Un agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla inglesa) de Estados Unidos, detenido por malversación de grandes cantidades de dinero, reveló las fiestas sexuales, parrandas lujosas y eventos deportivos frecuentes entre los elementos de la agencia antidrogas.
El exagente de la DEA está procesado por recibir más de un millón de dólares en sobornos por su trabajo antidrogas y reveló que decenas de integrantes de la corporación narcótica, fiscales federales, informantes y miembros de carteles del narcotráfico han estafado a contribuyentes fiscales por millones mientras viven una vida de lujos, fiestas con prostitución y eventos deportivos alrededor del mundo.
"Teníamos libre acceso a lo que deseáramos. Podíamos organizar recolecciones de dinero en lugares a los que deseáramos ir. Y una vez que estábamos ahí, íbamos por trago y mujeres", reveló el responsable, José Irizarry, en conversación con la agencia noticiosa Associated Press (AP), condenado 12 años de prisión.
"La guerra contra las drogas es un juego. Un juego muy divertido que estamos jugando. No puedes ganar una guerra imposible de ganar. DEA sabe esto y los agentes lo saben. Hay mucha hierba saliendo de Colombia. Y hay mucho dinero. Sabemos que no hacemos la diferencia", confesó.
Irizarry reconoció que él y sus colegas capitalizaron su posición como agentes antidrogas para gestionar sobornos y falsificar documentos oficiales.
El Departamento de Justicia estadounidense, al abordar el caso contra el exagente, acusado de lavado de dinero y fraude, aseveró que sus acciones no reflejan la significativa mayoría de los funcionarios antidrogas del país norteamericano.
"Era muy extravagante para ellos creer que esto estaba pasando realmente. La imputación dibuja un retrato sobre mí como el agente corrupto que montó el esquema completo, pero no habla del resto de la DEA. Yo no era la mente maestra", expuso, en cambio, el condenado.
Las indagatorias del Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos apuntan a que el Gobierno del país reconoce que la corrupción en la DEA está mucho más esparcida de lo que reconocen públicamente.
El Departamento de Justicia ha entrevistado a más de 20 agentes de la DEA, activos o separados, así como fiscales, como consecuencia del caso de Irizarry.
En mayo de 2022 otro exagente de la agencia antinarcóticos recibió una sentencia de más de 11 años por recibir miles de dólares en sobornos de traficantes de drogas, mientras que una semana después unos exagentes fueron procesados por aceptar decenas de miles de dólares por filtrar información a la defensa de una persona acusada de trasiego de sustancias ilegales.
Diferentes análisis de países y Gobiernos señalados por la DEA responsabilizan a la agencia de conducir su presunta guerra contra las drogas como un pretexto para imponer la agenda política exterior de Estados Unidos al resto del mundo, como analizan los estudiosos mexicanos Carlos Pérez Ricart y Oswaldo Zavala en sus respectivas investigaciones.
El expresidente de Bolivia Evo Morales, por ejemplo, ha acusado a la DEA y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla inglesa) estadounidense de ser una simulación para impulsar los intereses geopolíticos de Washington mediante ataques a Administraciones antiimperialistas en el mundo.