Pablo Jofré Leal
Un acción político-militar encabezada por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) donde un millar de milicianos, con el objetivo de llevar adelante su lucha por la libertad y con pleno conocimiento que, con su decisión de lucha y dignidad marchaban al martirio, le dijeron al mundo que el pueblo palestino sigue vivo. A pesar de décadas de crímenes a manos del nacionalsionismo israelí, 76 años de ocupación, colonización y exterminio su objetivo de libertad está incólume.
Un pueblo en pie batallando, no sólo contra la entidad más criminal que ha dado la humanidad en los últimos 79 años, sino también contra la traición de aquellos gobiernos árabes, sometidos al poder despreciable de Estados Unidos, unido a países europeos verdadero patio trasero de Washington.
Tormenta de Al-Aqsa es indudablemente un punto de inflexión, de enorme amplitud, que responde en forma justa, necesaria y legal a décadas de crímenes de hombres, mujeres y especialmente niños. Al robo, la usurpación y el expolio de tierra y bienes palestinos. No tiene discusión alguna el hecho que, la valerosa operación de la Resistencia palestina es la expresión del anhelo de un pueblo en lucha por su autodeterminación. No se le puede privar a una sociedad ocupada, su tierra mancillada, sus sitios sagrados profanados, que no ejerza su derecho a la resistencia y al combate resuelto, contra aquel que lo subyuga.
No falta aquel seguidor de la teoría del buenismo que suele argumentar, en forma vil “yo soy partidario de la lucha del pueblo palestino. Me opongo al sionismo, pero…” y ese pero implica, negar el derecho de haber llevado a cabo Tormenta de Al-Aqsa porque significa, para ese análisis, catalizar aún más el proceso de crímenes del ente israelí contra Palestina, en especial en estos últimos cuatro lustros, contra la Franja de Gaza. Pensamiento vil pues en el fondo oculta la defensa del inaceptable derecho a la autodefensa del criminal israelí, que no lo tiene pues ocupa, coloniza y extermina en base a esa ocupación. Israel no necesita excusas, no las requiere, para asesinar a decenas de miles de palestinos, en especial mujeres y niños.
Sostengo que, desde el inicio de aquel 7 de octubre y frente a las acciones crónicas del régimen nazisionista israelí, Tormenta de Al Aqsa ha sido una necesidad frente a las acciones violatorias de todos los derechos humanos, del derecho internacional, crímenes de guerra y lesa humanidad, que han quedado impunes gracias a la protección cómplice de países occidentales, que tienen al régimen infanticida israelí como su testaferro no sólo en Asia occidental, sino también en el Magreb y América Latina.
Los hechos del 7 de octubre, llevados a cabo por la Resistencia palestina desde la bloqueada Franja de Gaza ha sido una operación vital, para así cambiar el statu quo de 76 años de crímenes, de ocupación de atrocidades, violaciones, robos cometidos por el nacionalsionismo israelí contra el pueblo palestino y que ha permitido abrir los ojos a gran parte de la humanidad, haciendo inadmisible quedar impasible. Conducta necesaria ante una política de solución final calcada de aquella política implementada por el nacionalsocialismo alemán, en la segunda guerra mundial y que tuvo como víctimas a discapacitados, europeos de creencia judía, prisioneros de guerra y políticos, gitanos, eslavos, entre otros.
Reitero, con escasa diferencia, lo que suelo sostener en cada artículo, entrevista, en cada conversatorio sobre Palestina y El Líbano: el 7 de octubre del 2023 y la Tormenta de Al-Aqsa han generado un cambio de visión, pero también de acción. Una humanidad, sus pueblos que, a pesar de sus gobiernos, se han levantado en apoyo de Palestina mostrando el verdadero rostro del sionismo. Incluso y en forma mayoritaria en las capitales de aquellos países donde sus regímenes son el sostén político, diplomático, financiero y militar del régimen nacionalsionista israelí. Resulta esperanzador ver esos millones de seres humanos en Washington, Londres, París, Melbourne, Washington, unidos a otros ciudadanos del mundo exigiendo el fin del genocidio y castigo a los culpables del genocidio contra el pueblo palestino como también en apoyo del pueblo libanés.
Esos gobiernos y sus medios de manipulación y desinformación trabajan constantemente por acallar las voces de apoyo a Palestina, demonizarlas, atacarlas, invisibilizarlas, para así ser sostén del testaferro occidental como es el ente infanticida israelí. Usando para ello la enorme maquinaria mediática y política de sus medios de comunicación. Y reitero la idea de sostener que se trata de medios indignos de llamarse de comunicación y que pertenecen a aquellos países que suelen ser los más vociferantes respecto a la exigencia de respetar los derechos humanos o que constantemente desgarran vestiduras frente a lo que llaman la libertad de expresión – claro está que libertad sólo para transmitir lo que ellos ordenan limitando a los otros, castigando sus canales de televisión, radios, redes sociales si acaso se desvían de la corriente principal dedicada a amparar a los delincuentes.
Son los mismos gobiernos de las potencias hegemónicas occidentales, que defienden a brazo partido al régimen genocida israelí que viola, permanentemente, las resoluciones internacionales destinadas a exigir el fin de los asentamientos (aquellos que consigna la presencia ilegal en Cisjordania de 750 mil colonos terroristas de una sociedad de por si violenta y extremista) , el derribo del muro de apartheid, retorno de los refugiados, y que se niegan a enfrentar los crímenes de su protegido sionista.
Hablamos de proteger a un ente criminales de envergadura como es Israel, que viola los convenios internacionales sobre derechos humanos exigidos para unos y ocultados con impunidad para esos gobiernos y sus aliados, responsables de gran parte de las desestabilizaciones, agresiones, invasiones y ocupación de decenas de países, entre ellos: Cuba, Siria, El Líbano, Cuba, Irak, Afganistán, Venezuela, Palestina, Yemen, la República Saharaui, Irán, Palestina.
Esos gobiernos, fundamentalmente europeos y regímenes monárquicos árabes (Arabia Saudí, Emiratos árabes Unidos, Marruecos entre otros) que apoyan a Israel son la expresión de la impunidad y la desvergüenza, cuando referimos el asesinato de mujeres y niños palestinos. Sólo en este último años 43 mil palestinos han sido exterminados, el 70 % de ellos mujeres y niños. Si tomamos la revista Médica Británica The Lancet – que difícilmente puede ser catalogada de ProHamas afirma que, la cifra de muertos palestinos hay que elevarla, al menos a 186 mil personas.
Esto, pues, la falta de atención a enfermedades crónicas, la falta la escasa oportunidad de intervenir en infecciones desatadas, falta de antibióticos, insumos básicos, personas con cáncer, dializados, neonatos bajos de peso, mujeres embarazadas, patologías imposibles de atender bajo la actual agresión sionista, el aumento de la infecciones intrahospitalarias, el asesinato de los equipos médicos (1300 profesionales y técnicos) son las causas principales de este aumento en el número de muertos catastrados.
Tormenta de Al-Aqsa se ha convertido en un faro de dignidad. Punto de referencia para todos los pueblos que luchan por su libertad, por su autodeterminación por librarse de sus ocupantes de aquellos que le niegan su condición de seres humanos. Tormenta de Al-Aqsa se ha levantado como el principio del fin del sionismo, como lo demuestra la unión del Eje de la Resistencia en su apoyo a Palestina, en la desesperación del sionismo de generar un conflicto más allá del territorio palestino, abarcando Siria, El Líbano, Irak, Yemen e incluso Irán con sus ataques de terrorismo internacional contra la nación persa, como ha sido el asesinato del jefe del Buró político de HAMAS, Ismail Haniye, asesinado el 30 de julio pasado en la capital de irán tras la toma de posesión del nuevo presidente Masud Pezeshkian.
Nada será lo mismo después de Tormenta de Al-Aqsa y las operaciones Promesa verdadera I y Promesa Verdadera II. Esto, pues se mostró los pies de barro de aquello que se veía como un gigante, pero que simplemente es una entidad de cartón ya derrotada a manos de la propia Resistencia palestina y del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá). Hoy el combate contra la entidad infanticida israelí evidencia la unión férrea del Eje de la Resistencia, que articula a países, movimientos y organizaciones con un objetivo común: la defensa de sus países y la lucha contra el sionismo y sus aliados.
No ha cambiado un ápice aquella idea expresada hace unos meses respecto al valor de lo combatientes palestinos. Como también aquellos miembros del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) que han dado muestras de su internacionalismo y hermandad en defensa del pueblo palestino. “La moral combativa, el sentido de conciencia y la justeza de la lucha anima a los combatientes de la Resistencia palestina en un alto nivel de enfrentar en condiciones muy adversas al enemigo sionista, que constata hoy la fuga de la región de cientos de miles de colonos e incluso el suicidio de numerosos efectivos militares” (1) No es lo mismo combatir contra milicianos armados que enfrentar en forma miserable y asesina mujeres y niños.
Hoy el balance del poder, en Asia occidental, cambia día a día a favor de la Resistencia, que de la mano referencial de la República Islámica de Irán muestra que el camino es ejercer fuerza y presión sobre el sionismo. No decaer por más sombrío que los medios occidentales presenten el panorama. La luz al final del camino está marcado por los nombres de mártires como Ismail Haniya, Saled al Arouri, Qasem Soleimani, Seyed Hasan Nasralá, Fuad Shurk, Abás Nilforushan.
Marcado, igualmente, por los nombres de los combatientes de cada movimiento de Resistencia palestina, libanés, iraquí, yemení. Por los miembros de la Fuerza Quds. De los nombres de las 30 mil mujeres y niños asesinados con el objetivo de hipotecar el futuro de Palestina. La destrucción de aldeas, pueblos, ciudades. El destruir la infraestructura educativa del pueblo palestino, profanar sus cementerios, destruir su iglesias y mezquitas. Borrar toda huella de calles y carreteras. Negar el agua, la comida.
A pesar de ello palestina resiste, desde el 7 de octubre de 2023, como desde el 14 de mayo de 1948. No existe ideología ni sociedad enmarcada en esa visión de mundo racista y genocida capaz de derrotar a Palestina. Tormenta de Al Aqsa no cesa de entregar la fuerza huracanada de su ejemplo.
Articulo para Hispantv
¿Ocurrió la ‘Tormenta de Al-Aqsa’ liderada por HAMAS el 7-O en un vacío?
Iqbal Jassat *
Mientras el mundo se prepara para un frenesí de conmemoraciones patrocinadas por sionistas y apoyadas por Occidente en honor a las operaciones pioneras lideradas por HAMAS del 7 de octubre, conocidas como ‘Tormenta de Al-Aqsa’, se pueden anticipar masivas exhibiciones que justifiquen la guerra genocida de Israel en Gaza.
El objetivo del régimen israelí será frenar la significativa pérdida de apoyo en la opinión pública mundial tras su horrenda ofensiva en el territorio palestino, que continúa sin cesar un año después.
Más importante aún, los criminales de guerra sionistas estarán ansiosos por retomar el control de las narrativas falsas que construyeron en torno a los eventos del 7 de octubre del año pasado.
Sin embargo, a pesar de la considerable cantidad de recursos que el régimen de Tel Aviv ha invertido en construir una imagen de “gobierno racional” al mando del “ejército más moral del mundo”, la horrenda conducta de su guerra en Gaza no se desvanecerá entre la población.
Tampoco borrará de la memoria pública las escenas gráficas de cuerpos desmembrados de bebés en las ruinas de edificios bombardeados y los gritos desgarradores de jóvenes y viejos atrapados bajo toneladas de escombros de hormigón en todo el territorio asediado.
La naturaleza vengativa de la sangrienta matanza de palestinos que resultó en la pérdida de miles y miles de vidas, incluidas madres y bebés, médicos y trabajadores de la salud, voluntarios de ayuda humanitaria internacional y periodistas, encendió el mundo con ira, indignación y protestas.
Desde la perspectiva de los palestinos, en particular de los movimientos de Resistencia y de los grupos de solidaridad global que incluyen a muchas fuerzas progresistas, el 7 de octubre fue un momento definitorio para desafiar la normalización del colonialismo sionista.
Aunque recibió muchas críticas de Israel, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, estuvo acertado al subrayar la importancia de reconocer que el 7 de octubre no ocurrió en un vacío.
La evaluación de la ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, sobre el 7 de octubre fue igualmente precisa.
Dejó en claro que este evento no ocurrió en un vacío, sino que la operación fue precedida por décadas de violencia y represalias, despojo, ocupación ilegal y negación del derecho de los palestinos a la autodeterminación.
El 7 de octubre fue una respuesta natural a las décadas de opresión y confinamiento militar inhumano de 2,2 millones de palestinos en el mayor campo de concentración del mundo durante casi dos décadas.
Fue una rebelión justificada contra la negación de la libertad, la supresión de los derechos humanos fundamentales, el ataque a la dignidad y el control de su acceso a los servicios médicos, el agua potable, el combustible y la electricidad.
Como señaló un comentarista, Israel no podía reducir a los palestinos de Gaza a un “estado de absoluta miseria” y esperar que salieran del otro lado sin estar enfurecidos y traumatizados.
Por escandaloso que sea, la Hasbara (propaganda) israelí intentó presentar el ataque de HAMAS como una manifestación del nazismo.
Invocando recuerdos del Holocausto, el inmigrante polaco Mileikowsky/Netanyahu hizo afirmaciones ridículas para atraer la simpatía pública, pero también para ocultar las atrocidades de su régimen racista.
Gilbert Achcar escribió en su blog que el régimen sionista está dominado por el Likud, un partido con pedigrí fascista, e incluye ministros a quienes el historiador israelí del Holocausto Daniel Blatman, profesor del Instituto de Judaísmo Contemporáneo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, no dudó en calificar de “neonazis” en un periódico israelí.
Achcar planteó una pregunta pertinente: “... ¿estaban los palestinos liderados por HAMAS del 7 de octubre motivados principalmente por el antisemitismo, o por el odio hacia la opresión colonial israelí?”
“Las respuestas a estas preguntas deberían ser obvias para cualquiera que no esté cegado por el racismo antipalestino, antiárabe o antimusulmán y la ‘compasión narcisista hacia los israelíes blanqueados’”.
El desafío que enfrenta Netanyahu y su banda criminal de señores de la guerra ha sido engañar a la opinión pública al promover y sostener una narrativa que sostiene que el 7 de octubre ocurrió “sin provocación ni justificación alguna” y, por lo tanto, justifica el asalto genocida a Gaza.
Claramente, tales disparates no tuvieron eco en Sudáfrica. Al presentar cargos contra Israel en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el gobierno de Ramaphosa aportó evidencia que afirma que los “actos y omisiones” de Israel “son de carácter genocida porque están destinados a provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino”.
La galaxia de cerebros jurídicos de primera categoría enviados por Sudáfrica a La Haya también proporcionó pruebas que ponían de relieve la retórica pública israelí, incluidos los comentarios llenos de odio de Netanyahu, como prueba de la “intención genocida”.
El historiador israelí tenía razón al decir que la operación dirigida por HAMAS el 7 de octubre “puede compararse con un terremoto que golpea un edificio viejo”.
“Las grietas ya empezaban a aparecer, pero ahora son visibles en sus mismos cimientos”, escribió. “Más de 120 años después de su creación, ¿podría el proyecto sionista en Palestina —la idea de imponer un Estado judío en un país árabe, musulmán y de Oriente Medio (Asia Occidental)— estar enfrentándose a la perspectiva del colapso?”.
En los últimos 12 meses, desde el 7 de octubre, la locura homicida de Netanyahu, respaldada por Estados Unidos, ha extendido su genocidio por toda la región.
El asesinato del reverenciado líder del Movimiento de Resistencia islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, que siguió a la ejecución extrajudicial selectiva del líder de HAMAS, Ismail Haniya, en Teherán, ha escalado ahora hasta convertirse en un ataque militar en toda regla contra El Líbano.
El 7 de octubre ha revelado que el belicismo de Israel está en consonancia con la visión inmoral del mundo del sionismo, sustentada en el racismo, el expansionismo y el desafío a los valores civilizados.