Muchos se han preguntado la razón por la que las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia usan mucho las bombas no guiadas, llamadas popularmente como 'bombas tontas', y esta pregunta tiene una respuesta muy concreta.
Alexander Terekhin
Alexander Terekhin
Muchos se han preguntado la razón por la que las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia usan mucho las bombas no guiadas, llamadas popularmente como 'bombas tontas', y esta pregunta tiene una respuesta muy concreta.
Algunos afirman que se debe a que los militares rusos no cuentan con armas guiadas, o que disponen de una cantidad demasiado limitada de ellas, pero no podrían estar más equivocados. La verdadera razón es que las Fuerzas Aeroespaciales rusas cuentan con un sistema que convierte las bombas tontas en municiones de alta precisión que no tienen nada que envidiar a las municiones guiadas.
En este artículo analizaremos cómo funciona este sistema y por qué es en muchos aspectos superior a las armas guiadas, que en ciertas condiciones no presentan ninguna ventaja clara sobre las municiones no guiadas.
Una computadora balística sobre esteroides
La respuesta a una de las preguntas anteriores es SVP-24: un sistema de guiado balístico ruso, que se estrenó en Siria con gran éxito. Pero, ¿qué es lo que lo hace tan especial?
Las computadoras balísticas en los aviones de combate no son algo innovador per se, y ya hace muchos años que la vasta mayoría de las aeronaves que llevan a cabo bombardeos cuentan con ellas. Dichos dispositivos calculan la velocidad de la aeronave, su inclinación y altitud, entre otras variables, e indican al piloto el punto de impacto previsto para una bomba. De tal modo, el piloto simplemente puede soltar las bombas según las indicaciones de la computadora balística.
En esencia, el SVP-24 ruso es una computadora balística cargada con esteroides, que constantemente calcula la posición de la aeronave en relación a las coordenadas del blanco por medio del sistema de posicionamiento por satélite ruso GLONASS.
A diferencia de las computadoras balísticas convencionales, el SVP-24 usa en sus cálculos un abanico de datos mucho más amplio, que incluye la velocidad del viento, el nivel de humedad del aire y presión atmosférica.
El sistema puede obtener todos estos datos en tiempo real de múltiples fuentes, que incluyen los aviones de alerta temprana (AWACS), otras aeronaves y estaciones terrestres. De hecho, si se trata de objetivos que se encuentran en movimiento, los operarios en tierra pueden transmitir los datos relativos a su velocidad y dirección de movimiento.
Otro aspecto que diferencia al SVP-24 de las computadoras balísticas ordinarias, es que no requiere que el piloto vuele en una dirección exacta. Basta con que se mantenga dentro de un rango de vectores, y el sistema se adaptará automáticamente. El lanzamiento de las bombas también se realiza en modo automático en el momento perfecto.
SVP-24 vs JDAM
Uno de los sistemas de precisión más amplios en los arsenales occidentales son los JDAM, que en esencia presentan un sistema de guiado que se acopla a las bombas no guiadas, convirtiéndolas, de tal modo, en municiones con guiado por satélite.
En la balística de bombas el principal indicador es la Probabilidad de Error Circular, o CEP por las siglas en inglés. El CEP indica el radio del círculo en el que caerá el proyectil en el 50% de los lanzamientos.
Los JDAM presentan un CEP de entre 10 y 12 metros, mientras que el CEP de las bombas lanzadas con SVP-24 ronda los 13 metros según distintas fuentes. Por lo cual, se puede llegar a la conclusión de que incluso en el caso de que el CEP real del SVP-24 sea ligeramente mayor, presenta una considerable precisión, que sobra en el caso de blancos de gran tamaño.
Al mismo tiempo, el SVP-24 presenta una ventaja crítica en comparación con el JDAM: el coste. Cada kit del JDAM cuesta en torno a los 25.000 dólares, y al estar anclado a la bomba, obviamente sirve solo una vez por proyectil. Mientras tanto, el SVP-24 está integrado en la aeronave, y se puede usar una infinidad de veces sin costes adicionales.
A ello se le puede añadir el hecho de que incluso las bombas rusas guiadas por láser cuestan entre 1.500 y 3.000 dólares, podemos llegar a la conclusión de que un solo kit del JDAM cuesta más que la carga completa de bombas del cazabombardero Su-34.
La precisión de las bombas lanzadas con el uso del SVP-24 podría no estar completamente al nivel de los JDAM, pero la diferencia en los costes es abismal. Si a la comparación se agregan municiones guiadas estadounidenses, la diferencia será aún mayor, aunque la precisión no crecerá de manera proporcionada. Así, el coste de las bombas guiadas de la familia GBU varía entre los 50 y 65.000 dólares.
Aunque pueda parecer que no es un factor importante, es en realidad crítico, pues las bombas tontas no solo son sustancialmente más baratas, sino también simples en su fabricación, lo cual es esencial en los tiempos de la crisis de los semiconductores.
Y es que es simplemente no viable económicamente bombardear ciertos objetivos con municiones extremadamente caras. Lo mismo ocurre con blancos de grandes tamaños, donde la potencia explosiva de un solo proyectil guiado no es suficiente.
Por último, viene a la escena el spoofing, o dicho de otro modo: la suplantación de las señales de GPS, u otros sistemas de guiado por satélite. Junto con otros sistemas de lucha radioelectrónica, este método hace posible atontar bombas inteligentes. Definitivamente el SVP-24 también puede ser sujeto de ataques radioelectrónicos, pero para afectar su funcionamiento hace falta una mayor sofisticación y potencia.
Con ello, las bombas tontas son totalmente inmunes a cualquier sistema de lucha radioelectrónica.
El factor olvidado: la defensa antiaérea
Se podría destacar que el JDAM es superior al SVP-24 porque con él se pueden lanzar bombas desde una distancia de unos 25 kilómetros, mientras que con el sistema ruso la distancia de lanzamiento suele ser menor. Por ello, los bombarderos que lanzan proyectiles con el sistema JDAM están más a salvo de los sistemas de defensa antiaérea.
Sin embargo, es una afirmación equivocada. Y es que incluso un sistema de defensa antiaérea tan simple como el BUK-M1 tiene un alcance de 35 kilómetros, mientras que el BUK-M3 tiene un alcance efectivo dos veces más grande. Por lo cual, sea cual sea el sistema utilizado, el portador de las bombas de todos modos tendrá que meterse de lleno en el radio de acción de los misiles antiaéreos.
Y esos son sistemas de defensa de corto alcance. En el caso de sistemas como el S-300/400 o Patriot las aeronaves no podrían ni acercarse, sin importar si usan proyectiles con el JDAM o la computadora balística SVP-24.
Este problema se puede evitar con el uso de misiles de crucero y bombas guiadas más avanzadas. Pero una vez más, surge la cuestión de costes: el empleo de armas tan caras en muchos casos carece completamente de racionalidad económica.
¿Significa eso que Rusia no tiene municiones de alta precisión?
A pesar de las declaraciones de ciertos medios occidentales sobre la ausencia de análogos del JDAM en el arsenal de Rusia, los militares rusos efectivamente tienen bombas guiadas similares. Un ejemplo de ello es el KAB-500S.
Esto sin tomar en cuenta toda una gama de otras bombas de alta precisión y misiles de gran calibre. Sin embargo, en muchos casos no se emplean debido a la combinación de los factores que han sido enumerados arriba.
Y es que no importa lo avanzada que sea la aeronave: cada misión requiere una rigurosa y meticulosa preparación por parte de los pilotos y del personal de tierra, razón por la cual, para cada misión en particular se eligen las bombas idóneas entre decenas de variaciones que tienen.
Un nivel de complejidad adicional viene por el hecho de que cada bomba se puede emplear de distintas maneras. Por ejemplo, se puede programar para que detone poco antes de llegar a la superficie, que lo haga en el momento del impacto o que explosione con retraso.
En este aspecto, si es necesario penetrar un edificio de varias plantas, la bomba será programada para una detonación retrasada, para que le de tiempo de penetrar las plantas. Al mismo tiempo, en un campo abierto en la mayoría de los casos se haría todo lo contrario, pues una detonación retrasada en estas condiciones resultará en una explosión cuya potencia será dirigida en su enteridad hacia arriba, sin infligir daño a las unidades enemigas en tierra.