Andrew Korybko
Los casi dos últimos meses desde el patriótico golpe militar de finales de julio en Níger se han caracterizado por la incertidumbre mientras la junta se preparaba para una
invasión de la CEDEAO encabezada por Nigeria, respaldada por Francia , mientras Occidente se preparaba para la completa erradicación de su influencia de ese Estado geoestratégico. Hasta ahora no ha sucedido ninguna de las dos cosas, sino que se ha desarrollado una leve combinación de estos dos escenarios. Todavía se ejerce presión regional sobre la junta a medida que la influencia francesa retrocede, pero no ha habido ninguna guerra y la influencia estadounidense permanece.
El máximo comandante de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para Europa y África reveló a principios de esta semana que su país ha
reanudado recientemente sus misiones de inteligencia y vigilancia en Níger como resultado de negociaciones con sus autoridades militares después de haberlas detenido en gran medida justo después del golpe de este verano. Este acontecimiento no debería ser una sorpresa para quienes prestaron atención al viaje de la subsecretaria de Estado interina Victoria Nuland a Niamey a principios de agosto.
Estados Unidos se ha adaptado con flexibilidad a las últimas tendencias multipolares que se extienden por África occidental al explorar pragmáticamente un acuerdo con la junta mediante el cual se cancelará la amenaza de invasión a cambio de retener las dos bases de aviones no tripulados de Estados Unidos. Las nuevas autoridades militares podrán entonces exprimir gradualmente la influencia francesa de su país, pero Estados Unidos no les permitirá solicitar los servicios de “
Seguridad Democrática ” de Rusia a través de Wagner u otros grupos similares.
Este acuerdo especulativo explicaría el status quo descrito anteriormente y explica convincentemente por qué la junta acaba de aceptar permitir que Estados Unidos reanude su actividad militar en el país. Desde la perspectiva del primero, es capaz de consolidar su poder al mismo tiempo que evita una guerra mayor, mientras que el segundo se beneficia salvaguardando el futuro de sus bases en esta región y restringiendo la influencia rusa. El comodín obvio es, sin embargo, Francia, que está cada vez más desesperada.
El patriótico golpe militar de Níger tomó por sorpresa a sus responsables políticos y representa el último golpe a su política hegemónica en África occidental, pero todo empeora aún más cuando Estados Unidos explota las dificultades de Francia para afianzar y posiblemente incluso expandir su propia influencia en la esfera tradicional de París. Washington lo está haciendo al cerrar un acuerdo pragmático con la junta que podría convertirse en el precedente para gestionar sus vínculos con otros países de la región, especialmente aquellos con gobiernos militares.
Estas dinámicas pueden llevar a que Francia intente desestabilizar la región por desesperación por recuperar su influencia perdida, ergo el riesgo continuo de que intente sobornar a la CEDEAO para una invasión encabezada por Nigeria o posiblemente incluso hacerlo sola como último recurso. Estados Unidos también podría dar luz verde a cualquiera de las operaciones en caso de que sus negociaciones con Níger terminen abruptamente, sin mencionar si la junta exige que abandone su país tal como ordenó oficialmente que hiciera Francia.
El otro curso de acción posible que París podría emprender es recalibrar su estrategia regional siguiendo el ejemplo de Washington para reaccionar pragmáticamente a los golpes militares patrióticos, o incluso mejor desde su perspectiva, moldear proactivamente la situación para evitarlos de manera preventiva. La primera parte de esta propuesta ya está expuesta en
Gabón después de que la junta militar acaba de aceptar
reanudar la cooperación militar con Francia caso por caso, mientras que la segunda aún está por verse.
Si Francia decide cambiar las cosas, entonces podría proponer asociaciones más equitativas con aquellos países africanos donde todavía tiene influencia en un intento de tratar de controlar el creciente sentimiento antiimperialista allí. Sin embargo, eso tendría que traer beneficios tangibles a la mayoría de la población para eliminar la base popular sobre la cual se ha justificado la reciente ola de golpes militares patrióticos, por lo que es poco probable que se materialice ya que implica compromisos muy incómodos por parte de París.
Sin embargo, la cuestión es que Francia se ve obligada a reaccionar ante las últimas tendencias de golpes militares patrióticos y la nueva respuesta pragmática de Estados Unidos al más reciente en Níger, en el último de los cuales se reanudó su actividad militar allí después de que Nuland atacara tratar con la junta. Puede intentar desestabilizar la región por desesperación o comenzar a adaptarse pragmáticamente a todo mediante respuestas mucho más razonables como la que acaba de mostrar después del golpe de Estado en Gabón hace unas semanas.
Burkina Faso expulsa al agregado militar francés por actividades "subversivas"
MOSCÚ (Sputnik) — Burkina Faso expulsó al agregado militar de la embajada francesa, Emmanuel Pasquier, por actividades "subversivas", informó la agencia burkinesa 'AIB'.
"Burkina Faso expulsa al agregado militar de la embajada francesa por subversión. El agregado militar de la embajada de Francia en Burkina Faso, Emmanuel Pasquier, y el personal de la oficina militar francesa en Uagadugú tienen dos semanas para abandonar Burkina Faso", publicó el medio citando a una fuente propia.
Asimismo, precisó que la misión militar de Burkina Faso en París está cerrada desde el 14 de septiembre.
El 24 de enero de 2022, los rebeldes en Burkina Faso, encabezados por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, tomaron el poder en nombre del Movimiento Patriótico de Salvaguardia y Restauración (MPSR), destituyeron al presidente Roch Kaboré (2015-2022), disolvieron el Gobierno y suspendieron la Constitución.
Una semana después, los golpistas anunciaron la restauración de todas las cláusulas constitucionales que no se contradecían con el Acta Fundamental, un documento publicado por ellos para "garantizar la continuidad del Estado a la espera del establecimiento de los órganos de transición".
Análisis: ¿Por qué África se está convirtiendo en un campo de batalla con Europa y Rusia?
Valery Ilyin
El cambio está en el aire en África Occidental, amenazando con una guerra de todos contra todos. El 10 de septiembre, el consejo militar de Níger acusó a Francia de preparar y planear una invasión del país. Además, citando la observación de los últimos movimientos de los franceses en algunos países de la región, los nigerianos anunciaron que estaban reuniendo fuerzas para una intervención militar en los países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).
El hecho de que las fuerzas armadas de la propia CEDEAO, controladas por Francia y Estados Unidos (cuyos intereses en la región hoy son cada vez más divergentes), hayan completado todos los preparativos y el despliegue para una posible invasión militar de Níger y ahora unos 12.000 soldados puedan comenzar la operación en cualquier momento, se informó a finales de agosto.
Equilibrio de poder en África occidental: Mali, Burkina Faso y Guinea (rojo): países que apoyaron el golpe militar en Níger (naranja). Los miembros de la CEDEAO con vínculos con países occidentales (Francia, EE. UU., etc.) están resaltados en verde.
Según
investigadores occidentales, el Nuevo Orden Mundial en Ucrania ya está “
generando cambios a gran escala en la arquitectura global que ha asegurado la hegemonía occidental en el planeta durante el último siglo y medio. Sin embargo, los acontecimientos que tienen lugar en África y el Sur Global pueden eclipsar la importancia de la guerra en Ucrania, que en este escenario es sólo la guinda del pastel revolucionario del sentimiento antiimperialista que arde en todo el mundo. Una ola prorrusa está barriendo el mundo, y África en particular, generando un valor sin precedentes para derrocar a las potencias coloniales de una vez por todas”.
Mapa étnico de África
Los investigadores señalan que en África el asentamiento de grupos étnicos casi en ninguna parte corresponde a las fronteras estatales trazadas principalmente por los colonialistas occidentales, y esto casi siempre conduce a conflictos; en cada país hay varios grupos tribales, el poder lo ostenta un presidente-líder; hay una lucha en curso por ello, que incluye a miembros de tribus de países vecinos. Es demasiado tarde para alinear la división con el asentamiento de los grupos étnicos, ya que dentro de las fronteras administrativas todos formaban parte de diferentes imperios coloniales y se alejaban unos de otros.
Ésta es una de las razones objetivas por las que actualmente se está formando un nuevo centro de crisis en África Occidental. Su creación adquiere cada vez más las características de un golpe sincronizado a los intereses geopolíticos de Rusia y al sector energético de Francia, y después a los intereses económicos de la Unión Europea, lo que podría contribuir a la transición hacia una crisis alimentaria global y nuevos reclamos de potencias fuertes bajo el pretexto de combatir el cambio climático.
El conflicto en Ucrania aún no ha resuelto el problema de desencadenar una crisis alimentaria, ni siquiera a escala macrorregional, por no hablar de una más global. La carta de una nueva crisis global controlada en el espíritu de la “pandemia de coronavirus” la están jugando al menos dos fuerzas en competencia que promueven la “nueva normalidad”.
En el primer caso, el papel desempeñado durante la “pandemia” de la OMS debería dársele a la estructura alimentaria de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). En el segundo caso, lo más probable es que se designe otra estructura de la ONU, la OMM (Organización Meteorológica Mundial), para moderar globalmente el proceso de la crisis “climática”.
África se está convirtiendo en un campo de batalla para que los globalistas continúen lo que comenzaron en Europa -en la antigua RSS de Ucrania- contra Rusia, así como contra Europa continental, su economía y energía. Londres es el hostigador. A principios de agosto, el Ministro de Asuntos Exteriores británico, James Cleverley, realizó una gira por África, visitando Ghana, Nigeria y Zambia. Durante la gira se promovió una nueva estrategia a largo plazo para el desarrollo de las relaciones (principalmente en el ámbito militar) de Gran Bretaña con el continente africano, en la que los anglosajones se presentan como “una alternativa a las fuerzas rusas de Wagner”.
Según una entrevista con D. Cleverley en el Financial Times,
el objetivo de la estrategia es "
ayudar a los países africanos a restaurar la seguridad y derrotar al terrorismo", por lo que "
cualquier solicitud de los líderes africanos" de servicios de capacitación y capacitación de las fuerzas de seguridad británicas será "considerado seriamente". Algunos países ya han recibido "ofertas evidentemente atractivas" de Rusia y China, pero, según el jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores británico, "la situación está cambiando ahora". Poco antes, los diputados británicos en su informe acusaron a las autoridades de conceder muy poca importancia a la expansión del PMC de Wagner en el continente africano durante los últimos 10 años.
Destacan los países africanos que han firmado acuerdos militares con Rusia
En el reciente foro económico Rusia-África, V. Putin
firmó acuerdos con más de 40 países africanos que, según él, ya cuentan con una amplia gama de armas y equipos, y también destacó el compromiso de Rusia con la cooperación técnico-militar con Sudáfrica.
Literalmente, inmediatamente después de la gira del jefe diplomático británico por África, se produjo un golpe de estado en Níger, durante el cual el presidente Mohamed Bazoum, respaldado por Francia, fue derrocado. Las nuevas autoridades anunciaron la anulación de todos los acuerdos con Francia en el ámbito de seguridad y cuestiones militares. También se anunció que Níger dejaría de exportar oro y uranio a Francia. Además, está congelada la puesta en servicio de un gasoducto para suministrar gas desde Nigeria a Europa a través del territorio de Argelia, Níger y Nigeria (este proyecto de 13.000 millones de dólares debía incluir un gasoducto de 4.000 kilómetros a través del cual pasarían 30.000 millones de metros cúbicos de gas). flujo a Europa anualmente).
Después del golpe de Estado en Níger, surgió en el continente africano un cinturón de países gobernados por militares, que se extendía desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo. La mayoría de estos países tienen una visión más positiva de Rusia que de Occidente, representado por Francia y Europa continental.
En qué se diferencia el mundo francés del mundo ruso en África: los países africanos cuyos presidentes fueron asesinados con la participación directa de Francia están marcados en rojo
Los militares que dieron el golpe en Níger informaron no sólo de su percepción positiva de Rusia, sino también de la apertura de fronteras con Argelia, Burkina Faso, Libia, Mali y Chad (espacio terrestre y aéreo). Las autoridades de los vecinos Mali y Burkina Faso han amenazado a París con abandonar la CEDEAO si la organización interviene militarmente en Níger, lo que equivaldría a una declaración de guerra en estos países.
Casi el 90% de las minas de Níger pertenecen a Francia y otros países de la UE
La subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, llegó inmediatamente a Níger y se reunió con los generales de la junta. Para los estadounidenses, así como para los británicos, el conflicto entre Níger y Francia, que involucra a los estados vecinos, es importante y es una especie de juego con un "marcador" para el futuro. Para ellos, reformatear el espacio mundial requiere que las crisis se conviertan unas en otras. Níger en este sentido es muy prometedor, como problema potencial para una de las mayores economías de la UE: Francia, cuyo sector energético depende en gran medida de un suministro estable de combustible para las centrales nucleares. Níger es el segundo mayor productor de uranio de África y exporta la mayor parte de su producción a Francia, según la Asociación Nuclear Mundial.
Después del golpe de Estado en Níger, los precios del uranio comenzaron a subir. Inicialmente, parecía un problema situacional en las noticias políticas que no tenía ningún significado serio. Sin embargo, los expertos ya han señalado que si el asunto se convierte en un conflicto regional, los cambios serán a largo plazo. Y, en primer lugar, esto afectará duramente a Francia. El ciclo entre la extracción de uranio y la carga de combustible en el reactor es bastante largo, por lo que las fluctuaciones a corto plazo en el mercado del uranio no afectan en modo alguno a la sostenibilidad de la energía nuclear. Pero tan pronto como estas fluctuaciones se vuelven de largo plazo, comienzan los verdaderos problemas.
A las pocas semanas se supo que esto era exactamente lo que estaba pasando. A finales de agosto, los militares tomaron el poder en Gabón, país que, según la ONU, tiene el índice de desarrollo humano más alto del África subsahariana y forma parte de la OPEP (además de petróleo, el país es el segundo productor de manganeso). en el mundo después de China). Esto ocurrió cuatro días después de que el Estado centroafricano celebrara unas disputadas elecciones presidenciales. Los bonos en dólares del país cayeron. El líder del golpe y jefe a tiempo parcial de la Guardia Republicana, Brice Oligui Nguema,
es una criatura de Estados Unidos.
Según el americano
Bloomberg , el golpe militar fue el noveno en el África subsahariana desde 2020 y aumentó considerablemente el riesgo de una mayor inestabilidad en la región.
Golpes militares en África desde 2020. Foto: Bloomberg.org
Como
señala Bloomberg, los acontecimientos de agosto en Gabón siguieron a un golpe militar en Níger, dos en Mali (2020 y 2021), Burkina Faso (enero y septiembre de 2022) y Guinea (2021). El líder de Sudán fue derrocado en 2021. Ese mismo año, el ejército de Chad reemplazó al presidente fallecido por su hijo, un general del ejército.
Los autores estadounidenses sostienen que los golpes fueron causados por una crisis económica y una gobernanza débil, lo que provocó la desilusión entre la población y, especialmente en África occidental, la expansión del extremismo. Y al mismo tiempo recuerdan que, como resultado de los golpes de estado en Mali y Burkina Faso, sus nuevos gobiernos se volvieron hostiles a su antigua metrópoli, expulsaron a las tropas francesas y contrataron mercenarios del grupo ruso Wagner.
Francia y las fuerzas que la apoyan en la UE están explorando activamente opciones para invadir Níger y restaurar el status quo anterior en la región, incluso con una junta. Los anglosajones y las estructuras globalistas, por el contrario, están extremadamente interesados en ampliar el conflicto en África y llevarlo al escenario ucraniano, en el que si se llega a un punto muerto, será en sus propios términos.
El conflicto en Ucrania es una preparación para una crisis alimentaria, ya que las fuerzas que lo apoyan se esfuerzan por garantizar que, además de los problemas de suministro de cereales ucranianos, se creen problemas no menos importantes para las exportaciones de cereales de Rusia. Y esta es una aplicación muy seria específicamente para la crisis alimentaria y, en consecuencia, para el hambre, no sólo a escala de regiones individuales del mundo, sino para una crisis global, que en algunos lugares se convierte en una catástrofe, especialmente en África.
El propio conflicto en África, bajo el cual los anglosajones ya están llevando a cabo una incautación de activos franceses en Gabón y otros países, puede verse como una preparación para una crisis “climática”, estrechamente relacionada con manipulaciones en el sector energético. sector. Para su desarrollo, las estructuras globales ya han preparado nuevos puntos críticos: el Níger supuestamente prorruso y la crisis energética en Francia/UE, que debería volverse inevitable si la situación se desarrolla en una dirección beneficiosa para Londres y Washington.
Análisis: El rechazo a Francia en África francófona es el castigo por 12 años de traiciones
Thierry Meyssan
No hay casualidades en el mundo de la política. Los franceses no entienden por qué los africanos están expresando rechazo a Francia. Ante lo que no entienden, los franceses acusan a Rusia de montar oscuras maquinaciones en África. Pero la realidad es que Francia está recogiendo los frutos que ha venido sembrando desde hace 12 años. Y esos frutos –amargos– no tienen que ver con la época del colonialismo ni con las retorcidas relaciones entre París y sus ex colonias de África. Son más bien la consecuencia del despliegue en África de un ejército francés al servicio de la estrategia de Estados Unidos.
Los medios de difusión de Francia se han quedado estupefactos ante la oleada de cambios de régimen en países del África francófona. Y no logran explicar el rechazo que Francia está encontrando.
Las antiguas cantinelas sobre la explotación colonial ya no resultan convincentes. Por ejemplo, se observa que Francia explota el uranio de Níger, y que no lo adquiere al precio del mercado internacional sino por sumas ridículamente exiguas.
Pero los golpistas nunca han mencionado ese argumento sino que hablan de algo completamente diferente. Las historias sobre hipotéticas “manipulaciones rusas” ya no son creíbles. En primer lugar porque Rusia no parece estar detrás de los golpistas de Mali, Guinea, Burkina Faso, Níger o Gabón y, sobre todo, porque el mal es evidentemente muy anterior a la llegada de los rusos. Rusia llegó a África sólo después de su victoria en Siria, en 2016, y el problema existe al menos desde 2010… si no desde 2001.
Como siempre, lo que hace que la situación resulte “incomprensible” es el hecho de haber olvidado cómo surgió.
A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos asignó a su vasallo francés un papel al servicio de la política estadounidense en África. Para Washington, Francia debía mantener el statu quo en África en espera de la instalación del AfriCom en suelo africano y de que el Pentágono lograse extender a ese continente su estrategia de destrucción de los Estados, estrategia que ya estaba aplicando en el «
Medio Oriente ampliado» (también denominado «
Gran Medio Oriente») [
1]. Poco a poco, las políticas republicanas cedieron el paso a políticas tribales. En cierto sentido, eso era para los africanos una forma de emancipación de la asfixiante “ayuda” francesa. Desde otro punto de vista, era un formidable retroceso.
En 2010, el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, probablemente siguiendo “consejos” de Washington, decidió “resolver” el conflicto en Costa de Marfil. Mientras aquel país atravesaba un conflicto tribal, una operación encabezada primeramente por la CEDEAO y después por el primer ministro de Kenia, Raila Odinga, un primo de Barack Obama [
2], trata de negociar la salida del presidente marfileño Laurent Gbagbo. El problema no era el régimen autoritario de Gbagbo sino el hecho que ese presidente africano, que inicialmente cumplía órdenes de la CIA, se había convertido en un defensor de su país.
Después de la elección presidencial, Francia intervino militarmente en Costa de Marfil para detener al presidente Gbagbo –supuestamente para poner fin a un genocidio– y reemplazarlo por Alassane Ouattara, un viejo amigo de la clase dirigente francesa. Ya derrocado, Gbagbo fue sometido a juicio en la Corte Penal Internacional (CPI). Al cabo de un proceso interminable, la CPI tuvo que reconocer que Gbagbo no había cometido ningún genocidio y, por consiguiente, que la intervención militar francesa había sido de hecho injustificada.
En 2011, el presidente francés Nicolas Sarkozy, nuevamente “aconsejado” por Washington, implica a Francia en Libia. Otra vez se trata, oficialmente, de detener un genocidio perpetrado por un dictador en contra de su propio pueblo. Para dar credibilidad a la acusación, la CIA estadounidense organiza una serie de falsos testimonios ante el Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra. En Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU autoriza las grandes potencias a intervenir en Libia para poner fin a una masacre inexistente. El entonces presidente ruso, Dimitri Medvedev, opta por mirar para otro lado. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quiere que el AfriCom –que sigue sin lograr instalarse en África y aún mantiene su sede en Alemania– ponga por fin sus botas estadounidenses en suelo africano. Pero en el último momento, el comandante del AfriCom se niega a luchar contra Muammar el-Kadhafi junto a los mismo yihadistas que habían matado soldados estadounidenses en Irak (los militares estadounidenses nunca han visto con buenos ojos el doble juego de la CIA, que apoya a los yihadistas contra Rusia, a menudo en detrimento incluso de los occidentales). El presidente Obama recurre entonces a la OTAN… aunque antes había prometido que nunca la utilizaría contra un país del sur. Finalmente, Kadhafi es capturado, torturado y linchado y Libia se convierte en un país dividido.
Sin embargo, la Yamahiriya Árabe Libia no era una dictadura sino un régimen inspirado en las ideas de los socialistas franceses del siglo XIX y en la Comuna de París. Era además la única fuerza africana interesada en unir a los negros y los árabes de África. El objetivo de Kadhafi era liberar el continente, como antes había liberado a los libios del colonialismo occidental. Junto al francés Dominique Strauss-Kahn, quien dirigía entonces el Fondo Monetario Internacional (FMI), Kadhafi planeaba incluso la creación de moneda común africana.
La eliminación de Kadhafi despertó los viejos demonios: Libia volvió a ser teatro de masacres contra los negros (incluso de nacionalidad libia) perpetradas por árabes y los negros volvieron a ser utilizados como esclavos en ese país, bajo la mirada indiferente de los vencedores occidentales. Los Estados africanos pobres, que antes tenían apoyo económico de Libia, se derrumbaron y entre los primeros afectados estuvo Mali [
3]. Los yihadistas árabes que la OTAN había puesto en el poder en Trípoli respaldaron a algunos tuaregs contra los negros en general, problema que ha ido extendiéndose por toda la región del Sahel.
Incapaz de ver las consecuencias de esos crímenes, el sucesor de Nicolas Sarkozy en la presidencia de Francia, Francois Hollande, organiza un nuevo cambio de régimen en Mali. En marzo de 2012, cuando el mandato presidencial de Amadou Toumani Touré estaba a punto de terminar y sin que el presidente saliente buscase la reelección, un grupo de oficiales formados en Estados Unidos derroca al jefe de Estado, sin saber explicar por qué. El golpe interrumpe la campaña presidencial y los golpistas designan a Dioncounda Traoré como «presidente de transición». La CEDEAO, bajo la presidencia de Alassane Ouattara, da su aval a aquel golpe de Estado. De manera nada sorprendente, el «presidente de transición» Dioncounda Traoré solicita la ayuda de Francia para luchar contra los yihadistas que atacaban Mali. París inició así la “Operación Serval”, cuyo verdadero objetivo era estacionar tropas francesas en Mali con la intención de atacar Argelia. Sabiendo que su país sería la siguiente víctima, los generales argelinos reprimen duramente una toma de rehenes en la instalación petrolera de In Amenas. Ante la reacción de las fuerzas argelinas, Francia renuncia a la agresión contra Argelia.
París opta entonces por reorganizar su dispositivo. Así comienza la “Operación Barkhane”. El ejército francés se pone a la disposición del amo estadounidense. El organizador de todo es el AfriCom… que sigue estacionado en Alemania. Los soldados franceses, ahora con apoyo de otros países miembros de la Unión Europea (Dinamarca, España, Estonia, Reino Unido, Suecia y Chequia), destruyen los blancos que el AfriCom les ordena atacar. En esta región, ex colonia de Francia, los militares franceses tienen un buen contacto con la población mientras que los estadounidenses tropiezan con la barrera del idioma.
El primer señalamiento al respecto es que la “Operación Barkhane”, independientemente de sus resultados, es ilegítima. Por supuesto, para los occidentales se trata de “contener” a los yihadistas… pero cualquier habitante del Sahel es capaz de comprender que los mismos occidentales trajeron el yihadismo a la región al destruir la Yamahiriya Árabe Libia. Y eso no es todo.
Volvamos atrás. Recordemos que todo comenzó con el deseo del Pentágono de acabar con las estructuras mismas de los Estados africanos, utilizando el AfriCom, como ya había comenzado a hacerlo en el «Medio Oriente ampliado», mediante el CentCom.
El 11 de mayo de 2022, la subsecretaria de Estado estadounidense para asuntos políticos, la straussiana Victoria Nuland, reúne en Marruecos a los 85 países participantes en la coalición contra el Emirato Islámico (Daesh). Y les anuncia la continuación del programa. Los yihadistas reconstituyen Daesh en el Sahel. Disponen de armamento, oficialmente destinado a Ucrania. Pronto arderá toda la región [
4]. En noviembre, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, confirma la llegada masiva, a manos de los yihadistas, tanto en el Sahel como en la cuenca del lago Chad, de armamento estadounidense inicialmente destinado a Ucrania.
Es ante ese peligro existencial para sus países que militares de Mali, Burkina Faso y Níger han decidido tomar el poder para asumir la defensa de sus pueblos.
Es importante entender bien que desde hace años los dirigentes africanos vienen quejándose del apoyo que Francia aporta a los mismos yihadistas que supuestamente tendría que combatir. No se trata aquí de cuestionar a los militares franceses, lo que se denuncia es el papel de los servicios de inteligencia… al servicio de Estados Unidos.
Desde el inicio de la Operación Serval, los yihadistas que luchaban contra Siria se quejaron de que Francia los abandonaba para privilegiar a los yihadistas del Sahel. En el Sahel, el presidente Francois Hollande tuvo que contener a las tropas francesas para que los instructores qataríes de los yihadistas malienses tuvieran tiempo de ponerse a salvo. Cuando el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, abordó el tema con el entonces jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, esté último respondió, entre risas: «¡Esa es nuestra realpolitik!»
Un santuario de campamentos de al-Qaeda se creó entre las ciudades de Ghat (cerca de la frontera argelina) y de Sabbah (cerca del territorio de Níger) en la desértica región de Fezzan del sur de Libia. Según el semanario francés Le Canard enchaîné, satírico pero bien informado, esas “academias” del yihadismo fueron organizadas por los servicios de inteligencia del Reino Unido y Francia.
Hace 3 años, el 8 de octubre de 2021, el primer ministro de Mali, Choguel Kokalla Maiga, concedía una entrevista a RIA-Novosti [
5]. Aquella entrevista, ampliamente divulgada y comentada en toda la región, no se mencionó en Francia, donde sólo nuestros lectores llegaron a conocer su contenido.
Más recientemente, el mes pasado, el ministro de Exteriores de Níger, Yaou Sangaré Bakar, denunció, en carta al Consejo de Seguridad de la ONU (Ref. S/2023/636), que agentes franceses han liberado terroristas prisioneros y que esos terroristas fueron reagrupados en un valle cerca de la localidad de Fitili (28 kilómetros al noroeste de Yatakala). Allí se hizo incluso una reunión de planificación para atacar posiciones militares en la zona de las tres fronteras. También señaló que 16 jefes terroristas fueron capturados en 3 operaciones diferentes, 2 realizadas en territorio nigerino y la tercera en territorio maliense.
La carta del ministro de Exteriores de Níger también plantea al Consejo de Seguridad importantes observaciones sobre el papel de la CEDEAO [
6], señalamientos que no son nuevos y que son incluso de notorio conocimiento desde el cambio de régimen en Costa de Marfil. La CEDEAO acaba de adoptar sanciones contra Níger y, argumentando su intención de restaurar el orden constitucional en ese país, ha movilizado tropas para intervenir allí. Pero los estatutos de la CEDEAO no autorizan esa organización regional, de carácter económico, a adoptar tales sanciones y la Carta de la ONU tampoco la autoriza a actuar militarmente contra uno de sus miembros.
Los casos de Guinea y Gabón son un poco diferentes. Estos no son Estados del lago Chad ni del Sahel. Todavía no están amenazados. Sus militares se rebelaron inicialmente contra regímenes autoritarios, el de Alpha Condé en Guinea y el de Alí Bongo en Gabón, quienes se negaban a dejar el poder, contraviniendo así la opinión generalizada de la población. En esos dos países, los golpistas también cuestionaron rápidamente la presencia militar de Francia, simplemente porque no tienen la menor garantía de que el ejército francés no acabe defendiendo los intereses… de Estados Unidos, a expensas de los intereses de los gaboneses… e incluso en contra de los intereses de Francia y de los franceses.
Una guerra exige años de preparativos. Estados Unidos está utilizando hoy el conflicto en Ucrania para encubrir el trasiego de armas hacia el Sahel. Mañana ya será demasiado tarde.
En ese contexto, es como mínimo sorprendente ver al presidente francés Emmanuel Macron asumir la pose de defensor del orden constitucional… fuera de Francia. Primero, porque todos esos Estados están frente a un peligro inminente y, por otro lado, porque al poner las fuerzas armadas de Francia al servicio de las ambiciones de los dirigentes estadounidenses, el mismo Macron traiciona su propia Constitución.
¿Qué ocurre realmente con el uranio de Níger?
En 2022 Níger generó alrededor del 5% del suministro total mundial. La antigua colonia francesa, que tiene las séptimas reservas de uranio más grandes del mundo y la segunda producción del recurso en África, experimentó a finales de julio pasado un golpe de Estado, originando rumores falsos sobre sus exportaciones de Uranio.
La rebelión militar tuvo lugar en un momento en que "Occidente intenta desprenderse de los suministros de Rusia", que ocupa el sexto puesto mundial, de acuerdo con el periódico estadounidense Forbes. Desde entonces, se difundieron falsos rumores sobre las exportaciones de este mineral desde Níger.
Primero, se declaró que una de las primeras medidas tomadas por los nuevos dirigentes del país era la congelación de la exportación de uranio a Francia. Luego, el medio refutó también los rumores de supuestas subidas del precio del uranio, de 0,80 euros por kilogramo a 200 euros, subrayando que el mineral se vende cerca de los precios del mercado mundial y su valor ronda los 114 euros por kilogramo (unos 123 doláres).
De acuerdo con el periódico, "no tendría mucho sentido que el Gobierno de Niamey pudiera fijar los precios", ya que las empresas mineras extraen el mineral, y el Estado solo tiene participaciones "minoritarias" en los proyectos a través de Sopamin, una sociedad nigerina que gestiona las participación gubernamental en compañías mineras que operan en el país.
En este contexto, las empresas mineras de los países occidentales han manifestado su intención de seguir desarrollando sus operaciones en la nación saheliana.
Por ejemplo, la francesa Orano
se ha comprometido a permanecer en el país, afirmando que "el proyecto de saneamiento de Cominak [una empresa minera de uranio de Níger, filial de Orano] continúa conforme a los compromisos del Grupo y al calendario del proyecto" y en cuanto al proyecto de desarollo de la mina de uranio de Imouraren, "los trabajos y demás actividades prosiguen según el calendario", según
cita Forbes.
Orano está presente en Níger desde hace más de 50 años y participa en la explotación de uno de los mayores yacimientos de uranio del mundo, Imouraren, cerca de la ciudad de Arlit (noroeste), que cuenta con unas reservas estimadas entre 137.000 y 275.000 toneladas de uranio según diversas fuentes.
La compañía francesa explota tres minas de uranio en Níger: Arlit, Akokan e Imouraren. El uranio nigerino representa aproximadamente el 20% de la producción de energía nuclear de Francia, según los medios de comunicación de la nación europea.
A este respecto cabe destacar que Níger se convirtió en el centro militar de Francia en África con cerca de 1.500 efectivos franceses y unos 1.000 soldados estadounidenses emplazados en el país bajo el pretexto de llevar a cabo operaciones antiterroristas en la región.
Las autoridades estadounidenses y francesas han hecho hincapié en la "restauración" de la "democracia" en Níger y en devolver al presidente derrocado, Mohamed Bazoum, al poder. Los nigerinos y otras naciones del Sahel, como Malí y Burkina Faso, iniciaron protestas contra la presencia militar francesa en la región. Los estrechos lazos de Bazoum con los dirigentes franceses podrían haber estado detrás del descontento público con el presidente