Stéphane François y Adrien Nonjon
“Somos lo que fuisteis, seremos lo que sois” [1].
Si Jean-Jacques Rousseau y Robespierre se sentían fascinados por el “mito espartano” [2], entonces podemos decir que la extrema derecha [3] también lo ha estado desde hace mucho tiempo, en particular por sus aspectos elitistas y eugenistas. Este artículo analiza la fascinación que Esparta ha ejercido en la extrema derecha. Las referencias a Esparta y a la historia espartana son muy comunes en la extrema derecha desde 1930. Como se trata de un tema bastante amplio, limitaremos nuestro enfoque al movimiento identitario europeo [4] que tiene sus orígenes en Maurice Bardèche y el grupo y la revista homónimos de Europe-Action (1963) hasta llegar a la recuperación del casco de los hoplitas que ha sido muy utilizado por la Génération identitaire. Trazaremos una breve genealogía de los usos que la extrema derecha francesa ha hecho del tema (I), luego profundizaremos en dos usos recientes del mismo: el primero será un ejemplo francés, el Bloc identitaire, fundado en 2002 y rebautizado como Les Identitaires en 2016, con su movimiento juvenil, Génération identitaire, fundado en 2012 y autónomo desde 2016 (II). Mientras que los Identitarios franceses retoman el mito espartano, y en general de la antigüedad mediterránea, como un medio para delimitar los componentes culturales de las formaciones políticas occidentales, idea que esta muy extendida en toda Europa, incluso en regiones que nunca han estado en contacto con el mundo helénico o han sido influidos por esta ciudad (o han tenido poco contacto con ella), la extrema derecha ucraniana tiene una relación bastante ambigua con respecto a Esparta (III). Mientras que el referente espartano se expresa a través de la exaltación de un arquetipo combatiente, otros grupos, como la Wotan Jungend, proponen construir auténticas contraculturas militantes, principalmente musicales, basadas en los legados culturales de la Ciudad del Rey Leónidas. A partir de un análisis histórico de la literatura militante de la extrema derecha y de una revisión de sus principales sitios web disponibles en línea, este artículo propone demostrar que, si bien el mito de Esparta se utiliza para promover normas y valores elitistas y reaccionarios, también se utiliza para inscribir la lucha política de la extrema derecha en un único registro: la defensa de la civilización europea.
La larga historia existente entre Esparta y la extrema derecha. El caso francés
El primero en escribir sobre Esparta en los círculos nacionalistas de su época fue Maurice Barrès, en su Le voyage de Sparte (1906). Fue Barrès quien paso la fascinación por Esparta que sentían Jean-Jacques Rousseau y la izquierda revolucionaria a la extrema derecha nacionalista: “He aquí uno de los puntos del globo donde se intentó construir una humanidad superior. Es demasiado cierto que la vida no tiene meta y que, sin embargo, el hombre necesita perseguir un sueño. Licurgo propuso a los habitantes de este valle la formación de una raza superior. Un espartano no perseguía la supremacía del efímero individuo, sino la creación y el mantenimiento de una noble sangre”. Yendo incluso más lejos Barrès escribió: “Admiro la educación de Esparta. Este pueblo tenía el deseo de querer que sus hijos fueron la prioridad” [5]. Maurice Barrès ejerció una enorme influencia en Alemania, en particular en los círculos ultranacionalistas conocidos como “völkisch”. Este difuso movimiento combinaba el rechazo de la Modernidad con el elogio a las raíces, el antisemitismo virulento y el anticatolicismo [6]. De hecho, el partido nazi surgió precisamente de este movimiento y estaba fascinado por Esparta a la cual consideraba como descendiente de los dorios, antepasados de los espartanos, un pueblo venido del norte. La moral de su ciudad, o supuesta moral, así como su aristocracia igualitaria, ascetismo, políticas eugenésicas que buscaban dar nacimiento a una raza de “semidioses” de “sangre pura”, el culto al valor, la abnegación de sus hoplitas, su sumisión a los intereses de la ciudad y el sacrificio de la figura de Leónidas y la batalla de las Termópilas, alimentaron la ideología nazi y fueron ampliamente utilizados por el Tercer Reich [7]. Los espartanos eran el ideal del ciudadano en armas, el soldado político que se había entregado en cuerpo y alma a la patria.
Si queremos hacer una breve genealogía de la recuperación del mito espartano por la extrema derecha en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial debemos mencionar al francés Maurice Bardèche. Bardèche, profesor universitario [8] y superviviente de los colaboracionistas, fue uno de los teóricos del neofascismo de la década de 1960 en la revista Défense de l'Occident [9]. Él afirmaba que Esparta fue el primer régimen fascista, precursor de una defensa del mundo occidental frente al “peligro comunista”: “El orden de Esparta, el hombre según Esparta, es el único escudo que nos quedará, como todos sabemos, cuando la sombra de la muerte se alce sobre Occidente” [10]. Como muchos otros, Bardèche estaba fascinado por el mito espartano. Esto quedo demostrado en su libro Sparte et les sudistes, publicado en 1969 por Les Sept Couleurs, su propia editorial. Este libro fue reeditado en 1994 [11] y de nuevo en 2019 [12]. En él, Bardèche no dudó en escribir que “existe un socialismo espartano que Esparta afirmó erigiéndolo con sus vigas” [13]. Veía en Esparta un “comunismo de guerra” aplicándole toda clase de referencias fascistas, en su caso la doctrina de los hermanos Gregor y Otto Strasser. En efecto, siguiendo los pasos de su cuñado Robert Brasillach, colaboracionista que fue ejecutado por el Frente de Liberación, veía en el culto a la virilidad espartana una forma de prefascismo: “La educación no tenía otro objetivo que exaltar el valor y la energía. Los muchachos vivían juntos lo antes posibles, en tropas similares a las Balilla en la Italia fascista o las Hitlerjugend” [14]. Incluso llegó a afirmar que las SS “eran los soldados de Esparta” [15].
De hecho, el espartano fue considerado por los círculos nacionalistas de la extrema derecha francesa, pero también en otras partes de Europa, como el arquetipo del “soldado político”: ascético, duro, disciplinado e intelectualmente capaz. El francés Dominique Venner, teórico del nacionalismo europeo y del supremacismo blanco [16], sería su encarnación actual. Unos años antes de la publicación del ensayo de Bardèche (en 1969), el mito espartano reapareció en la extrema derecha, en plena guerra de Argelia, de la pluma de Venner. Éste eligió el casco espartano como emblema de su Fédération des étudiants nationalistes (FEN), fundada en 1960, y después de su grupo Europe-Action y su revista homónima, ambos lanzados en 1963. Gracias a este último, el mito espartano se convirtió en un punto de referencia constante para una parte de la extrema derecha que aún no podía ser clasificada como identitaria, aunque muchos de sus temas principales (la lucha contra la inmigración, la idea de una “gran sustitución”, etc.) ya estaban presentes en sus publicaciones. Este interés por Esparta por parte de Europe-Action fue heredado por el Groupement de Recherche et d'Étude de la Civilisation Européenne (GRECE) [17], cuando algunos de los antiguos militantes de Europe-Action y del FEN, ambos disueltos en 1967, crearon este último. El GRECE puede ser considerado como la organización que sentó las bases teóricas de la ideología identitaria tal y como hoy la conocemos [18]. De hecho, en 1975, cuando los huelguistas fundaron un movimiento juvenil afiliado al escultismo, Europe-jeunesse, eligieron como logotipo un casco espartano estilizado que sigue siendo utilizado hasta el día de hoy. Tanto Europe-Action como el GRECE estaban fascinados por la eugenesia y el elitismo de los espartanos. Ambas organizaciones hacían hincapié en la necesidad de “deshacerse de la escoria genética” en favor de personas física y mentalmente sanas. Sin embargo, desde finales de los años setenta, estas tesis fueron desapareciendo progresivamente del GRECE y luego de los Identitaires a partir del 2000 [19].
El Bloque Identitario y Esparta
El Bloc Identitaire-Mouvement Social Européen (BI) nació en el 2003 a partir de la disolución de Unité radicale, la principal organización nacionalista-revolucionaria francesa de la década de 1990. En octubre del 2009 se convirtió en partido político electoral. Desde el 1 de julio de 2016, el BI es conocido simplemente como Les Identitaires. Para sus fundadores (Fabrice Robert, Guillaume Luyt y Philippe Vardon) se trata de hacer hincapié en el concepto de identidad europea siguiendo el ejemplo del GRECE. Como antiguos asociados a la extrema derecha radical – muchos de ellos vienen del movimiento de extrema derecha de los cabezas rapadas – conocen muy bien los códigos y símbolos culturales usados por esta, en particular los que hacen referencia a Esparta. El uso del término “identitaire” [20] como autodenominación apareció por primera en los comunicados de una reunión de Unité radicale de diciembre del 2001, en medio del consejo nacional del movimiento. A ello siguió la creación de las Jeunesses identitaires en septiembre de 2002. Esta es la primera vez que se usa el término “identitaire” para designar un movimiento. En diciembre de 2002 se crea la asociación Les identitaires, seguida del Bloc identitaire en abril de 2003. Desde el principio, las referencias a Esparta han estado presente, pero de forma discreta, sin el aspecto biológico y antiigualitario de sus predecesores, ya sea con el uso del casco hoplítico, a veces estilizado de forma diferente, o con la lambda, que hace referencia explícita a la ciudad de Lacedemona, es decir, a Esparta. Esta letra era una abreviatura de Lakedaimon, el nombre de Esparta en la época clásica.
El antiguo líder identitario Philippe Vardon, ahora miembro del grupo Reconquête de Éric Zemmour, anteriormente miembro del Rassemblement National, está detrás del uso de la lambda, la cual comenzó a popularizar aprovechando el éxito de la película 300 de Zack Snyder del 2006 y que es una adaptación del cómic del mismo nombre. Esta película describe la batalla de las Termópilas en el 480 d.C. y el sacrificio de los espartanos de Leónidas contra el ejército del emperador persa Jerjes. La recuperación de la lambda crea un paralelismo entre la invasión persa en la época de las Guerras Medicas con el temor a la “gran sustitución” de las poblaciones europeas por otras procedentes del Tercer Mundo, en particular del mundo árabe-musulmanas. Esta recuperación funcionó bastante bien: a partir del verano de 2007, la lambda fue adoptada por varias organizaciones del movimiento identitario europeo (Identitäre Bewegung Österreich en Austria, PEGIDA en Alemania, Generazione Identitaria en Italia y Generation Identity en el Reino Unido) e incluso en Estados Unidos (Identity Evropa). En un manual para sus militantes publicado en el 2011, Éléments pour une contre-culture identitaire, Philippe Vardon presenta una imagen militarista de Esparta donde se hace hincapié en la batalla de las Termópilas y en el origen étnico de los espartanos: “Fueron necesarios tres días para que 300.000 persas derrotaran a 300 hijos de Esparta. Como ciudadanos-soldados (los periecos, que eran libres, pero no ciudadanos, y los hilotas, cuyo estatus era similar al de los siervos medievales y que cubrían las necesidades de los guerreros) y minoría incluso en su propia ciudad desde que fue fundada por los dorios que provenían del mítico Norte, los espartanos no se permitían ninguna debilidad. Ya mencionada en la Ilíada como la gran rival de Atenas y la ciudad más importante hasta el siglo IV a.C., Esparta sigue siendo hoy un mito viviente. Un mito santificado por el sacrificio del rey Leónidas y sus guerreros en la batalla de las Termópilas” [21]. Además de este pasaje, Philippe Vardon dedica otras tres a temas similares: la “Lambda", “Leónidas” y “Termópilas” [22]. Su conclusión es extremadamente interesante: “Frente al Otro absoluto las ciudades griegas dejaron de lado sus antagonismos y forjaron la conciencia de un Nosotros. Este mismo ímpetu lo encontraremos cuando los europeos se enfrentaron por primera vez a los musulmanes (fue en su crónica de la batalla de Poitiers donde Isidoro de Sevilla utilizó por primera vez el término ‘europeos’ para referirse a los caballeros cristianos coaligados)” [23]. En consecuencia, “esta hazaña marcial, este sacrificio en nombre de algo más grande, está ahí para recordarnos que, incluso en una batalla de 300 contra 300.000, nunca es en vano luchar” [24]. Hay aquí dos ideas clave: 1) el Otro es inasimilable y fundamentalmente hostil; 2) debemos defender “nuestra identidad” y “nuestro suelo” frente a una invasión migratoria. Por último, los comentarios de Philippe Vardon revelan un lugar común de la extrema derecha: el militante identitario debe ser un espartano, es decir, debe forjarse intelectualmente, aprender a luchar y hacerse duro.
Los militantes identitarios se identifican así mismos con los espartanos dibujados por Franck Miller en su cómic de 300, el cual fue adaptado por la película del mismo nombre. Según Philippe Vardon, el militante identitario debe ser heroico y rechazar la cobardía. Hay que ir a la batalla (bueno, luchar): “Cada día aprendemos a luchar, y cada día un poco más a querer hacerlo; con la cabeza bien alta podemos caer diez veces, pero nos levantaremos cada vez [sic], para volvernos a enfrentar” [25]. De hecho, entre los líderes identitarios se exhorta a “implicarse de verdad en la lucha” [26]: “La acción como desafío diario al mundo y, sobre todo, a nosotros mismos. Los jóvenes identitarios no viven el activismo únicamente como un medio político, sino como una forma de crecer y realizarse. La primacía de la acción (en forma de acciones, huelgas y campañas), entendida como entusiasmo y frenesí creativo, es una de las señas de identidad del movimiento identitario” [27]. Esparta se ha convertido en un punto de referencia clave para los movimientos identitarios europeos, tanto por su mística como por la imaginación que inspira. Sin embargo, desde mediados de la década de 2010 asistimos a una popularización de este imaginario político y militante en otras partes del mundo. Los confines del mundo eslavo no se quedan atrás en lo que respecta a la fascinación por la ciudad griega y la Antigüedad. El trabajo del filósofo ruso Alexander Dugin y su hija Daria sobre el platonismo político [28] refleja este problema hasta cierto punto. Pero es en Ucrania donde la recuperación de Esparta por parte de la extrema derecha es incluso más visible.
El caso ucraniano
El uso de Esparta en el simbolismo y la retórica de la extrema derecha ucraniana [29] es inequívocamente abusivo y está claramente fuera de sintonía con la propia historia y cultura del país. Si bien Crimea pudo haber sido parcialmente colonizada por los griegos con la fundación en el siglo VI de las ciudades de Teodosia y Quersoneso, que constituirían el fundamento territorial de un futuro reino del Bósforo dominado por la dinastía de los Archaeanactides [30], la inmensa mayoría del territorio que hoy constituye la actual Ucrania nunca se encontró bajo la influencia del mundo griego y mucho menos de Esparta. En consecuencia, las figuras históricas tradicionalmente utilizadas por la extrema derecha ucraniana pertenecen a otros grupos culturales – como los escitas y los sármatas, pueblos nómadas de Asia Central [31] – o bien a figuras de la Edad Media, o al siglo XX, cuando surgió y adquirió forma el nacionalismo ucraniano junto con varios movimientos de resistencia, como es el caso del Ukrains'ka povstens'ka armiya (Ejército Insurgente Ucraniano–UPA). Sin embargo, en este último periodo de tiempo se han ido superponiendo una suma de metadiscursos y referencias globales que parecen animar a la extrema derecha ucraniana a movilizar referentes históricos extranjeros. Por otro lado, debemos tener en cuenta que las practicas de la extrema derecha ucraniana difieren de una región a otra. Hoy en día existe un proceso de estandarización de los medios de acción y culturales en el que ciertos símbolos como, por ejemplo, Esparta son usados como referentes para darse a conocer y extender su influencia en otras partes del mundo [32]. La referencia de la extrema derecha ucraniana a Esparta es tanto explícita como implícita. Su forma más visible es el logotipo del grupo Natsional`nyy sprotyv (Defensa Nacional) que usa abiertamente la lambda de los identitarios europeos [33]. Fundado en 2008 en la región de Odesa, pero que en realidad agrupa a varias células radicales que tienen sus orígenes en Lviv y Kiev, Natsional`nyy sprotyv está dirigido conjuntamente por Serhiy Khodiak, activista proucraniano conocido por su participación en los enfrentamientos del 2 de mayo de 2014 que desgarraron la ciudad de Odesa y causaron la muerte de 48 activistas prorrusos, y Oleksiy “Friend Stalker” Svynarenko, veterano de los primeros enfrentamientos del Donbass en la misma época [34]. En cuanto a las actividades del grupo, dedicadas principalmente a acosar e intimidar violentamente a diversos activistas progresistas ucranianos, Esparta es usado no solo como referente de la Asamblea de Iguales, una estructura elitista encargada de aprobar o rechazar las políticas del Gobierno, sino también como idea de una vanguardia conservadora. Esta analogía histórica es perfectamente coherente a la hora de enfrentarse a las raíces ideológicas del nacionalismo ucraniano radical contemporáneo. La guerra en el Donbass en 2014 reforzó profundamente este último punto, otorgando una nueva legitimidad a los grupos militantes que durante mucho tiempo habían permanecido al margen de los debates políticos y sociales ucranianos.
Los nacionalistas ucranianos, al ser los que conforman los batallones de voluntarios que defienden su país en la primera línea, han desarrollado una consciencia decididamente elitista que les lleva a creer que solo ellos, por la sangre que han derramado, pueden mantener la cohesión general de la (re)nacida nación ucraniana. Como en la antigua Grecia, son “iguales y semejantes” [35]. Por esta razón, la comparación con la Asamblea de Iguales es totalmente apropiada para los grupos de extrema derecha ucranianos como Natsional`nyy sprotyv, cuyo activismo se lleva a cabo en nombre de la nación. En cierto modo, podemos asociar el posicionamiento de los grupos de extrema derecha ucranianos con la timocracia espartana descrita por varios autores de la Antigüedad, como Platón. Esta propugnaba una serie de valores que son rescatados por la extrema derecha como el respeto a los jefes (τιμᾶν τοὺς ἄρχοντας) y el énfasis en la clase guerrera (τὸ προπολεμοῦν) [36] con tal de limitar el demos únicamente a la aristocracia reinante. Al igual que los 300 en la batalla de las Termópilas, Natsionalšnyy sprotyv y sus activistas se ven a sí mismos como el último baluarte de la civilización europea tradicional en contra de cualquier influencia “exterior”. Esta visión, muy extendida entre la extrema derecha de Europa del Este, coincide con la representación que sus militantes hacen de Ucrania en términos de su dualidad geográfica: el muro exterior del continente [37].
Lejos de un simbolismo destinado a justificar un compromiso político violento, la utilización de Esparta como referente, al igual que en el resto de la extrema derecha europea, es elogiada como representación del arquetipo guerrero ideal. El regimiento Azov, que apareció por primera vez en la región de Donbass en la primavera de 2014, es conocido por sus orígenes en la extrema derecha del espectro político ucraniano y, a medida que se ha ido institucionalizando dentro de las fuerzas armadas ucranianas, ha empezado a hacer un uso recurrente de la figura de los espartanos y de Esparta como la encarnación de su ethos guerrero. Desde su institucionalización en el seno de las fuerzas armadas ucranianas en 2015, este regimiento se ha embarcado en un vasto proceso de occidentalización de sus doctrinas [38], lo que le ha llevado a hacer uso de referencias acordes con esta ideología y la imagen de fuerza de combate de élite que ellos mismos quieren transmitir. Esparta es uno de estos referentes: su mundo se construye de forma colectiva y no individual; existe una disciplina estricta independientemente del rango y un estilo de vida rígido [39]. Algunos ven en la orientación ideológica inicial de Azov una continuación del ideal de los cuerpos de combate que era promovido en ciertas formaciones de las Waffen-SS durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque estos comportamientos son intrínsecos al regimiento, hasta el punto de que no merece hacerse énfasis en ninguno en particular, pueden explicarse tanto por el deseo de fomentar un espíritu de cohesión a través de la socialización viril, como para distinguirse del resto de las fuerzas de combate ucranianas, que al comienzo del conflicto del 2014 eran consideradas como ineficaces debido a la corrupción y la incompetencia de sus mandos. Estas elecciones particulares del Batallón Azov pueden verse principalmente en el torneo de Esparta que se celebraba cada año antes de que Rusia invadiera Ucrania en 2022 [40]. Este torneo de un día, que reunía a un puñado de aspirantes, estaba diseñado para poner a prueba la resistencia física y mental con vistas a la inducción. Los candidatos eran sometidos a diversas pruebas que iban desde la carrera, la marcha forzada, la escalada y la lucha grecorromana. La idealización del modelo espartano nunca era indiferente: la encontramos en la dureza de las pruebas, la exaltación de la fuerza física y los combates sin tregua que también se practicaban en esta ciudad antigua. Pero el vínculo con Esparta no se limita a esta concepción del combate: al final de la jornada, y en función de los resultados obtenidos, los soldados son llamados a filas para incorporarse al regimiento. Tras prestar juramento, reciben un escudo y una insignia con un casco de hoplita [41]. Esta ceremonia y entrega de insignias nos dan una idea clara del planteamiento del regimiento: establecer un vínculo con un modelo universal de combatiente.
Las referencias que acabamos de citar son, con mucho, las más evidentes. Sin embargo, las referencias a Esparta también se encuentran en ciertos grupos artísticos, siendo especialmente evidentes los casos de Wotan Jungend y Centuria. El primero es un grupo de Tver (Rusia) liderado por el activista y cantante de black metal Aleksei Levkin, también conocido como “Thule Seeker” [42]. Levkin y sus seguidores huyeron a Ucrania para escapar de la justicia rusa después de cometer un doble asesinato. Desde el 2017 publican la revista Krova i Potchva (Suelo y Tierra), que va por su tercer número. El índice de la revista da prioridad a los temas antiguos [43]. Hay un breve artículo dedicado al modelo organizativo espartano, interpretado por el grupo como “un arquetipo fascista” por su carácter elitista y guerrero, mientras que en otro se alaba el modelo supuestamente racista de Roma. Además de los textos que ensalzan Esparta y la Antigüedad como modelo político-racial ideal, la Wotan Jungend también sostiene que las raíces del Black Metal se encuentran en el mundo griego. Como un movimiento que pretende extender su influencia a todos los niveles de la sociedad, la extrema derecha no puede limitarse a meras actividades encaminadas a ganar elecciones. Al igual que existe un activismo político en forma de panfletos, manifestaciones callejeras y colocación de carteles, la extrema derecha contemporánea también se caracteriza por un activismo cultural destinado a popularizar sutilmente algunas de sus ideas clave y a crear una comunidad partidista unida por un conjunto de códigos y referencias culturales compartidos [44]. La música es uno de los denominadores comunes al interior de la extrema derecha. Desde la década de 1980 existe una cierta connivencia política entre la extrema derecha y determinadas bandas musicales, principalmente en el campo del underground, la música industrial [45], el neo-folk, el rock [46] y, por supuesto, la música metal [47]. La escena del Black Metal es extremadamente variopinta en cuanto a referencias e inspiraciones. No obstante, la Antigüedad griega ocupa un lugar destacado en algunas formaciones musicales, que ven en ella una “edad de oro” de la civilización marcada por la impronta de héroes épicos, parangones de un ideal masculino y de un ethos guerrero que sería importante revivir. Por otra parte, la Antigüedad y Esparta se consideran un periodo pionero en las artes, empezando por la música [48].
Lejos de limitarse a escenificaciones y otros textos inspirados en la Antigua Grecia, ciertos grupos políticos versados en música pretenden demostrar que su arte, por muy diferente y radical que sea, está directamente relacionado con la música tradicional de ciudades griegas como Esparta. En este sentido, la Wotan Jungend ha publicado una serie de trabajos que pretenden demostrar que Esparta es “un eslabón importante en la formación del Black Metal Militant, una argolla en la cadena de oro de la Tradición del mito común indoeuropeo” [49]. A primera vista resulta difícil imaginar a esta ciudad guerrera como la cuna de la música. Platón escribió que “el principal reproche del filósofo a los espartanos es que favorecían la gimnasia en detrimento de la música” [50]. Sin embargo, la música formaba parte tanto de la educación de la mente de los jóvenes espartanos como de la educación de su cuerpo. Los vínculos entre el Black Metal y la música espartana son intrigantes, a pesar de su aparente disparidad. El Black Metal se asocia a menudo con temas oscuros, místicos o incluso satánicos, mientras que la música espartana evoca la grandeza de la inspiración dórica, la disciplina y el valor de los antiguos guerreros de Esparta [51]. Los escritos de Wotan Jungend revelan una sutil correlación en la intensidad y autenticidad que comparten estas dos expresiones musicales, sobre todo en lo que respecta a su ritmo deconstruido [52]. Del mismo modo que los espartanos se entregaban en cuerpo y alma a su causa, los artistas del Black Metal dedican toda su energía a la música, que a menudo está impregnada de una poderosa carga emocional. Wotan Jungend considera que sus tonos musicales brutales y las letras épicas del Black Metal son un eidos – es decir, una metafísica – que reflejan el verdadero espíritu espartano. Estas consideraciones se basan aquí en una recuperación del poeta espartano Terpandre, que vivió en el siglo VII a.C., conocido por sus adaptaciones de Homero y sobre todo por el heroísmo infundido en sus letras mediante la lira barítono, capaz de producir notas estridentes similares a las guitarras utilizadas hoy por el Black Metal. En definitiva, estas dos formas musicales encarnan una forma de fuerza bruta, cada una a su manera, ya sea a través del tumulto de guitarras distorsionadas y ritmos frenéticos del Black Metal o de las melodías marciales evocadas por los espartanos. La conexión radica en la pasión y la devoción que sustentan estas dos expresiones artísticas, cada una de las cuales capta la intensidad y la indomable determinación de su tiempo.
Conclusión
Objeto de fascinación a partir del siglo XVIII, periodo en el que las incipientes naciones intentaban estructurarse a partir de un modelo cohesivo, Esparta representa para la extrema derecha un ideal romántico en el que se entrelazan identidad, guerra y fraternidad. Aunque en este artículo hemos visto cómo se estructuran estos tres componentes en diferentes movimientos, aún queda mucho por hacer para establecer una comprensión exhaustiva de este mito político. Como todos los mitos, Esparta sólo puede entenderse a través de la interpretación de las organizaciones militantes. Aunque estas organizaciones pretenden inscribirse y revivir los fundamentos de la cultura europea evocando el lugar donde esta cultura pudo florecer, este simbolismo no deja de ser selectivo cuando se trata de profundizar en la historia de la ciudad. Curiosamente, los identitarios hacen muy poca referencia a las últimas cinco décadas de existencia de la Esparta independiente [53], concentrándose sobre todo en el factor identitario del símbolo.
Notas:
Canto espartano citado por Renan E. (1882). Qu’est-ce qu’une nation? Paris: Calmann-Lévy.
Jean-Jacques Rousseau consideraba Eparta como “el tipo mismo de la sociedad política justa” (Vernes P.-M. (2001). L'impossible retour vers l'origine: la langue et la cité grecques. En Grant R. y Stewart P. eds. Rousseau and the Ancients/Rousseau et les Anciens. Durham: North American Association for the Study of Jean-Jacques Rousseau, p. 53), mientras que Robespierre estaba fascinado por la cohesión de su sociedad y su cuerpo político (Rosso M. (2007). Véase Les réminiscences spartiates dans les discours et la politique de Robespierre de 1789 en Thermidor. Annales historiques de la Révolution française. 349, pp. 51-7).
Para una definición del concepto de “extrema derecha” léase François S. (2022). Géopolitique des extrêmes droites. Paris: Cavalier Bleu, pp. 21-56.
Podemos definir esta ideología como la necesidad de los grupos etnoculturales de preservar sus particularidades culturales, religiosas y raciales del mestizaje y la indiferenciación: es el derecho a la “identidad” y a definir quiénes somos. Esto última se define como el “producto de la tradición, delegando así en el pasado – y en ciertas formas culturales y maneras de pensar que nos vienen del pasado – el poder a decir ‘quiénes somos’ en el presente” (Bettini M. (2017). Contre les racines. París: Champs actuel, p. 16).
Barrès M. (1987). Le voyage de Sparte. Paris: Édition du Trident.
Louis Dupeux, éd. (1992). La «Révolution conservatrice» dans l’Allemagne de Weimar. Paris: Kimé.
Johann Chapoutot, Le national-socialisme et l’Antiquité, Paris, PUF, 2008.
Especialista en literatura francesa, publicó obras sobre Stendhal, Proust, Flaubert, Céline y Balzac.
Existió de 1952 a 1982.
Bardèche M. (1995), Qu’est-ce que le fascisme? Sassetot-le-Mauconduit: Pythéas, p. 188
Bardèche M. (1994). Sparte et les sudistes. Sasselot-le-Mauconduit: Pythéas.
Bardèche M. (2019). Sparte et les sudistes. Kontre Kulture.
Bardèche M. (1994). Sparte et les sudistes, p. 112.
Ibid. p. 101.
Ibid. p. 214.
Lebourg N. (2019). Les nazis ont-ils survécu? Enquête sur les Internationales fascistes et les croisés de la race blanche. Paris: Seuil ; François S. (2014). Au-delà des vents du Nord. L’extrême droite française, le Pôle nord et les Indo-Européens. Lyon: Presses Universitaires de Lyon.
François S. (2008). Les Néo-paganismes et la Nouvelle Droite (1980-2006). Pour une autre approche. Milan: Archè.
François S. (2021). La Nouvelle Droite et ses dissidences. Identité, écologie et paganisme. Lormont: Le Bord de l’eau.
Estas tesis siguen vivas en grupos radicales. Tal es el caso de la revista Sparta. Ordre vital Perspective ethnoraciale Critique sociale (n°1 en 2020).
Este término genérico es importante porque se refiere a una corriente de la extrema derecha europea, cuyas ideas existían desde finales de los años ochenta.
Vardon-Raybaud P. (2011). Sparte. Éléments pour une contre-culture identitaire. Nice: IDées, p. 232.
Respectivamente p. 143, p. 148 et pp. 243-244.
Ibid., p. 244.
Ibid., p. 244.
Ibid., p. 146.
Sobre el tema de la violencia identitaria véase, François S. (2017). «Mythes et niveaux pratiques de la violence au sein du Bloc identitaire» dentro de Lebourg N. et Sommier I. éds. La Radicalité en politique des années 1980 à nos jours. Paris: Riveneuve, pp. 141-156.
Vardon-Raybaud P. (2011). Action. Éléments pour une contre-culture identitaire, p. 16
Douguine A. (2023). Platonisme politique. Nantes: Ars Magna. Douguina D. «L’univers de la pensée platonicienne», Geopolitika.ru, 2022, https://www.geopolitika.ru/fr/article/darya-dugina-la
-16eme-conference-internationale-sur-lunivers-de-la
-pensee-platonicienne, consulté le 22 avril 2023.
Aun así, la idea de una división derecha-izquierda similar a la de Francia sería difícil de aplicar al caso ucraniano. Por “extrema derecha ucraniana” entendemos la corriente “etnicista” del nacionalismo basada en la exaltación de la lengua, la sangre y la cultura como criterios exclusivos de pertenencia a una nación, la extrema derecha nacionalista considera que la violencia puede ser, en ciertos casos, una herramienta legítima para alcanzar sus fines.
Plokhii S. (2022). Les portes de l’Europe. Traduit de l’américain par J. Delarun. Paris: Gallimard.
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Ibid.
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[38] Brochure (2017). «Azov: profeiinii soldat». Kyiv.
Entrevista informal a un combatiente del batallón Azov que estaba asendado en el regimento de ATEK, Kiev, en febreo del 2017.
Idem, marzo del 2019.
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https://www.pravda.com.ua/rus/
“Buscador de Thule”. Como el resto de los Wotan Jungend, Aleksei Levkin era seguidor del misticismo nacionalsocialista, que no sólo abrazaba varias teorías racialistas del siglo XX, como el origen circumpolar de los indoeuropeos (entendidos aquí como arios), sino que también divinizaba la personalidad de Adolf Hitler.
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Ibid.
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