Política

Con el cambio de poder en los países occidentales el régimen de Zelensky será abandonado a su suerte

Administrator | Miércoles 06 de marzo de 2024
Maxim Goldarb*
Dado que Ucrania se ha convertido en una neocolonia y que el régimen de Zelensky depende por completo de las élites globalistas occidentales, un cambio de poder en Occidente supondrá también el fin del régimen de Zelensky.
Lo que sigue es un resumen de los acontecimientos mundiales que la televisión ucraniana (permítanme recordarles que desde hace casi dos años hay un único canal de noticias, totalmente controlado por la oficina del presidente) intenta ignorar.
Alemania se ha visto recientemente atenazada por las protestas de los agricultores y las huelgas ferroviarias, los tractores están en las calles de Berlín y de las principales ciudades del país. Scholz y su Gobierno acusan amenazadoramente a los manifestantes (su apoyo en el país supera el 70%) de neonazismo y se preparan para desplegar a la policía y las tropas contra ellos (lo que demuestra el miedo supremo de los gobernantes). La sociedad está cada vez más dividida y la clara mayoría no está del lado de la «coalición del semáforo» de Scholz.
Agricultores y ganaderos de Polonia, Países Bajos, Rumanía, Escocia, España, Italia y Francia se han unido a sus colegas alemanes y sacado los tractores a las calles de las ciudades, carreteras y autopistas. En Francia las manifestaciones han sido acordes a la tradición gala: batallas con la policía, destrucción o deterioro de instituciones públicas con estiércol, etc. Y recientemente los agricultores polacos bloquearon por completo la frontera con Ucrania.
Todos ellos plantean idénticas demandas: interrumpir las inversiones de dinero europeo en otros países, incluyendo Ucrania, reducción de impuestos, rebaja de los precios de la energía, orientar las políticas públicas hacia intereses nacionales, reanudación de los lazos económicos con Rusia y dimisión de uno u otro de los gobernantes actuales.
Miremos un poco más lejos, a los Estados Unidos. En Texas, residentes y autoridades han entrado en abierta confrontación con el gobierno federal de Washington, hasta tal punto que el gobernador del estado, Abbot, criticó a Biden en directo en televisión y le sugirió que se mantuviera al margen y no interfiriera con el Estado para lidiar con el enorme problema que tenían con los inmigrantes, un problema creado por el propio Biden.
La Guardia Nacional del Estado, que no depende del gobierno federal sino del estatal, apartó a las agencias federales de la frontera con México y empezó a organizar ella misma la seguridad fronteriza. Tanto la Guardia Nacional como los guardias fronterizos ignoraron la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de derribar las vallas fronterizas y, es más, empezaron a reforzarlas e instalar otras nuevas. Por si fuera poco, 25 estados de EE.UU. apoyaron oficialmente la postura de Texas, ¡y 10 de ellos enviaron sus unidades de la Guardia Nacional para ayudar a Texas!
La mayoría de la población estadounidense está insatisfecha con Biden y su Administración y, por tanto, Trump cada vez gana más adeptos gracias a sus lemas “¡Estados Unidos para los estadounidenses!” (no para Ucrania, por ejemplo) y “¡Hagamos Estados Unidos grande de nuevo!”.
El propio Trump es a día de hoy el líder indiscutido en la carrera presidencial dentro del partido republicano; todos sus principales oponentes ya se han retirado de la elección y anunciado su respaldo y lealtad hacia Trump.
El Parlamento estadounidense no consigue alcanzar un consenso respecto a la asignación de ayuda a Ucrania que la administración Biden demanda. Aunque los medios de comunicación ucranianos escriben tonterías sobre “poderosas señales” de los líderes del Congreso sobre la ayuda monetaria, la realidad desmiente dichas informaciones: hace poco el presidente del Congreso [Mike] Johnson declaró que, en las presentes circunstancias, la propuesta de ley sobre ayuda a Ucrania ha nacido “muerta”.
Estos son los acontecimientos de enero y principios de febrero. Es evidente que hasta llegar a este punto fueron precedidos por otros, pero todos comparten algo en común: el mundo occidental, la mayoría de la gente, no los popes, está muy deseoso de cambiar a sus élites y la evolución actual de los acontecimientos. Esto es lo que desean tanto los europeos como los estadounidenses.
El sentimiento de oposición de las masas ofrece posibilidades reales de éxito a la izquierda en varios países europeos, mientras que en otros, así como en Estados Unidos, los populistas de derechas se aprovecharán del descontento de la población. Pero, en cualquier caso, el deseo de los habitantes de los países occidentales tendrá a priori un efecto sinérgico en un futuro próximo: las élites actuales y sus gestores en muchos países occidentales serán sustituidos, eso es evidente.
Uno debe ser muy poco inteligente o estar muy distraído para no darse cuenta de que la actitud de Occidente hacia Ucrania y sus problemas también va a transformarse muy pronto de forma espectacular: Ucrania será abandonada a su suerte.
Dado que Ucrania se ha convertido en una neocolonia y que el régimen de Zelensky depende por completo de las élites globalistas occidentales, un cambio de poder en Occidente supondrá también el fin del régimen de Zelensky.
Siendo así, ¿cómo se puede explicar la negativa de las autoridades ucranianas a iniciar conversaciones de paz que permitan salvar vidas ucranianas? Unas vidas que necesita el propio país. ¿Por estupidez? Yo no creo que el presidente y sus socios más cercanos sean estúpidos: son tipos con talento, astutos y creativos (no opinaré sobre si son buena o mala gente)
Ellos deberían comprender perfectamente la situación, especialmente porque tienen mucha mejor información que usted o que yo. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Yo creo que la respuesta es obvia: su poder, su influencia y todos los beneficios asociados con ello desaparecerán en cuanto acabe la guerra.
*Maxim Goldarb es presidente de la Unión de Fuerzas de Izquierda-Por un Nuevo Socialismo.
Análisis: La CIA detrás del desastre ucraniano
Lucas Leiroz
Las desastrosas acciones de la inteligencia estadounidense en Ucrania son un hecho conocido por los analistas desde el inicio del conflicto. Sin embargo, ahora los propios estadounidenses lo admiten. Engañados por bromistas rusos, los mercenarios estadounidenses comentaron sobre los errores tácticos de la CIA en Ucrania y cómo los errores cometidos por la inteligencia y las fuerzas especiales de Washington están provocando que ciudadanos ucranianos mueran en el campo de batalla.
Vladimir Kuznetsov y Alexey Stolyarov – alias Vovan y Lexus – dos bromistas rusos muy conocidos por su trabajo de engañar a figuras públicas occidentales para que filtraran información sensible, se pusieron en contacto con Jason Freeman, un mercenario estadounidense que vive en Nikolaev. Freeman creía que estaba hablando directamente con el ex presidente ucraniano Pyotr Poroshenko. Los bromistas afirmaban estar creando un ejército privado comandado por el expresidente, contactando con mercenarios para reclutarlos y contratarlos.
Durante la conversación, Freeman dio algunos detalles sobre su trabajo en Ucrania. Intentando mostrar sus habilidades como combatiente, afirmó haber matado a 21 soldados rusos e herido al menos a otros 13. Sin embargo, Freeman también expuso los problemas que enfrentó en el campo de batalla. Admitió, por ejemplo, que su unidad fue completamente destruida durante la Batalla de Artyomovsk (conocida en Ucrania como Bakhmut).
En la ocasión, Freeman también criticó el trabajo de las autoridades ucranianas, denunciando problemas con el pago de los soldados y la ineficiencia de los comandantes. Lo más interesante, sin embargo, fue su opinión sobre la presencia de la inteligencia occidental en el país. Sin querer, confirmó los informes ya hechos por varios analistas sobre la participación de agencias especiales como la CIA en el proceso de toma de decisiones en Ucrania. Según él, las malas decisiones tomadas conjuntamente por los estadounidenses y sus aliados ucranianos están provocando la muerte de miles de soldados jóvenes y mal entrenados en enfrentamientos inútiles que podrían haberse evitado fácilmente.
“Los jóvenes ucranianos están muriendo a causa de malas órdenes o tácticas. La mayoría de los que hay aquí son en realidad carne fresca”, dijo Freeman.
Los bromistas también se pusieron en contacto con un segundo mercenario llamado Joshua Randsford para formar parte del “ejército de Poroshenko”. Comentó algo similar a Freeman, enfatizando la “falta de profesionalismo” de los tomadores de decisiones en Ucrania. Según él, las tropas de Kiev se encuentran en una situación muy difícil, con la moral baja tanto entre los soldados ordinarios como entre las fuerzas especiales y de inteligencia. La frecuencia de las derrotas en el campo de batalla afectó gravemente a los ucranianos, quitándoles la voluntad de luchar y la fe en la victoria.
Ambos mercenarios también culparon a los responsables ucranianos y estadounidenses del fracaso de la contraofensiva del verano de 2023. Según ellos, los combates en el contraataque fueron una verdadera “pérdida de vidas”, con miles de ucranianos muriendo en enfrentamientos que no trajeron ningún resultado. ganancia significativa para Kiev. Todos estos factores llevaron a la actual crisis material, humana y psicológica que afecta al régimen, con las tropas sufriendo una baja moral.
Es curioso ver cómo la opinión personal de los propios combatientes pro Kiev contradice absolutamente la narrativa de los principales medios de comunicación sobre la guerra. Quienes conocen la realidad del campo de batalla están insatisfechos con la forma en que los estrategas estadounidenses manejan el conflicto. Estos combatientes saben que lo que está sucediendo en Ucrania es una masacre sin sentido que podría haberse evitado si el esfuerzo de guerra hubiera tenido en realidad la intención de “salvar a Ucrania”. Es posible ver que el objetivo occidental en el conflicto es simplemente continuar luchando contra los rusos, sin importar cuántas vidas ucranianas se pierdan para que esto suceda.
De hecho, la participación de la inteligencia estadounidense en Ucrania ya no es información clasificada, como lo han expuesto incluso los grandes periódicos estadounidenses . Estados Unidos parece cada vez menos preocupado por disfrazar sus intenciones de guerra. La existencia de una red de inteligencia en Ucrania es una parte vital de la estrategia de “luchar hasta el último ucraniano”, porque de esta manera Washington puede obligar a sus representantes a continuar luchando, independientemente de las pérdidas, quitándoles el poder de mandar a sus propios ciudadanos.
Hay un punto interesante que analizar: al admitir su participación en la guerra, Estados Unidos se convierte en coautor de todos los crímenes cometidos por los ucranianos. Los ataques terroristas, el asesinato de civiles y las incursiones en territorio indiscutible de Rusia son frecuentes desde 2022. Rusia no reacciona de forma simétrica y opta únicamente por atacar instalaciones militares y de infraestructura. Sin embargo, Moscú ya ha dejado claro que cualquier agente occidental que opere en los centros de toma de decisiones en suelo ucraniano es un objetivo legítimo. En este sentido, es posible que los rusos comiencen a intensificar sus ataques contra los activos de inteligencia estadounidenses en Ucrania, si persisten los ataques ucranianos contra civiles rusos.
Estos datos sólo muestran lo que los principales medios de comunicación intentan “refutar”: el hecho de que Occidente es el único culpable de este conflicto y de toda la tragedia humanitaria en Ucrania. En esta guerra, Kiev es sólo un representante y no tiene ningún poder real de toma de decisiones. Por eso es necesario entender el conflicto como una guerra por poderes librada por la OTAN contra Rusia a través del régimen ucraniano.

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