Thierry Meyssan
La Unión Europea no es una creación de los europeos. Estados Unidos y el Reino Unido la concibieron para controlar mejor a los pueblos de Europa. La Comisión Europea, que antes se denominaba “Alta Autoridad”, es una administración no sometida a elecciones que se encarga de imponer a los países miembros de la UE la voluntad de Washington y de Londres. Durante los últimos años, las prerrogativas de la Comisión Europea se han ampliado en detrimento de la soberanía de los Estados miembros de la UE, proceso que ha sido impuesto a los pueblos sin cambiar ni una coma en los tratados ya firmados. Siguiendo esa misma línea, el primer ministro francés, Michel Barnier, introduce en el gobierno de Francia al Partido Demócrata de Estados Unidos y a la facción fascista de Israel.
El papel del Estado y la responsabilidad del Estado están perdiendo terreno en Francia y en la Unión Europea en general. Los textos de los tratados firmados por los Estados miembros de la Unión Europea no han sido modificados, pero son muchas las prerrogativas de los Estados que han pasado a manos de la Comisión Europea en los últimos 5 años.
El origen de la Comisión Europea
Hay que recordar, para empezar, que la Unión Europea es el resultado de un proceso concebido por los anglosajones a finales de 1942. El jefe del estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos, el almirante William Leahy –quien hasta mayo de 1942 había sido embajador de Estados Unidos ante el gobierno francés de colaboración con los nazis, con sede en Vichy–, instituyó en Argel un Allied Military Government of Occupied Territories o “Gobierno Militar Aliado para los Territorios Ocupados” (AMGOT, por sus siglas en inglés) para Francia, inicialmente alrededor del almirante francés Francois Darlan y después con el general Henri Girault. Aquel gobierno “aliado” no reconocía la autoridad del gobierno que el general Charles de Gaulle había establecido en el exilio, en Londres, pero aplicaba las leyes del gobierno de Vichy –que colaboraba con los nazis.
Considerando que Estados Unidos y Reino Unido no tenían más derecho que los nazis a ocupar Francia, el general de Gaulle había rechazado categóricamente la creación de aquel gobierno “aliado” de ocupación. Fue así como el general de Gaulle se negó a la participación francesa en el desembarco de Normandía [1]. Aquel gobierno aliado de ocupación finalmente llegó a desplegarse solamente en Alemania, en Austria y en Japón, aunque se había previsto que asumiría el control de Noruega, Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica, Dinamarca y Francia.
Ante aquel fracaso, los anglosajones buscaron una forma de gobierno que les permitiese controlar todo el mundo, en virtud de la voluntad que expresaron en la conferencia del Atlántico.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y el Reino Unido se repartieron el mundo. Churchill pensó reagrupar Alemania Occidental, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos en una entidad supranacional, la Comunidad Económica Europea (CEE), que reemplazaría el AMGOT –el cual se mantenía entonces en Alemania e Italia. La Comunidad Económica Europea pondría en práctica el principio de la libre circulación de las personas, servicios y capitales, según la visión anglosajona del libre intercambio. Estados Unidos vinculó los préstamos concedidos en el marco del Plan Marshall a la obligación, para los países que los recibían, de hacerse miembros de la Comunidad Económica Europea.
Los servicios de inteligencia de Washington y Londres estuvieron implicados en aquel proceso. El MI6 británico creó la Liga Europea de Cooperación Económica (European League for European Cooperation o ELEC), mientras que la CIA estadounidense financió la Unión Europea de Federalistas (UEF) y creó el American Committee on United Europe (ACUE).
El primer presidente de la Alta Autoridad de la Unión Económica Europea –el ente predecesor de la actual Comisión Europea– fue el alemán Walter Hallstein (1958-1967), el mismo jurista nazi que había concebido el Neuordnung Europas para el fuhrer Adolf Hitler.
En el Neuordnung Europas (Nuevo Orden Europeo) se trataba de reemplazar los Estados-Naciones por estructuras regionales étnicas, a la vez que el Reich se extendía al conjunto de los pueblos de lengua alemana y que el “espacio vital” de esos pueblos se ampliaba mediante la eliminación de las poblaciones autóctonas. En el proyecto de los anglosajones, Walter Hallstein sólo tenía que garantizar que estos pudiesen controlar una parte de Europa, lo cual evitaba las complicaciones que los nazis habían enfrentado al proponerse la expansión de Alemania y la expulsión o el exterminio de las poblaciones eslavas. Como medida de precaución, los anglosajones neutralizaron a Walter Hallstein sacando de sus funciones la política de regionalización, aspecto que pusieron en manos del Consejo de Europa.
A lo largo de toda su historia, la Alta Autoridad y posteriormente la Comisión Europea sólo fueron engranajes civiles entre la OTAN –que sustituyó el AMGOT– y los Estados miembros. Los primeros funcionarios de la Alta Autoridad venían del AMGOT que se había instaurado en Alemania y en Italia. Durante la guerra, aquellos primeros funcionarios se habían preparado en una decena de universidades estadounidenses para el manejo de asuntos donde se conjugaban intereses civiles y militares.
Son esas administraciones no electas las que tienen en sus manos, en lugar del Parlamento Europeo (cuyos miembros sí son electos), el poder de iniciar y de instaurar reglas en el espacio de la actual Unión Europea. Esto es un aspecto extremadamente importante: la Alta Autoridad en su momento y actualmente la Comisión Europea tienen como único objetivo introducir todas las normas de la OTAN en las legislaciones de los Estados miembros, mientras que el Parlamento Europeo es sólo una caja de resonancia de las decisiones del imperialismo anglosajón.
Ya en este momento, la Comisión Europea ha impuesto a los Estados miembros una multitud de normas que van desde las normas para la producción de chocolate –exactamente las mismas que la OTAN ya había fijado para las barras de chocolate incluidas en las raciones militares– hasta la construcción de ciertas carreteras –adaptadas para permitir el paso de los tanques de la alianza atlántica.
La Comisión encabezada
por Ursula von der Leyen
Abordemos ahora la cuestión del periodo actual. En 2014, se acordó que la presidencia de la Comisión Europea quedase en manos de la personalidad que encabezara la lista del partido que quedara en primer lugar después de la elección del Parlamento Europeo. En aquel momento se pensaba que serían el Partido Popular Europeo (PPE) o el Partido Socialista Europeo (PSE), que ya compartían la presidencia del Parlamento Europeo. El PPE designó al ex primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, miembro de las redes stay-behind de la OTAN, conocidas bajo la denominación de Gladio. Juncker presidió la Comisión Europea desde 2014 hasta el año 2019.
En 2019, la presidencia de la Comisión Europea habría tenido que quedar en manos del cristianodemócrata alemán Manfred Weber. Pero Weber renuncia a esa responsabilidad, abriendo así el camino al socialdemócrata neerlandés Frans Timmermans, ex ministro de Exteriores, cuyo partido había quedado en segundo lugar en las elecciones del Parlamento Europeo. Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Polonia rechazan a Timmermans, quien las había acusado constantemente de tendencias autoritarias cuando fue comisario europeo a cargo del perfeccionamiento de la legislación, de las relaciones interinstitucionales, del estado de derecho y de la carta de derechos fundamentales.
Es en ese momento cuando la canciller alemana Angela Merkel propone a su protegida Ursula von der Leyen, entonces ministro de Defensa en Alemania. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, apoya a von der Leyen… poniendo como condición que la franco-estadounidense Christine Lagarde [2] sea nombrada presidente del Banco Central Europeo.
En su discurso de investidura, la alemana Ursula von der Leyen anuncia: «Mi Comisión será una Comisión geopolítica.» Pero tenemos que aclarar que esa expresión no se refiere a un papel en las relaciones internacionales sino que es una referencia a la teoría del Lebensraum (el “espacio vital”) de Karl Haushofer. Ursula von der Leyen crea inmediatamente un Grupo para la Coordinación Externa (EXCO), que se reúne todos los martes a nivel de directores generales y todos los miércoles a nivel de consejeros de los gabinetes de los comisarios.
En marzo de 2020, justo después de comenzar a ejercer sus funciones, Ursula von der Leyen se ve ante la crisis del Covid-19. La nueva presidente de la Comisión Europea elabora entonces un programa de reactivación económica por un monto de 2 018 millardos de euros [1 millardo = 1 000 millones], que incluye 800 millardos provenientes de préstamos. Después organiza la compra conjunta de 4 600 millones de dosis de “vacunas” a un costo de 71 000 millones de euros adicionales –o sea, ¡15 veces el costo de producción de aquellos compuestos! Como colofón, Ursula von der Leyen instaura un pasaporte sanitario europeo, el EU Digital COVID Certificate, conocido como «QR Code». Ninguna de esas iniciativas de Ursula von der Leyen figura entre las prerrogativas a ella atribuidas por los Tratados de la Comisión… pero los Estados miembros se congratulan por su adopción. Además, hasta aquel momento, Alemania siempre había rechazado el principio de un empréstito conjunto.
Los científicos consideran hoy que 2 800 millones de dosis de los compuestos adquiridos entonces por la Unión Europea no eran vacunas propiamente dichas sino sólo medicamentos a base de ARN mensajero. Además, todos aquellos compuestos estaban todavía en fase experimental.
Posteriormente, la Corte de Justicia de la Unión Europea deploraría la falta de transparencia de la Comisión Europea sobre los contratos de compra de las llamadas “vacunas anticovid”. Pero ninguno de los procedimientos iniciados para conocer el contenido de los intercambios entre los laboratorios farmacéuticos y la señora von der Leyen han arrojado resultados. Su esposo, Heiko von der Leyen, fue nombrado director médico de Orgenesis, firma vinculada a uno de los laboratorios que fabrican las “vacunas”, donde percibe un salario exorbitante sin que se sepa con precisión lo que hace. Además, según el Tribunal de Cuentas de Chipre, la griega Stella Kyriadou, la comisaria de Salud de Ursula von der Leyen, parece haber cobrado 4 millones de euros a través de su marido, Kyriakos Kyriakidou.
El 23 de febrero de 2022, Rusia inicia su «operación militar especial» para poner fin a las masacres que los nacionalistas integristas ucranianos venían perpetrando contra la población rusoparlante del Donbass. La entrada del ejército ruso en territorio ucraniano tiene como objetivo poner en aplicación la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU, pero la OTAN la tilda de agresión. El español Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, declara entonces que «la Europa geopolítica está naciendo».
La Comisión propone de inmediato varios paquetes de medidas coercitivas contra Rusia, medidas que el Consejo Europeo adopta sin someterlas a debate. De esa manera se inscriben en el derecho europeo las medidas que Estados Unidos ya había adoptado contra Rusia [3], medidas coordinadas por demás por el ex embajador de Estados Unidos en Moscú, Michael McFaul.
La Comisión Europea propone también un amplio programa de ayuda financiera y militar a Ucrania, plan elaborado por el jefe del equipo de trabajo de Ursula von der Leyen, Bjorn Seibert, un ex analista del American Enterprise Institute, personaje que se mantiene en permanente contacto con el gobierno de Estados Unidos. Hasta el día de hoy, la Comisión Europea ha movilizado 88 000 millones de euros como ayuda financiera para Kiev y otros 50 000 millones de euros en armamento –la llamada “Facilidad para Ucrania”.
El papel del primer ministro Michel Barnier en Francia
Antes de las elecciones de junio de este año para el Parlamento Europeo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya proponía a Michel Barnier el puesto de primer ministro. Pero la lista del partido del presidente logra sólo un 15% de los votos. El presidente Macron disuelve entonces la Asamblea Nacional, creyendo que esa maniobra le permitirá obtener nuevamente la mayoría de los escaños. A pesar del corto plazo de preparación de la elección legislativa adelantada, el opositor Jean-Luc Melenchon logra, en sólo 2 días, reunir a los partidos de izquierda en el seno de un Nuevo Frente Popular. En la primera vuelta, el partido del presidente Macron obtiene sólo un 20% de los sufragios. El presidente evita lo peor llamando a la formación de un “frente republicano” contra el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen. Vendrán después 2 meses de tergiversaciones hasta que el presidente Macron designa a Michel Barnier como primer ministro.
Michel Barnier es un oportunista. Después de haber apoyado al gaullista Jacques Chaban-Delmas, Barnier lo traiciona en 1977 poniéndose del lado del atlantista Valery Giscard d’Estaing. Más tarde, después de haber apoyado al neogaullista Jacques Chirac, Barnier lo traiciona en 1993 pasándose al bando de otro atlantista, Edouard Balladur. En 2007, Barnier actúa como testigo en el caso Clearstream 2 en contra del gaullista Dominique de Villepin y en favor del atlantista Nicolas Sarkozy.
Michel Barnier sólo ha dado muestra de constancia en lo que se refiere a participar en la construcción de la Unión Europea, bajo la sombra de Washington y de Londres. Cuando el proyecto de Constitución europea es rechazado por referéndum, Barnier aparece entre los miembros del grupo Amato, que redacta el Tratado de Lisboa, un documento prácticamente calcado de la Constitución europea rechazada y que acabará siendo impuesto por la vía parlamentaria. Michel Barnier es también el paciente negociador europeo que discute con Londres las condiciones del Brexit… porque es el único comisario europeo que conoce la verdadera historia de la UE, lo cual le permite entender la lógica de la voluntad británica.
Pero, durante la campaña electoral previa a la elección presidencial francesa de 2022, ese mismo Barnier acaba ganándose la enemistad de muchos altos funcionarios europeos cuando denuncia el manejo durante décadas de las reglas para la inmigración por parte de sus colegas de la Corte de Justicia de la Unión Europea, algo que nunca había hecho anteriormente.
El pasado 21 de septiembre, la presidencia de Francia anuncia la composición del gobierno encabezado por el nuevo primer ministro Michel Barnier. El propio Barnier trata de hacer creer que el presidente Macron ha permanecido ajeno a la conformación de su gobierno, lo cual es evidentemente falso.
Por ejemplo, Marc Ferracci, ministro delegado a cargo de la Industria, fue compañero de estudios del presidente Macron en Ciencias Políticas, y fue testigo de la boda de Macron, quien a su vez también fue testigo en la boda de Ferrucci. Su padre, Pierre Ferrucci, fue miembro de la Comisión Attali sobre la liberación del crecimiento en Francia (2007-2010), comisión cuyo relator especial era… Emmanuel Macron. Ferracci dirige una red que se dedica a “reciclar” altos funcionarios momentáneamente apartados de sus cargos. La esposa del nuevo ministro, Sophie Ferracci, fue directora del gabinete de Emmanuel Macron cuando este último era ministro de Economía y dentro de su partido político, después pasó a la Caja de Depósitos y Consignaciones y ahora preside el Groupe SOS, de Jean-Marc Borello, un viejo amigo de Brigitte Macron, la esposa del presidente.
El gobierno de Michel Barnier nació bajo los auspicios de los demócratas estadounidenses y de los sionistas revisionistas israelíes.
Su ministro de Exteriores, Jean-Noel Barrot, es el heredero de una larga dinastía de demócrata-cristianos. Su abuelo, Noel Barrot, fue miembro de la resistencia francesa contra la ocupación nazi y diputado. Su padre, Jacques Barrot, creó junto a Michel Barnier el club Dialogue & Initiative, fue diputado, ministro, vicepresidente de la Comisión Europea e incluso miembro del Consejo Constitucional. La hermana del ministro, Helene Barrot, es la directora de la comunicación de Uber-Europe. Especializado en Finanzas, el ministro de Exteriores del nuevo gobierno francés fue profesor asociado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y, posteriormente, profesor en la Escuela de Altos Estudios Comerciales HEC-París, también fue laureado en la promoción de 2020 del programa de Young Leaders de la French-American Foundation.
Entre todos los miembros del gobierno del nuevo primer ministro francés, la hoja de servicios más sorprendente es la del ministro delegado a cargo de los Asuntos Europeos, Benjamin Haddad. La prensa ha mencionado el papel de Benjamin Hadad en el seno del Atlantic Council, o sea al servicio de Washington. Haddad fue también alto funcionario del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), donde siempre defendió las posiciones de Estados Unidos y de Israel.
Pero lo más importante es que Benjamin Haddad trabajó durante mucho tiempo en el Tikvah Fund, que se presenta como una asociación de educación judía estadounidense. En realidad se trata de una asociación de los sionistas revisionistas, o sea de los discípulos del fascista judío Zeev Jabotinsky, cuyo retrato se expone permanente en las paredes de todas las oficinas del Tikvah Fund y en las páginas de todas sus publicaciones. El Tikvah Fund no es una organización proisraelí común y corriente sino que promueve la ideología de Benyamin Netanyahu –cuyo padre era secretario particular de Jabotinsky [4]. Es importante recordar aquí que el primer jefe de gobierno de Israel, David Ben Gurión, había prohibido que Jabotinski fuese enterrado en Israel.
Según el diario israelí Haaretz, el Tikvah Fund, cuyo presidente es el criminal estadounidense Elliott Abrams [5], financió el regreso de Netanyahu al poder en Israel, acompañado de sus aliados Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich [6].
Factores importantes que no debemos olvidar:
• La Comisión Europea es la heredera de la Alta Autoridad de la Comunidad Económica Europea, que a su vez es la heredera del AMGOT, o sea del Gobierno Militar Aliado para los Territorios Ocupados, que era la autoridad militar de la ocupación anglosajona en Europa.
• La Comisión Europea no se compone de personalidades electas sino de individuos designados por instigación de los anglosajones. Su única función es hacer que los Estados miembros de la Unión Europea adopten las normas de la OTAN.
• El gobierno del nuevo primer ministro de Francia, Michel Barnier, es una prolongación de la Unión Europea e incluye un ministro que defiende los intereses de los demócratas estadounidenses y otro que representa a los sionistas revisionistas de Benyamin Netanyahu.
NOTAS
[
3] Ver el cuadro sobre las medidas coercitivas de Estados Unidos y la Unión Europea en el artículo «
El fin de la dominación occidental», por Thierry Meyssan,
Red Voltaire, 19 de abril de 2022.
[
5] Elliott Abrams fue condenado a 2 años de cárcel por mentir al Congreso de Estados Unidos sobre el escándalo Irángate, pero el presidente George Bush padre le otorgó una medida de gracia presidencial.