Zainab Zakariyah*
Cuando Israel lanzó su guerra genocida sin restricciones contra Gaza tras la operación Tormenta de Al-Aqsa liderada por el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en octubre de 2023, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, proclamó cuatro ambiciosos objetivos militares: destruir la infraestructura y el liderazgo de la resistencia, asegurar la liberación de los cautivos israelíes y garantizar una “seguridad” permanente para los colonos israelíes.
Sin embargo, tras dos años de genocidio retransmitido en directo y con un frágil alto el fuego que entró en vigor la semana pasada, Israel no está más cerca de alcanzar la seguridad que antes del 7 de octubre de 2023.
De hecho, podría decirse que Israel es ahora más vulnerable que nunca. Se ha revelado como una entidad paria, que ignora flagrantemente el derecho internacional y el derecho humanitario. Ha dejado claro que no reconoce límites a su brutalidad y está dispuesto a lo impensable para alcanzar objetivos cada vez más inalcanzables.
A pesar del uso de una fuerza sin precedentes y de la magnitud de la agresión genocida sobre Gaza y Cisjordania ocupada, ninguna de las promesas de Netanyahu se ha cumplido.
HAMAS sigue operando y su liderazgo político permanece intacto. Muchos rehenes solo fueron liberados mediante negociaciones, y los colonos israelíes distan mucho de sentirse seguros.
En lugar de la victoria total prometida por Netanyahu, Israel se ha visto obligado a negociar, una vez más, con el mismo grupo de resistencia que intentó eliminar durante dos años.
Estas conversaciones, mediadas por Catar y respaldadas por Estados Unidos, han puesto de manifiesto una verdad incómoda: la fuerza militar por sí sola no basta para alcanzar los objetivos de Netanyahu. Una vez más, la alianza occidental liderada por Washington ha tenido que salir al rescate de la entidad sionista.
Pérdida del respaldo de la opinión pública mundial
Recientes encuestas del Pew Research Center indican que la opinión pública global ha virado drásticamente en contra de Israel y su ocupación. A pesar de la traición de ciertos gobiernos árabes e islámicos, el 90 % de la población de los países de Asia Occidental y África del Norte se opone firmemente a Israel, lo cual no sorprende.
Sin embargo, también en Europa se observa un cambio significativo, particularmente en España, Italia y Francia, donde en las últimas semanas se han desatado protestas masivas.
Pero el verdadero punto de inflexión es Estados Unidos. Las encuestas recientes revelan que el 75 % de los votantes demócratas tienen ahora una opinión desfavorable de Israel, y tras el asesinato de Charlie Kirk, cerca del 42 % de los republicanos también se muestran críticos. Las políticas de Trump, percibidas como “Israel primero” en lugar de “EEUU primero”, han decepcionado a su base MAGA [Siglas de Make America Great Again, lema trumpista que significa “Hacer a Estados Unidos grande otra vez”].
Este cambio en la opinión pública estadounidense es crítico para Israel, que ha respondido intensificando el control sobre las narrativas mediáticas. Desde Netanyahu alardeando de que aliados israelíes adquirieron TikTok en Estados Unidos, hasta el pago de hasta 7000 dólares a creadores de contenido por publicaciones a favor de Israel, pasando por la manipulación del algoritmo de X (antes Twitter) para favorecer narrativas israelíes, la manipulación mediática es generalizada.
Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) lleva años curando contenido favorable a Israel. Muchos sistemas de inteligencia artificial han sido reprogramados para desviar preguntas críticas u ofrecer información engañosa. Un ejemplo claro es X Grok, desactivado tras generar respuestas abiertamente antisionistas.
A pesar de estos esfuerzos, las encuestas siguen mostrando que el 75 % de los demócratas desaprueban la actuación del gobierno israelí, aunque los republicanos se mantienen en un 78 % de apoyo.
Escudo occidental para la ocupación
Pese a la creciente crítica internacional y a la oposición pública generalizada, Israel sigue blindado frente a consecuencias reales, gracias, en gran parte, al respaldo de sus aliados occidentales.
El principal de ellos es Estados Unidos, que ha utilizado su influencia diplomática y su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear múltiples resoluciones de alto el fuego.
El 8 de diciembre de 2023, apenas dos meses después del inicio del genocidio, cuando el número de muertos palestinos ya superaba los 17 000, Washington vetó la primera resolución de alto el fuego. Desde entonces, ha vetado cinco intentos más, facilitando así el asesinato en directo de más de 76 000 palestinos.
Europa, siguiendo el liderazgo estadounidense, ha suavizado el lenguaje en las resoluciones internacionales y evitado condenas directas, incluso cuando muchas de las víctimas palestinas eran ciudadanos con pasaportes europeos.
Una historia compartida de colonialismo
Los gobiernos occidentales han sido durante décadas el pilar de la legitimidad internacional de Israel. Desde su fundación en 1948, el régimen sionista ha sido sostenido por ayuda financiera, asistencia militar y respaldo político procedente de Occidente.
Estados Unidos, por sí solo, ha otorgado más de 300 000 millones de dólares en ayudas al régimen, la mayor cantidad otorgada a un aliado en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto incluye un paquete anual de ayuda militar de 3800 millones de dólares, parte de un acuerdo firmado durante la administración Obama.
Más allá de la ayuda directa, Israel se beneficia de cooperación en inteligencia, sistemas de armas avanzadas, defensa antimisiles (como la financiación del sistema Cúpula de Hierro) y acuerdos comerciales favorables. Estas alianzas han permitido al régimen mantener operaciones con una mínima rendición de cuentas.
Los Acuerdos de Abraham han representado otro respaldo significativo para el régimen. Muchos de los Estados árabes implicados dependen en gran medida del apoyo militar y económico de Estados Unidos. Estos regímenes, a menudo calificados como estados cliente, priorizan las alianzas estratégicas por encima del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Ahora, con la entrada en vigor de la primera fase del alto el fuego en Gaza, se revela una constante: todas estas medidas están construyendo un escudo diplomático en torno a Israel, en lugar de avanzar hacia una justicia duradera para los palestinos.
Estos llamado avances excluyen sistemáticamente las voces palestinas y a las demás víctimas del terrorismo israelí. La historia compartida de brutalidad, ocupación y colonialismo entre Israel y numerosas potencias occidentales —una historia cimentada sobre la sangre y los recursos de pueblos indígenas— ha permitido que Israel sea percibido como un socio estratégico, mientras el resto del mundo lo ve como un verdugo de la humanidad.
La rendición de cuentas legal
El derecho internacional es claro respecto a muchas de las acciones de Israel: la expansión de asentamientos en Cisjordania ocupada viola la Cuarta Convención de Ginebra; el bloqueo a Gaza constituye un castigo colectivo; y los bombardeos indiscriminados sobre áreas civiles podrían constituir crímenes de guerra.
No obstante, la aplicación de estos principios ha sido profundamente desigual. Las protestas masivas contra las políticas coloniales y genocidas de Israel se han vuelto frecuentes en las principales capitales occidentales: Londres, París, Nueva York, Berlín, Sídney y Ámsterdam.
Los campus universitarios son hoy focos de movilización constante. El boicot a empresas vinculadas con Israel ha crecido exponencialmente, y el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) ha ganado una tracción sin precedentes entre las generaciones más jóvenes, especialmente en Estados Unidos y Europa.
Aunque Israel ha operado durante décadas con una relativa impunidad, ese estatus comienza a resquebrajarse. En 2025, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y su exministro de asuntos militares. Varios países occidentales —incluidos España, Irlanda y Sudáfrica— han prometido públicamente ejecutar estas órdenes si los individuos señalados pisan sus territorios.
Durante visitas recientes a Estados Unidos, Netanyahu se vio obligado a desviar sus rutas aéreas para evitar sobrevolar el espacio aéreo de esos países. Por primera vez en décadas, algunas naciones occidentales están dando pasos limitados, pero significativos, hacia la responsabilidad legal. Aunque no representan aún un cambio de política estructural, sí marcan un cambio de tono a medida que aumenta la presión global. Diversas organizaciones de derechos humanos han iniciado procesos judiciales contra soldados israelíes por crímenes de guerra, señalando grietas en el escudo legal que ha protegido a Israel durante tanto tiempo.
Aislamiento global creciente
El término “paria”, antes limitado a círculos activistas, se ha normalizado en los medios de comunicación y en el discurso político. Los colonos y funcionarios israelíes enfrentan cada vez más rechazo internacional: conferencias académicas, eventos culturales y foros empresariales han sido escenario de protestas, retiradas y cancelaciones de invitaciones.
En el plano interno, Netanyahu enfrenta una oleada de problemas legales, un régimen profundamente fracturado, y casi tres años de protestas públicas sostenidas contra su cuestionado liderazgo. La propia sociedad colonial israelí está dividida no solo en torno a la guerra, sino sobre el futuro del régimen en su conjunto.
Este momento revela una contradicción profunda: Israel ha sido sostenido durante décadas por el poder político, económico y militar de Occidente, muchas veces en detrimento del derecho internacional y de los derechos palestinos. Pero ese sistema de apoyo se está resquebrajando. El mundo observa con mayor escepticismo. Las instituciones internacionales, aunque lentamente, han comenzado a actuar. Las generaciones jóvenes en Occidente —el otrora bastión del respaldo a Israel— ya no aceptan las narrativas tradicionales.
El futuro de Israel hoy es tan incierto como lo era antes del 7 de octubre. La diferencia es que el escudo protector construido por los gobiernos occidentales ya no es impenetrable. Los fracasos militares en Gaza, el rechazo diplomático, los desafíos legales y las protestas globales confluyen como nunca antes.
* escritora y periodista radicada en Teherán, originaria de Nigeria.
Palestina: El Genocidio israelí no ha terminado
Pablo Jofré Leal
Las palabras del primer ministro nazisionista israelí Benzion Mileikowsky – conocido por su nombre semitizado de Benjamín Netanyahu – respecto a que los ataques contra el pueblo palestino no han terminado, a pesar de la firma de un cese al fuego, demuestran que su visión y práctica de exterminio, su plan de solución final del pueblo palestino está más vigente que nunca.
“Juntos hemos logrado enormes victorias…pero, al mismo tiempo, debo decirles que la lucha no ha terminado. Todavía nos quedan por delante grandes retos en materia de seguridad. Algunos de nuestros enemigos están tratando recobrar fuerzas para atacarnos de nuevo” afirmó, con su crónico victimismo, el criminal Netanyahu tratando de esta forma de calmar las pretensiones y exigencias de los miembros más extremistas de su gabinete y al mismo dar muestras de la Hasbará del ente israelí.
Ministros como el encargado de la cartera de seguridad, el colono de origen kurdo iraquí Itamar Ben Gvir y el ministro de asentamientos de origen ucraniano Bezalel Smotrich, quienes se niegan a aceptar cualquier trato que implique no llevar a término el exterminio del pueblo palestino y el control total de la Franja de Gaza. Una triada de criminales, genocidas que expresan la perversidad absoluta de una sociedad que ha elegido, como sus representantes, a esta clase de desquiciados.
Las expresiones del líder de la entidad genocida israelí, junto a las amenazas e incitaciones genocidas de los políticos y líderes de una sociedad mayoritariamente extremista, como es la israelí, echa por tierra toda esa narrativa falsaria de sostener que se ha alcanzado un cese al fuego en la Franja de Gaza. La realidad indica que el genocidio no ha finalizado y que esta frágil pausa – ya violada - es sólo una etapa más de una política de aniquilación del pueblo palestino.
Un acuerdo que, en su primera fase, estipuló el canje de los retenidos israelíes. Una veintena de ellos vivos y cerca de 40 cuerpos de aquellos israelíes que fueron asesinados por los propios bombardeos de sus tropas, a través de la puesta en práctica de la denominada Directiva militar Aníbal (1) Por la parte del pueblo de palestina, se esperaba la libertad de 1.961 prisioneros cuyas imágenes estremecieron por las señales evidentes de tortura. Demacrados, en los huesos, con signos visibles de un trato indigno y violatorio a los derechos humanos de miles y miles de palestinos. Un intercambio que fue supervisado por el Comité Internacional de la Cruz Roja
La liberación de los secuestrados palestinos, una parte importante de ellos con largas condenas y otros simplemente bajo el marco de la denominada detención administrativa, han sido la muestra evidente que “el enemigo fracasó en su intento de liberar a sus retenidos mediante la presión militar, a pesar de la superioridad informativa y de poder de que disponía, y ahora los recupera aceptando un acuerdo de intercambio de prisioneros, tal cual la resistencia lo había prometido desde el principio” como lo señaló un comunicado de las brigadas Al-Qassam.
Una falsa tregua propiciada por el principal aliado de la entidad genocida israelí: la administración de Donald Trump. Una ilusoria esperanza de paz que la mediática occidental presenta como un ejemplo de política exterior encabezada precisamente por unja catalizador de conflictos como es Trump y más aún, acompañado por el ente genocida en proponer una paz que es más impositivo que un camino de real solución.
No puede ser un plan que conduzca a una paz duradera sin que tenga por objetivo terminar con un proceso de ocupación, colonización y exterminio, que ha sido justamente propiciado por Washington y sus aliados, a lo largo de los últimos 77 años. Décadas de opresión y exterminio que echan por el suelo la pretendida narrativa sionista que el actual proceso de genocidio comenzó el 7 de octubre de 2023 tras el inicio de la operación político militar denominada “Tufán al Aqsa” (Tormenta de Al-Aqsa). Una epopeya valerosa, digna, heroica que volvió a visibilizar la lucha del pueblo palestino.
Una operación de la resistencia palestina, indudablemente, justa, necesaria y legal desde el punto de vista del derecho internacional (2) que generó la acción del régimen judío sionista israelí de catalizar el más feroz genocidio que haya conocido la humanidad en los últimos 80 años, que movilizó a la resistencia, no sólo palestina, sino también de El Líbano, Irán, Yemen e Irán, fundamentalmente instalando la necesidad de la autodeterminación de Palestina y la dignidad de la Umma en el escenario internacional.
Por más palabras de aparente buena voluntad, Washington y su socio sionista israelí respecto a felicitarse por un alto al fuego, la realidad nos indica que estos procesos han sido permanentemente acciones de artificio, parafernalia política mediática, para darle un respiro al liderazgo criminal político militar israelí. Esto, cuando se ha visto presionado en lo militar por la resistencia, la opinión internacional negativa y condenatoria a los crímenes de Israel y los tímidos pasos que se comenzaban a dar para, no sólo criticar, sino que implementar medidas que permitieran concretar acciones punitivas contra el ente nazisionista.
Los asesinatos contra el pueblo palestino no han cesado y junto a las acciones del ejército ocupante se han sumado las acciones de milicias armadas, financiadas y apoyadas en logística militar e información de inteligencia, para llevar a cabo asesinatos de miembros de HAMAS y personas vinculadas a la resistencia palestina. Grupos de mercenarios y asesinos respaldados por el gabinete de Netanyahu que asesinaron al periodista Saleh Al-Jafarawi en Gaza, mientras cubría un enfrentamiento en la ciudad de Gaza entre Hamas y esos grupos mercenarios y traidores a su propio pueblo respaldados por el ejército y los servicios de inteligencia tanto interno (Shin Bet) como externo (Mossad) israelí (3)
Desde la firma del cese al fuego, he advertido que, el régimen sionista no cumplirá dicho acuerdo, como ha sido tradicional y sus argumentos para violar esta frágil tregua serán los que suelen esgrimir: su seguridad amenazada por el movimiento de la resistencia, enfrentamientos sin comprobar, el establecer zonas perimetrales de seguridad al margen de lo establecido. Israel es un ente violador por esencia, una sociedad extremista que desprecia a todo Goyim (no judíos) sea este musulmán o cristiano. Todo ser humano que no sea parte de su delirio de pueblo elegido es blanco de sus crímenes.
Sólo en los últimos días, la entidad colonial que ocupa Palestina ha bombardeado zonas del centro y sur de la Franja de Gaza ocasionando al menos un centenar de asesinatos y doscientos heridos. Deir al-Balah, Al Zawaida, Rafah, entre otros sitios. El enclave palestino es escenario diario de disparos selectivos efectuados por francotiradores del ejército sionista asesinando mujeres y niños, principalmente. Bombardeos, vía aviones y drones. Lanzamiento de proyectiles a manos de tanques y artillería. Todo ello en clara violación de lo firmado y denominado cese al fuego.
Los mandos del ejército de ocupación señalan que, estas arremetidas obedecen a la respuesta a la muerte de dos soldados sionistas y las heridas a otros dos en las cercanías de Rafah. Los bombardeos como ha sido habitual en estos últimos de 24 meses han sido direccionados a las zonas donde cientos de miles de palestinos tratan de buscar un refugio en una región desolada. Es evidente que el castigo colectivo es parte de la política de solución final llevado a cabo por el ejército ocupante-
Ya resulta una perogrullada seguir hablando, en forma contumaz, que el régimen nazisionista israelí viola las leyes internacionales. Esta es una conducta consubstancial a la existencia del ente terrorista. Derecho internacional que, a estas alturas, es simplemente una anécdota al considerar la violación de los derechos humanos de millones de palestinos, principalmente mujeres y niños, que en poco más de dos años ha significado, al menos al menos 300 mil asesinatos, directos e indirectos.
Medios como la revista Médica Británica The Lancet – que, en modo alguno, el sionismo podría argumentar que se trata de medios científicos pro-palestinos - ya en junio del 2024 mediante una publicación de amplia repercusión, respecto a las muertes en Gaza, con relación a las cifras dadas por las autoridades del enclave había que cuadriplicarlas (4)
La realidad, a pocos días de la firma del cese al fuego, demuestra que la entidad nazisionista está empeñada, con toda la protección e impunidad que le otorga la administración de gobierno estadounidense presidida por Donald Trump, en continuar su política de exterminio con violaciones sin discusión alguna en materia de incrementar los ataques selectivos e indiscriminados contra la población palestina.
El impedir el flujo de la ayuda humanitaria, mantener cerrado el cruce de Rafah entre Gaza y Egipto, impedir la mínima normalización y reconstrucción de la Franja costera palestina y, al mismo tiempo, utilizar su Hasbará para sostener que dichas acciones obedecen al supuesto incumplimiento de HAMAS en la entrega de los cadáveres de los retenidos israelíes. Siempre una excusa, un punto que si no existiera lo inventa m3diante acciones de bandera falsa.
En el plano de la destrucción total de la Franja de Gaza: edificios residenciales, infraestructura industrial, hospitalaria, escuelas, mezquitas, iglesias cristianas, la hecatombe incluye los recursos destinados a proveer de alimentos a la población. Me refiero a las tierras agrícola. Es así como, la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados de Palestina (UNRWA) una entidad sancionada y perseguida tanto por el sionismo israelí como estadounidense ha denunciado que, el 90% de las tierras agrícolas de la Franja de Gaza están devastadas, como consecuencia de dos años de genocidio contra el enclave costero palestino.
Según el organismo internacional “la destrucción ocasionada ha provocado la pérdida total de ingresos de las familias palestinas las cuales dependían de la agricultura, así como la incapacidad de la población para comprar alimentos en los mercados locales debido a la destrucción y al bloqueo” (5)
En mayo pasado, en pleno proceso genocida la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló en un informe público que “menos del 5% de las tierras agrícolas de Gaza son cultivables y/o accesibles en estos momentos, exacerbando aún más el riesgo de hambruna en el territorio palestino devastado por la guerra…con las tierras, los invernaderos y los pozos destruidos, la producción alimentaria local se ha detenido (…). Este nivel de destrucción no es solo una pérdida de infraestructura, es el colapso del sistema alimentario de Gaza, y de lo que sostenía vidas” (6)
Así, en este marco de perversidad, muerte y Holocausto generalizado, el supuesto plan de paz para Palestina se presenta como una jugada de la alianza imperial sionista, que en momentos de extrema debilidad política del régimen sionista busca algo que le permita insuflar aire, frente a un mundo que sitúa convierte a la sociedad israelí en el sitial que merece: una entidad paria, donde no queda duda del carácter terrorista de su ejército y colonos paramilitares.
Un mundo que mayoritariamente, incluso en las capitales de aquellos países donde sus gobiernos son férreos aliados del sionismo israelí, ha salido a las calles para decirle al régimen nazisionista que sus acciones constituyen una política genocida y que deben ser castigadas. Una política de solución final que representa un símil del Tercer Reich alemán. Una realidad que indica que no es posible confiar en el sionismo y menos aún en Washington y sus falsos cantos de sirena respecto a un cese al fuego.
Artículo Para Hispantv
En medios militares israelíes se sustenta la idea que “un soldado muerto es mejor que un soldado secuestrado" Esta doctrina militar establecida formalmente por el ejército sionista supone prevenir el secuestro de soldados israelíes mediante el uso de fuego pesado para detener a los secuestradores, incluso si estación de fuego significa la muerte de los secuestrados. Una investigación del periódico israelí Haaretz, en el mes de julio del 2025ó que el ejército israelí utilizó la directiva cuando Hamás atacó el sur de Israel. Redactada inicialmente el año 1986 por el Comando Norte del ejército israelí que es muestra evidente que, a lo largo de 77 años, que son los años de historia que tiene el ente nazisionista. Israel recurre a la acción Militar en lugar de a la negociación para lograr la liberación de rehenes como fue el caso de la operación del aeropuerto de Entebbe en Uganda y la masacre de Maalot el año 1974.
https://www.middleeasteye.net/
El derecho internacional reconoce el derecho de resistencia y esto se encuentra ligado al derecho a la autodeterminación de los pueblos cuando estos se encuentran sujetos al dominio extranjero, procesos de ocupación y colonización basados en criterios supremacistas, racistas y donde el exterminio suelen ser parte componente de esos dominios ilegales. Es este derecho el que permite oponerse a la ocupación de determinadas potencias donde s se incluye el derecho a la lucha armada.
El día 12 de octubre se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad de Hamás y combatientes del clan Doghmush en Sabra, aunque esto no ha sido confirmado por las autoridades locales. Una fuente de alto rango del Ministerio del Interior de Gaza dijo al medio que los enfrentamientos en la Ciudad de Gaza involucraron a “una milicia armada afiliada a la ocupación israelí”. Al-Jafarawi, de 28 años, había ganado reconocimiento por sus videos que mostraban la brutal ofensiva israelí en Gaza. Este domingo, documentaba la destrucción tras la retirada de las tropas israelíes en el barrio de Sabra. Pero, según reportes, mientras fuerzas de seguridad de Hamás rodeaban a miembros de una “milicia armada”, el periodista fue acorralado por hombres armados y recibió siete disparos.
https://www.trtespanol.com
Palabras de Beth Bechdol, directora general adjunta de la FAO en que consignaba que, antes de la agresión sionista, la agricultura representaba aproximadamente el 10% de la economía de Gaza, más de 560.000 personas (alrededor de una cuarta parte de la población) vivían al menos parcialmente de la producción agrícola, ganadería o pesca.
https://www.swissinfo.ch/