Flávia Villela
Los drones no son nada nuevo en los campos de batalla y en los conflictos del mundo contemporáneo. Sin embargo, con el vertiginoso avance de la tecnología, estas aeronaves están ganando más capacidad para almacenar munición, realizar ataques más precisos, mortíferos y algunos modelos, tienen características autónomas.
Además de preservar la vida del combatiente humano, generar más economía y actuar de forma ágil y eficaz, los drones cambiaron radicalmente el escenario de los conflictos, afirmó Carla Michel, abogada, doctoranda y máster en Ciencias Aeroespaciales de la Universidad de la Fuerza Aérea de Brasil (UNIFA por sus siglas en portugués), en conversación con Sputnik.
"Cambió demasiado la planificación de la guerra, modificó bastante la organización de las acciones de defensa en los conflictos reales", indicó.
La abogada, que también es miembro de la Comisión de Derecho Aeronáutico de la Orden de los Abogados de Brasil de Sao Jose dos Campos y Paraibuna, señaló que el conflicto entre Rusia y Ucrania puede ser considerado un hito en el uso de drones, con "cambios de paradigma, adelantando elementos, puntos de atención en relación al uso de estas aeronaves".
A su vez, en entrevista con Sputnik, el profesor de Ciencias Aeroespaciales de la UNIFA y coronel de reserva de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), Eduardo Valle, señaló que existen diferentes tipos de drones y aplicaciones, distintos costos y efectos.
"En esta categoría de drones militares, hay diferentes tipos de funcionalidad e incluso tipos de drones. Está el que es muy pequeño, que ahora se popularizó en el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero también hay drones muy grandes, que son similares a los aviones convencionales", explicó.
Algunos lanzan bombas, otros explotan cuando alcanzan su objetivo. También están los drones kamikaze, que son la bomba en sí, los drones de mapeo, entre otros, enfatizó Valle.
"Los drones más pequeños, que se utilizan comercialmente y que han sido adaptados para su uso en combate, son drones que tienen artefactos explosivos improvisados en su cuerpo, en su estructura, y utilizan este explosivo en un determinado sector del campo de batalla, logrando muchas veces efectos importantes, como destruir un carro de combate o incluso una pieza de artillería", explicó.
Los de mayor tamaño, en cambio, tienen capacidades mucho más amplias, con bombas guiadas, misiles y cohetes con mayor carga explosiva.
Como es un sector con un poder polifacético, muy eficaz y mortífero, Michel advirtió que es vital contar con una legislación internacional segura para este tipo de armas, con los derechos humanos como una de las premisas.
"En un conflicto armado hay que tener como guía las reglas del Derecho Internacional Humanitario [DIH], que son reglas más orientadas a la guerra en sí, de los derechos humanos, que son normas básicas. El dron tiene una gran capacidad, pero también tenemos que comprobar toda la necesidad de normalización en torno a este vector, que nos da soporte incluso para la acción y también para la preservación de vidas", argumentó.
El militar recordó que el uso de drones en los campos de batalla no es nuevo y puso como ejemplo la guerra de Vietnam. También recordó que este tipo de vehículos ganó popularidad tras las campañas de Estados Unidos y sus aliados después del atentado del 11 de septiembre de 2001, cuando empezaron a utilizar drones militares de mayor tamaño contra líderes de grupos insurgentes y terroristas.
Según él, hasta entonces los drones entraban en el ámbito de aplicación de las leyes vigentes y del derecho de guerra cuando se encontraban en el campo de batalla, ya que se asemejaban a piezas de artillería o a un avión. Con las nuevas tecnologías, esto cambió.
"La cuestión en torno al dron es la cuestión de la autonomía. Y luego entramos en el tema de la inteligencia artificial, que permite que el dron tenga reflejos o reacciones que los algoritmos de a bordo le permitirán tomar medidas, en función de una amenaza concreta o del comportamiento del adversario", subrayó.
Inteligencia artificial: un arma de doble filo
Algunos drones que utilizan inteligencia artificial disponen de un dispositivo que compara la información que obtiene de un sensor óptico con la que tiene en la memoria integrada en el propio misil o dron, explicó.
"Navega a lo largo de su trayectoria, reconociendo el terreno y, cuando se acerca a lo que entiende que es el objetivo, compara, por ejemplo, el formato arquitectónico de la ingeniería de ese objetivo, la estructura de ese objetivo con los datos de a bordo que tiene, y entonces decide la dirección de ese misil hacia el objetivo militar", explicó.
Valle señaló que este es uno de los principales debates en torno a los drones en la actualidad, incluso en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Cuando un dron se lanza y, deliberadamente o no, pierde la comunicación con el ser humano que está detrás de su operación, empieza a comportarse de forma autónoma. Y ahí es donde surgen los grandes debates en torno a la rendición de cuentas, la cuestión de la ética, la cuestión de la transparencia en el uso de estas tecnologías, que genéricamente se caracterizan como drones", recalcó.
Los llamados daños colaterales —cuando los ataques provocan la muerte de civiles— se producen generalmente por errores de inteligencia en los que la información sobre el objetivo ha sido malinterpretada, mal obtenida y/o descuidada por el operador del dron, subrayó.
"Si no se dispone de una buena inteligencia, de una buena capacidad para obtener información sobre dónde están los objetivos —objetivos de naturaleza militar, obviamente, no objetivos aleatorios—, se correrá sin duda el riesgo de transgredir algún precepto, algún principio, alguna norma del derecho de la guerra", afirmó.
A su vez, la experta Michel argumentó que esta tecnología aporta muchas posibilidades, pero también tiene salvedades y debe utilizarse con mucha cautela.
"Cautela de naturaleza humana y también de marco jurídico irrefutable, de seguridad jurídica que garantice elementos de responsabilidad, elementos de verificación de que cada actor en esa cadena de acción es responsable", expuso.
Por lo tanto, una de las definiciones jurídicas apremiantes, señaló la analista, se refiere a los límites de la autonomía de la IA en combate y a garantizar que las decisiones críticas permanezcan bajo control humano, organizando las responsabilidades, las acciones de cada persona, con el fin de preservar vidas.