Defensa

Guerra en Palestina: Sobre la destitución del ministro de Defensa de Israel

Administrator | Jueves 07 de noviembre de 2024
La Oficina de Netanyahu anunció la dimisión del jefe del Ministerio de Defensa israelí, Yoav Galant, informa Reuters. El nuevo titular del Ministerio de Defensa es Yisrael Katz, que anteriormente dirigía el Ministerio de Asuntos Exteriores del país.
Katz, conocido por su postura agresiva, amenazó en una ocasión a Erdogan con un destino similar al de Sadam Husein, ordenó bombardear Líbano "hasta devolverlo a la edad de piedra" y lleva tiempo presionando por la destrucción de Irán.
Ahora, con Katz en el Gobierno y la reciente destitución de Galant, Netanyahu controla al menos 32 escaños del Likud y una docena más de aliados de extrema derecha, todos los cuales abogan por un enfoque de 'victoria extrema'. Es probable que esta alineación impulse una escalada continua, abriendo nuevos frentes e intensificando el conflicto.
Con la destitución de Galant —la última voz de la razón en el Gobierno israelí, que había estado trabajando por un alto el fuego y un posible intercambio de rehenes— parece haberse desvanecido cualquier esperanza de desescalada. Es probable que líderes como Katz y Netanyahu, comprometidos con un enfoque de línea dura, lleven el conflicto hacia nuevos e intensos frentes, lo que sugiere que el derramamiento de sangre puede no haber hecho más que empezar.
¿Por qué Netanyahu despidió a Gallant en la mañana de las elecciones estadounidenses?
Porque creía que los indicadores sugerían que Trump ganaría, y Gallant es un hombre de la administración demócrata en su gobierno.
Hay grandes diferencias entre ellos, ya que Netanyahu lo había destituido antes, pero se vio obligado a readmitirlo.
La razón inmediata del despido de Gallant por parte de Netanyahu fue la decisión de este último de llamar a 7.000 judíos haredíes al ejército.
¿Por qué Netanyahu se opone al reclutamiento de los haredim?
Porque si los haredim (para ustedes los gentiles, haredim es el plural de haredi) son llamados al ejército, significa que los partidos Shas y Judaísmo Unido de la Torá abandonarán el gobierno, lo que llevaría al colapso del gobierno de Netanyahu.
Shas tiene 11 escaños en el Knesset y UTJ tiene 7 escaños.
Y Netanyahu necesita al menos 61 escaños para mantener el gobierno.
Tras un año de genocidio, ejército israelí contrata empresas para arrasar Gaza
Amryam Qarehgozlou
Tras casi 400 días de bombardeos israelíes indiscriminados e implacables sobre la Franja de Gaza, el enclave costero palestino ha quedado reducido a una escena aterradora y desolada: un paisaje devastado de concreto, acero retorcido, escombros dispersos y fragmentos de la vida cotidiana destrozada.
Lo que una vez fueron edificios majestuosos ahora se alzan como conchas vacías y esqueléticas, con sus fachadas arrancadas, revelando paredes en ruinas y ventanas rotas. Nubes de polvo se suspenden densas en el aire, agitadas por el retumbar de explosiones distantes y el lento y frío rugir de los bulldozers militares que avanzan.
Estos bulldozers militares israelíes avanzan a través de la devastación, con sus enormes cuchillas empujando los escombros y derribando cualquier vestigio de estructuras que aún permanecen en pie. Surcan los restos de tiendas, viviendas, escuelas, mezquitas, reduciendo lo poco que queda a polvo y tierra plana.
No hay señales de vida en la ciudad, solo la marcha mecánica y estridente de las máquinas, completando lo que comenzaron las bombas, transformando el paisaje urbano que alguna vez fue vibrante en un yermo plano y desolado.
En los 396 días de asedio del régimen israelí a Gaza, hasta este martes, dos tercios de las estructuras en la estrecha franja han sido dañadas, según el Centro de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT, por sus siglas en inglés).
Esos 66 por ciento de edificios dañados en Gaza representan un total de 163 778 estructuras.
El domingo, Yunis Tirawi, periodista con sede en Gaza, desveló una nueva bomba informativa, compartiendo en X (anteriormente Twitter) un vídeo y fotos que exponían a una empresa israelí privada, Meshek Afar Ltd., contratada por el ejército del régimen, que está demoliendo los restos de edificios en Gaza.
“El ejército israelí está empleando compañías privadas civiles y personal no militar para aplanar viviendas en Rafah”, escribió en una publicación en X.
“Meshek Afar Ltd ha estado en la ciudad durante tres días. Un empleado que ahora está en Rafah subió esto a continuación y dijo que su director ejecutivo derribará una mezquita mañana”, agregó, compartiendo un vídeo del director ejecutivo de Meshek Afar, Alon Elgali, y otro miembro del personal de la compañía navegando entre los escombros en Rafah, una ciudad en el sur de Gaza.
El empleado de la empresa afirmó en el vídeo que “nos queda un año por delante y no vamos a parar”.
“Limpieza étnica a una escala industrial”
Tras los primeros informes sobre la participación del ejército israelí en la demolición de viviendas en la ciudad de Rafah, al sur de Gaza, mediante empresas privadas civiles, estalló una enorme protesta en las redes sociales, donde miles de personas denunciaron estas acciones como actos flagrantes de genocidio y limpieza étnica.
“La depravación no tiene límites. El objetivo siempre ha sido la limpieza étnica de Palestina”, escribió Radia Hennessey, una defensora de los derechos humanos, en X.
“Limpieza étnica a una escala industrial, 1948 palidece en comparación”, escribió otro usuario de X bajo el nombre de ShamsusNYC, refiriéndose a la “Nakba” (catástrofe), el desplazamiento masivo y la desposesión de los palestinos ocurridos durante la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Algunos también señalaron los estimados 10 000 cuerpos atrapados bajo los escombros de las casas demolidas en Gaza, llamando la atención sobre las catastróficas consecuencias humanitarias del implacable bombardeo aéreo israelí sobre Gaza, que ha causado la muerte de más de 43 400 palestinos hasta la fecha.
“Es probable que haya cuerpos no recuperados en estas ruinas, no parece haber ningún intento de recuperar estos restos y tratarlos como corresponde. También está destruyendo pruebas de crímenes de guerra”, escribió un usuario bajo el seudónimo catkibb en X.
Los usuarios de las redes sociales también destacaron la preocupante declaración hecha por un empleado de Meshek Afar en el vídeo, en la que afirmó que el contrato tendría una duración de un año.
Muchos interpretaron esto como una prueba concluyente de que la guerra genocida de Israel contra Gaza continuará durante otro año más, lo que desató una indignación y preocupación aún mayores.
“Noté la parte de ‘nos queda otro año por delante’ y apenas ha pasado un año desde que comenzó el genocidio. ¡Habían dicho que tomaría 2 años y ahora están ejecutando el plan!” escribió un usuario de X.
“¿¡Su contrato de demolición se extiende por un año!?!? ¡Prueba irrefutable de que [el primer ministro israelí Benjamín] Netanyahu no tiene absolutamente ninguna intención de negociar por los restantes [cautivos israelíes], cumplir con las directivas de la ONU, alcanzar un alto al fuego, o garantizar que se respeten los derechos humanos básicos de los gazatíes!”, remarcó otro usuario.
Más despojo de tierras israelí
El autor Nimer Sultany, doctorado en Derecho por la Universidad de Harvard, afirmó que la destrucción infligida a Gaza por parte del régimen israelí es sistemática, lo que implica que estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para erradicar por completo a los palestinos de su tierra natal.
“La ‘aplanadora’ genocida de Gaza, tanto en el norte como en el sur, es metódica”, escribió Sultany en X.
Otros usuarios realizaron comentarios similares, señalando que, al arrasar los edificios de Gaza hasta los cimientos, el régimen israelí está apoderándose de la tierra de sus habitantes originales, expulsándolos posteriormente y dejándolos incapaces de reclamar o reconstruir sus hogares.
“Despojo de tierras, erradicación de un pueblo que nunca podrá reconstruir, incluso si llegaran a tener la oportunidad de regresar a su tierra”, escribió un usuario.
Huwaida Arraf, abogada palestino-estadounidense de derechos humanos y civiles, y cofundadora del Movimiento Internacional de Solidaridad, aseguró que Meshek Afar está “sin duda” buscando contratos para construir asentamientos en Gaza y pidió desinvertir en la compañía.
“Sin lugar a dudas, esta es una de las empresas que salivan por los contratos para construir asentamientos en Gaza. Cualquier negocio internacional o inversión que tengan debe ser objetivo de desinversión”, escribió.
Además, destacó que Alon Elgali, el director ejecutivo de Meshek Afar, no debe evadir la responsabilidad legal, ya que los civiles también pueden ser procesados por crímenes de guerra bajo la jurisdicción tanto de la Corte Penal Internacional (CPI) como de los tribunales nacionales.
“En cuanto a su director ejecutivo, los civiles también pueden ser procesados por crímenes de guerra, tanto por la CPI como por los tribunales nacionales”, agregó.
Según el reportero de Gaza, Younis Tirawi, Elgali demuestra su desdén hacia el pueblo de Gaza compartiendo publicaciones deshumanizadoras y contenidos en sus redes sociales, burlándose del sufrimiento de los gazatíes.
“Desgarrador. Él y su esposa ya les enseñan a estos niños inocentes cosas racistas y deshumanizantes”, escribió Tirawi, compartiendo un vídeo en el que se veía a Elgali, su esposa y dos hijos cantando una canción que se burlaba de la angustia de los palestinos en Gaza.
“‘Esta era mi casa, sin electricidad ni gas, era mi casa, y la de Ahmad, la de Fatma, la de Abed, la de Salim’, burlándose del sufrimiento civil en Gaza”, añadió Tirawi.
Complicidad del gobierno británico
Tras los informes sobre la implicación de Meshek Afar en la demolición de edificios en Gaza, el autor, activista y columnista británico Michael Rosen exigió al secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, David Lammy, que explicara qué medidas se están tomando para abordar la complicidad británica en la guerra genocida de Israel contra Gaza.
“¿Podría David Lammy explicarnos qué está sucediendo aquí?”, escribió Rosen en una publicación en X.
“¡David Lammy, mira! Aquí tienes más de esa ‘autodefensa’ para la que envías armas. ¿Qué tan estúpidos crees que somos? [Es una] pregunta retórica”, indicó un usuario en la sección de comentarios de la publicación de Rosen.
“Está demasiado ocupado contando todo el dinero que ha recaudado de los sionistas como para estar ciego y sordo ante el genocidio”, comentó otro usuario.
A principios de este año, desgarradores testimonios, en su mayoría proporcionados de manera anónima por soldados israelíes a los medios locales, incluyendo +972 Magazine, Local Call y Haaretz, revelaron que los comandantes militares israelíes habían ordenado a los soldados incendiar casas abandonadas en Gaza sin la debida autorización legal.
“Antes de irte, quemas la casa, todas las casas”, dijo un soldado no identificado a la revista.
“Esto está respaldado a nivel de los comandantes de batallón. Es para que [los palestinos] no puedan regresar, y si dejamos alguna munición o comida, los terroristas no puedan usarla.”
Según el soldado, ellos habían “quemado cientos de casas”.
Desafíos a la seguridad interna de Israel: Un nuevo paradigma
Xavier Villar
Según las autoridades, los detenidos habrían proporcionado información sobre bases militares y realizado labores de vigilancia sobre diversas personalidades del país.
En un comunicado emitido el pasado jueves 31 de octubre, las autoridades israelíes señalaron que “los esfuerzos de Irán por reclutar ciudadanos israelíes siguen siendo neutralizados”.
En este contexto, se confirmó la detención de una pareja de nacionalidad israelí, acusada de recopilar información sobre infraestructuras críticas e instalaciones militares, además de realizar seguimientos a una académica vinculada al Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en Tel Aviv.
Los investigadores sostienen que la red habría estado activa durante aproximadamente dos años. Medios israelíes informan que los sospechosos fotografiaron y recopilaron datos sobre diversas instalaciones estratégicas, incluidas la sede central de defensa en Tel Aviv, conocida como Kirya, y las bases aéreas de Nevatim y Ramat David.
Este caso se suma a una serie de detenciones recientes relacionadas con espionaje. Hace aproximadamente diez días, las agencias de inteligencia israelíes informaron sobre la detención de siete personas en Jerusalén Oriental, acusadas de “colaborar con Irán en la planificación del asesinato de un científico nuclear israelí” y de llevar a cabo actos de “sabotaje” dentro del país. Un día antes, las autoridades habían arrestado a otros siete individuos por presunto espionaje a favor de Irán, con planes de asesinar a científicos, alcaldes, funcionarios de seguridad y figuras prominentes israelíes.
A finales de septiembre, las agencias de seguridad israelíes informaron sobre la detención de un ciudadano israelí, identificado como Moti Maman, bajo sospecha de participar en una conspiración apoyada por Irán para atentar contra altos funcionarios, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Sean o no verídicas las recientes acusaciones de espionaje, lo cierto es que no son las primeras en poner de relieve, por un lado, la vulnerabilidad de la seguridad israelí y, por otro, las avanzadas capacidades de inteligencia de la República Islámica de Irán. En este sentido, cabe recordar, por ejemplo, la infiltración en el servidor central de la compañía ferroviaria israelí, un ataque que permitió a los responsables extraer información sobre infraestructuras y publicar imágenes de los equipos eléctricos utilizados en estas instalaciones.
Una operación que merece ser destacada es la protagonizada por el grupo de hackers conocido como “Bastón de Moisés”, que realizó un hackeo de gran envergadura al publicar imágenes de pasaportes, identificaciones y otros documentos pertenecientes a personal militar israelí. Además, esta agrupación logró infiltrarse en las redes eléctricas de Israel, hackeó el sistema de alertas del país y difundió imágenes privadas de altos funcionarios, como el ministro de Defensa, Benny Gantz, y el ex primer ministro Ehud Barak.
Otro momento crítico que reveló una vulnerabilidad en la seguridad israelí fue el hackeo del teléfono móvil del jefe del Mossad. En septiembre pasado, el medio digital israelí Walla informó que un grupo de hackers llamado "Manos Abiertas" había logrado acceder al dispositivo personal del director del servicio de inteligencia. Este ataque, atribuido a Irán, fue seguido por la publicación de una segunda serie de imágenes extraídas de los dispositivos del jefe del Mossad, lo que marcó una escalada en la intromisión iraní en las esferas más altas de seguridad israelí.
Desde una perspectiva estratégica, los sucesos recientes han puesto en evidencia los puntos débiles de la seguridad nacional de Israel, especialmente tras la ofensiva de HAMAS conocida como “Operación Tormenta de Al Aqsa”. A esto se suman los ataques iraníes bautizados como “Operación Verdadera Promesa I y II”, que demostraron que la supuesta superioridad cualitativa israelí —la estrategia para compensar sus recursos limitados mediante una ventaja tecnológica y militar— no fue suficiente para impedir que Irán alcanzara sus objetivos estratégicos. En conjunto, estos incidentes sugieren que, a pesar de su infraestructura avanzada y su tecnología de punta, Israel enfrenta crecientes desafíos para mantener sus activos más sensibles a salvo de amenazas externas.
En este contexto, las acciones coordinadas de Irán, Hezbolá y HAMAS han puesto en jaque la doctrina de seguridad nacional de Israel. Esta estrategia, fundamentada en una serie de principios que garantizan la estabilidad y defensa del Estado, ha sido desafiada por las operaciones conjuntas de estos tres actores clave del denominado Eje de Resistencia. Este frente, además, cuenta con el apoyo de Ansarolá, el grupo insurgente de Yemen, y de milicias iraquíes alineadas con los intereses iraníes.
Las incursiones y ataques cibernéticos de esta coalición han logrado desgastar y vulnerar los puntos estratégicos sobre los que se basa la doctrina de seguridad israelí, como la superioridad tecnológica, la defensa fronteriza autónoma y la capacidad de anticiparse a amenazas externas. La combinación de recursos y tácticas de estos grupos demuestra una capacidad de resistencia y contraataque que Israel no ha logrado contrarrestar del todo, complicando la capacidad de respuesta y reflejando un debilitamiento de sus capacidades defensivas.
Un ejemplo clave y fundamental en la estrategia de seguridad nacional israelí es el principio de preservar la existencia misma del Estado, una prioridad evidente y central en su doctrina. Desde el 7 de octubre de 2023, esta supervivencia está bajo amenaza, cuestionando por primera vez en mucho tiempo la estabilidad del proyecto colonial sionista. Además, la dependencia casi absoluta del apoyo estadounidense socava la autonomía y soberanía de Israel, dejando en evidencia las limitaciones de su autodefensa sin respaldo externo.
Otro pilar fundamental en esta doctrina es el de llevar la batalla al territorio enemigo. Dada la limitada profundidad estratégica de Israel, trasladar los enfrentamientos fuera de sus fronteras es esencial para proteger infraestructuras vitales y activos estratégicos. Sin embargo, los recientes ataques coordinados han llevado el conflicto al propio territorio israelí, desafiando este principio. Los constantes bombardeos de Hezbollah, por ejemplo, han forzado la evacuación de colonos en las zonas fronterizas con Líbano, debilitando las defensas en esa línea crítica. Las dos operaciones militares lanzadas por Irán —y las señales de una posible tercera— han logrado desestabilizar la tradicional superioridad militar israelí, transformando su propio territorio en un escenario de combate.
Un tercer principio clave en la doctrina de seguridad israelí que también se ha visto vulnerado es la premisa de evitar conflictos prolongados. Tradicionalmente, Israel ha procurado minimizar la duración de las confrontaciones, alcanzando sus objetivos de forma rápida y decisiva, consciente de la dificultad de mantener una movilización militar extendida. Sin embargo, el conflicto en Gaza, a pesar de los bombardeos y las intensas operaciones militares, sigue abierto; y en el frente libanés, la operación terrestre israelí ha fracasado en sus objetivos iniciales. Ambos frentes siguen activos, planteando una tensión sostenida que Israel no había experimentado en estas dimensiones.
Además, la estrategia israelí de crear una “profundidad estratégica artificial” mediante asentamientos ha sido puesta en entredicho. Este enfoque buscaba alejar los centros de población y áreas industriales clave de las líneas de conflicto, a través de colonias en territorio palestino ocupado. Sin embargo, la actual oleada de resistencia en Palestina y el sur de Líbano ha convertido estas zonas en puntos de vulnerabilidad, expuestos a ataques regulares y a una rebelión local que desafía la capacidad de Israel para mantener el control. Las áreas que antes se consideraban un colchón de seguridad ahora han pasado a ser focos de riesgo constante.
Esas vulnerabilidades no solo debilitan el mito de la superioridad e “invencibilidad” de Israel, sino que también ponen en entredicho los pilares de su doctrina de seguridad nacional. La estrategia que durante décadas se consideró una garantía de estabilidad enfrenta ahora serias dudas sobre su viabilidad a largo plazo. Israel se encuentra en una encrucijada: las fisuras en su doctrina de seguridad representan riesgos profundos, no solo para su estabilidad política, sino también para su capacidad de mantenerse como un actor estratégico en la región.

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