Giovanni Sessa
Hemos leído un libro original y muy actual. Original, eso sí, no en el sentido común del término, que en el caso de una producción intelectual remite a algo inusual y singular, sino en un sentido profundo, como una producción centrada en la confrontación con el origen. Este libro es muy actual por otra razón: aborda, más allá de cualquier canon hermenéutico ya experimentado, el problema de la Inteligencia Artificial (IA). Nos referimos al ensayo dialógico del filósofo Enrico Arduin, recientemente publicado en el catálogo InSchibboleth, en la colección «Facezie, arguzie e minuzie» (Bromas, ocurrencias y minucias),
Hegel e l'Intelligenza Artificiale. Dialogo con ChatGPT su Assenza ed Esistenza (para pedidos:
info@inschibbolethedizioni.com). El volumen se abre con el prefacio de Massimo Donà, director de la colección, y una contribución de Gianfranco Bettin. Los dos escritos sintetizan, con pertinencia argumentativa, las tesis de Arduin e introducen al lector en el universo ideal de los complejos temas abordados en las páginas del volumen.
Hasta ahora, la bibliografía crítica sobre la IA se ha caracterizado por posiciones divisivas. Por un lado, los defensores de la IA, que ensalzan sus ventajas y aspectos positivos; por otro, los detractores, que, en esencia, la consideran un peligro para la libertad y el pensamiento. Arduin, por el contrario, parte de una confrontación directa y activa con la IA, un diálogo sobre temas que algunos podrían considerar inusuales para la IA, relacionados con los aspectos más significativos de la especulación de uno de los grandes padres de la filosofía, Hegel. En la primera parte del volumen, el autor ha elegido, como deuteragonista, el plugin «Mr. Logical», basado en ChatGPT, mientras que, en la segunda sección, Arduin dialoga con un modelo más avanzado de ChatGPT, producido en los primeros meses de 2024, y en las conclusiones, el interlocutor pasa a ser el Chat de última generación, GPT-4.5. Arduin es consciente, por lo tanto, de que en el actual momento histórico, marcado por los dispositivos sintéticos de los ordenadores y los teléfonos, se vislumbra la posibilidad de integración entre la dimensión fisiológico-biológica del ser humano y la representada por la nueva tecnología. La comparación que plantea, señala Donà, es la siguiente: «la fragilidad y la imperfección de (nuestro) ser sensible y la acción simbólica generada por las complejas articulaciones sinápticas custodiadas por un proceso computacional desprovisto de identidad material y corporal» (p. 10). De este proceso se deduce, al estilo nietzscheano, la desaparición del sujeto, del agente, ya que todo es acción.
Las preguntas apremiantes, críticas y a veces sutiles que Arduin dirige a la IA lo aclaran. El inicio del diálogo con la IA se repite a lo largo de toda la discusión y está representado por la dialéctica hegeliana, reinterpretada más allá de las exégesis escolásticas que se han ido acumulando en la filosofía a lo largo de más de dos siglos. La conversación muestra que, en el idealista alemán, los conceptos de Dios y de la propia religión no remiten, señala el prologuista, «nunca a algo parecido a una falaz reificación conceptual, que no sea atribuible al movimiento general del Espíritu» (p. 12). De esta conceptualización entendida dinámicamente, no estáticamente, se deriva la autocancelación a la que está destinada toda determinación del Absoluto. El filósofo veneciano Andrea Emo fue consciente de ello, en su ultratemporalismo. En la lógica de la esencia, Hegel captó la negatividad del principio, que se reverbera perpetuamente en la apariencia «positiva» de los muchos. El autor comenta: «Abrazar esta perspectiva requiere una apertura filosófica a la fluidez de la realidad y a la naturaleza provisional de nuestros horizontes conceptuales. Nos invita a ver el mundo […] como un proceso dinámico e interconectado de devenir» (p. 21). Arduin evoca y se confronta, en el diálogo con la IA, con la tesis de la «carencia» lacaniana.
La «carencia», que experimentamos concretamente en la vida, da lugar a un «movimiento deseante sin fin, destinado a poner en jaque […] cualquier intento de «fijar» la sustancialidad de lo real» (p. 13). El origen es infundado, es libertad no reducible a categorías eidéticas, a universales. Hegel y Lacan son considerados autores capaces de resolver el complejo problema de la relación entre nuestras existencias individuales, “incorporadas”, y la complicadísima red de procesos computacionales devuelta al ser humano […] por una “acción” inexistente pero muy eficaz, capaz de modificar […] nuestra relación […] con la realidad» (p. 13). La visión de Lacan, según el autor, «presenta una forma válida de comprender el proceso dialéctico […] integrando las dimensiones físicas, existenciales y simbólicas de la experiencia humana» (p. 22), haciéndonos conscientes, por lo tanto, sostiene Bettin, de que la historia del individuo es la historia de la physis.
Arduin lleva a cabo la exégesis de Hegel a la luz de la noción de «contradicción». Esta aclara la interrelación entre ser y no ser y presenta cinco configuraciones. La comparación con la IA permite, además, adentrarse en cuestiones ético-políticas candentes: entre otras, la relación que une el poder y la libertad, siempre entrelazados, de tal manera, precisa Donà, que «reconocerse uno es siempre también reconocer en uno al otro» (p. 15). La tesis central del libro se encuentra en la discusión sobre los futuros desarrollos de la IA, que prevén la anulación de la distancia entre los procesos neuronales digitales y la experiencia de la conciencia analógica. Los primeros, sin embargo, tienden a negar el flujo de la conciencia humana. La solución se encuentra, una vez más, en la noción hegeliana de «contradicción», en la que lo «superado» (la inteligencia analógica y computacional) no se borra, sino que se radicaliza en su incompatibilidad. Una «síntesis» incapaz, por lo tanto, de ser verdaderamente tal y de establecer y llegar a un nuevo positum. En el fondo, señala el autor, la revolución informática no hace más que replantear el problema de la significación, sobre el que la reflexión filosófica se ha entretenido, en términos escépticos y críticos, desde el principio.