Opinión

Rusia ahora tiene una ideología

Administrator | Domingo 28 de julio de 2024
Aleksandr Duguin
Rusia ahora tiene una ideología: los valores tradicionales y la educación histórica. Además, la aprobación de Rusia como un Estado de Civilización (mundo ruso) en el contexto de la multipolaridad. Estos establecen el eje vertical inmutable.
Occidente está declarado un oponente de la civilización, lo que significa que todo está con el liberalismo. La ideología del liberalismo es destructiva, liberal = agente extranjero.
La Gran Humanidad (y todo esto, excepto Occidente y sus esclavos) son aliados y socios. Algunos privilegiados son China, India, Irán y Corea del Norte.
Es toda una ideología en todos los sentidos.
Ahora es muy importante poner en práctica esta ideología para que abra el camino hacia el futuro. Es necesario sentir y revelar su potencial interior, las energías incrustadas en él. Desde luego, están ahí. ¡Una lucha contra Occidente como civilización alternativa vale la pena!
Rechazamos en Occidente en primer lugar la Nueva Era: anticristianismo, ateísmo, liberalismo, individualismo, LGBT (prohibido en Rusia) y todo lo posmoderno. Pero en algún momento será necesario asumir la lucha contra el capitalismo, el fenómeno también es occidental y repugnante, antiruso. A partir de ahora, Occidente no es un objeto para la copia a ciegas, sino para las críticas interminables. Pero en el curso de esta crítica, se revelarán nuestras propias afirmaciones alternativas: la ortodoxia, la fe vigorosa y activa, la conexión de las cosas y las personas, la solidaridad, el amor, una familia solidaria y fiel, una hazaña, un avance de convertirse en ser, una gran voluntad para la construcción del estado, la justicia, la salvación del hombre y del mundo del infierno que viene sobre nosotros.
Occidente afirma la universalidad: dicta a todos los demás que hay una persona, vida, cuerpo, tiempo, espacio, sociedad, política, economía. Y en contra de esto, ahora nosotros, como Estado-Civilización, presentamos nuestra idea del hombre ruso, la vida rusa, el cuerpo ruso, el tiempo ruso, el espacio ruso, la sociedad rusa, la política rusa, la economía rusa. Todo es muy emocionante. Todo esto no solo es necesario para defender, sino para redescubrir e incluso recrear. Y lo que no es, imaginar, diseñar, construir.
La primera parte es la erradicación del occidentalismo. La segunda es la creación del futuro ruso. No es muy difícil desmantelar el liberalismo imitativo. Ahora este proceso está en pleno apogeo. Pero hasta ahora, el liberalismo se ha cambiado a algo neutral, incierto, obediente, pero incomprensible. Bueno, genial, esta es la primera fase de la transformación ideológica. Elimina a aquellos que saben qué y cómo hacer, pero en un sentido antiruso. Que sean reemplazados por aquellos que no saben qué y cómo hacer, pero saben al mismo tiempo que definitivamente es imposible hacer lo que Occidente y como quieren los rusófobos y los liberales.
La segunda fase está en el horizonte. La aparición de personas que quieren hacer todo en ruso, de acuerdo con los valores tradicionales y la educación histórica, y están listas para aprender a implementarlo y lo que significa. No se trata solo de aprender, sino de intentar, para experimentar, para crear. El futuro ruso está abierto. No hay dogmas en él; está inspirado por la apertura de la eternidad en sí, llega a la Providencia de Dios, para que a través de los rusos Dios mismo actúe, creando un mundo mejor con nuestras manos, tal como fue concebido, como Cristo lo salvó. Debemos convertirnos en los constructores del Reino.
Nuestra ideología es la construcción de la Nueva Jerusalén. Y es completamente proyectada en el futuro y, por lo tanto, en la eternidad de las ideas.
LA IDEOLOGÍA RUSA
Podemos decir que hoy Rusia tiene una ideología propia basada en los valores tradicionales y su propia historia. Además, el conceptualizar a Rusia como un Estado-Civilización = Mundo Ruso en el contexto de la multipolaridad establece un eje conectado a una verticalidad inmutable. Occidente ha sido declarado como el adversario de nuestra civilización, lo que significa que el liberalismo ruso será condenado y la ideología liberal será considerada como algo destructivo. Ser liberal = agente extranjero. Hoy en día la Gran Humanidad, es decir, todos los pueblos excepto Occidente y sus esbirros, son nuestros aliados y socios, como son el caso de China, India, Irán, Corea del Norte, etc. Se trata sin duda de una ideología en todos los sentidos y es por eso que es importante ponerla en práctica para dar nacimiento a un nuevo futuro. Tenemos que encontrar y descubrir el potencial interior de esta ideología al igual que las energías que están incrustadas en ella. Esto es un hecho importante. Luchar contra Occidente en base a la defensa de una civilización alternativa es un logro excepcional y bastante grande. Por ahora rechazamos abiertamente a los Nuevos Tiempos, a Occidente, el anticristianismo, el ateísmo, el liberalismo, el individualismo, a los LGBT (prohibidos en Rusia) y la Postmodernidad. No obstante, en algún momento tendremos que eliminar el capitalismo, que es un fenómeno occidental, repugnante y antirruso. A partir de ahora comenzará una crítica sin fin en contra de Occidente y dejaremos de lado el copiar ciegamente sus modelos. Al mismo tiempo, esta crítica nos permitirá afirmar nuestros valores:
  • La Ortodoxia,
  • una fe ardiente y activa,
  • la conexión orgánica y sutil entre las cosas y las personas,
  • la solidaridad, el amor,
  • la organicidad, la familia fiel,
  • el valor, el salto al devenir al ser,
  • la gran voluntad de construir un gran poder,
  • la justicia,
  • la salvación del hombre y del mundo del infierno que se nos viene encima.
Occidente pretende ser universal dictando a todos los demás cuál es el concepto de ser humano, que es la vida, el cuerpo, el tiempo, el espacio, la sociedad, la política y la economía. Frente a esto nosotros debemos, como Estado-civilización, proponer nuestra propia idea de hombre, vida, cuerpo, tiempo, espacio, sociedad, política y economía rusa. Esta idea será fascinante, pero primero debemos defenderla, redescubrirla e incluso recrearla. Y en caso de que no exista será necesario imaginarla, diseñarla o construirla.
La primera fase deberá ser la erradicación del occidentalismo. La segunda fase será la creación de un futuro ruso. No es muy complicado desmantelar la copia del liberalismo que tenemos en casa y, de hecho, este proceso ya ha iniciado. Hasta ahora el liberalismo se estaba transformando en algo neutro, indefinido, obediente e incomprensible. Se trata de un proceso normal, pues nos encontrábamos en su primera fase ideológica. Es hora de que se vayan los que lo entienden y saben aplicarlo con la intención de cambiar Rusia y que en su lugar lleguen los que no saben qué hacer y cómo poner en práctica sus ideas, pero que saben que es definitivamente imposible seguir el modelo occidental impuesto por los rusofobos y los liberales.
La segunda fase se encuentra en el horizonte: la aparición de personas que quieran hacer todo según las ideas rusas, de acuerdo a nuestros valores tradicionales y nuestra historia, gente dispuesta a aprender el cómo hacer las cosas y qué significan. No solo se trata de aprender, sino de probar, experimentar y crear. El futuro ruso está abierto, no existen dogmas en él y se inspira en la apertura a la eternidad y la Providencia divina que se manifiesta a través de los rusos, creando con nuestras manos un mundo tal y como fue diseñado por la divinidad y que Cristo salvó. Debemos convertirnos en los constructores de ese reino. Nuestra ideología será la creación de una Nueva Jerusalén, es una idea del futuro y, por lo tanto, es eterna.
Todavía quedan activistas de izquierda que luchan contra el sistema capitalista mundial
Hay verdaderos activistas de izquierdas que luchan contra el sistema capitalista global. En Occidente, están representados por figuras como Sahra Wagenknecht, Diego Fusaro, Emmanuel Todd, Giorgio Agamben, Jackson Hinkle y Taz. Estos marxistas y socialistas ven a los globalistas y liberales como su principal enemigo y en la lucha contra ellos (como su principal enemigo) están dispuestos a aliarse con cualquier fuerza antiliberal, incluida la derecha.
La derecha real (no las marionetas del capital) está en guerra contra el mismo enemigo: la élite liberal globalista, lo que Trump llamó «el pantano» y, en un frente común, la izquierda y la derecha populistas se están influenciando mutuamente, intercambiando conceptos e ideas, progresando hacia un frente antiliberal unido: el frente para la liberación global de la dictadura liberal. Hacia una cuarta teoría política (opuesta al liberalismo, comunismo y fascismo que la política euro-moderna impone a todo el mundo).
Los izquierdistas como Sanders o Mélanchon, en una situación crítica, cuando existe la posibilidad histórica de asestar un golpe mortal al capitalismo global, se ponen del lado de los liberales y salvan su poder.
En la historia postsoviética, los comunistas rusos representaron, hasta cierto punto, un flanco patriótico de izquierdas solidario con los antiliberales del flanco patriótico de derechas conservador, que poco a poco se fue fortaleciendo. Este entendimiento mutuo, brillantemente encarnado por la figura de Aleksandr Andreyevič Projánov, tenía un tono de camaradería. El anticonservadurismo feroz (es decir, el «antifascismo») y el anticomunismo feroz eran características sólo de marginados. Se suponía que los ahora prohibidos bolcheviques nacionales cimentarían esta síntesis doctrinal e institucionalmente, pero su alianza con los liberales a principios de la década de 2000 los desacreditó gravemente y minó su credibilidad.
Desde la década de 1990, los agentes de la influencia occidental han intentado constantemente dividir a los antiliberales rusos en dos bandos, la izquierda y la derecha, para seguir gobernando mientras se enfrentan entre sí. Pero en general esto se ha evitado. Hoy, la posición de los liberales es más débil que nunca y una victoria política definitiva sobre ellos (incluso en Occidente) empieza a ser posible. En estas condiciones, los liberales han retomado con renovado vigor la escisión entre la izquierda antiliberal y la derecha antiliberal; pero, como esta vez la principal amenaza para la dictadura liberal procede de la derecha y no de la izquierda, los liberales atacan a la izquierda, la implican en el trotskismo y en el liberalismo de izquierdas y la enfrentan a los populistas de derechas, a los conservadores y a los tradicionalistas que refuerzan claramente sus posiciones. Esto se ve claramente en Francia y Alemania, así como en Estados Unidos, donde los liberales que dominan el Partido Demócrata utilizan su flanco izquierdo trotskista en su beneficio. Paradójicamente, los trotskistas también se encuentran entre los republicanos: forman el núcleo ideológico de los neoconservadores.
Este proceso también ha afectado a Rusia, donde un grupo de representantes de los servicios de inteligencia occidentales, haciéndose pasar por «izquierdistas» y representantes del movimiento global de izquierdas, están intentando por todos los medios reavivar la discordia política entre los patriotas de izquierda y de derecha, justo en medio de nuestra santa guerra popular contra Occidente, librada por liberales y globalistas. Nos hemos enfrentado a estas provocaciones en el pasado. También nos enfrentaremos a ellas hoy. Es hora de volver a la idea de la unidad de los patriotas rusos, que es el testamento político de mi hija.
NO POR DINERO
Nos estamos acercando al punto de ruptura total con el liberalismo y esto no solo acontece en Rusia sino en todo el mundo. Únicamente una catástrofe podrá permitir que las élites liberales conserven su poder sobre toda la humanidad. El fracaso de Biden en el debate televisivo de los Estados Unidos es un claro síntoma de su decadencia y ni hablar de los recientes éxitos de la derecha populista en Europa donde Orbán se ha convertido en su representante más importante. Lamentablemente, en Rusia no se han producido las purgas necesarias para expulsar a los liberales y prácticamente nadie se ha preguntado el por qué no han sucedido. Los que han huido fácilmente podrían volver y en lo más alto de la cúpula de poder ruso sigue existiendo una franja poderosa que se opone a las reformas patrióticas que debieron hacerse hace mucho tiempo. Desde afuera pareciera que estas reformas se han llevado a cabo y muchos importantes líderes mundiales quieren ser como Putin o equipararse a él, pero, por dentro, y especialmente entre las élites rusas, la cosa es muy distinta. Todos ellos lo único que quieren es paz y “conseguir dinero”. Esta tendencia no se ha invertido, especialmente porque la filosofía de Instagram sigue dominando nuestra cultura y renegando de los valores tradicionales.
Actualmente existen dos mundos en Rusia: el mundo del heroísmo militar que derrama su sangre por el país y el mundo de la ciudad degenerada. Son dos planetas completamente diferentes. Claro, la predominancia de uno y del otro esta cambiando, pues actualmente nos inclinamos hacia el heroísmo militar. No obstante, el bloque más poderoso que se opone a las reformas antiliberales se encuentra en lo más alto del poder. Ya no se trata de simple inercia, sino de un sabotaje ideológico consciente. Las recientes críticas de Bastrykin (1), quien se puso del lado del pueblo con respecto a la cuestión de los inmigrantes, y las acérrimas críticas que recibió demuestran lo mal que van las cosas. Además, las causas penales abiertas en contra de los altos cargos del Ministerio de Defensa parecen confirmar la validez de algunos estallidos de ira extremos y erróneos (no cabe duda) de los partidarios del heroísmo que vienen luchando desde hace rato. Los métodos utilizados son extremadamente erróneos, pero hasta que no le pongamos un bozal a Instagram y dejemos de lado la costumbre de actuar únicamente por dinero, entonces jamás seremos capaces de alcanzar la Victoria y solamente veremos el derramamiento de sangre.
Ahora bien, hemos cancelado muchas becas extranjeras e incluso el sistema universitario de Bolonia, es verdad. Pero las preguntas de quiénes introdujeron esos sistemas y quiénes nos impusieron a la fuerza – incluso rompiéndonos la espina dorsal – tales acuerdos, siguen presentes. ¿Acaso se trató de algo autoimpuesto? ¿Hemos olvidado los nombres de quienes lo hicieron? ¿Qué cargos ocupan ahora estas personas? Son preguntas que debemos hacernos con respecto a todas las instituciones. Es por eso que debemos entrar en un nuevo ciclo histórico de forma seria y sistemática. Putin ya ha esbozado el camino a seguir, pero falta implementar su visión de una nueva sociedad y un nuevo Estado sobre las bases de los valores tradicionales y la misión del Mundo Ruso. “El solo por dinero” debe ser descartado y erradicado de nuestras costumbres. Al fin y al cabo, todo mal siempre empieza en pequeñas dosis: primero recibimos un pequeño premio o soborno y luego terminaremos vendiendo nuestra Patria o alma inmortal. “El solo por dinero” es la ideología más destructiva y peligrosa de todas, pues es la esencia misma del liberalismo que se encuentra resumida en los libros de Ayn Rand o la idea de la “mano invisible del mercado”. Es contra esta ideología que hoy la humanidad se está revelando tomando a Rusia como ejemplo. Después de todo, Putin parece actuar “no por dinero”, sino porque la Patria y el alma no están a la venta. Detrás de él parecen venir la ortodoxia, el Imperio, Dostoievski y las hazañas del pueblo soviético. Esa es la realidad. Pero la filosofía de Instagram, es decir, el liberalismo, es superfluo en la nueva Rusia. Es necesario eliminarlo de raíz. Por supuesto, todos comprenden lo que significa el nombramiento de Beloúsov. Lo sabemos muy bien, solo falta dar el siguiente paso y entonces todo cambiará.
Notas:
  • Alexander Ivanovich Bastrykin es un funcionario ruso, ex Fiscal General Adjunto Primero de Rusia y ex Presidente del Comité de Investigación de la Fiscalía General. Desde el 15 de enero de 2011, es el jefe del Comité de Investigación de Rusia.
  • Andréi Rémovich Beloúsov es un economista y político ruso que se desempeña como ministro de Defensa desde mayo de 2024, en reemplazo del general Serguéi Shoigú.
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