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Importantísimo informe sobre el clima del Departamento de energía de los EEUU. Análisis

Administrator | Jueves 07 de agosto de 2025
El Dep. de Energía de los EEUU publica el informe ‟Una revisión crítica de los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero en el clima de los EEUU”.
Este informe revisa las certezas y las incertidumbres científicas sobre cómo las emisiones antropogénicas de CO₂ y otros gases de efecto invernadero han afectado, o afectarán, al clima, a los fenómenos meteorológicos extremos y a determinados indicadores del bienestar social. Estas emisiones están aumentando el CO₂ atmosférico a través de un ciclo del carbono complejo y variable, y una parte de ellas persiste durante siglos.
Las concentraciones elevadas de CO₂ potencian directamente el crecimiento de las plantas, lo que contribuye al «enverdecimiento» global y al aumento de la productividad agrícola. También reducen la alcalinidad de los océanos (menor pH), lo que puede dañar los arrecifes de coral, aunque la reciente recuperación de la Gran Barrera de Coral sugiere lo contrario.
El CO₂ también actúa como gas de efecto invernadero, ejerciendo una influencia calentadora sobre el clima. Las proyecciones sobre el cambio climático dependen de los escenarios de emisiones futuras. Las pruebas sugieren que los escenarios más utilizados en la literatura sobre los impactos han exagerado las tendencias de emisiones observadas y futuras.
Los modelos climáticos globales ofrecen una orientación limitada sobre la respuesta del clima al aumento de CO₂. El calentamiento superficial previsto por la duplicación del CO₂ oscila entre 1,8 °C y 5,7 °C, aunque los enfoques basados en datos arrojan estimaciones más bajas y precisas. Los modelos suelen exagerar el calentamiento reciente, especialmente en la superficie y en la troposfera baja y media. La combinación de modelos excesivamente sensibles y escenarios de emisiones extremos e inverosímiles da lugar a proyecciones exageradas del calentamiento futuro.
La mayoría de los fenómenos meteorológicos extremos en Estados Unidos no muestran tendencias significativas a largo plazo. Los datos históricos no respaldan las afirmaciones sobre el aumento de la frecuencia o la intensidad de los huracanes, los tornados, las inundaciones o las sequías. Las prácticas de gestión forestal a menudo se pasan por alto al evaluar los cambios en la actividad de los incendios forestales. El nivel del mar global ha aumentado unos 20 cm desde 1900, pero predominan las variaciones regionales, debidas principalmente al hundimiento local del terreno. Los datos de los mareógrafos no muestran una aceleración clara más allá de la tasa histórica.
La atribución del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos a las emisiones de CO₂ de origen humano se complica por la variabilidad natural, las limitaciones de los datos y las deficiencias de los modelos. La actividad solar puede haber contribuido más al calentamiento de finales del siglo XX de lo que se estima habitualmente.
Los modelos y la experiencia histórica sugieren que el calentamiento inducido por el CO₂ puede ser menos perjudicial para la economía de lo que se suele suponer, y que las políticas de mitigación agresivas podrían causar más daño que beneficio. Las estimaciones del coste social del carbono son muy sensibles a las hipótesis y ofrecen una visión independiente limitada.
Se espera que la política climática de Estados Unidos tenga un impacto directo insignificante en el clima mundial, y que cualquier efecto se manifieste solo después de largos retrasos.
El informe ha sido elaborado por un grupo de científicos independientes. Los autores son los doctores: John Christy, Judith Curry, Steven Koonin, Ross McKitrick y Roy Spencer.
Este informe es valiosísimo como argumento contra el alarmismo climático. Ningún gobierno había publicado hasta la fecha un documento tan demoledor contra la ‟crisis climática”.

¿Engaño del calentamiento global? Nuevos estudios destrozan el alarmismo climático

Aunque el cambio climático y la agenda ambiental pueden estar de moda entre las élites europeas, el medio local TKP señala que hay evidencia científica que desafía toda la narrativa apocalíptica del calentamiento global.

🔶 Un estudio publicado en Science China Earth Sciences informó que entre 2021 y 2022 la masa de la capa antártica en realidad aumentó, siendo esta la primera ganancia de este tipo en décadas

🔶 Más investigaciones en el Earth and Space Science Open Archive desafían el enfoque existente para predecir el aumento del nivel del mar basado en el comportamiento de la capa de hielo

🔶 Y otro estudio más, publicado en PLOS One, ofrece un nuevo método para reconstruir la historia climática de nuestro planeta, lo que podría contradecir las afirmaciones de que los cambios climáticos actuales en la Tierra son sin precedentes

Todos estos estudios, señala TKP, ponen en duda el mantra de "los casquetes polares se están derritiendo, los niveles del mar están subiendo, así que detengamos el calentamiento global".

MÍNIMO NÚMERO DE MUERTES POR EL CLIMA Y LA METEOROLOGÍA EN 2025
En el primer semestre ha habido el menor número de muertes causadas por el clima o la meteorología desde que se lleva un registro global en 2000. La gráfica ha sido elaborada por Roger Pielke Jr. con la base de datos de desastres internacionales EM-DAT de la universidad de Lovaina (Bélgica) y el informe de catástrofes globales de la compañía de seguros AON.
En contra de la falsa propaganda que nos inunda, el número de muertes por el clima y la meteorología lleva descendiendo al menos 150 años, a pesar del fuerte aumento de la población. Por ello, solo el 40 % de los estadounidenses está muy preocupado por el cambio climático. El mismo porcentaje que en 2000. Y las personas que temen ser víctimas de un desastre natural han descendido del 38 % en 2006 al 32 % actual. No cabe duda de que los activistas climáticos desearían que todo el mundo estuviera muy preocupado para promover sin oposición los cambios políticos y sociales que desean.
Veranos verdes, veranos mortíferos
Martín Varsavsky
El ambientalismo extremo está matando europeos, y lo hace con la aprobación entusiasta de burócratas que legislan desde despachos climatizados. Net Zero es una teoría cuya premisa básica —que el calentamiento global es causado por la actividad humana— es aceptada. Sin embargo, desconocemos con precisión cuánto se calentará el planeta en el futuro. Lo que sí sabemos con certeza es que, desde que registramos temperaturas, el calor ha sido lo suficientemente extremo para causar decenas de miles de muertes.
En el sur de Europa, ciudades como Sevilla registraron temperaturas récord de los últimos 100 años, hace décadas, no como te hubieras imaginado, recientemente. Concretamente 47,4 °C en 1946, 45,2 °C en 1965, 46,6 °C en 1995. Este calor extremo no es nada nuevo, pero sí lo es la creciente dificultad para defenderse de él. En lugar de facilitar acceso al aire acondicionado barato y eficiente, Europa impone impuestos verdes, restricciones burocráticas y tarifas eléctricas que multiplican por dos o tres las de Estados Unidos. En 2022, más de 60.000 europeos murieron por olas de calor, no por el cambio climático, sino por políticas que castigan a quienes buscan protegerse.
En el norte de Europa la tragedia se repite de manera igualmente absurda. En el Reino Unido apenas el 3% de los hogares cuenta con aire acondicionado, y en países escandinavos la cifra es aún menor. Estas regiones, históricamente adaptadas al frío, carecen de la infraestructura y mentalidad necesarias para enfrentar temperaturas altas. Cuando las temperaturas alcanzan o superan los 35 °C la población queda indefensa. La cultura y voluntad política actuales demonizan el confort térmico, considerándolo casi un lujo indebido. Como resultado, más muertes evitables, menos calidad de vida, y una reducción insignificante en las emisiones globales de CO2, ya que China, India y otros países emergentes aumentan considerablemente su consumo energético.
En marcado contraste, Estados Unidos comprendió desde hace tiempo que tanto el frío como el calor extremos matan y que el aire acondicionado no es un lujo, sino un método para preservar vidas. Ciudades como Nueva York, que enfrentan inviernos duros y veranos sofocantes, tienen sistemas de climatización en casi todos los hogares. Estados Unidos sabe que obsesionarse con si ahora hace 1,5 °C más que en 1900 —algo cierto, pero cuya relevancia práctica es discutible— es absurdo cuando antes de la invención del aire acondicionado morían muchas más personas por calor extremo.
Europa necesita urgentemente abandonar su obsesión puritana con el sacrificio climático y adoptar políticas que garanticen energía barata y accesible, sistemas generalizados de climatización eficientes y enfoques pragmáticos centrados en salvar vidas humanas. De no hacerlo, seguirá perdiendo vidas innecesariamente en nombre de un planeta cuya supervivencia no pasa por castigar el confort, sino por implementar soluciones tecnológicas efectivas y realistas.
Fuente: The Objective

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