El recuerdo de Malvinas debe trascender al conflicto armado del que pasaron 40 años, dijo a Sputnik el secretario argentino para Malvinas, Guillermo Carmona. El jerarca llamó a contrarrestar el "soft power británico" y advirtió que el Reino Unido mantiene la ocupación por los recursos naturales y la "proyección a la Antártida".
Sergio Pintado
Sergio Pintado
El recuerdo de Malvinas debe trascender al conflicto armado del que pasaron 40 años, dijo a Sputnik el secretario argentino para Malvinas, Guillermo Carmona. El jerarca llamó a contrarrestar el "soft power británico" y advirtió que el Reino Unido mantiene la ocupación por los recursos naturales y la "proyección a la Antártida".
En su reforma de 1994, la Constitución argentina incorporó, en su Disposición Transitoria Primera, el reconocimiento expreso de que "la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes".
Sin embargo, no fue hasta 2013, durante el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), que la Cancillería creó una dependencia específica para centralizar todas las acciones en materia de política exterior destinadas a mantener firme un reclamo que atraviesa a todos los argentinos: la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. A pesar de eso, la unidad fue disuelta durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019) y renació recién en 2019 con la asunción de Alberto Fernández como presidente.
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Fernández restituyó a Daniel Filmus —el elegido por Cristina Fernández para ocupar el cargo en 2013— en el cargo y cambió su denominación para incluir, también, a las cuestiones de "Antártida y Atlántico Sur". Cuando Filmus pasó a ser ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2021, la Secretaría quedó en manos de Guillermo Carmona, hasta entonces referente del oficialista Frente de Todos en la provincia de Mendoza.
En diálogo con Sputnik, Carmona destacó que con el Gobierno de Fernández, por primera vez, el Ejecutivo argentino logró centralizar en una misma secretaría de Estado "toda la acción de política exterior" relativa a las Islas Malvinas, la Antártida —donde el país mantiene un reclamo territorial de más de 1,4 millones de kilómetros cuadrados desde 1943— y el Atlántico Sur.
Para Carmona, la unificación de las causas se explica porque "Malvinas, la Antártida y el Atlántico Sur son un trío estratégico para Argentina y para América Latina". En ese sentido, remarcó que "no se puede concebir la disputa de soberanía en Malvinas sin tener en cuenta que está enclavada en el Atlántico Sur y que hay una serie de circunstancias a abordar en un contexto de presencia ilegítima británica".
"Es muy evidente que la presencia británica en Malvinas no solo busca los recursos de esa región sino el control del paso interoceánico y la proyección sobre la Antártida. En ese contexto, la lucha contra el colonialismo es una lucha común que compartimos con los países y pueblos que perciben que hay un factor disruptivo en el Atlántico Sur que es la presencia militar, colonial y económica del Reino Unido a 14.000 kilómetros de Londres", reflexionó Carmona.
Mucho más que 40 años
El año 2022 significa el recuerdo de los primeros 40 años desde la Guerra de Malvinas, el conflicto bélico desatado tras la respuesta militar británica a la incursión del 2 de abril de 1982, cuando soldados argentinos reivindicaron la soberanía en el suelo de Malvinas, que concluyó el 14 de junio con la rendición argentina, 649 soldados muertos y 255 ingleses.
Más allá de la fecha, Carmona puso énfasis en la necesidad de considerar que "la historia de Malvinas es una historia larga que no puede acotarse solo al conflicto pero tampoco se puede abordar intentando omitir ese capítulo que fue la guerra". En ese sentido, llamó a tener presente que, más allá de lo sucedido en 1982, "no se puede dejar de tener en cuenta la situación de usurpación que Argentina padeció desde 1833".
Por eso, Carmona considera que el 40° aniversario debe servir para "renovar esa mirada sobre la historia larga de vinculación de Argentina con las islas y visibilizar la cuestión Malvinas como una causa nacional que nos vincula desde el nacimiento del país y por lo tanto tiene que ver con la identidad nacional".
Pero para Carmona, la fecha también plantea "matices". Según el secretario, el recuerdo de Malvinas implica "el desafío de comprender que aquellos hombres y mujeres que participaron en el conflicto bélico del Atlántico Sur, muchos perdiendo la vida o padeciendo las secuelas de la guerra, deben ser reconocidos independientemente de la valoración del Gobierno de facto que imperaba en 1982.
"Ese homenaje a quienes participaron del conflicto sin haber sido quienes tomaron la decisión de desplegar acciones militares no está carente del señalamiento de que las decisiones que adoptó la dictadura cívico-militar pueden y deben ser criticadas", apuntó Carmona.
En la misma línea, enfatizó que honrar a los caídos "no implica convalidar las acciones de la dictadura militar, como a veces pretende el Reino Unido que ocurra". Carmona afirmó que el relato británico de los hechos busca "señalar como que en estos 40 años no hubiera pasado nada en Argentina". "De estos 40 años que llevamos, hay 39 que son de democracia, en los que se han cuestionado las decisiones que tomó la Junta Militar", añadió.
Un mundo multipolar: ¿favorece el reclamo argentino?
El reclamo argentino contra la ocupación británica de las islas podría encontrar mayor eco en un mundo cada vez más multipolar en el cual potencias como China o Rusia contraponen a una hegemonía en decadencia de EEUU, tradicional aliado del Reino Unido.
"La tendencia a la multipolaridad no tiene que ver con los deseos, tiene que ver con la realidad", sentenció Carmona, señalando que el paso de los años hizo caer aquella "visión unipolar que se promovía desde algunos análisis en el final de la Guerra Fría".
El secretario de Malvinas recordó que la necesidad de que Argentina cobre un "rol protagónico" en ese mundo ha sido una de las preocupaciones de Alberto Fernández. En esa línea, además, el país sudamericano se consolida como un promotor de una "política de revalorización de los ámbitos multilaterales".
Para Carmona, es posible que este nuevo orden favorezca una solución diplomática al reclamo argentino en ámbitos multilaterales y acabe resolviéndose en su favor.
El 'soft power' británico
Si bien el Gobierno argentino insiste en que la causa Malvinas engloba a una gran cantidad de sectores de la sociedad, no deja de preocuparse por el efecto de lo que Carmona considera el "soft power (poder blando) británico" en el tratamiento que algunos medios de comunicación, académicos y actores políticos dan al tema.
Por eso, y en colaboración con la Defensoría del Público, la Secretaría elaboró un manual con "recomendaciones para periodistas" sobre cuál es la forma adecuada de consignar el reclamo argentino sobre Malvinas en publicaciones.
"El soft power británico es permanente y muchas veces se expresa a partir de acciones del Gobierno británico que buscan naturalizar una ocupación que es ilegal y desvirtuar los términos en que se plantea nuestra política exterior, descalificándola", advirtió Carmona.
El documento plantea, entre otros elementos, utilizar la denominación argentina de las islas en lugar de las británicas ("Puerto Argentino, capital de las islas, en lugar de Puerto Stanley", por ejemplo), evitar el uso del término kelper para referirse a los habitantes de las islas o reconocer que las islas son parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Para Carmona, "es muy importante que los argentinos y todos los que comparten esta causa contra el colonialismo conozcan de qué se trata y tengan precisión al momento de tener clara la política de Argentina y América Latina en el tema Malvinas".
El jerarca aclaró que el manual "no obliga a nadie" sino que aclara los términos utilizados por Argentina desde "el plano de la recomendación". De todos modos, consideró "preocupante" que existan abordajes que invisibilicen la postura del Estado argentino.
"Me duele cuando aparecen escritos en trabajos académicos o notas periodísticas que en lugar de hablar de Malvinas utilizan la toponimia británica. Preocupa cuando se le reconoce un carácter legítimo a autoridades isleñas que son ilegítimas", reconoció Carmona.