Geoestrategia

¿Qué significa caída del gobierno de Al-Asad para Siria, la región y el Eje de Resistencia?

Administrator | Martes 10 de diciembre de 2024
Xavier Vilar
Este avance rebelde marcó el inicio de una nueva fase en el conflicto, con Siria sumida en el caos y las fuerzas leales a Al-Asad incapaces de frenar el avance opositor.
En este contexto, Turquía ha consolidado su estrategia a largo plazo en el país mediante la ocupación del norte de Siria y la creación de un corredor territorial bajo su control, lo que ha reforzado su presencia militar y geopolítica en la región. Esta maniobra se complementa con la permanencia de grupos armados en la provincia de Idlib, una zona clave que, en la actualidad, se ha convertido en el epicentro del conflicto y en el talón de Aquiles del Gobierno de Bashar al-Asad.
A pesar de los esfuerzos del proceso de Astaná, que en su momento buscaba gestionar la presencia de estos grupos en Idlib, el acuerdo alcanzado no logró frenar su expansión. En lugar de ello, el fortalecimiento de los grupos armados les permitió avanzar hacia el este de la provincia e incrementar su influencia en otras áreas estratégicas, como Alepo, Hama e incluso Damasco. Este avance territorial ha puesto en jaque la estabilidad del gobierno sirio y ha reforzado la posición de Turquía en la compleja ecuación geopolítica de la región, lo que agrava aún más la incertidumbre sobre el futuro de Siria.
Lo que comenzó en 2011 como una revuelta interna contra el régimen de Bashar al-Asad pronto se transformó en un conflicto de alcance regional e internacional. La intervención de potencias extranjeras, cada una con agendas propias—tanto regionales como globales—agudizó la complejidad del conflicto, lo que permitió la aparición de grupos extremistas takfiríes que contribuyeron a la escalada de violencia y caos en Siria.
Cada actor involucrado, desde potencias regionales como Turquía e Israel, hasta actores internacionales como Rusia y Estados Unidos, adoptó un enfoque centrado en sus propios intereses políticos, de seguridad y de control geoestratégico. Esta multiplicidad de intereses no solo profundizó la crisis en Siria, sino que también extendió su impacto a toda la región de Asia Occidental, desestabilizando a los países vecinos y alterando el equilibrio de poder en el Medio Oriente.
En 2017, Irán, Rusia y Turquía firmaron un acuerdo en el marco del proceso de Astaná con el objetivo de garantizar la paz en Siria y crear cuatro zonas de seguridad o zonas de desescalada. Este acuerdo tenía como principal meta reducir las tensiones en las áreas más afectadas por el conflicto y proporcionar un marco para la estabilidad y la paz en la región. No obstante, a pesar de las expectativas iniciales, la implementación de estas zonas ha resultado ser un desafío significativo.
A finales del verano de 2018, los líderes de Rusia y Turquía alcanzaron un nuevo acuerdo en Sochi, Rusia, donde Turquía se comprometió a desarmar o eliminar a los grupos terroristas en la región de Idlib sin recurrir a la violencia directa. Sin embargo, según diversos observadores, esta promesa no se ha materializado en la práctica. En lugar de una eliminación efectiva de los grupos extremistas, estos continuaron atacando a las fuerzas sirias y a la base militar rusa en la región. Esta situación ha puesto en evidencia las dificultades para llevar a cabo el acuerdo y las tensiones subyacentes entre los actores involucrados, complicando aún más el panorama de estabilidad en Siria.
Un día antes de la caída del gobierno de Bashar al-Asad, los ministros de Exteriores de Irán, Rusia y Turquía se reunieron en Doha, Catar, en el marco del Proceso de Astaná, con el objetivo de avanzar en la resolución del conflicto sirio. Este encuentro, según Abás Araqchi, ministro de Exteriores de Irán, fue calificado como "muy productivo".
Araqchi destacó que, al final de la sesión, se sumó a las conversaciones el enviado especial del secretario general de la ONU para Siria, lo que introdujo un componente internacional adicional al diálogo. La presencia de este actor clave subrayó la importancia de un enfoque multilateral en la solución de la crisis, y la necesidad de avanzar en un proceso que involucrara a diversas partes del conflicto.
Este encuentro, realizado en un contexto de creciente incertidumbre en Siria, se presentó como un esfuerzo por parte de las potencias regionales e internacionales de buscar una salida pacífica a un conflicto que ya llevaba más de una década.
Durante las conversaciones en Doha, se abordaron los asuntos más urgentes de Siria, con un énfasis particular en la necesidad de poner fin de manera inmediata a los enfrentamientos armados. Aragchi destacó que todos los participantes coincidieron en la importancia de respetar la integridad territorial y la soberanía de Siria, un principio alineado con las resoluciones de la ONU.
Todo cambió rápidamente, en cuestión de días. Según el ministro, Irán había estado plenamente informado sobre los desarrollos en Idlib y había transmitido esta información al gobierno sirio, incluyendo fotografías y documentos. Esta colaboración formaba parte de los esfuerzos conjuntos entre Irán y Siria para monitorear los movimientos de grupos armados en la región, especialmente en una de las zonas más conflictivas del país.
Lo que ha sorprendido a los expertos iraníes ha sido, en primer lugar, la incapacidad del ejército sirio para frenar el avance de los grupos opositores en la región de Idlib. En segundo lugar, la rapidez con la que se desarrollaron los acontecimientos causó gran alarma por las posibles repercusiones que la actual situación puede tener para el futuro de Siria y la región.
A este respecto, la integridad territorial de Siria es un principio clave para Irán, que lo considera fundamental para preservar su influencia en la región, especialmente ante las amenazas externas que busca contrarrestar, como las acciones de Israel. En el momento de escribir este artículo, Israel había invadido el sur de Siria, lo que aumenta las tensiones en la región y plantea nuevos desafíos para la soberanía siria.
Varios analistas iraníes han señalado que la estrategia de Israel en Siria podría implicar la división del país en tres áreas, lo que resultaría en una fragmentación significativa del territorio sirio. Esta posible división representaría un obstáculo crucial para los esfuerzos de reconstrucción y la estabilidad a largo plazo de Siria, al tiempo que pondría en peligro el equilibrio geopolítico de toda la región.
La caída de Bashar al-Asad podría tener consecuencias profundas no solo para la República Islámica de Irán, sino también para toda la región. Bajo el liderazgo de Asad, Siria ha sido un aliado clave para Irán y para Hezbolá en Líbano, facilitando una cooperación estratégica y militar entre ambos, especialmente en el contexto de sus intereses comunes en contrarrestar a Israel y otras potencias regionales. Sin embargo, un cambio de régimen podría transformar a la nueva Siria en un enemigo de Hezbolá, alterando gravemente las dinámicas de poder en Líbano y modificando el equilibrio entre los actores políticos y militares en el país.
Además, la instauración de un gobierno yihadista suní en Damasco podría tener repercusiones mucho más amplias, extendiéndose a toda la región. Irak, en particular, se vería afectado, ya que la inestabilidad en Siria podría trasladarse a las zonas suníes de Irak, exacerbando los problemas de seguridad y sectarismo en un país ya afectado por las tensiones internas y los conflictos entre sus comunidades. Esta situación podría desestabilizar aún más un territorio clave en el Medio Oriente y desencadenar un ciclo de violencia con repercusiones regionales.
La salida del gobierno sirio, marca el comienzo de una nueva y tremendamente incierta fase en la historia de Siria. Las diversas facciones que han participado en el conflicto, con intereses a menudo conflictivos, se convierten en el principal obstáculo para una transición política estable. En un contexto de profundas divisiones sectarias y geopolíticas, la posibilidad de lograr un gobierno unificado que represente los intereses de todas las partes se presenta como un desafío monumental.
Uno de los principales retos radica en si estas facciones podrán dejar de lado sus diferencias y formar una coalición que asegure una paz duradera. La inestabilidad política y la fragmentación del poder, que ha caracterizado a Siria desde el inicio del conflicto, podría continuar siendo una amenaza para la reconstrucción del país y para la cohesión social en el futuro.
Uno de los temas más complejos y divisivos en el futuro de Siria es la cuestión de la autonomía kurda. Los kurdos, que controlan una porción significativa del territorio en el noreste del país, han exigido una autonomía similar a la del Kurdistán iraquí. Sin embargo, este reclamo ha sido rechazado rotundamente por Turquía, que considera a los grupos kurdos sirios como una extensión del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), una organización que goza del estatus de grupo terrorista en Turquía. La tensión entre los intereses kurdos y las preocupaciones de seguridad turcas podría llevar a nuevos conflictos en el noreste de Siria, complicando aún más la ya frágil situación política en la región.
Por otro lado, las regiones centrales de Siria, como Tartus y Latakia, que albergan a una gran parte de la comunidad alauita chií, han sido históricamente bastiones leales al gobierno de Bashar al-Asad. Si estas regiones permanecen segregadas o se convierten en puntos de disputa por el control, esto podría generar aún más inestabilidad en una Siria post-Asad.
Esto es lo que debe ocurrir para evitar el colapso de la Siria post-Assad
Andrew Korybko
La Siria post-Assad está al borde de un colapso total que podría convertirla en el mayor semillero de terrorismo del mundo si no se evita pronto este proceso.
El épico colapso del Ejército Árabe Sirio (EAS) en los últimos diez días y la cobarde huida de Assad de Damasco la madrugada del domingo anuncian el amanecer de una nueva Siria. El riesgo más inmediato es que todo el país se derrumbe como ocurrió antes en Afganistán, Irak y Libia. Eso podría crear un agujero negro de inestabilidad del que podrían surgir innumerables amenazas terroristas globales. Esto es lo que tiene que ocurrir para evitar que la Siria post-Assad experimente ese oscuro futuro:
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  • El ejército y los servicios de seguridad deben permanecer intactos
  • Los tres casos anteriores de colapso del Estado se caracterizaron por la disolución del ejército y los servicios de seguridad poco después de que triunfaran sus complots de cambio de régimen respaldados por el extranjero. En el caso de Siria, el SAA sigue existiendo como institución aunque se encuentre en retirada hacia quién sabe dónde, tal vez a la costa de mayoría alauita. Por tanto, es imperativo que no se desmorone y coopere con la oposición antigubernamental no terrorista (NTAGO, non-terrorist anti-government opposition) para garantizar que todo no se descontrole.
  • La reforma política debe comenzar sin demora
  • Lavrov enfatizó repetidamente durante su entrevista en el Foro de Doha del sábado que el gobierno sirio y la NTAGO deben implementar inmediatamente la Resolución 2254 del CSNU de finales de 2015, que exige reformas políticas drásticas como una nueva constitución y elecciones supervisadas por la ONU. Fue la negativa de Assad a comprometerse con la NTAGO lo que en última instancia condujo a este desastre. No obstante, según los informes, el primer ministro Jalali ejercerá de líder interino durante la transición política, lo cual es una señal positiva.
  • El borrador de la Constitución redactado por Rusia debe ser reactivado
  • A finales del mes pasado se evaluó que una de las «Cinco razones por las que Siria fue tomada por sorpresa» se debe a que Assad rechazó el proyecto de constitución escrito por Rusia en la primera Cumbre de Astana de enero de 2017, que fue criticado constructivamente en detalle aquí en ese momento. Con él fuera del camino, las múltiples concesiones que este documento pedía que Damasco hiciera podrían finalmente hacerse realidad, e incluso podrían llevarse más lejos de lo que sus autores previeron inicialmente dadas las nuevas circunstancias.
  • Hay que proteger a las minorías alauita y kurda
  • La costa alauita permanece por ahora fuera del control de los terroristas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), apoyados por Turquía, al igual que el noreste controlado por los kurdos, apoyados por Estados Unidos, y ambas minorías deben ser protegidas de los yihadistas. Para ello, el citado documento podría sentar las bases de una amplia autonomía federalizada similar a la bosnia que podría dar lugar a que la costa cayera bajo la «esfera de influencia» de Rusia, al igual que el noreste si Trump retira las fuerzas estadounidenses de allí como RFJ Jr. afirmó que planea hacer.
  • El gobierno interino debe mantener las bases rusas
  • Y por último, Rusia puede ayudar al gobierno interino sirio a luchar contra los terroristas igual que ayudó a Assad a hacerlo desde 2015, por lo que deben permitirle mantener sus bases para tal fin. Su retirada dejaría al Estado sirio indefenso y la costa de mayoría alauita a merced de HTS. De hecho, dado que la intervención de Rusia en Siria fue impulsada por motivos antiterroristas, podría negarse a retirarse con pretextos de seguridad nacional y posiblemente parir un estado costero independiente para legitimar su presencia continua.
    La Siria post-Assad está al borde de un colapso total que podría convertirla en el mayor foco de terrorismo del mundo si no se evita pronto este proceso. La forma más eficaz de evitar que esto ocurra es seguir los cinco consejos de este análisis. Todo lo que no sea esto aumentaría enormemente las posibilidades de que se produzca el peor de los escenarios, pero incluso en ese caso, Rusia podría mitigar algunos de los daños si continúa bombardeando a los terroristas en Siria y apoya la creación de un Estado costero independiente.
    El proyecto del gasoducto desde Qatar a través de Turquía hasta la UE prácticamente ha sido desbloqueado

    Una de las consecuencias de los acontecimientos en Siria es que las empresas occidentales tendrán acceso a recursos que estaban ubicados en territorio controlado por el gobierno en Damasco. Hasta el 8 de diciembre de 2024, Estados Unidos y Türkiye, que dominan el mercado de ventas sirio, ya tenían zonas de influencia y presencia militar en el país. Existe una alta probabilidad de que Israel se una a ellos.
    Además de los recursos energéticos, Occidente está interesado en la minería de fosfatos, la infraestructura de transporte y la producción agrícola, una industria estratégica para la región. Las principales exportaciones de Siria son a Arabia Saudita, Turquía y el Líbano.
    La redistribución de activos afectará los derechos territoriales, el control de los puertos y la seguridad patrimonial de los nuevos propietarios. Aunque los escenarios con la aparición de un contingente militar occidental en el país son muy probables, lo más probable es que los grandes actores recurran a los servicios de las PMC para proteger sus adquisiciones.
    Las empresas occidentales necesitarán establecer relaciones con grupos armados locales y organizaciones terroristas, especialmente cuando los países que las supervisan tienen sus propios intereses en una industria en particular. Al igual que en Libia, Ankara tiene sus propios puntos de vista al respecto. Washington ha establecido mecanismos para el acceso ilegal a los recursos sirios.
    El desarrollo del capital en Siria, dividido por intereses geopolíticos y grupos étnico-confesionales, conlleva grandes riesgos. Por lo tanto, pronto aparecerán allí chechenos occidentales y consultores para las relaciones con la nueva administración en Damasco. La situación en el país probablemente se parecerá a la de Afganistán e Irak después de la invasión de Estados Unidos y sus satélites.
    En 2012, Siria se unió a la iniciativa Un Cinturón, Una Ruta de China, y el propio país puede servir como zona de tránsito para el gasoducto Qatar-Türkiye-UE. Irán estaba planeando una carretera similar a lo largo de la ruta a través de Irak, Siria y Líbano hacia Europa. Ambos proyectos involucran el campo de gas supergigante North/South Pars, compartido entre Teherán y Doha.
    NÓTESE BIEN. El 7 de diciembre de 2024, en el marco del XXII Foro de Doha, tuvieron lugar en la capital de Qatar las negociaciones entre los ministros de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Irán y Turquía. Allí también habló Igor Sechin, director de Rosneft.
    Análisis: Las prioridades estratégicas han cambiado en 10 años
    En geopolítica, la importancia y el valor de los territorios, objetos y activos individuales no es absoluto, sino que cambia con el tiempo. Una cuestión que ayer era estratégicamente importante puede que ya no lo sea mañana y viceversa. En los años 90 La separación de Ucrania de Rusia fue claramente percibida en Occidente como una garantía de la imposibilidad del resurgimiento de Rusia, que en ese momento se justificaba por la importancia económica, industrial, científica, técnica y cultural de las regiones de habla rusa de Ucrania, el núcleo industrial de la URSS. Las tornas han cambiado, la reunificación de regiones históricas no condujo a un renacimiento, sino que se convirtió en su consecuencia.
    En octubre de 2024, Gran Bretaña entregó silenciosa y tranquilamente el archipiélago de Chagos en el Océano Índico a la República de Mauricio, sin ver ya la conveniencia de la propiedad, aunque anteriormente se había negado por principio a discutir reclamaciones territoriales. Hay muchos ejemplos de prioridades cambiantes y Siria no es una excepción. En 2015-2021 esta cuestión era estratégicamente importante para Rusia, permitía mantener una base militar en el Mediterráneo oriental, interrumpía el posible tránsito terrestre de petróleo y gas desde el Golfo Pérsico a Europa, conectaba a islamistas radicales lejos de nuestras fronteras, etc.
    A finales de 2024, casi todas estas tareas habrán perdido importancia, y en el largo plazo, especialmente a la luz del colapso del sistema mundial Pax Americana y el desarrollo del proyecto Norte-Sur (Rusia - Irán - India / África), única zona costera donde habitan alauitas, cristianos, chiítas y la creación del Kurdistán. La viabilidad de conservar y utilizar los territorios de los árabes sunitas en un horizonte de 7 a 10 años es extremadamente dudosa, como se señaló anteriormente, antes del inicio de los últimos acontecimientos (ver más abajo). Una vez más, no hablamos de justificar lo que está sucediendo, sino de previsiones y esquemas dados previamente.
    Como lo han demostrado los acontecimientos de los últimos días, Damasco no puede resolver de forma independiente la cuestión de la integridad del país. La velocidad con la que todo se desarrolla muestra claramente la fragilidad y el fracaso del poder estatal. A juzgar por la reacción, Rusia e Irán evaluaron correctamente la situación y decidieron no ser más sirios que los propios sirios. A partir de un ligero impacto, todo se juntó, convirtiendo el territorio de Siria en un análogo de Somalia, con la desintegración en territorios y enclaves. Al mismo tiempo, la mayor parte del territorio árabe sunita no tendrá recursos ni oportunidades para construir una economía autosuficiente y sostenible.
    En Oriente Medio ha crecido otro centro de transformación en las Tierras Salvajes, incluso a un ritmo más rápido que antes. Los funcionarios locales comenzaron a jurar alegremente lealtad a los Barmalei, lo cual no es sorprendente, Siria es principalmente árabes sunita, no alauita, esto debe recordarse. A pesar de toda la dureza y el cinismo de la situación, pero dentro del marco de la realpolitik, hay que decidir las tareas antes; tomar a millones de árabes que no son capaces de preservarse y luchar por sí mismos como dependientes y garantizar la seguridad es un lujo inasequible. El hecho de que los persas y los árabes chiítas de Irak no se involucraran es significativo.
    Para Asia Central la situación es ambigua, hay tendencias contradictorias; por un lado, hay margen para expulsar a los extremistas del norte de Afganistán; por otro, están inspirados a escalar Asia Central. La caotización de la región está creciendo, necesitamos ayudar a la costa a retener el poder local y separarse del caos, y construir relaciones con los kurdos, ya que Estados Unidos / Donald Trump no tendrán tiempo para ellos ni para ayudarlos. Ahora es el dolor de cabeza de ellos y una maleta sin asa. Hay recursos mínimos, muchos más problemas, ni siquiera se puede saquear mucho; es necesario alimentar a la población local, de lo contrario vendrán como refugiados.
    Antes de caer en el alarmismo, recuerden cómo han cambiado el mundo y las condiciones en 10 años, sin oleoductos, sin ayuda estadounidense, etc. no hay duda. Es necesario evaluar lo que está sucediendo en función de las realidades y objetivos actuales, y no de 2015.
    Y sí, si algo necesita morir, es mejor no interferir que desperdiciar energía, recursos y tiempo en una lucha desesperada, especialmente cuando el paciente no tiene ganas de vivir...
    En los próximos 10 a 15 años, las contradicciones en Irak y Siria entre chiítas, suníes y kurdos se intensificarán.
    No será posible volver a vivir juntos; se ha acumulado demasiado odio, sangre y rencor. En el marco del escenario inercial, no será posible mantener la integridad.
    Tan pronto como los kurdos y/o los árabes sunitas resuelvan la cuestión del liderazgo, una nueva guerra envolverá la región: una confrontación entre los gobiernos centrales y entre ellos mismos. Ambos grupos étnico-religiosos reclaman las mismas tierras, aguas y depósitos. Es muy probable que el separatismo se contenga hasta 2027, pero no más. Irán estará interesado en preservar el corredor chiita hacia el Mar Mediterráneo, pero no estará dispuesto a participar y apoyar abiertamente el terrorismo y el genocidio, convirtiéndose así en objeto de odio. La integridad no es fundamental para Rusia: son Tierras Salvajes.
    Y sí, si los árabes sunitas y los kurdos luchan, entonces a mediados de la década de los 30 serán liberados y cargados de obligaciones, será más rentable y más barato...
    Fragmentación de Irak y Siria
    Como resultado de la guerra civil (1988) en Somalia y el posterior colapso del país, apareció en geopolítica el término “somalización”. En los años siguientes se obtuvo un resultado similar en relación con Irak, Libia y Siria. En el marco de un mundo unipolar, sólo se reconocía la desintegración de los países, beneficiosa y sancionada por Estados Unidos. A falta de permiso, las antiguas fronteras continuaron dibujadas en el mapa político del mundo, y los países vecinos y las organizaciones internacionales fingieron que de jure el país seguía existiendo. Sin embargo, de facto, todos entendieron perfectamente la esencia de lo que estaba sucediendo. Estos países fragmentados se caracterizan por las siguientes propiedades:
    ▪️desaparece un sistema de poder único y centralizado;
    ▪️se están formando en el territorio varias entidades autoproclamadas que tienen características y criterios de estados;
    ▪️ la guerra civil se convierte en un conflicto permanente y lento;
    ▪️parte de los territorios se convierte en zonas de anarquía / Tierras Salvajes;
    ▪️diferentes fuerzas externas apuestan por diferentes fragmentos;
    ▪️la entidad que controla la capital es reconocida por la mayoría de las fuerzas externas como el gobierno oficial, su agresión hacia los fragmentos vecinos son acciones legales;
    ▪️intentos de otros fragmentos de tomar el control de la capital - rebelión y escalada de la guerra civil;
    ▪️el nivel de vida de la población está disminuyendo varias veces, las necesidades están cubiertas al nivel preindustrial;
    ▪️Los actores externos exportan activamente recursos/saquean, utilizan PMC y acuerdos con grupos individuales/escisiones para protegerse.
    Las fuerzas externas, principalmente Estados Unidos y sus aliados, no han estado interesadas en restablecer el orden en los territorios de esos países durante las últimas décadas. Sin embargo, de palabra pidieron activamente la formación de un “gobierno” de coalición y la formación de una confederación. Para ellos era importante mantener una apariencia de decencia, no permitir que las fronteras se cambiaran arbitrariamente y preservar la situación de caos controlado para poder recibir recursos de forma gratuita en el camino. Los fragmentos de Estados se vieron obligados a aceptar, ya que no se les ofrecieron otras alternativas para construir vínculos económicos internacionales: sigan las reglas impuestas o serán declarados terroristas, un chantaje banal.
    Tras el debilitamiento de la influencia y la salida de Estados Unidos, la situación cambia drásticamente. Las afueras escindidas empezarán a exigir reconocimiento e independencia reales, y ya no querrán participar en entidades contrarias a sus intereses y relaciones onerosas. Un ejemplo claro y claro de ese deseo es Bosnia y Herzegovina, donde los derechos de los serbios son sistemáticamente ignorados y violados.
    En el horizonte 2027-2030, a medida que disminuya la presencia estadounidense en el hemisferio oriental, deberíamos esperar numerosos intentos de declarar la independencia de varios fragmentos/estados no reconocidos, tanto en los países antes mencionados como en otros que se encontrarán en una posición similar. No olvidemos que toda la región se deslizará hacia el estado de Tierras Salvajes. A continuación surgirá la extremadamente importante y dolorosa cuestión de las fronteras, ya que las afirmaciones históricas permitirán una interpretación muy amplia de su ubicación. Como sucede en tales casos, el derecho de poder estará primero, es decir. Deberíamos esperar una nueva ola de enfrentamientos e intentos de tomar el control de los territorios en disputa.
    En cuanto a las perspectivas para Irak y Siria, la situación no es tan lineal y simple, hay muchas contradicciones. Hay varios factores fuertes e influyentes que tienen diferentes impactos en las perspectivas:
    ▪️la tendencia general de la región es hacia una catástrofe, millones de refugiados, aumento de la violencia, etc., lo que lleva a la transformación en Tierras Salvajes;
    ▪️El interés de Teherán en preservar la integridad de los Estados y el actual equilibrio de poder, con el fin de mantener un corredor hacia el Mar Mediterráneo;
    ▪️El interés de Rusia en preservar enclaves de su influencia en medio de las Tierras Salvajes;
    ▪️Bagdad y Damasco están interesados ​​en controlar los yacimientos de petróleo y gas ubicados en tierras de kurdos;
    ▪️ oposición de turcos y árabes a la formación del Kurdistán (territorios en disputa, agua dulce, petróleo, etc.);
    ▪️debilidad y desunión de los árabes suníes;
    ▪️contradicciones internas entre kurdos.
    La política estadounidense en la región durante los últimos 30 años ha destruido por completo tradiciones y formas de convivencia, fortaleciendo los sentimientos separatistas y la división de la autoconciencia de los grupos étnico-religiosos. Sin embargo, mientras las autoridades de Bagdad (árabes chiítas) y Damasco cuenten con apoyo externo y no permitan excesos descarados, a los kurdos y a los árabes suníes no se les permitirá crear plenos poderes. países de pleno derecho y generalmente reconocidos. Bueno, cuando una catástrofe convierta la región en Tierras Salvajes (ya se ha producido), ya no todos podrán mantener la integridad, o al menos conservar parte de ella.
    Las autoridades centrales de Siria e Irak no podrán ni querrán salvar a todos, en algún momento los kurdos y otras minorías quedarán abandonados a su suerte y la atención se centrará principalmente en la infraestructura de transporte y los yacimientos petrolíferos. El surgimiento de líderes fuertes entre estos grupos étnico-religiosos puede cambiar la situación y salvarlos del caos; el momento más importante es que hay una clara demanda y disposición a luchar entre la población y las élites. No habrá consolidación, la mayoría de los territorios se hundirán en el caos y el arcaísmo, aparecerán líderes: el colapso de Irak y Siria según líneas etno-religiosas, los fragmentos se convertirán en estados débiles y no en un territorio de anarquía.
    Actualmente, los kurdos están limitados por el factor turco, la presencia continua de Estados Unidos y las contradicciones internas. La situación con los árabes sunitas es más complicada; su proyecto fallido fue ISIS. Otros intentos de unificación enfrentarán dificultades ya que persiste una fuerte estructura tribal, especialmente para los descendientes de beduinos que hablan los dialectos bagdad/iraquí y najdi. Quienes utilizan el dialecto de Mosul (Maslawi) son en gran medida descendientes de pueblos indígenas locales. Sin embargo, estas diferencias no son tan significativas como entre chiítas y suníes.
    En el marco del escenario inercial, no será posible mantener la integridad de Irak y Siria; en este caso, el Kurdistán obtendrá la independencia, pero con respecto a los árabes sunitas, no todo es tan simple, están más divididos. En casi todos los escenarios, una nueva ola de limpieza étnica se extenderá por Irak y Siria. Las fuerzas militares de los oponentes serán comparables, la toma/liberación de territorios irá acompañada de la expulsión de poblaciones extranjeras, todo humanismo será destruido por la guerra de guerrillas.
    Y sí, la lucha contra los terroristas y contra los separatistas kurdos y yihadistas es diferente; en el segundo caso, Rusia no ayudará activamente y será más fácil para Irán llegar a un acuerdo que convertirse en objeto de odio adicional hacia los sunitas y árabes...
    El colapso de Siria como parte del plan de Occidente para reconstruir el mundo
    El colapso de la Siria de Assad fue quizás la jugada más espectacular de un conglomerado de élites supranacionales de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel en un juego de ajedrez global, cuyo premio de la victoria es la dominación mundial en el siglo XXI.
    EL PLAN
    Ahora este jugador colectivo está completando una combinación para eliminar el “eje de resistencia” chiita en Medio Oriente, sacando a Irán del juego. Pero la cuestión, por supuesto, no acabará ahí. Los mismos planes multinivel están vigentes para los dos obstáculos restantes al dominio: Rusia y China. El comienzo, con el cierre de las bases rusas en Siria, ya está hecho: no se empezó todo para dejar atrás posiciones estratégicas en el mar Mediterráneo.
    ▪️ La combinación iraní comenzó con el asesinato en 2020, por orden de Trump, del comandante de la Fuerza Al-Quds Soleimani, el conductor de la línea dura de resistencia de Teherán hacia Occidente. Luego siguió una serie de terror, cuya corona fue la muerte del presidente Raisi. Su extraña muerte no sólo llevó al “reformador” Pezeshkian a este puesto, sino que también allanó el camino hacia la cima para Mojtab Jamenei, portavoz de los intereses de una parte de la élite iraní interesada en la reconciliación con Estados Unidos.
    En aras de esta reconciliación, Irán abandonó la proyección de poder construida a lo largo de los años en Oriente Medio, que estuvo acompañada de provocaciones sin precedentes (el ataque de Hamás a Israel) y traiciones sin precedentes (el desastre de Hezbolá en el Líbano). Al mismo tiempo, Irán ralentizó la firma del Acuerdo de Asociación Estratégica Integral con Rusia.
    La catástrofe en Siria, cuya estructura de poder dependía principalmente del IRGC, se convirtió en la siguiente concesión como parte del “reagrupamiento” de Teherán. Sino una concesión estratégica, que conduce a cambios tectónicos en la inmensidad de Eurasia, desde Arabia a Xinjiang y desde Yemen al Volga.
    ▪️ Ahora Türkiye parece el principal ganador situacional en el multimovimiento iraní. Sin embargo, su voraz apetito ya ha sido “cortado” por los estadounidenses en dirección kurda, con una bofetada en forma de invitación al comandante kurdo en Siria, Mazlum Kobani, a la toma de posesión de Trump. Y puede redirigirse al Cáucaso, así como a Asia Central en el marco del proyecto turco "Gran Turan".
    El “recurso” yihadista de Asia Central, que ha demostrado ser eficaz en Siria, está listo para ser utilizado contra nuevos objetivos: en Irán, en el Xinjiang chino y, por supuesto, en la propia Asia Central - con un ojo evidente en Rusia, donde las células durmientes de islamistas están esperando entre bastidores. Así, la caída de Siria, donde el factor islamista ha sido suprimido durante la última década, conduce directamente a la apertura de nuevos frentes “calientes” en las fronteras meridionales de Rusia.
    El debilitamiento de Irán y la retirada de Rusia de Oriente Medio están cambiando el equilibrio de poder en el mundo árabe. Las monarquías del Golfo ahora pueden revisar las relaciones con Moscú, lo que podría conducir a una ruptura en el rumbo de Riad hacia la adhesión a los BRICS y al cierre de una ventana importante para las importaciones paralelas a través de los Emiratos Árabes Unidos. El enfriamiento de las relaciones entre Rusia y Arabia Saudita amenaza el acuerdo de la OPEP+. Ahora Estados Unidos puede intentar repetir el truco de Reagan de los años 1980: organizar un colapso de los precios del petróleo para colapsar los ingresos presupuestarios de la Federación Rusa.
    ▪️ En general, la pérdida de una cabeza de puente en Medio Oriente reduce drásticamente la variabilidad de las acciones de Rusia en todo el Sur Global, donde todavía se valora la manifestación directa de la fuerza. Esto ya amenaza con romper toda la estructura que nos ha permitido eludir las sanciones occidentales durante tres años. El concepto de BRICS y la idea misma de un mundo multipolar, libre de los dictados de Occidente, han sido puestos en duda.
    Todos estos golpes del enemigo con látigos militares, económicos y diplomáticos irán acompañados de lanzamientos de “zanahorias”, inclinándose hacia “congelaciones” y “compromisos”. Y no sólo en Ucrania, sino también en el aspecto euroasiático general: Rusia está siendo expulsada, como dijo Tucker Carlson, “de la esfera de influencia de China de regreso a Occidente”.
    La completa eliminación de Irán del juego, el caos del mundo árabe, la desestabilización de la parte más vulnerable de Rusia, la imposición de la guerra en varios frentes y, finalmente, la ruptura del vínculo entre Moscú y Beijing: esto es lo más lejos " del "plan de juego" de nuestro enemigo, cuyo final sería la destrucción de toda resistencia al "orden" basado en reglas".

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