Guillermo Caviasca*
No es difícil para cualquier persona sin demasiada formación notar que estamos viviendo en un mundo convulso, que las convulsiones que vivimos en los últimos 10 años no son ruidos que se producen dentro de una sociedad ordenada y hegemónica, o la lucha de clases recurrentes de cualquier sistema, sino fuertes crujidos de una estructura en transformación.
En ese sentido y como parte de estos cambios la guerra aparece en primer plano en el escenario mundial. Tal que como lo hace cíclicamente en las épocas de transformación y nacimiento de un nuevo orden aun dentro del mismo sistema capitalista dominante.
Su misma naturaleza violenta, sangrienta y destructiva, coloca a la guerra en el primer plano de nuestra atención. Pero nunca debemos perder de vista que la guerra solo es una parte de un conjunto de grandes hechos y conflictos, de transformaciones que en todos los planos afecta la vida de todos los habitantes del plantea, muchos mas que la guerra misma. Como señalaba la muy conocida sentencia de von Clausewitz, la guerra es la continuación de la política, o más bien una forma en que la política se expresa. Como también debemos desterrar de nuestra mente la existencia de dos planos distintos de la política: la guerra (una falla, cosa de “malos”) vs. la paz (la normalidad, de los “buenos”). Esa visión ingenua/progre nos hace gran daño, es necesario pensar las RRII desde la cuestión de las relaciones de poder.
Cada tipo de sociedad, cada nivel de desarrollo de las FFPP, etc. o sea cada tipo de formación social nos permite ver un modo de hacer la guerra. Como se expresa esto en el ámbito teórico militar en la actualidad estrictamente. Con dos conceptos: Revolución militar (RM) y Revolución en asuntos militares (RAM). La RM es la que se expresa como parte de un cambio integral en la sociedad. Por ejemplo, el paso de los ejércitos aristocráticos a los ejércitos de ciudadanos que se relaciona con los cambios integrales de la transición de un tipo de formación social hacia otra cuyo fenómeno político más destacado es la revolución francesa y sus consecuencias con 30 años de guerra. O los cambios que en esos mismos ejércitos propicia la revolución industrial y sus saltos tecnológicos, que son parte de un cambio del conjunto de la sociedad, también relacionados con la revolución burguesa antes mencionada.
La RAM, es más acotada al ámbito militar estrictamente. Son importantes cambios que se dan en las FFAA sin que estos sean necesariamente parte de un cambio social y económico profundo. Podemos decir que la creación de la línea de mosqueteros desde los Tercios españoles hasta su aplicación doctrinaria con Gustavo Adolfo, que implica la generalización de la pólvora como potenciadora de poder de fuego. O la ofensiva de panzer con armas combinadas, cuya puesta en práctica doctrinaria es la de la Whermacht con el famoso Guderian, que es la aplicación de la motorización y las comunicaciones al ámbito militar. Podríamos ver que en los dos casos mencionados estos cambios doctrinales militares se dan en sociedades más o menos estables (aunque hablamos de sociedades occidentales, en un mundo que se acerca al capitalismo, o ya lo es plenamente). Se podría cuestionar esta discriminación, y sin dudas muchos estudiosos enumeran los cambios como revoluciones o al revés. De la misma forma que sin dudas podemos ver que las RM: muchas veces están relacionadas con cambios tecnológicos que, a su vez, son parte de cambios sociales y económicos. Lo cual es casi una definición porque en general cualquier aplicación tecnológica en lo militar es algo relacionada con un cambio económico vinculado a la producción y a la organización de los modos de regulación (normas) y acumulación (organización de la producción) de las sociedades. De hecho, hubiera sido imposible sostener los grandes ejércitos de Farnesio o el Duque de Alba en Flandes a la Monarquía española si esta no hubiera sido una superación del fraccionamiento feudal. No hubiera habido ni tercios ni Gustavo Adolfo en el medioevo. También es claro que los ejércitos de Napoleón en realidad no expresaron un cambio tecnológico respecto de Federico y los españoles, sino centralmente el cambio fue social. Y esto también implicó un cambio de forma de hacer la guerra, tal como lo señala Clausewitz en forma central, poniendo esto en el pivote de su definición, por sobre lo tecnológico.
Arriba en el cuadro vemos la ampliación de los problemas actuales en lo que hace a la guerra desde la doctrina OTAN del “Combate aeroterrestre” hacia las nuevas formas de guerra hibrida.
Los grandes cambios de los últimos años
Después de esta presentación teórica básica veamos en qué situación nos encontramos hoy. Quien escribe este artículo pudo dar cuenta desde hace unos años de las discusiones que hacían a tomar nota que el sistema de defensa nacional (para quien decidiera tener o montar uno con seriedad e invertir para ello) debía caer a la cuenta de una serie de cambios que estaban despuntando. Las mentes mas agudas señalaban que se avanzaba hacia una forma de hacer la guerra en la que la incorporación de nuevos dominios (el espacio y el ciberespacio), nuevas doctrinas (Guerra hibrida, etc.) y la generalización de nuevos tipos de armas, (misiles, drones, o intervenciones en la información y comunicaciones), etc. anunciaban lo que se podía estar frente a una RM. Quizás aún era prematuro para muchos, pero lo cierto es que el tiempo nos dio la razón. Demasiado pensar en aviones de última generación y en los tanques más avanzados (casi siempre inaccesibles o degradados a materiales atrasados respecto a la media cuando uno los termina de desarrollar o los compra) podían hacer que nuestros escasos recursos no abonaran lo nuevos nichos de desarrollo accesibles y realmente amenazantes para nuestros adversarios. De hecho, no se avanzó claramente en nada como vemos.
Así en la ultima década presenciamos una serie de conflictos armados en los que el avance de las nuevas armas alteró radicalmente el campo de batalla. Mencionamos al pasar tres casos. Primero Libia, donde las fuerzas del mariscal Haftar apoyadas por Rusia (Wagner, y asesores en el campo de batalla, Israel, Egipto, Francia de diversas formas) fueron derrotadas, cuando estaban por hacerse de todo el país, por las fuerzas de Trípoli, gracias al apoyo militar turco (directamente y a través de las milicias sirias, y de diversas formas no directas: Italia). Esto nos permitió observar a los drones Baryaktar golpear a las tropas de Bengasi y a los propios rusos produciendo una derrota a sus columnas en el desierto libio. Después pudimos ver la aplastante victoria de Azerbaiyán sobre Armenia. Apoyados directamente por Turquía y con suministro de armas israelí, los azeríes, aplastaron a los armenios. Nuevamente drones de todo tipo desde kamikazes a los grandes Baryaktar, fueron la nota de la superioridad turca. Por ultimo la gran guerra de Ucrania. Aquí estamos viendo toda una evolución, desde armas de apoyo destacadas (como nuevamente los Baryaktar) usados por Ucrania con efectividad ante una Rusia que carecía de una idea al respecto. Hasta la actualidad donde los drones son el dato central del campo de batalla por su implicancia en el tipo de operaciones que se pueden realizar dada su omnipresencia como armas de inteligencia, de ataque, tanto a nivel táctico, operacional y estratégico. Claro no son solo los drones de todos los niveles y tipos, sino misiles, armas “inteligentes” de diverso tipo, ciber guerra, ataques a las comunicaciones y la capacidad de mando y control de enemigo, etc. En conjunto un “paquete” revolucionario, que ha (al, menos por ahora, hasta que se adapten de alguna forma) eliminado a las columnas blindadas del campo de batalla y vuelo una entelequia a la guerra de movimientos. Como también el apoyo aéreo cercano tal como se entendía hasta ahora (tal como vimos en la breve guerra entre India y Paquistán).
¿Podemos creer que actualmente estamos presenciando una revolución militar? Una serie de cambios profundos que hacen a lo cualitativo de la guerra no solo a lo cuantitativo o a modificaciones más o menos profundas en el arte militar son una realidad. ¿Podemos señalar que los cambios que se están produciendo en el arte de la guerra son parte de un cambio de configuración a nivel mundial de las estructuras económicas y políticas, de la tecnología y de las relaciones de fuerzas entre clases, entre naciones y entre entidades con poder político? Evidentemente eso es lo que se ve en el escenario de las RRII hasta las mismas formas de trabajo aun al interior de una fábrica. ¿Cómo esto afecta el campo de batallas, que señales o que cambios radicales estamos presenciando? Intentaremos avanzar unas pinceladas en la respuesta a nivel táctico.
Guerra mosaico y multidominio
En un pequeño ensayo titulado Guerra mosaico y multidominio libro el analista español Guillermo Pulido señalaba a partir de sus estudios de las doctrinas experimentadas en algunos nichos de especialistas, que en occidente se estaba estudiando la aplicación de las nuevas tecnologías en el campo de batalla. Esto alteraría radicalmente la utilización que teníamos en mente de las caras plataformas que tanto nos impactan como tanques cada vez más caros, complejos y de altísima tecnología, por ejemplo. Solo pensemos que los famosos Armata rusos o los nuevos Leopard: o no se han visto o no han superado a los viejos T72 en su utilización táctica, y siempre ha sido muy moderada; cuando se intentaron usar más masivamente (a nivel brigada, por ejemplo, o batallones) en operaciones de asalto y ruptura dejaron como saldo un campo de destrucción de blindados en cualquier bando, con cientos de millones humeando.
Ya superamos ampliamente los 3 años de guerra; Rusia, una gran potencia militar, está envuelta en una guerra de desgaste que sin dudas no era su objetivo. De hecho, sus objetivos se han visto alterados por un escenario militar inesperado. Tan inesperado que los mismos analistas occidentales, aun conociendo su apoyo en la preparación de los ucranianos y teniendo la disposición del campo OTAN de oficiar de sostén de los ucros, no daban mucho por los de Kiev. Sin embargo, Kiev resistió. Y eso se debe a que la nueva realidad tecnológica alteró la lógica que conocíamos sobre el campo de batalla (además de una hipótesis de inteligencia sobre Ucrania que demostró ser garrafalmente equivocada, por parte de Rusia). Pero aun con errores, la diferencia de volumen en los parámetros conocidos debió haber producido un triunfo ruso.
Sin embargo, los asaltos fracasan y fracasan, o llevan un costo de material hombres y tiempo muy grandes para obtener módicas victorias. En lo concreto los asaltos han ido cambiando en su implementación hacia “microasaltos” encadenados, en el bando ruso. Ya hemos explicado en otro artículo como la táctica rusa evolucionó desde la batalla de Bajmut, a nivel de lo que podemos denominar “gran táctico”. Veamos ahora como es el campo de batalla en la actualidad.
Clausewitz señalaba de modo genérico que era necesario una proporción de 3 x 1 para un asalto de una posición atrincherada. Y más aún para una posición fortificada en alturas. Bueno, en su época la guerra se desarrollaba en un escenario plano, solo había dos dominios de la guerra: la superficie marina y la terrestre. Ya hace un siglo eso cambió, y ahora más aún. Sin embargo, el concepto sigue teniendo validez.
Hasta la época de Napoleón (y en esta época ya la extensión del campo y el tamaño de los ejércitos ponía límites a la capacidad del comandante de ver) el comandante tenía ante su vista todo el campo de batalla, parado en una loma con un catalejo podía observar a sus unidades en un rango de unos Kms, o recibir informes con cierta inmediatez. En campo de batalla “parecía” transparente. En realidad, el enemigo podía “engañar”, o jugar con condiciones del terreno o el clima. Pero en término medio la batalla era un espacio “visible”. Aunque ya con Napoleón, la “maniobra” de cuerpos de ejército fuera de la visión de los comandantes eran claves para el triunfo del Emperador (como lo fueron para San Martín en el cruce de los Andes). Aun en estos casos la “niebla de guerra”, la confusión de decenas o cientos de miles de hombres en decenas de unidades a lo largo de 10, 20 o 50 Km, la fricción, etc. sin dudas “oscurecían” la información y la capacidad de tomar decisiones del comandante.
Esta “opacidad” se profundizó con el aumento del tamaño del frente de combate y el tamaño de las maniobras. Ya para la segunda guerra mundial un comandante de división nunca tenía ante sí a sus batallones. De hecho, el comandante de una división, o un batallón o una unidad cualquiera disponía de una información opaca sobre el enemigo, y sobre sus movimientos inmediatos hasta que estos se producían, y en muchos casos hasta cuando ya estaban ante las miras de sus unidades de avanzada. Para conocer había que desplegar aviones de reconocimiento, intercepciones de radio, interrogatorios de prisioneros y otras maniobras de inteligencia fuera del alcance de los comandantes en el terreno. Pero lo cierto es que una unidad de tanques podía tener la esperanza de llegar al contacto con el enemigo y recién allí medir fuerzas. Claro, si un enorme poder aéreo incontestado, dominaba los cielos, (como les paso a los alemanes en Francia desde Normandía) cualquier movimiento podía ser machacado sin piedad y la capacidad combativa de las unidades diezmada antes de entrar en contacto.
Hoy tenemos ante nosotros lo que es un campo de batalla “transparente”. Además de los satélites y la inteligencia de comunicaciones, cientos, miles de drones cubren el campo de batalla. Un dron ve el avance de una unidad desde sus posiciones iniciales. Puede que la vea en la concentración para comenzar la operación, pero especialmente seguro en la travesía de la tierra de nadie. Un dron los ve y se solicita un ataque con artillería, morteros o con drones. Aproximarse al frente está siendo cada vez más peligroso. El desafío es llegar al objetivo, llegar al contacto, no el contacto mismo.
Como superar la tierra de nadie sin ser visto y aniquilado
¿Qué es la línea de frente? Es lo que se encuentra entre mis posiciones y las del enemigo, si las pensamos unidas con una línea imaginaria (aunque lo lógico y deseable es tener el control de toda la línea, las nuevas armas y tecnología a disposición del soldado, una unidad menor puede controlar más espacio). Esas líneas imaginarias están separadas por una tierra que es la “tierra de nadie”: un páramo muerto en el que en la primera guerra mundial solo había buitres y algún perro audaz comiéndose los restos de los combatientes. Esa tierra puede variar desde cientos de metros a unos pocos Km de acuerdo a terreno y la época. Si en la primera guerra mundial la distancia entre las dos líneas era la del alcance de un fusilero y se atravesaba a la carrera. Hoy está a “unos Km” acorde a los nuevos alcances de las armas de infantería y el terreno. De hecho, al ser más la distancia los desafíos de atravesarla son mayores. Esto no es así en la cuidades donde los principios de la lucha son distintos; y según estamos viendo dado los números de bajas que produce el asalto a poblaciones los rusos han abandonado el combate urbano en ofensiva por el cerco operativo. Desde Bajmut la batalla urbana ha disminuido mucho.
Allí se dan los asaltos desde mis posiciones de primera línea hasta las posiciones enemigas. Ayer hoy y siempre, en algún momento hay que tomar las posiciones enemigas, por lo tanto, hay que encontrar formas de atravesar la “tierra de nadie”. En la primera guerra mundial las grandes matanzas de soldados se daban en esos asaltos: decenas de miles de hombres en oleadas se lanzaban sobre las líneas enemigos travesando cientos de metros y alambradas bajo el fuego de las ametralladoras y fusiles, cayendo como la hierba cegada por una cosechadora. Los estrategas se esforzaban por pensar formas de superar esta carnicera cuyos resultados en el mejor de los casos solo conseguían ocupar unos cientos de metros al costo humano de miles de jóvenes soldados. Masivos bombardeos de artillería concentrados, gases venenosos, nada ayudo a superar esto. Hasta que surgieron los tanques, y las tropas de asalto (Sturmtruppen especialmente creados para tomar posiciones enemigas en forma operacional, aunque los arditis italianos podía entrar en esta categoría, etc.). Pero solo el desgaste en la capacidad de la nación d sostener el esfuerzo de guerra produjo el resultado final. El mismo Lidell Hart elaboró sus ideas de “aproximación indirecta” bajo el influjo crítico a la guerra de desgaste y las matanzas de las trincheras: buscar puntos débiles para sortear, tanto en el plano táctico como en la gran estrategia, a las defesas enemigas sólidas y dislocar su retaguardia, eliminando su capacidad de combate.
Lo que cambió eso fue la mal conocida como Blitzkrieg. Allí los alemanes pusieron en práctica una nueva forma de guerra aprovechando, expandiendo y utilizando de forma revolucionaria la tecnología existente (Lograban dislocar). Una nueva doctrina militar, una RAM, en realidad la aplicación combinada, creativa y audaz de las nuevas tecnologías al “modo de hacer la guerra” alemán. Las cuñas blindadas y mecanizadas alemanas rompían una sección de la línea de frente como un bisturí, y se desbordaban por la retaguardia haciendo colapsar las fuerzas enemigas superando, cayendo sobre su retaguardia, sobre sus líneas de suministro, sus reservas inmediatas, sus centros de mando, su logística. Así se ahorra vidas propias (y del enemigo, que se veía obligado a rendirse en masa). Con diferentes cambios (como el acento en la enorme potencia aérea) esta doctrina para la guerra convencional fue la imperante hasta el fin de siglo (Guerra del golfo, por ejemplo). Pero esto solo era posible, como ya indicamos, si esa fuerza de asalto, esa cuña, no era destruida antes de partir o durante la aproximación, obvio.
Vemos que hoy esto ha cambiado. Una acción audaz tipo Rommel, una maniobra tipo Manstein, el mismo Patton, o el masivo Zukov, parecieran estar destinadas a terminar en una carnicería y un mar de chatarra carísima ineludiblemente (salvando la distancia que ya no existen ejércitos tan masivos y que se puedan permitir esas bajas). Imaginemos 1000 carros soviéticos sobre cualquier escenario actual, atacados por oleadas de drones y armas de precisión, o una columna de Rommel desplazándose en el desierto para hace un flanqueo, detectada por una pequeña unidad de infantería con un dron, que avisa a la base y esta, avisa a una brigada de Drones que envía un enjambre aniquilado a la maniobra y al mismo Rommel. Y solo mencionamos a los drones (los hay de varios tipos y baratos) pero debemos contar el resto de las armas de precisión (más caras). Eso es lo que estamos viendo y por ello la guerra está en una situación que en algunos parámetros se parecería a la primera guerra mundial: el desgaste. Pero que en realidad es algo nuevo.
Una operación ofensiva hoy en Ucrania tiene su asentamiento en una unidad que puede ir de compañía a pelotón; a lo sumo un batallón en el marco de una maniobra mas grande de asalto en un frente más amplio de varias posiciones enemigas para rodear un pueblo o acercarse a una ruta logística. Si hablamos de varios batallones ya sería una operación de envergadura en el tipo de guerra que vemos ahora, como fue recientemente la recuperación de Shucsa por parte de Rusia (lo que muestra que puede haber asalto y maniobras en condiciones generadas favorables: cegamiento del enemigo asegurado, sorpresa lograda, etc.).
Los soldados de la unidad destinada al asalto utilizan los vehículos de transporte blindado para acercarse en frente, desembarcan protegidos por las arrolladoras o cañones ligeros del transporte y desde allí se lanzan al asalto. El vehículo no se aproxima necesariamente a la línea de contacto, sino a una posición donde la infantería de asalto desmontada comienza su avance sobre la posición que debe asaltar, el vehículo detectado sería un blanco fácil con muchos hombres dentro, una carnicería probable. El mismo traslado de los hombres es riesgoso, en caso de que sean detectados (y esto es lo más probable si atraviesan la zona de nadie) los vehículos serán objeto de ataques, por ello la aproximación al frente de unidades blindadas está siendo cada vez más escaso. Lo mismo los tanques de apoyo (como mencionamos “apoyo” al asalto de infantería no cuña blindada) suelen ser usados como plataformas de artillería móvil, solo se aproximan para batir una posición y se retiran rápidamente, ya que una serie de baratos drones kamikaze o munición de precisión y misiles de infantería darían cuenta de ellos. Todo queda en manos de la infantería de asalto Las “Sturmtruppen” del presente.
El combate pasa a ser así una guerra en la que la infantería debe tomar, “casi” cuerpo a cuerpo, una posición enemiga. Hasta que está en contacto en la aproximación a través de la tierra de nadie las unidades que se lanzan al asalto deben superar el fuego de Morteros que disponen las unidades enemigas; drones, que pueden disponer la unidades enemigas si están muy bien equipadas, pero que en general están a disposición bajo el mando del nivel superior esperando que la unidades del frente los pidan; y las armas lanza granadas que deberían disponer los pelotones para “rociar” al enemigo con una lluvia de granadas batiendo el terreno de los atacantes. Si el defensor está bien preparado y cumple con las disposiciones defensivas del mando superior (la doctrina vigente: posiciones permanentemente mejoradas), debe tener preparada su defensa con un mapeo del terreno que tiene enfrente y zonas de muerte bien pensadas, con minas para obstruir y general pasillos, ángulos de tiro ya conocidos, para artillería o morteros convencionales, etc. etc. La velocidad del atacante y su enmascaramiento pasa a ser clave.
Los morteros que disponen las unidades del frente bajo su directo mando, disparan por elevación, se calcula y se corrige la parábola para dar en el blanco. Tienen una zona de fuego ya calculada lo que ante un aviso con las coordenadas fijada y saben cómo calibrar el arma y en el caso concreto hacer el ajuste fino. Los drones pequeños “kamikaze” o drones que transportan un explosivo (tipo granada, similares a los de observación, pero con capacidad de llevar un explosivo) existen en cantidad, pero aún no están en masa en manos de las unidades en todo el frente. Las unidades en el campo de batalla deben requerir al mando superior el apoyo en el momento necesario. En el caso de los drones debe tenerse en cuenta la nocturnidad y/o el mal tiempo: las cámaras comunes se ven afectadas por ambas situaciones, solo las armas con cámaras térmicas por ejemplo pueden operar con efectividad, y no son tan comunes ni baratas.
Por ahora. También debe tenerse en cuenta la guerra electrónica (que ya afectó a los HIMARS) por ello se recurre a drones filoguiados, lo que ha transformado el campo de batalla en una maraña de cablecitos abandonados y material para que las aves construyan sus nidos. Pero que (son km de cablecitos) hacen que el peso del explosivo transportable sea menor. O que el dron sea más grande y lento (por lo tanto, más impecable).
Por ello las operaciones ofensivas toman en cuenta esto. Mandar un grupo de hombres al asalto a través de la tierra de nadie toma en cuenta estas condiciones para disminuir la cantidad de bajas, además de la posibilidad de obtener alguna sorpresa. Ya que, si tu unidad esta al ataque y es detectada por el enemigo que defiende, pronto además del fuego de morteros o el más cercano fuego de lanzagranadas, lo que llegará primero será una nube de pequeños drones guiados que perseguirán a cada soldado como un mosquito insoportable y letal, en un duelo sorprendente entre hombre y pequeña maquina voladora. Sobran imágenes de hombres peleando con drones, escapando de ello, tristes imágenes de drones impactando en un hombre que se mueve caminando, corriendo o en moto, o que están descansando descuidados en una trinchera. Hay que dormir con un ojo abierto y tener otro en la espalda. En la pelea juegan desde escopetas hasta piedras, pero es más “serio” estar preparado para el fuego concentrado de varios soldados, en caso de que la amenaza sea de un o un par de aparatos.
La interferencia electrónica no está necesariamente a disposición de todas las unidades en todo el frente, menos aun para los tan típicos asaltos de pequeñas unidades. Lo drones filoguiados son inmunes a la interferencia (como vimos en los ataques a las bases rusas de bombarderos estratégicos por parte de Ucrania). Si hablamos de una operación de importancia se implementa en el marco de la guerra un “apagón” mediante un ataque en el ciberespacio. Pero tampoco esto es en todos los casos ni en todo el frente. Entonces a nivel táctico de pequeñas unidades de asalto la clave es la velocidad y la dispersión: dificultar que el enemigo disponga de blancos lentos y concentrados. Por ello vemos ataques en motos, las cuales se desplazan con gran rapidez por caminos difíciles, permiten dispersión, y al soldado buscar refugio rápidamente y volver al avance. Una caballería moderna tipo “dragones” (caballería que desmontaba y podía pelear a píe), y en este caso para cazarlos deben ser dispersados los drones uno por uno. Hasta podrían transportarse al frente en vehículos menores si existieran y resistieran el terreno (o en la patineta de volver al futuro, que sería ideal ja)
Han resurgido con gran importancia las trincheras. Recordemos que el general Surovikin (quien reorganizó el frente ruso después del fracaso de la “Operación Militar Especial”) además de otras cosas muy importantes (retirarse para evitar la catástrofe de algunas zonas importantes en el imaginario de la propaganda rusa, dar especial atención al bombardeo y dirigirlo con objetivos estratégicos y operacionales), construyo una poderosa y eficaz línea defensiva en profundidad, contra la cual se estrelló, y fracaso duramente, la última ofensiva real, estratégica, ucraniana con “11 brigadas entrenadas y equipadas por la OTAN”.
A nivel táctico hoy, una buena trinchera cuyos habitantes están atentos y la mejoran concienzudamente es la diferencia entre la vida o la muerte. Protege bien contra la artillería, los morteros, los drones “kamikaze”, y si son inteligentes, también contra los drones de bolsillo. Aunque el soldado debe están siempre muy atento, lo que imaginamos como debe arruinar a un hombre tanto stress, más aún en unidades de baja rotación (más los ucranianos carentes de personal que a los rusos). Claro, esto afecta a las posiciones defensivas. A los hombres que se están moviendo a través de la tierra de nadie… solo dios los ayudará si los detectan. Por eso es clave la velocidad, dispersar y disminuir el blanco, hacerlo muy móvil; y debería incluir el apoyo propio de drones con un conocimiento preciso del terreno y de las posibles posiciones enemigas para machacarlas cuando se descubran. Mucho más que lo que conocimos en los movimientos de unidades blindadas. Y allí los rusos implementan sus innovaciones tácticas: ataques en motos, en vehículos pequeños de gran movilidad que les permita atravesar las zonas más riesgosas gran rapidez, agilidad y con posibilidad de meterse en alguna zona más cubierta con árboles o zanjas, hasta llegar al contacto con el enemigo. O encontrar alguna avenida de aproximación más protegida y descuidada por el defensor.
Pero la clave del ataque es como siempre tomar la posición y prepararse para un posible contraataque (en esta guerra y a este nivel la explotación parece descartada). Y allí nuevamente tenemos que una vez perdida la posición (en general por Ucrania) o abandonada antes del contacto físico (existe la lucha cuerpo a cuerpo ojo), el contraataque será mediante una lluvia de drones sobre la posición recién ocupada, donde los recién llegados no están aclimatados (además de que las posiciones suelen estar minadas y con trampas) y recién allí vendrá en contraataque humano.
Indudablemente en esta operación de asalto contemporánea, donde las unidades defensoras y atacantes no son “masivas”, prima la “calidad”. O sea, una unidad dispone de una serie de elementos técnicos que le permiten cubrir un amplio campo a su alrededor. No necesita un hombre cerca de otros en una línea continua por centenares de km. El atacante debe, si o si, haber realizado una tarea de inteligencia táctica eficaz, sino sus hombres irán a la muerte. Debe conocer las trincheras y su disposición, las minas, las posiciones de apoyo, más o menos cuantos hombres y armas están disponibles en el terreno, y resolver cuales son los caminos mejores para acceder a la posición enemiga. El soldado de asalto debe tener un entrenamiento adecuando, saber moverse en conjunto y apoyar con inteligencia y decisión a sus camaradas. Debe saber resolver un combate cuerpo a cuerpo etc. sabiendo que todo esto el enemigo lo sabe también, claramente. Por ejemplo, los rusos en la ofensiva final contra Shucsa, encontraron una posibilidad a través de una tubería de gas que les permitió superar las posiciones sin riesgos y caer en la retaguardia enemiga sin ser machacados en la tierra de nadie por unos ucros alertas, pero solo hacia su frente, generando crisis de la línea azul y amarillo y du derrumbe.
Recordamos que este análisis es “micro táctico” y que lo hacemos de este nivel porque la ausencia de grandes maniobras de unidades mayores es una característica de cómo ha evolucionado la guerra por las razones que señalamos al principio. Esto no implica que los contendientes no esté usando en una escala de visión más amplia ataques en mayor nivel. Especialmente, nos referimos a lo que es el uso de artillería masiva. Cualquiera que siga la guerra o vea imágenes de campos de batalla, verá muchos de estos plagados de cráteres. O se informará de los millones de proyectiles de artillería consumidos. O lo que hace al bombardeo estratégico sobre la retaguardia enemiga con misiles. O la utilización de aviones fuera del espacio táctico cercano.
Los posibles objetivos: concentraciones de tropas en la retaguardia en bases y centros de adiestramiento. Allí operan los misiles de largo alcance. Esto es aún poco común, pero se aproxima a ser cada vez más posible por el cambio en la relación costo beneficio en la utilización de estas armas. Rusia utiliza los misiles y drones de largo alcance sobre la infraestructura crítica ucra. Lo hace en una escala muy amplia, y en las últimas semanas se vio su expansión exponencial, dada la producción de miles de drones y su utilización sobre la retaguardia ucra. En forma más selectiva lo hace Ucrania, dada la progresiva (y por ahora cada vez mayor) diferencia de capacidades entre ambos contendientes, las limitaciones occidentales para el ataque en profundidad del territorio ruso, y a pesar del esfuerzo hecho por los ucras en el tema drones. Pero como hemos visto con las bases de bombarderos estratégicos, de forma espectacular (no ha sido lo único atacado por Ucrania, eta viene machacando con drones propios y con sabotajes instalaciones criticas rusas desde hace bastante tiempo).
Y allí tenemos nuevamente los Drones (guerra electrónica y de información), que fueron una apuesta de Ucrania desde el principio (son baratos y al alcance de un país en las condiciones de Ucrania) y que Rusia comenzó tarde a tomar nota de ellos. Hoy Moscú esta disponiendo de fabricación nacional drones en una escala masiva y superando a Ucrania ampliamente, lo que le permite “saturar”. Y le da ciertas ventajas en este plano táctico del que hablamos (y en realidad en todos, ya que Kiev necesita cada vez mayores capacidades de intercepción y de respuesta en un momento de “vacilación” de su soporte norteamericano).
Para cerrar podemos señalar que en Argentina hace algunos pocos años este autor dio una conferencia sobre temas relacionados con el dominio aeroespacial y las nuevas tecnologías: misiles, drones, comunicaciones, radares, satélites etc. Sobre su proyección en la guerra, la inteligencia y la necesidad de abordar este dominio. Fue en el marco de un encuentro sobre ciberdefensa donde nos propusimos introducir una mesa específica con este tema. Allí en la UNDEF abordamos ante un auditorio de militares e ingenieros la cuestión del dominio aeroespacial, la cuestión técnica y la necesidad de atender en términos de doctrina militar esta cuestión: guerra electrónica, drones, misiles satélites, radares, aero espacio como un dominio específico; organizar a las FFAA para abordar un tipo de guerra que ya veíamos, poner las capacidades científico técnicas del país, y el presupuesto para dotarnos de las herramientas necesarias. La exposición fue muy bien recibida ya que es claro que cualquier militar o especialista en defensa lúcido tenía que estar viendo hacia donde iba la cosa. Pero la cuestión no es ver, sino tomar nota desde el poder político, más allá de las coyunturas, de cómo construir unas FFAA capaces de enfrentar un conflicto armado moderno con las capacidades acorde al tipo de conflicto existente o potencial, con los recursos del país. Claro, si la elite dirigente que el país dispone en una etapa histórica es incapaz o no le interesa luchar por lo que cree suyo, o en realidad no esta dispuesta a hacerlo, o no cree nada, no habrá necesidad de encarar estos desafíos, y las cuestiones de defensa nacional quedarán acotadas a las imposiciones externas dictaminadas por intereses ajenos.
Hasta aquí en este artículo hemos realizado una presentación divulgativa de cómo se está desarrollando un conflicto moderno y los desafíos que enfrenta una unidad en el campo de batalla moderno. Algo que todos los ejércitos del mundo están estudiando y pensando hacia sus propios intereses nacionales.
* Doctor en Historia UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa. Miembro del equipo de PIA Global