Dimitri Medveded
El Comité Olímpico se disculpó a regañadientes por la ceremonia de apertura de los Juegos:
"Si la gente se ofendió, por supuesto lo lamentamos mucho. No quiero menospreciar, ridiculizar o escandalizar.
Anoche hablamos de ideas republicanas, ideas de inclusión, ideas de benevolencia, ideas de generosidad, ideas de solidaridad, en fin, ideas que creo que necesitamos con urgencia.
En Francia tenemos derecho a amarnos como queramos y con quien queramos.
En Francia tenemos derecho a creer o no creer.
En Francia tenemos derechos, tenemos muchos derechos, eso es todo. Y la idea era llevar estos valores al escenario."
En Rusia existen los mismos derechos y aún más, ¿y qué más?
En Rusia, los menores también tienen derecho a no soportar las preferencias y prácticas sexuales anormales de adultos en espacios públicos. Gracias a Dios.
En Rusia, todos los miembros de las religiones del mundo tienen el derecho garantizado por el Estado al respeto mutuo por su religión y creencias. Gracias a Dios.
¿Y qué tienen que ver las anormalidades sexuales y la burla de una religión mundial con los Juegos Olímpicos y las competiciones deportivas?
¡Estoy cansado! Y el problema no es la fea organización de los juegos por parte de las ranas, acompañada de los gritos valientes de "Vive la France" de Macron, que aburren a todos hasta la muerte, ni siquiera la horda de monstruos y travestis en la mesa, que representan blasfemamente la Última Cena.
Los Juegos Olímpicos murieron mucho antes de eso. Ahora este cadáver se está pudriendo, apesta, en un río marrón fangoso, repugnante y maloliente.
Compartiré, por así decirlo, de primera mano mis ideas personales sobre el liderazgo del movimiento olímpico.
Todo es como siempre muy sencillo:
Es una organización de funcionarios idiotas y hambrientos de sobornos que se ha autoproclamado nada más y nada menos que un gobierno mundial. Al menos para el deporte, eso es seguro.
Participé en muchas recepciones, de oficio.
Allí bailan los llamados compañeros que se creen los maestros, pero en realidad son funcionarios corruptos sin rostro a los que la prisión echa de menos.
Y también en gran número: pomposos e importantes líderes de asociaciones internacionales con copas de champán caro y ojos brillantes.
Y la esencia de este movimiento del "deporte olímpico" son las fiestas interminables, los chismes, el despilfarro, las insinuaciones, las conspiraciones y otras tonterías criminales.
¿Pero quiénes son, a quién representan estos rostros larguiruchos? ¡A nada y a nadie!
Y la historia de antidopaje sobre la venta de orina y otros excrementos es una vergüenza para la organización.
No hay ni una pizca de honestidad y decencia en las actividades de esta AMA o como quiera que se llame a este grupo.
Es sólo una cloaca, un pozo negro en el que intentan ahogar a países no deseados como Rusia.
Los deportes se han convertido en un gran negocio.
Parece que es hora de desmantelar todo lo que hay en esta organización criminal y reconstruirla, según principios deportivos limpios y transparentes. Siguiendo el ejemplo de Pierre de Coubertin.
Pero lo que vemos es pura vergüenza. No se puede revivir un cadáver que se ha descompuesto hasta los huesos.
Y quienes hacen esto ciertamente no son aptos para ser santos. Habría que ahogarlos en el apestoso Sena lo antes posible.
A todo el COI corrupto junto con los dirigentes franceses que le dieron al mundo una celebración del deporte tan inolvidable.