Iqbal Jassat *
De acuerdo con el reconocido historiador y politólogo israelí Ilan Pappe, así ha sido.
En una reciente entrevista con Amy Goodman de Democracy Now, Pappe, actualmente profesor de historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos de la Universidad de Exeter, explicó por qué cree que ha llegado el momento decisivo para los tribunales internacionales.
La CIJ y la CPI se enfrentan a gobiernos que no están dispuestos a aplicar sus fallos contra el régimen israelí. Y mientras se enfrentan a una falta de cooperación por parte de los gobiernos occidentales, Pappe argumentó correctamente que el resto del mundo, especialmente el Sur Global, estará muy interesado en determinar si términos como “universal” e “internacional” realmente significan lo que representan.
Señaló que, “creo que Palestina es sólo un caso de muchos en los que ahora tenemos una verdadera lucha por definir, de nuevo, qué es universal, qué son los valores universales y qué es la justicia internacional”.
“Y creo que por eso es un momento histórico tan importante”, agregó el autor de varios libros que relatan los crímenes del régimen israelí contra los palestinos en los territorios ocupados.
Para recapitular el contexto de la profunda observación de Pappe, es imperativo subrayar la importancia de los fallos tanto de la CIJ como de la CPI.
Fueron necesarios siete meses de horribles asesinatos en masa en la campaña genocida de Israel y su implacable ataque a Rafah, una ciudad en la parte más meridional del asediado territorio palestino —que continúa hasta el día de hoy— antes de que la CIJ emitiera una orden preliminar el 24 de mayo.
Esto siguió a una solicitud urgente de Sudáfrica que dio como resultado que el tribunal pidiera a Israel “detener inmediatamente su ofensiva militar en Rafah y cualquier otra acción que pudiera infligir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que provoquen su destrucción física total o parcial”.
También ordenó a Israel que mantuviera abierto el cruce de Rafah y permitiera que las comisiones de investigación de las Naciones Unidas entraran en Gaza e investigaran los informes de genocidio en el territorio.
Cuatro días antes, el 20 de mayo, el fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, anunció que había solicitado emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de asuntos militares, Yoav Gallant.
Ciertamente, Khan no tomó esta dramática medida voluntariamente. Aunque también incluyó a tres funcionarios de HAMAS, se puede argumentar, como lo han hecho muchos expertos legales, que la resistencia armada contra la ocupación, el colonialismo y el genocidio israelíes está justificada como un derecho legal.
En 1983, la Asamblea General de la ONU reafirmó “la legitimidad de la lucha de los pueblos por su independencia, integridad territorial, unidad nacional y liberación de la dominación colonial, el apartheid y la ocupación extranjera por todos los medios disponibles, incluida la lucha armada”.
Pero el hecho de que Khan rompiera el dominio de Occidente, en particular de los Estados Unidos, al perseguir a los altos funcionarios del régimen israelí, ha sido recibido como una medida esperada pero bienvenida.
Al comentar sobre las decisiones de la CIJ y la CPI, Raed Jarrar, director de defensa de director de defensa de Democracia para el Mundo Árabe Ahora, o DAWN (por sus siglas en inglés), dijo que es necesaria una acción internacional porque Israel no se responsabilizará ni pondrá fin voluntariamente a sus crímenes contra el pueblo palestino.
Las preocupaciones expresadas por muchos acerca de que las decisiones de las más altas instituciones jurídicas del mundo sean desafiadas y los estados occidentales no puedan o no quieran hacerlas cumplir, refuerzan el argumento presentado por Pappe.
El incumplimiento por parte de Israel debería convertirlo en un régimen paria, sujeto al aislamiento, el boicot y las sanciones globales, pero vemos que mientras Netanyahu intensifica desafiantemente la limpieza étnica de los palestinos, incluso en Rafah, sus aliados occidentales permanecen impasibles e imperturbables.
De hecho, como es evidente, estos estados occidentales sólo están ayudando e instigando este genocidio en Gaza.
La masacre de Rafah, que tuvo lugar dos días después de la sentencia de la CIJ, demuestra el extremo nivel de impunidad del régimen sionista. Bombardeó las tiendas de campaña que albergaban a refugiados en lo que se suponía que era una “zona segura”. Los ataques aéreos mataron a decenas de palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
Cientos más, muchos de ellos mujeres y niños, sufrieron heridas graves.
En Truthout, Michel Moushabeck lo describió como “un gran infierno y muchas víctimas, incluidos niños que fueron quemados vivos en un mar de llamas”.
En otras partes, en varias plataformas de redes sociales, los clips de vídeo mostraban “un niño sin cabeza, cuerpos carbonizados de niños, mujeres y niños corriendo frenéticamente en todas direcciones tratando de escapar de los incendios”, agregó.
“Llevan las atrocidades israelíes en Gaza a un nuevo nivel de crueldad y horror indescriptibles”, remarcó.
No es sorprendente leer a Jonathan Cook presentando un argumento convincente de que, para continuar el genocidio de Gaza, Israel y EE.UU. deben destruir las leyes de la guerra.
Cook confirmó una investigación conjunta del sitio web israelí 972 y el periódico británico The Guardian revelada esta semana, que Israel, con el apoyo de Estados Unidos, ha estado llevando a cabo una guerra encubierta contra la CPI durante la mayor parte de una década
“Su ofensiva comenzó después de que Palestina se convirtiera en parte contratante de la CPI en 2015, y se intensificó después de que Bensouda, la predecesora de Khan, iniciara una investigación preliminar sobre los crímenes de guerra israelíes, tanto los repetidos ataques de Israel a Gaza como su construcción de asentamientos judíos ilegales en Cisjordania y Jerusalén (Al-Quds) Este para limpiar étnicamente a los palestinos de sus tierras”.
Mientras el mundo occidental vacila, Palestina está en llamas. Ilan Pappe está preocupado, como muchos deberían estarlo, por el fracaso del momento de la verdad para enfrentar la hipocresía y los dobles estándares occidentales.
* Iqbal Jassat es miembro ejecutivo de Media Review Network, Johannesburgo, Sudáfrica.
- Se eleva a 274 el número de palestinos que murieron en la operación lanzada por las tropas israelíes en el campo de refugiados de Nuseirat, declaró el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza."Durante la agresión israelí de ayer en el campo de Nuseirat, 274 personas murieron y 698 resultaron heridas. Algunos de los heridos se encuentran en estado crítico", comunicaron las autoridades del enclave palestino. Con estos nuevos datos, el número total de víctimas mortales en la Franja de Gaza desde octubre del año pasado ha aumentado a 37.084, con 84.494 personas heridas durante el mismo período, detalló el Ministerio de Salud.
Análisis: El régimen nacionalsionista israelí y sus pesadillas
Pablo Jofré Leal
Israel y su arrogancia, en el marco de su ideología nacionalsionista, lleva implícita una conducta racista, segregacionista, usurpadora y genocida y vive una agonía propia de aquellas entidades nacidas artificialmente sin base histórica, más allá de mitos y narraciones falsarias desmentidos incluso por sus propios historiadores críticos del invento de lo que llaman Israel, surgida a la vida internacional hace apenas un suspiro, el día 14 de mayo de 1948.
Esta entidad nacionalsionista, surgida a punta de fuego y crímenes se sustenta en pies de barro sostenido en su impunidad genocida, por un poder militar dado por el apoyo cómplice de aquellas potencias hegemónicas en el mundo y que hunden su alianza desde el momento mismo que le prometieron un hogar nacional a aquellos europeos de creencia judía que sirvieron de testaferro para los afanes expansionistas del imperio británico en Asia occidental y posterior portaviones terrestre de la superpotencia norteamericana surgida tras las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Un Israel que exhibe certificados asociación delictiva occidental. Poseedor de armas nucleares, con una existencia basada en el despojo, el expolio y el crimen. Una sociedad de ladrones como lo definió el polaco David Grün – que cambió su nombre por el David Ben-Gurion para darle forma a su adulteración histórica y apelar a cierto origen semita – Una sociedad con su realidad genocida que está llegando a su fin.
Y sostengo que esta realidad vive sus últimos estertores tal como la conocemos hasta hoy, porque después del 7 de octubre del año 2023 – con el levantamiento de la Resistencia palestina en la Operación Tormenta de Al-Aqsa - los pueblos del mundo e incluso gobiernos, que eran incondicionales al régimen nacionalsionista israelí dan cuneta obligadamente de la realidad criminal de una asociación de colonos enquistados en tierras palestinas mayoritariamente extremistas. Una sociedad israelí delictiva, regida por administraciones sustentadas en el terrorismo como elemento central de su existencia y que hunden esa conducta en el carácter fanático y criminal de sus organizaciones fúndante, como fueron las bandas Stern, Haganah, Irgún presididas por los mismos dirigentes que formarían los primeros gobiernos nacionalsionistas israelíes.
El criminal, el delincuente, el ladrón cuando es asediado, criticado, denunciado y combatido en su actuar delirante y perverso, suele reaccionar como aquel forajido, bandido y ladrón, que es sorprendido, infraganti y acude entonces a sus dotes de histrionismo, gritos, amenazas e historias. Una entidad como la israelí, sorprendida con las manos chorreantes de sangre, por más que las esconda, que trata de lavarlas apelando a supuestas acciones de autodefensa, es lisa y llanamente un consorcio del crimen, frente a la cual es necesario actuar con todas las formas de lucha: políticas, diplomáticas, económicas, militares. Aplicar la ley internacional, la Carta de una desfalleciente Naciones Unidas, aplicar las resoluciones permanentemente bloqueadas por los incondicionales del sionismo cono son Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña. Apoyar al pueblo palestino, no solo con palabras, sino que herramientas que permitan combatir a las hordas criminales que invaden su territorio. El sionismo solo entiende el lenguaje de la fuerza y he aquí uno de sus temores principales.
El Eje de la Resistencia
Este nombre causa pavor a la dirigencia, al ejército mercenario israelí y a una sociedad que ha comenzado a sentir en carne propia aquello que el pueblo palestino ha experimentado por décadas. El concepto resistencia representa para la sociedad extremista israelí una especie de anatema de la cual huyen sin éxito Ejemplo de ello es el abandono de los asentamientos ilegales en el norte de la Palestina ocupada, producto de los ataques del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano – Hezbolá - por parte de colonos israelíes y aquellos extranjeros que apelando al llamado derecho al retorno que le permite a todo creyente judío el supuesto derecho irrestricto de emigrar a la palestina ocupada y convertirse en ciudadano israelí con todos los privilegios mal habidos que ello implica – Abandono producto de justos e incesantes bombardeos de la resistencia libanesa que al mismo tiempo que recuperará las ocupadas granjas de Sheeba también apoya la lucha del pueblo palestino atacando a las fuerzas sionistas, tanto tropas regulares como a los colonos paramilitares, apostadas en esa zona. Hezbolá ha sostenido frente a las peroratas bélicas sionistas que “si Israel quiere librar una guerra integral, estamos preparados para ello. Nuestra decisión no es ampliar la guerra, peor la libraremos si se nos impone… Recibimos amenazas en los últimos meses y nuestra respuesta fue que el frente de El Líbano está vinculado a Gaza”, según señala el Sheij Naim Qasem, vicesecretario general de Hezbolá1.
Gran parte de los 300 mil colonos sionistas, que han escapado de la palestina ocupada del norte difícilmente volverán a ocupar una zona de la cual se beneficiaron por largos años. Un éxito para la lucha contra los ocupantes extranjeros, donde ya nada será lo mismo, y que experimentan hoy el fuego justiciero frente a décadas de impunidad. La mantención de miles de efectivos SS – soldados sionistas – en la región norte implica un enorme costo para la economía israelí, que es subsidiada fuertemente por los grupos de apoyo sionistas afincados en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, principalmente y que suelen recibir, además, cuantiosas donaciones de esos gobiernos en materia militar y aportes económicos sin retorno. En estos e incluye Alemania, que sigue entregando jugosas reparaciones derivadas de los acuerdos de reparación firmados en la época del ex primer ministro Konrad Adenauer y el ex primer ministro sionista David Ben-Gurion.
A lo señalado respecto a la resistencia libanesa y sus ataques a las fuerzas sionistas, debemos agregar la acción de la resistencia iraquí que a través de acciones armadas de los movimientos como las Fuerzas de Movilización Popular de Irak (Al-Hashd Al-Sha'abi) y Kataeb Hezbollá, que suelen atacar concentraciones de fuerzas sionistas estacionadas en el este de la Palestina ocupada, pero también zonas costeras, ciudades y centros de gran importancia económica. Incluyendo en ello incluso el puerto de Umm al-Rashrash denominado por el sionismo como Eilat en el sur de palestina, ribereño al Golfo de Aqaba. Recordemos que el pasado mes de marzo la resistencia iraquí atacó el edificio de la sede del Ministerio de Seguridad en Israel, una base aérea militar en los Altos del Golán ocupado, el aeropuerto Ben Gurion y la Estación de Generación de Electricidad en Tel Aviv. Todos ellos blancos situados en la profundidad de las líneas enemigas sionistas, mostrando el poder de fuego de la resistencia. Sumemos el esfuerzo solidario del movimiento Ansarolá de Yemen que con su decisión de impedir el tránsito marítimo hacia el puerto de Umm al-Rashrash ocasiona pérdidas económicas multimillonarias al ente sionista y al mismo tiempo la determinación de lucha d ela resistencia yemení lo enfrenta a los ataques de las fuerzas estadounidenses y británicas cuyos barcos también son blanco de los ataques solidarios, sobre todo en la zona del mar Rojo como aconteció en los primeros días de este mes mayo con el portaviones estadounidense Eisenhower en respuesta al último bombardeo anglo-americano contra Yemen2.
A pesar de su discurso prepotente de su actuar belicista, el ente infanticida israelí analiza con alarma la corriente política internacional, que la pone en el centro de la crítica por su política colonialista, racista, genocida contra el pueblo palestino incrementado ello en los últimos 8 meses que ha propiciado que sus líderes políticos y militares sean acusados de crímenes de lesa humanidad y solicitado su detención internacional por genocidio. Las cifras del exterminio nacionalsionista son escalofriantes: 36 mil palestinos asesinados, el 71% de ellos mujeres y niños. 90 mil heridos, diez mil palestinos que yacen bajo los escombros de escuelas, mezquitas, industrias, hospitales destruidos y que han significado el 75% de la Franja de Gaza en escombros.
Uno de los temores que menciono respecto del sionismo, lo representa la presencia y acción de la República Islámica de Irán, que desde el momento mismo del triunfo revolucionario en febrero del año 1979 se constituyó, no sólo en un referente para los pueblos de la región, sino que, al cabo de 45 años en un aliciente, en un ejemplo que sí es posible enfrentar a las potencias hegemónicas occidentales y sus testaferros, entre ellos al régimen nacionalsionista israelí. Un Irán que, junto a otros miembros de esta visión y práctica de avanzar hacia un mundo multilateral, como es el caso de los fundadores de los BRICS3 posibilita vislumbrar un panorama más auspicioso, que está permitiendo ampliar su abanico de relaciones con gran parte del mundo y enfrentar a grupos que hasta ahora dominaban la escena internacional.
En general, la conducta internacional de Irán en el campo diplomático, pero igualmente en el ámbito de su apoyo a los movimientos de resistencia y el decidió sostén político, militar y logístico dado a cada uno de ellos genera la aparición del nombre de irán en todas las pesadillas de la entidad sionista. Netanyahu y los suyos suele sentir un sudor frío, escalofríos que recorren su espalda, por ejemplo, cuando los avances de la diplomacia persa encuentran su correlato, ya sea en la firma de acuerdos multilaterales con los países de Asia Central en materia de ciencia, energía, comunicaciones, aspectos económicos y también militares. Acuerdos con la India, Kazajstán, Turkmenistán, Rusia, Turquía, entre otros. Israel ve con espanto como la otrora cercada, bloqueada y atacada Irán comienza a salir de ese asedio de las potencias hegemónicas, y se abre al mundo con un prestigio ganado a costa de los esfuerzos de apoyar a pueblos agredidos como Siria, Irak, Yemen y su defensa irrestricta de los derechos del pueblo palestino, en materia de autodeterminación.
El miedo del régimen nacionalsionista se observó no sólo pro los avances logrados en su momento por el llamado Plan integral de Acción Conjunta, sino también por l decisión de intensificar los esfuerzos de debilitar al ente sionista, fomentar el esfuerzo bélico en amplias areas de Asia occidental, que contrarrestaran la política desestabilizadora que Washington e Israel han generado durante décadas. Ya la narrativa falsaria del sionismo respecto a presentar a Irán como una amenaza simplemente caen el campo de lo risible, pues la verdadera amenaza para el levante mediterráneo, Asia central en el Cáucaso Sur y en general, para ampliar regiones del planeta lo representa este virus contagioso que se llama sionismo. Ya ni siquiera sus crónicos llamados a sostener que el antisemitismo se impone contra la “pobre sociedad israelí” queda al descubierto como una mentira palmaria cuando ese sionismo victimista muestra su cara genocida contra Palestina.
Israel teme y le genera urticaria la diplomacia activa de Irán, por ello su política de desestabilizar la revolución islámica no cesa, provocándola permanentemente y la paciencia iraní es memorable pero cuando golpea lo hace con efectividad. Tal ejemplo lo vimos a mediados del mes de abril pasado cuando los drones, misiles y decisión de las fuerzas militares de Irán le mostraron a Tel Aviv que, si las provocaciones se acentúan, una lluvia de fuego caerá sobre las ciudades, bases militares, centros de infraestructuras vitales del sionismo y a ello se sumará cada uno de los movimientos de resistencia. La efectividad de ese ataque iraní hizo retroceder cobardemente al ente nazisionista que simplemente mostró al mundo la cara de terror de aquel que sólo ataca a movimientos mal armados materialmente, pero rebosantes de valor como es el pueblo palestino, pero cuando debe enfrentar fuerzas bien armadas retrocede apocadamente. Israel es una entidad miserable, que se mueve con métodos de guerra despreciables, con el uso del hambre, tierra arrasada, destrucción de fuentes de agua y alimenticias, mediante el ataque a mujeres, niños, destrucción de escuelas, universidades, hospitales, pero que retrocede como rata asustadiza, en forma medrosa ante los combatientes de la resistencia. Los misiles cruzando el cielo palestino sobre la Cúpula de la Roca en Al-Quds, fueron la prueba evidente que el fin del sionismo se acerca.
Finalmente, pero aquí no acaba el horizonte de pavores que sacude al sionismo, es que esta entidad teme que la narrativa victimista que ha sostenido por 76 años esté llegando a su fin. Las sociedades del mundo, incluso de aquellos países donde sus gobiernos son aliados incondicionales del régimen sionista salen a la calle y denuncian el carácter genocida de la sociedad israelí, de sus dirigentes, de sus tropas símiles de las tropas SS y su política de solución final al estilo de aquel plan surgido en la conferencia de Wannsee el año 1942. Israel teme, y con toda razón, que su crédito de víctima crónica, llorosa, lastimera tocó fondo, demostrando que el verdadero antisemita es justamente el sionismo. Se visualice cada día más que la única solución para el logro de la paz en Asia occidental es el fin de esta ideología racista, genocida, criminal, creadora de un sistema de apartheid que se instaló en la región del Levante mediterráneo como un cáncer, que debemos extirpar.
Un régimen que ocupa territorios, que usurpa tierras, demuele casas, destruye cultivos, construye muros que han credo bantustanes en Cisjordania y Gaza, que impide el retorno de los refugiados palestinos, que se opone a cumplir las resoluciones de las Naciones Unidas respecto a devolver los territorios ocupados, a Palestina, Siria, El Líbano. Una entidad que estás siendo condenada y con órdenes de detención a sus máximo cargos políticos y militares por el genocidio que lleva a cabo contra la Franja de Gaza, por su bloqueo total, por su asedio cotidiano, por la violación continua de los derechos humanos del pueblo palestino. Tenemos, como seres humanos y férreos defensores del pueblo palestino, ante el genocidio que se comete contra sus hombres y mujeres, denunciar sin descanso al ente sionista como también en cada país donde los defensores del régimen israelí se escudan bajo el nombre de comunidad judía, utilizando la religión, para así embrollar a aquellos bombardeados por los medios de desinformación y manipulación manejados precisamente por las fortunas ligadas el sionismo estadounidense, francés, alemán, británico. Tener claro este plan de confusión es parte de la Hasbará sionista pues el judaísmo es una religión, mientras que el sionismo que es el pensamiento que anima a estas comunidades, es la ideología que motivó la creación del ente israelí y sus actuales políticas genocidas.
Artículo para HispanTV