acabar su vida útil.
A pesar de esto, desde Volvo han afirmado que se van a convertir en un fabricante en el que el ciclo de fabricación, vida y reciclaje del vehículo será CO2 neutral y seguirán apostando por esto.
Análisis: "¡Qué circo!" La cumbre climática COP26 concluye con una plétora de declaraciones tontas
Mike Shedlock
Otra cumbre climática que ha terminado en un cómico fracaso. La tarea final es producir un conjunto de declaraciones sin sentido con las que todas las naciones pueden estar de acuerdo.
Por supuesto, se llegará a un acuerdo, pero será tan insignificante como los 25 anteriores.
Los negociadores dijeron que seguía existiendo una gran brecha entre los países desarrollados y en desarrollo sobre el financiamiento climático. Los países ricos se han comprometido a canalizar dinero a los países más pobres para ayudarlos a avanzar hacia fuentes de energía con menos emisiones y protegerse de los peores efectos del cambio climático. Los negociadores dijeron que las brechas sobre la cantidad aún son amplias.
Nuevo objetivo pospuesto hasta 2024
Un borrador de texto sobre financiamiento climático que circuló el jueves incluía el objetivo de canalizar $ 1,3 billones anuales, pero un nuevo borrador publicado el viernes eliminó ese texto debido a la oposición, dijeron los negociadores de Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones ricas. Los gobiernos acordaron realizar una serie de reuniones para decidir un nuevo objetivo en 2024, dice el nuevo texto.
Un dicho conocido cubre esto.
Nunca dejes para mañana lo que puedas posponer muchos años.
Problema de matemáticas
Mientras tanto, tenemos un problema de matemáticas. Las matemáticas son racistas. Oh, espera, quiero decir, además de que las matemáticas son racistas.
Los funcionarios se han enfrentado a un problema matemático fundamental sobre la reducción de emisiones. Antes de la cumbre, llamada COP26, la mayoría de los países del mundo se comprometieron a reducir las emisiones, pero no fueron lo suficientemente audaces, dicen los científicos, para limitar los aumentos de temperatura a menos de 2 grados Celsius, y preferiblemente a 1,5 grados, por encima de las temperaturas de la era preindustrial. Los países se comprometieron con esta ambición en una cumbre similar en París en 2015, y un gran objetivo para la reunión de Glasgow era reafirmar y fortalecer ese compromiso.
Indecisión, dentro o fuera
Los funcionarios solucionaron el problema de matemáticas de la misma manera que solucionaron el problema con los objetivos. Bueno, algo así, pero ni siquiera tan exigente.
Para cerrar la brecha de emisiones, los negociadores han insertado un texto en un borrador que solicita [no requiere] a los países que actualicen sus compromisos para fines del próximo año para alentar más recortes en el futuro cercano.
No está claro si tal movimiento tiene suficiente apoyo entre los jugadores clave para que sea parte de cualquier acuerdo final.
Dios mío, están luchando para que se inserte un texto que solicita, que ni siquiera requiere ninguna acción.
Retroceso
En esta etapa de las negociaciones finales de la cumbre, las conversaciones se centran en una redacción a menudo técnica o sensible sobre el lenguaje por parte de bloques de países a veces pequeños. Un borrador anterior que circuló esta semana, por ejemplo, pedía al mundo que pusiera fin a los subsidios a los combustibles fósiles. Los negociadores que lucharon por ese texto lo aclamaron como un éxito.
Para el viernes, el borrador de trabajo pedía eliminar los subsidios a los combustibles fósiles "ineficientes", y un funcionario involucrado en las conversaciones dijo que los negociadores consideran ampliamente que cualquier referencia a una eliminación finalmente desapareciera del texto final.
Apoyo pero sin compromiso
La cumbre también proporcionó un lugar para una serie de movimientos más limitados, incluida una alianza liderada por Estados Unidos que acordó reducir las emisiones de metano.
En su declaración conjunta con Estados Unidos, China también prometió reducir las emisiones de metano, pero no llegó a unirse a la alianza.
Téngase en cuenta que los compromisos adquiridos con las naciones en desarrollo en 2009 aún no se cumplen.
Y Trump sacó a Estados Unidos del muy promocionado Acuerdo del Acuerdo de París de 2015 (COP21).
Que circo
La declaración final seguramente será un puntazo. Promocionará todo el progreso que se espera pero que no se requiera cumplir para 2024.
Esto fue incluso más divertido de lo que se esperaba.
Análisis: "¡Paga y arrepiéntete!": “Armas climáticas” occidentales apuntan a Rusia
Instituto RUSSTRAT
La cumbre "climática" del G20 en Roma y su continuación lógica, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima en Glasgow (COP26), solo a primera vista puede considerarse vacía debido a la falta de acuerdos innovadores sobre la "transición energética" a la "neutralidad de carbono".
De hecho, se ha tomado la principal decisión: primero, el club de los países desarrollados, y luego el resto del mundo, expresaron su compromiso con el rumbo de la lucha contra el calentamiento global. Es decir, aunque con reservas, pero en general la humanidad ha estado de acuerdo con las reglas del juego de una nueva redistribución de la riqueza mundial, dictada por el "Occidente colectivo". Juegos que están plagados de serios problemas para Rusia.
¡Gasta tu dinero!
A pesar de la crisis energética sistémica que afectó a Europa, las principales tendencias de la agenda climática occidental se confirmaron en Roma y Glasgow. En primer lugar, la influencia antropogénica poco estudiada en el clima del planeta ahora se considera no solo probada, sino también fundamental.
Ahora hay que combatirlo restringiendo el desarrollo económico de continentes enteros en aras de un objetivo deliberadamente inalcanzable: evitar que la atmósfera de la Tierra se caliente 1,5 grados en comparación con la era preindustrial, sin embargo, no se dice quién ha decidido esto.
Al mismo tiempo, se cancela la responsabilidad histórica de las principales potencias occidentales, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña, por la emisión global de gases de efecto invernadero. En cambio, todos los países del mundo están ahora obligados a resistir el calentamiento.
La lucha en sí se llevará a cabo principalmente mediante la redistribución del dinero y los recursos. A los "rezagados" se les promete una ayuda multimillonaria tomada del bolsillo de otros (o, en el mejor de los casos, impresa en las máquinas de los bancos centrales occidentales). Y cualquier país demasiado obstinado enfrentará sanciones, impuestos transfronterizos, pérdida de inversiones y el estigma político de un paria.
Y estas no son solo palabras: como dijo el presidente estadounidense Joe Biden en Glasgow sobre el tema de la "reforestación", Washington va a utilizar la influencia "diplomática, financiera y política" para esto. Esto no se verá obstaculizado por el hecho de que el propietario de la Casa Blanca no pudo lograr la unidad en la estrategia climática incluso dentro de su propio partido.
Como puede ver, los países occidentales, y en primer lugar Estados Unidos, se han declarado los árbitros del proceso: son sus instituciones las que nombrarán a los culpables y distribuirán el dinero. Para hacer esto, tienen todos los fondos necesarios, desde fondos privados como algunos Earth Fund del multimillonario Jeff Bezos, ya cobrado por distribuir miles de millones extranjeros a los países "correctos", hasta compañías de seguros, sin cuya aprobación ningún proyecto de inversión importante en el mundo moderno es posible.
Ante nosotros está la campaña de libros de texto “¡Paga y arrepiéntete!”. Además, los culpables, a cuyos gastos se planea organizar el banquete, ya han sido designados prácticamente: estos son China y Rusia. El primero "caía bajo el reparto" como principal competidor económico de Occidente y, formalmente, el actual líder en cuanto a emisiones de CO2. El segundo es como una potencia que se atrevió a desafiar al mundo de los “mil millones de oro” en los campos de la energía de hidrocarburos.
Pero si se considera que el Imperio Celestial es un "hueso duro de roer" y, además, un proveedor de hasta el 90% de los metales de tierras raras necesarios para la producción de fuentes de energía alternativas, Rusia parece una buena presa que simplemente está obligado a compartir con el "resto de la humanidad" primero de sus miles de millones, y luego los recursos naturales "libres de carbohidratos", comenzando por el agua dulce.
Rusia: con tramposos en la misma mesa
No es una coincidencia que los líderes de la Federación de Rusia y la República Popular China, Vladimir Putin y Xi Jinping, no encontraran adecvuado visitar personalmente Roma o Glasgow. Ambos países, sin negar directamente la necesidad de luchar contra el calentamiento global, están tratando de cambiar el énfasis puesto en la retórica occidental.
Por lo tanto, Moscú y Beijing declaran unánimemente que están haciendo una contribución no menos significativa a frenar el cambio climático que otros países occidentales. Pero si el Kremlin no se cansa de enfatizar las altas tasas de descarbonización de la economía rusa incluso en comparación con los países del G7, Zhongnanhai está tratando de ir desde el otro lado, negando a la Casa Blanca el derecho moral a liderar la agenda verde.
Aquí, se llama la atención sobre el órgano editorial del PCCh Global Times, en el que Pekín ha sometido a la administración estadounidense a fuertes críticas por la falta de un programa climático propio coherente, y reclamando los laureles del mundo Joe Biden y no poder gestionar ni siquiera a Estados Unidos. .
A su vez, Rusia, a través de la boca de Vladimir Putin, dejó en claro que considera sus centrales nucleares, hidroeléctricas y centrales térmicas de gas un elemento importante en el desarrollo de la energía baja en carbono, y sus ecosistemas una contribución clave de los donantes a la lucha contra el calentamiento global.
De hecho, como Putin no dejó de recordar en su mensaje de video a los participantes en la reunión sobre manejo forestal y uso de la tierra en el marco de la COP26, Rusia tiene una quinta parte de todas las áreas forestales del planeta.
La tundra, pantanos y mares rusos absorben anualmente, según la declaración de Putin en la cumbre climática de abril, alrededor de 2.500 millones de toneladas de dióxido de carbono. Así, cubre todas las emisiones rusas, que, según el presidente, ascienden a unos 1600 millones de toneladas anuales.
Pero aquí es importante recordar que nos enfrentamos a las valoraciones del liderazgo ruso, mientras que Occidente prefiere operar con datos completamente diferentes. Baste decir que según una nueva declaración de un representante de Greenpeace, refiriéndose a la "metodología internacional", los bosques rusos absorben sólo alrededor de 500 millones de toneladas de CO2 por año. Y los indicadores de las emisiones de dióxido de carbono en Rusia en el tiempo del "muelle", según las estimaciones de los fondos occidentales, oscilan entre 1.550 millones de toneladas y la muy fantástica 2.330 millones de toneladas .
Es decir, aquí es mucho más importante no “cómo contaminaron”, sino “cómo calcularon”. No será Rusia lo que lo calcule, sino Occidente. Una disparidad tan significativa de números demuestra que Rusia debe tener mucho cuidado de jugar con los tramposos del mundo en la misma mesa; de lo contrario, serán estafados.
Un ejemplo elemental. Moscú ha acordado en repetidas ocasiones que es necesario combatir no solo el dióxido de carbono, sino también, por ejemplo, el metano, cuyo efecto invernadero es de 25 a 28 veces mayor que el del CO2. Y aquí tienes dos novedades. Primero: en Glasgow, 90 países se unieron al pacto para reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030, pero Rusia, China e India no fueron incluidos en su número.
En segundo lugar, los europeos pueden comenzar a castigar a Rusia con multas y aranceles por las emisiones de metano "multimillonarias" de sus gasoductos, que controlan desde el espacio. Moscú y Bruselas están fundamentalmente en desacuerdo a la hora de evaluar la magnitud de la contaminación, pero sigue siendo una pregunta abierta quién podrá eventualmente castigar a quién.
Quizás la mejor estrategia para Moscú en la dirección "verde" sería unir fuerzas con otros centros regionales de poder, que tienen grandes dudas sobre las buenas intenciones de los occidentales y su propia capacidad para "encajar" en otras tendencias climáticas.