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Estados Unidos absorbe 2.000 millones de toneladas de CO2 desde el suelo con una técnica ancestral amazónica

Administrator | Domingo 22 de septiembre de 2024
En un avance significativo para la lucha contra el cambio climático, Estados Unidos ha comenzado a implementar tecnologías innovadoras que permiten la captura de dióxido de carbono (CO2) directamente de la atmósfera, utilizando robots agrícolas. Esta iniciativa, encabezada por la startup Applied Carbon, está diseñada para transformar residuos vegetales en biochar, o biocarbón, un material que tiene la capacidad de almacenar carbono de forma segura durante décadas y también mejorar la salud del suelo.
La tecnología desarrollada por Applied Carbon se basa en un proceso que convierte biomasa residual en biochar mediante un sistema que no sólo captura carbono, sino que también potencia la fertilidad del suelo, lo que puede traducirse en un aumento del rendimiento agrícola. Con un potencial de captura de hasta 2.000 millones de toneladas métricas de CO2 al año, esta innovación se presenta como una herramienta crucial en la batalla contra el calentamiento global.
Mientras las empresas emergentes buscan soluciones industriales costosas para extraer el dióxido de carbono, algunos emprendedores han decidido mirar hacia la naturaleza para encontrar respuestas. Entre ellos, destacan Jason Aramburu y Morgan Williams, de Applied Carbon, quienes han encontrado en el biocarbón, o biochar, una solución potencialmente transformadora.
El biocarbón, una sustancia similar al carbón derivada de la biomasa residual, ha sido utilizada durante más de 2.000 años por las comunidades de la cuenca del Amazonas para mejorar la calidad de sus suelos. Su capacidad para almacenar carbono durante décadas, incluso siglos, lo convierte en un recurso valioso en la lucha contra el cambio climático. Según expicó Aramburu a Techcrunch, "ambos creemos en el biocarbón como una solución para eliminar el dióxido de carbono".
Sin embargo, la escalabilidad de este proceso se presenta como un obstáculo considerable. Tras varias reflexiones, Aramburu y Williams idearon una solución que revolucionaría la manera en que se produce biocarbón. En lugar de transportar residuos agrícolas a plantas de biocarbón, decidieron llevar la planta a la granja, desarrollando una maquinaria que transforma directamente los desechos en biocarbón en el lugar de origen.
Así nació Applied Carbon, antes conocida como Climate Robotics. Su innovador apero agrícola, arrastrado por un tractor y alimentado por una cosechadora, permite que los residuos de cultivos sean triturados y procesados en biocarbón en un solo movimiento. Este enfoque no solo simplifica la logística, sino que también reduce los costes, potenciando la producción de biocarbón. "Se me ocurrió que la mejor manera de hacer algo con los residuos agrícolas era emular ese modelo de operación", explica Aramburu.
Prototipos y ronda de financiamiento
La empresa ha producido cinco prototipos en cuatro años, diseñados principalmente para procesar residuos de maíz, pero versátiles para una variedad de cultivos. Actualmente, Applied Carbon se encuentra en la fase de transición de prototipos a producción inicial, impulsada por una reciente ronda de financiamiento de 21,5 millones de dólares. Este capital será crucial para establecer sus operaciones en Texas, Oklahoma, Arkansas y Luisiana, donde el biocarbón generado servirá para compensaciones de carbono vendidas a empresas como Microsoft.
A medida que el movimiento por la sostenibilidad se fortalece, Aramburu y Williams también planifican un futuro donde los agricultores puedan arrendar o comprar sus equipos y beneficiarse directamente de los créditos de carbono generados. Su ambición es que, para alcanzar una escala de gigatoneladas de captura de carbono, se requiera una red amplia de agricultores y tractoristas contribuyendo al proceso.
"Queremos ser más como un John Deere", enfatiza Aramburu, aludiendo a su deseo de transformar su innovador enfoque en una solución escalable y accesible para el sector agrícola. Applied Carbon no solo representa una aportación valiosa en la lucha contra el cambio climático, sino que también ofrece un nuevo modelo de sostenibilidad que podría redefinir la relación entre agricultura y medio ambiente en las próximas décadas.
AL CLIMA NO LE PASA NADA NUEVO, SEGÚN LOS GEÓLOGOS
Los geólogos descubrieron que los climas del pasado habían sido diferentes. Investigaron las glaciaciones, comprobaron la existencia de periodos más cálidos sin hielo en los polos y relacionaron dichos cambios climáticos con la deriva de los continentes, los cambios en la órbita de la Tierra y las alteraciones en las corrientes oceánicas.
Averiguaron que el mar ha subido 120 metros desde la última glaciación y ha bajado varios metros en los últimos miles de años. Descubrieron que en tiempos de los minoicos, los romanos y la baja edad media las temperaturas habían sido más altas que en la actualidad.
Todo ello lo hicieron extrayendo núcleos de hielo de los casquetes y de sedimentos de los fondos oceánicos y de lagos, analizando los corales, comprobando los fósiles, diseccionando las estalactitas de cuevas, investigando los residuos volcánicos, analizando los isótopos de los elementos y muchas otras técnicas precisas.
  • Con sólo un ligero aumento de las PPM de CO2 desde el año 2000 al 2023, ha aumentado en un 55’5% la masa forestal terrestre. No lo oirás en ningún telediario.
Por ello, muchos geólogos no creen que haya nada nuevo en el cambio climático actual. Opinan que es más de lo mismo y dudan que su causa sea fundamentalmente el incremento de nuestras emisiones de CO₂. Les preocupa el alarmismo de quienes cuentan el tiempo en años (en vez de milenios o millones de años) y para los que todo es nuevo. Y eso incluye a los científicos climáticos, una ciencia sin ninguna tradición donde todo lo que pasa es nuevo y solo puede explicarse culpando a la humanidad.

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