Aleksandr Duguin
Ahora que estamos en vísperas del 2024 vale la pena hacer un repaso del panorama mundial y en especial de las principales tendencias geopolíticas. A grandes rasgos, nos encontramos en un momento de transición de la unipolaridad a la multipolaridad y este año la multipolaridad ha sido impulsada por la ampliación de los BRICS-10 (Argentina, que acababa de ingresar a esta organización, se ha salido debido al triunfo del payaso globalista Javier Milei). La reciente visita triunfal de Vladimir Putin a los Estados Árabes Unidos y Arabia Saudí, seguida de largas conversaciones con el presidente iraní Raisi, demuestran que Rusia se ha tomado en serio el tema de la multipolaridad, especialmente de cara al 2024 cuando asuma la presidencia de los BRICS durante todo ese año. Resulta interesante que a finales de este año otro síntoma de la transición a la multipolaridad se haya manifestado: el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado su deseo de reclamar parte del territorio de la Guyana Británica como suyo. En su canal de Telegram, “Escritos de un Tradicionalista”, Maxim Medavarov sostiene que la Guyana fue creada por el maligno político atlantista Lord Palmerston quien “apoyó el desmembramiento de la Gran Colombia después de la muerte de Bolívar, además de arrebatar el pedazo del Esequibo para que formara parte de la Guyana Británica” (1). El Esequibo, junto con las Malvinas, es otro de los frentes de la multipolaridad, siendo estos, tanto potenciales o reales, un total de cinco:
El primero es la guerra abierta de Rusia contra el Occidente colectivo y especialmente el globalismo estadounidense (anglosajón) en Ucrania. Esta última es una guerra civil entre los rusos partidarios del imperio contra los rusos partidarios del atlantismo y que han traicionado su identidad rusa. Los rusos atlantistas están siendo utilizados por las fuerzas al servicio de la unipolaridad occidental.
La consolidación del mundo islámico (aunque demasiado lentamente) en contra de Israel y el genocidio sistemático de la población árabe. Occidente apoya a Israel en Medio Oriente, considerándolo su principal representante.
El bloque de países anticolonialistas que esta surgiendo en África Occidental (Malí, Burkina Faso, Níger, RCA, Gabón) en contra de los regímenes pro-colonialistas (atlantistas) y en particular en contra de la Francia globalista liderada por Macron. Este es otro de esos escenarios geopolíticos donde un gran conflicto regional puede estallar en cualquier momento.
La potencial confrontación entre Taiwán y la China continental que preocupa a los Estados Unidos y que puede desembocar en un conflicto abierto.
Las declaraciones de Venezuela a favor de retomar el Esequibo en contra de una entidad colonialista y atlantista creada artificialmente. A esto se suma el conflicto por las Malvinas que podría acelerarse en el caso de que se produzca una destitución del payaso globalista que hoy gobierna Argentina (es lo que pasa cuando el peronismo revolucionario capitula ante el liberalismo, como lo hizo Sergio Massa).
Por otro lado, la India (Bharat) ocupa un lugar muy especial en esta heptarquía multipolar: se trata de un Estado-Civilización independiente que estratégicamente es cercano a los Estados Unidos debido a sus conflictos con China y Pakistán y, más ampliamente, con el mundo islámico. Al mismo tiempo, la India mantiene buenas relaciones con Rusia, África y América Latina. La India no tiene disputas directas con el globalismo, salvo el terrible legado de la colonización británica. Anteriormente, Occidente apoyaba el Islam radical y Pakistán. Esto sigue aconteciendo parcialmente, pero hoy los globalistas buscan una confrontación directa entre la India y China.
Los atlantistas y los partidarios de la unipolaridad buscan este objetivo a cualquier precio y resulta interesante que Liz Truss, en abril del 2022, cuando era Ministra de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, habló de “un retorno de la geopolítica” (2). Truss fue por un breve período de tiempo Primera Ministra de Gran Bretaña, durante este período realizó una gira por los Estados Unidos intentando influir a los republicanos para que apoyaron, según el espíritu atlantista, la guerra de Kiev contra Moscú. En ese entonces declaró que “Ucrania, Israel y Taiwán no son guerras diferentes, sino la misma” (3). Tal punto de vista es geopolíticamente correcto y puede aplicarse tanto a las actuales tenciones en el África Occidental como al Esequibo. Toda la heptarquía multipolar (Occidente, Rusia, China, India, el mundo islámico, África, América Latina) se ha divido de acuerdo a una lucha de Occidente en contra de los otros seis polos de poder. Los globalistas se han dado cuenta de ello, aunque consideran que el único polo real es Occidente, los demás polos son vasallos (no soberanos) y deberían estar en conflictos entre ellos, no contra Occidente. Es extremadamente importante que Rusia comprenda esto claramente, ya que esta confrontación global de los otros seis polos soberanos en contra de Occidente es fundamental. En un articulo publicado por la revista Razvedchik, titulado “2024: el año del despertar geopolítico”, el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Sergei Narishkin, dice que “el próximo año estará marcado por una intensificación de la confrontación entre el principio geopolítico anglosajón de divide y vencerás contra el principio continental de une y gobernarás. Los síntomas de esta confrontación se manifestarán en todas las regiones del mundo, incluyendo las más remotas: desde el espacio postsoviético, el más importante para nosotros, hasta Sudamérica y el Océano Pacífico” (4). Así que tendremos que “unir y gobernar”, lo que incluye los territorios eurasiáticos, en primer lugar, Ucrania, que nos ha traicionado. Nuestros enemigos seguirán intentando “dividirnos y vencernos”, tratando por todos los medios de enemistar entre sí a los otros seis polos emergentes de la heptarquía multipolar: Rusia, India, China, el mundo islámico, África y América Latina. Nuestros enemigos solo quieren que exista un mundo: el suyo. Es por eso que rechazan y demonizan la existencia de otros mundos que no sean el mundo occidental, especialmente el mundo ruso. Debemos comprender claramente que los cinco frentes de lucha que están apareciendo en contra del mundo unipolar y la hegemonía occidental son todos frentes de una misma guerra.
Notas: