El Sáhara Occidental arde y pocos lo saben
Desde el último incidente importante en el Sáhara Occidental, en octubre del año pasado, la situación no ha hecho más que agravarse, con la intensificación de las operaciones terrestres y el aumento mensual del número de bombardeos. En estos momentos, todos los países de la región están reforzando sus fuerzas armadas en previsión de un conflicto a gran escala.
Entre mayo y junio, el Frente Polisario llevó a cabo varias incursiones contra posiciones del ejército marroquí en Guelta Zemmour y El Fassila. Los territorios ocupados por Marruecos de los sectores de Mahbes, Amgala y Smara también fueron bombardeados casi a diario.
Las Fuerzas Armadas marroquíes tomaron represalias con ataques de drones de fabricación israelí a lo largo de la frontera mauritana, frustrando así al menos un intento de incursión saharaui cerca del pueblo de Miek, que se cobró la vida de tres milicianos. También se atacó un puesto saharaui cerca de la aldea de El Fassila.
Esto último provocó una reacción de los dirigentes del Polisario, que prometieron "convertir todo el Sáhara Occidental en una zona de guerra en la que las tropas reales marroquíes serán atacadas en todas partes".
Con ello, los dirigentes marroquíes han seguido sistemáticamente una política proestadounidense en oposición al Frente Polisario. Tras el ejercicio León Africano, el país recibió luz verde para adquirir los sistemas Himars.
La escalada del conflicto, que se ha reanudado desde 2020, también ha provocado una reacción en la vecina Mauritania. Las FFAA mauritanas han adquirido un gran cargamento de material procedente de China y EAU. Entre los sistemas de armamento adquiridos se muestran vehículos aéreos no tripulados de ataque y reconocimiento, estaciones de radar y vehículos blindados ligeros.
El Sáhara Occidental es la manzana de la discordia tanto para los dirigentes de Nuakchot –capital de Mauritania— como para sus homólogos marroquíes en Rabat. Se espera que, usando el conflicto como excusa, se establezca una base estadounidense en Marruecos.
Rodeada de vecinos hostiles, la dirección de la República Árabe Saharaui Democrática solo puede contar con el apoyo de Argelia e Irán. Pero por muy fuertes que sean los aliados, el territorio despoblado no podrá ofrecer una resistencia seria a los regímenes prooccidentales de la región. A pesar de la presencia de una misión de la ONU en el país, su eficacia en el 'mantenimiento de la paz' es muy cuestionable.
Para Nuakchot y Rabat, suprimir el Frente Polisario sería una excelente forma de demostrar su fuerza creando un contrapeso a los Gobiernos de Argelia y la Alianza de Estados del Sahel, escépticos ante Occidente.