Política

Posicionamiento de Rusia en las negociaciones con Washington. Análisis

Administrator | Domingo 30 de noviembre de 2025
Tadeo Casteglione*
Mientras la administración Trump busca soluciones pragmáticas para la crisis, el Kremlin despliega una estrategia negociadora que privilegia la fortaleza militar sobre las concesiones diplomáticas, recordando que en la tradición rusa, la negociación nunca es sinónimo de debilidad sino de reconfiguración del equilibrio de poder.
La crisis ucraniana, que comenzó tras la revolución de color del “euromaidan” en el 2014, continuada con la guerra en el Donbas y profundizada con el despliegue criminal del regimen ucraniano que obligó a Rusia a comenzar la operación militar especial en febrero de 2022, ha reconfigurado las alianzas globales y puesto en jaque los mecanismos tradicionales de resolución de conflictos.
En este escenario Donald Trump a pesar de su estilo cambiante y hasta cierto punto contradictorio, ha abierto una ventana de oportunidad para el diálogo directo entre Moscú y Washington, dos potencias que, pese a sus profundas diferencias, reconocen la necesidad de encontrar fórmulas que eviten una escalada mayor del conflicto.
Sin embargo, las declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, revelan una postura que dista mucho de la flexibilidad. Moscú ha establecido límites claros, son bienvenidos los esfuerzos estadounidenses, pero no se avanzará con ninguna concesión que comprometa los objetivos estratégicos de Rusia. Esta aparente contradicción entre apertura al diálogo y rigidez en las condiciones define el actual momento de las negociaciones y requiere un análisis profundo de las motivaciones, capacidades y objetivos del Kremlin.
Principios rectores de Moscú
La posición rusa en las negociaciones puede resumirse en una frase del viceministro Riabkov: “No se puede hablar de ningún tipo de concesiones, de retroceder en nuestra postura en lo que se refiere a detalles clave”. Esta declaración, lejos de ser retórica diplomática, refleja una doctrina de Estado que se sustenta en varios pilares fundamentales.
En primer lugar, Rusia entiende que cualquier concesión prematura, cese al fuego inmediato o confiar a ciegas como con los acuerdos Minsk I y Minsk II, debilitaría su posición no solo en Ucrania sino en el conjunto de sus relaciones con Occidente. El Kremlin ha invertido recursos militares, económicos y políticos considerables en la operación militar especial, y retroceder sin garantías sólidas equivaldría a validar las sanciones occidentales y la política de contención que ha sufrido durante más de una década. Para los estrategas rusos, negociar desde una posición de fortaleza percibida es esencial para obtener resultados que reflejen sus intereses de seguridad nacional.
En segundo lugar, es imposible ignorar la dimensión interna que hoy refuerza la posición de Moscú. El presidente Vladimir Putin ha sostenido —con hechos más que con discursos— que la operación en Ucrania constituye una respuesta existencial destinada a garantizar la seguridad estratégica de Rusia frente al cerco occidental. Y lo cierto es que, tras casi tres años de guerra híbrida total, Occidente en su conjunto, con todos sus recursos combinados —financieros, militares, tecnológicos y mediáticos—, no ha logrado quebrar ni a Rusia ni a su liderazgo.
En este sentido, cualquier acuerdo que pretenda presentarse como una “derrota” rusa carece de sentido, la correlación de fuerzas muestra lo contrario. Moscú llega a la mesa de negociación fortalecido, con cohesión interna, con una economía reorientada hacia Eurasia y con un sistema político que ha resistido sin fracturas la mayor ofensiva occidental desde la Guerra Fría. La propia historia rusa demuestra que las derrotas militares pueden precipitar crisis de régimen; sin embargo, este no es el caso. El Kremlin conoce perfectamente esos precedentes y ha actuado para evitar repetirlos, consolidando una narrativa y una realidad en la que Rusia emerge como el actor que resistió —y superó— la presión total de Occidente.
Finalmente la doctrina de la no concesión se vincula con la concepción rusa del orden internacional. Moscú busca reafirmar su estatus como potencia global con capacidad de veto sobre decisiones que afecten su esfera de influencia. Ceder en Ucrania sin obtener contrapartidas significativas en términos de arquitectura de seguridad europea sería, desde esta perspectiva, renunciar a ese estatus y aceptar un papel subordinado en el sistema internacional.
Anchorage y los entendimientos estratégicos
Las referencias de Riabkov a la cumbre de Anchorage del 15 de agosto como punto de partida para un posible arreglo político-diplomático resultan particularmente llamativas y dignas en tener en consideración. Aunque los detalles específicos de estos entendimientos permanecen en el ámbito de la confidencialidad diplomática, su mención sugiere que existió un marco inicial de acuerdos o al menos de comprensiones mutuas entre Putin y Trump.
Este encuentro representa, en la visión rusa, el único fundamento legítimo sobre el cual construir un proceso de paz. La insistencia de Riabkov en que Moscú permanece comprometida con los resultados de Anchorage y seguirá actuando dentro de ese marco indica que Rusia considera cualquier desviación de esos principios fundamentales como inaceptable. Es más, el viceministro ha señalado explícitamente que la cuestión central es “la presencia o ausencia de voluntad política para implementar estrictamente los entendimientos alcanzados por los líderes de ambos países”.
Esta referencia constante a Anchorage cumple múltiples funciones en la estrategia negociadora rusa. Por un lado, establece un punto de referencia que limita el margen de maniobra de los negociadores estadounidenses, obligándolos a trabajar dentro de parámetros previamente definidos al más alto nivel. Por otro, permite a Moscú responsabilizar a Washington de cualquier fracaso en las negociaciones, argumentando que fue Estados Unidos quien se apartó de los compromisos presidenciales.
Además el énfasis en los acuerdos de Anchorage refleja la preferencia rusa por negociaciones de líder a líder, minimizando el papel de las burocracias diplomáticas y los actores multilaterales. Esta personalización del proceso negociador es coherente con el sistema político ruso, donde el poder está altamente concentrado en la figura presidencial, pero también responde a un cálculo estratégico, es más fácil obtener concesiones de un líder con autoridad plena que navegar laberintos burocráticos donde múltiples actores pueden ejercer poder de veto.
Las contradicciones de la política estadounidense
Uno de los aspectos más críticos señalados por el viceministro Riabkov es la persistencia de acciones estadounidenses que contradicen el espíritu de las negociaciones. La continuación de envíos de armamento a Kiev, aunque ahora financiados con fondos europeos, el suministro de inteligencia estadounidense a las fuerzas ucranianas, y la imposición de nuevas sanciones a gran escala contra compañías rusas como Rosneft y Lukoil en octubre representan, desde la perspectiva de Moscú, señales contradictorias que dificultan la construcción de confianza mutua.
Esta dualidad en la política estadounidense no es necesariamente resultado de una incoherencia o falta de coordinación. Más bien refleja la compleja realidad política de Estados Unidos, donde el poder ejecutivo debe lidiar con un Congreso y con un estado profundo que mantiene posiciones marcadamente más hostiles hacia Rusia sumado a una comunidad de inteligencia y defensa que desconfía profundamente de Moscú, y aliados europeos que presionan por mantener una línea dura.
El proyecto de ley aprobado por el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso para transferir a Ucrania los ingresos provenientes de activos rusos congelados, calificado por Riabkov como “saqueo descarado”, ejemplifica estos límites estructurales a la capacidad de maniobra de la administración Trump.
Para Rusia, estas contradicciones validan su enfoque cauteloso. Si Washington no puede garantizar el cumplimiento de los acuerdos debido a divisiones internas o presiones de terceros actores, entonces cualquier concesión rusa podría resultar en pérdidas unilaterales sin contrapartidas efectivas.
Esta percepción refuerza la postura de intransigencia y explica por qué Riabkov enfatiza que las relaciones ruso-estadounidenses “todavía están en una fase inicial del proceso de normalización y el éxito no está garantizado”.
La cuestión del START III y la seguridad estratégica
Un elemento fundamental en las negociaciones, aunque frecuentemente relegado en el debate público, es el futuro del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas. Las declaraciones de Riabkov sobre este tema revelan tanto las prioridades rusas como sus líneas rojas en materia de seguridad estratégica.
Moscú ha suspendido su participación en el START III a nivel legislativo, argumentando que existen problemas concretos sin resolver. El viceministro es claro al señalar que no se trata simplemente de preservar el tratado en su formato inicial, sino que cualquier acuerdo futuro requeriría “creatividad y mucho trabajo”, incluyendo conversaciones separadas y ratificación en ambos países.
Más importante aún, Riabkov advierte que en la situación actual no existen condiciones adecuadas para estos esfuerzos, y que la eliminación completa de los problemas identificados es prácticamente imposible sin la formación de una base sólida en las relaciones bilaterales.
Esta postura debe entenderse en el contexto más amplio de la seguridad estratégica rusa. El Kremlin no considera el control de armamentos como un objetivo en sí mismo, sino como parte de un equilibrio más amplio que incluye garantías sobre la expansión de la OTAN, sistemas de defensa antimisiles, armas convencionales de largo alcance y la militarización del espacio. Desde esta perspectiva, discutir el START III en aislamiento carece de sentido si persisten amenazas en otros ámbitos de la seguridad nacional rusa.
La advertencia de Riabkov sobre el deterioro drástico de la situación de seguridad global si Estados Unidos rechaza la propuesta rusa debe tomarse seriamente. No se trata de una amenaza vacía, sino de una proyección realista de las consecuencias de una nueva carrera armamentística estratégica sin los mecanismos de transparencia y verificación que proporcionaban los tratados de control de armas. La pérdida de previsibilidad y el aumento de las tensiones que menciona el viceministro podrían crear condiciones propicias para malentendidos peligrosos y escaladas no intencionadas.
Belarus como plataforma neutral
La oferta del presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko de convertir a Minsk nuevamente en plataforma para las negociaciones sobre Ucrania añade una dimensión interesante al proceso en marcha. Bielorrusia jugó este papel en las etapas iniciales del conflicto, y su disposición a retomarlo sugiere tanto la continuidad de su rol como aliado estratégico de Rusia como la búsqueda de una mayor relevancia geopolítica.
Para Moscú, contar con Minsk como sede de negociaciones ofrece ventajas operativas y simbólicas. Operativamente, garantiza un entorno controlado donde Rusia puede ejercer mayor influencia sobre las condiciones logísticas y de seguridad del proceso. Simbólicamente, subraya que cualquier acuerdo sobre Ucrania debe tener en cuenta los intereses del espacio postsoviético y no puede ser impuesto unilateralmente por Occidente.
La reunión entre Putin y Lukashenko donde se discutió esta posibilidad también señala la importancia que Rusia otorga a mantener la cohesión con sus aliados más cercanos durante el proceso negociador. A diferencia de Occidente, donde existen tensiones evidentes entre Estados Unidos y algunos países europeos sobre cómo manejar la crisis ucraniana, Moscú busca proyectar unidad con Minsk y otros miembros de su esfera de influencia.
La estrategia de comunicación: silencio táctico y firmeza pública
Un aspecto notable de la postura rusa es su negativa a debatir públicamente las diversas versiones del plan de paz de Trump. Riabkov ha sido explícito: “No estamos preparados para discutir públicamente algunos de los detalles de lo que está sucediendo, incluidas las diversas versiones de este plan de paz”. Esta reserva contrasta con la tendencia occidental de ventilar propuestas y contrapropuestas en los medios, y responde a una lógica estratégica clara.
Al mantener el contenido de las negociaciones en confidencialidad, Rusia preserva su margen de maniobra y evita que actores externos puedan ejercer presión o influir en el proceso. Cada propuesta o plan que se hace público genera expectativas, activa grupos de interés y crea dinámicas difíciles de controlar. Manteniendo el silencio sobre los detalles específicos, Moscú puede explorar opciones sin comprometerse prematuramente con ninguna línea de acción.
De igual manera esta reserva sobre los detalles contrasta con la firmeza pública sobre los principios. Las declaraciones de Riabkov son inequívocas respecto a que no habrá concesiones en asuntos fundamentales, que Rusia permanece comprometida con los objetivos de la operación militar especial, y que cualquier acuerdo debe construirse sobre los entendimientos de Anchorage. Esta combinación de silencio táctico sobre lo negociable y firmeza pública sobre lo no negociable caracteriza la diplomacia rusa en este proceso.
Mirando hacia la mayoría global
Una dimensión frecuentemente subestimada de la estrategia rusa es su énfasis en la opinión de la “mayoría global”, término que Moscú utiliza para referirse a los países de Asia, África, América Latina y otras regiones que no se han alineado con las sanciones occidentales contra Rusia. Riabkov menciona explícitamente que Rusia dirige su voz a estos representantes, quienes “en la inmensa mayoría de los casos, demuestran un enfoque sensato, equilibrado y razonable”.
Esta orientación hacia el Sur Global no es meramente retórica. Rusia busca legitimar su posición mostrando que la narrativa occidental sobre el conflicto no es universalmente aceptada y que existe un considerable apoyo internacional para posturas más equilibradas.
En foros multilaterales como la Asamblea General de la ONU, los BRICS y otras instituciones, Moscú ha trabajado para construir una coalición de países que, sin necesariamente apoyar la operación militar, se oponen a la imposición de sanciones unilaterales y abogan por soluciones negociadas.
Este enfoque tiene implicaciones prácticas para las negociaciones con Washington. Al demostrar que cuenta con respaldo significativo fuera de Occidente, Rusia reduce la presión para hacer concesiones apresuradas y fortalece su narrativa de que el conflicto no es simplemente entre Rusia y Ucrania, sino entre diferentes visiones del orden internacional.
Estados Unidos, a su vez, debe considerar que cualquier acuerdo que se perciba como excesivamente favorable a Rusia podría ser utilizado por Moscú para consolidar alianzas alternativas y acelerar la multipolarización del sistema internacional.
Perspectivas económicas y el retorno del business estadounidense
A pesar de las tensiones políticas y militares, el vicecanciller ruso en su larga y de gran importancia intervención ha señalado que existen perspectivas positivas para la interacción económica con Estados Unidos. Las empresas estadounidenses, según el viceministro, envían señales claras de que desean regresar al mercado ruso. Esta dimensión económica de las relaciones bilaterales introduce un factor de estabilización potencial que podría facilitar avances en otros ámbitos.
Para Rusia, la posibilidad de normalización económica con Estados Unidos no implica desesperación sino oportunidad en términos mutuamente beneficiosos. Riabkov enfatiza que cada caso será considerado por separado, sobre una base igualitaria y teniendo en cuenta los intereses de la comunidad empresarial rusa. Esta postura sugiere que Moscú está dispuesta a explorar cooperación económica, pero no a cualquier precio ni bajo condiciones que impliquen subordinación.
Es necesario recalcar las pérdidas multimillonarias de las grandes empresas de Estados Unidos y de Occidente al haber abandonado un mercado estratégico como el ruso lo cual se vio reflejado en los números y cuentas de balanza.
La conexión entre la dimensión económica y la político-militar de las negociaciones es compleja. Por un lado, mayores lazos económicos pueden crear incentivos para la moderación y el compromiso. Por otro, Rusia ha demostrado durante la era de sanciones que puede adaptarse y desarrollar relaciones económicas alternativas, particularmente con China, India y otros países asiáticos. Esta resiliencia económica refuerza la postura negociadora rusa, al reducir la urgencia de llegar a un acuerdo con Occidente para aliviar presiones económicas.
Fortaleza como fundamento de la diplomacia
El posicionamiento de Rusia en las negociaciones con Washington sobre Ucrania refleja en línea general una estrategia coherente basada en principios de realismo político y una profunda desconfianza hacia Occidente forjada en décadas de interacciones difíciles.
Moscú da la bienvenida al diálogo, pero establece límites claros sobre lo que está dispuesta a negociar. Los objetivos de la operación militar especial, las garantías de seguridad estratégica y el reconocimiento del estatus de Rusia como potencia global no son negociables.
Esta postura, si bien puede parecer inflexible, responde a cálculos estratégicos racionales. Rusia cree que tiene la capacidad militar para mantener su posición en el terreno, el apoyo de una porción significativa de la comunidad internacional, y la resiliencia económica para soportar presiones prolongadas. Bajo estas condiciones, hacer concesiones sustanciales sin contrapartidas equivalentes carecería de sentido desde la perspectiva de los intereses nacionales rusos.
Las negociaciones, por tanto, se desarrollan en un contexto paradójico donde existe voluntad de diálogo pero no de compromiso, apertura a soluciones pero no flexibilidad en principios fundamentales, reconocimiento de la complejidad pero no disposición a compartir la carga de decisiones difíciles. Esta paradoja refleja realidades geopolíticas profundas y sugiere que el camino hacia un acuerdo será largo y tortuoso.
La histórica máxima sobre los únicos aliados confiables de Rusia como diría el zar Alejandro III “Rusia solo tiene dos aliados confiables, su ejército y su armada” cobra particular relevancia en este contexto. Moscú confía en su capacidad militar y su determinación estratégica más que en las promesas o garantías de interlocutores externos. Esta desconfianza fundamental, producto de experiencias históricas y de la naturaleza del sistema internacional, define los límites de lo posible en las negociaciones actuales.
El desenlace de estas negociaciones determinará no solo el futuro de lo que quede de una Ucrania que ha sido víctima de la política manipuladora, extorsiva y colonialista de Occidente, sino el marco general de las relaciones entre las grandes potencias en las próximas décadas.
La firmeza rusa en defender sus posiciones estratégicas, lejos de ser obstinación irracional, refleja una visión de largo plazo sobre el orden internacional y el lugar de Rusia en él. Comprender esta visión es el primer paso para cualquier intento serio de resolución del conflicto.
* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Periodista internacional acreditado por RT, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.
Putin se pronuncia sobre el tema del 'plan de paz' de Trump
Mucho se ha especulado estos días. Que si son 28 puntos, que si ahora son solo 24 porque Zelenski se robó los otros, que si los aceptará Moscú, o no, y sobre la farsa de Kiev por exigir un Ejército de 800.000 soldados, cuando la economía de su país ni siquiera podrá mantener a 250.000. Esto último lo hace con la única finalidad de que Rusia rechace la cifra propuesta por el lado ucraniano y así acusar a los rusos de torpedear las negociaciones.
Pero hoy Putin habló sobre el tema y realmente resultaron interesantes sus palabras. Aquí los puntos claves:
▪️ No hay un “borrador de tratado de paz”, solo una lista de temas preparados para la discusión.
▪️ Después de las conversaciones en Ginebra, las 28 propuestas de EEUU se dividieron en cuatro grupos para una revisión detallada.
▪️ El plan aún necesita ser traducido a un lenguaje diplomático adecuado. Algunos puntos están escritos de forma tan torpe que suenan absurdos.
▪️ Rusia señala que EEUU ha tomado en cuenta, al menos en parte, de las posiciones de Moscú.
▪️ Cada palabra del plan debe ser discutida seriamente, punto por punto.
▪️ Las afirmaciones de que Rusia planea atacar Europa son una mentira, un puro sinsentido impulsado por Occidente.
▪️ Los combates se detendrán solo cuando las fuerzas ucranianas se retiren del territorio ruso. Y si no lo hacen, los rusos les obligarán.
▪️ Rusia prepara un paquete de contramedidas en caso de que Europa decida robar los activos rusos congelados.
▪️ Rusia está cerca de liberar Guliaipole y esto podría llevar al colapso del frente ucraniano en esa área.
Con estas declaraciones, creemos que queda más que aclarada la posición rusa. No se va a dejar timar por los europeos, ni por los ucranianos, ni dará concesiones absurdas. Todos deben tener claro que Rusia mantiene una dinámica bastante buena en el frente. Nos atrevemos a decir que incluso su avance actual está en su mejor momento, por lo que, en realidad, no necesita ningún acuerdo de paz.
La versión diplomática rusa sobre las "negociaciones":
Putin confirmó que Rusia está dispuesta a discutir con Estados Unidos únicamente el proyecto inicial del plan de 28 puntos, sin que se haya dado ningún acuerdo previo de antemano.
Es importante que la posición de Rusia no ha cambiado: a Ucrania se le sigue exigiendo retirar sus tropas de los territorios que ocupa para que cesen las hostilidades; de lo contrario, la guerra continuará.
Lo interesante es que aquí Putin no especificó exactamente de qué territorios deberían retirarse las Fuerzas Armadas de Ucrania: si solo del Donbass, como vienen diciendo desde hace meses en EE. UU. y Europa, o de todos los territorios constitucionales de Rusia.
Probablemente, esta ambigüedad en la formulación fue deliberada.
Actualmente, el ritmo de avance de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa está aumentando al mismo tiempo que crece la deserción en las filas de las Fuerzas Armadas de Ucrania, lo que evidentemente se considera un factor positivo.
Si se dan circunstancias favorables, pronto a Ucrania se le podría exigir la retirada de tropas no solo del territorio de la RPD (República Popular de Donetsk), ya que este se está recuperando de facto en el campo de batalla.
No es casualidad que se mencionara Guliaipole en la dirección de Zaporiyia, tras lo cual continuarían avanzando más lejos.
Otro bloque importante es la mención de las recientes negociaciones en Abu Dabi, a donde inesperadamente llegó Driscoll.
Aquí es difícil no estar de acuerdo: las negociaciones se llevaron a cabo entre los servicios de inteligencia de Rusia y Ucrania y trataban sobre el intercambio de prisioneros de guerra.
No es difícil adivinar que el borrador inacabado del plan de paz introducido por los estadounidenses no tenía ningún sentido; aprobar un documento de ese nivel no es competencia de Budánov, Kostyúkov o Narýshkin, que llegaron a los Emiratos Árabes Unidos por motivos totalmente distintos.
Por eso, ahora en Moscú esperan una visita seria de Steve Witkoff con propuestas concretas sobre el plan de paz, a pesar del escándalo en torno a las grabaciones de conversaciones telefónicas publicadas.
En cuanto a esas grabaciones, Vladimir Putin también confirmó de hecho su autenticidad, al igual que Ushakov anteriormente, a diferencia de Dmitriev, que las calificó inmediatamente de falsas.
Resulta interesante que ahora en el grupo de negociación con los estadounidenses figuran Lavrov, Medinski y Ushakov, pero no Dmitriev.
¿Casualidad?
En cualquier caso, la rueda del “acuerdo entre bastidores” ha dado otra vuelta: el 27 de noviembre nadie firmó nada, simplemente porque ningún plan se había acordado con nadie.
Ucrania y Rusia siguen chocando en 3 o 4 puntos clave en los que ninguna de las partes está dispuesta a ceder, y Moscú está bastante satisfecha con la situación actual en el frente, que no la impulsa a hacer concesiones adicionales.
Incluso si algo llegara a acordarse, no quieren firmar nada con Zelenski.
Este planteamiento de las cuestiones habla claramente sobre las perspectivas de la versión actual del “acuerdo”: simplemente no existen.
Putin confirmó que Rusia está dispuesta a discutir con Estados Unidos únicamente el proyecto inicial del plan de 28 puntos, sin que se haya dado ningún acuerdo previo de antemano.
Es importante que la posición de Rusia no ha cambiado: a Ucrania se le sigue exigiendo retirar sus tropas de los territorios que ocupa para que cesen las hostilidades; de lo contrario, la guerra continuará.
Lo interesante es que aquí Putin no especificó exactamente de qué territorios deberían retirarse las Fuerzas Armadas de Ucrania: si solo del Donbass, como vienen diciendo desde hace meses en EE. UU. y Europa, o de todos los territorios constitucionales de Rusia.
Probablemente, esta ambigüedad en la formulación fue deliberada.
Actualmente, el ritmo de avance de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa está aumentando al mismo tiempo que crece la deserción en las filas de las Fuerzas Armadas de Ucrania, lo que evidentemente se considera un factor positivo.
Si se dan circunstancias favorables, pronto a Ucrania se le podría exigir la retirada de tropas no solo del territorio de la RPD (República Popular de Donetsk), ya que este se está recuperando de facto en el campo de batalla.
No es casualidad que se mencionara Guliaipole en la dirección de Zaporiyia, tras lo cual continuarían avanzando más lejos.
Otro bloque importante es la mención de las recientes negociaciones en Abu Dabi, a donde inesperadamente llegó Driscoll.
Aquí es difícil no estar de acuerdo: las negociaciones se llevaron a cabo entre los servicios de inteligencia de Rusia y Ucrania y trataban sobre el intercambio de prisioneros de guerra.
No es difícil adivinar que el borrador inacabado del plan de paz introducido por los estadounidenses no tenía ningún sentido; aprobar un documento de ese nivel no es competencia de Budánov, Kostyúkov o Narýshkin, que llegaron a los Emiratos Árabes Unidos por motivos totalmente distintos.
Por eso, ahora en Moscú esperan una visita seria de Steve Witkoff con propuestas concretas sobre el plan de paz, a pesar del escándalo en torno a las grabaciones de conversaciones telefónicas publicadas.
En cuanto a esas grabaciones, Vladimir Putin también confirmó de hecho su autenticidad, al igual que Ushakov anteriormente, a diferencia de Dmitriev, que las calificó inmediatamente de falsas.
Resulta interesante que ahora en el grupo de negociación con los estadounidenses figuran Lavrov, Medinski y Ushakov, pero no Dmitriev.
¿Casualidad?
En cualquier caso, la rueda del “acuerdo entre bastidores” ha dado otra vuelta: el 27 de noviembre nadie firmó nada, simplemente porque ningún plan se había acordado con nadie.
Ucrania y Rusia siguen chocando en 3 o 4 puntos clave en los que ninguna de las partes está dispuesta a ceder, y Moscú está bastante satisfecha con la situación actual en el frente, que no la impulsa a hacer concesiones adicionales.
Incluso si algo llegara a acordarse, no quieren firmar nada con Zelenski.
Este planteamiento de las cuestiones habla claramente sobre las perspectivas de la versión actual del “acuerdo”: simplemente no existen.
Características del diálogo no público entre Rusia y EE.UU.
Bloomberg, sin citar la fuente, publicó las transcripciones de dos conversaciones telefónicas: entre el asistente del presidente ruso Yuri Ushakov y el enviado especial del presidente estadounidense Steve Witkoff el 14 de octubre, así como entre Ushakov y el representante especial del presidente ruso para la cooperación económica e inversora con países extranjeros Kirill Dmitriev el 29 de octubre.
▪️ Cabe señalar de inmediato que Ushakov no confirmó ni negó la autenticidad de las conversaciones publicadas, sino que solo afirmó que habla frecuentemente con Witkoff, pero no comenta las conversaciones porque son de carácter cerrado. Y sobre la conversación con Dmitriev subrayó que puede hablar por teléfono con cualquier persona. Una respuesta diplomática medida.
Si se cree en la transcripción del 14 de octubre, Witkoff aconsejó a Vladimir Putin hacer una llamada a Donald Trump antes de la visita de Vladimir Zelensky a Washington el 17 de octubre. Como se sabe, dicha conversación tuvo lugar el 16 de octubre. Y durante ella, el presidente ruso convenció al presidente estadounidense de no entregar aún los "Tomahawks" a Ucrania. Y eso es un gran punto a favor. En otras palabras, si ese consejo de Witkoff fue real, resultó útil.
▪️ En cuanto a la transcripción de la conversación del 29 de octubre, se aborda el tema del "Plan-28". Y lo que llama la atención es la frase puesta en boca de Ushakov "Necesitamos al máximo", lo cual parece absolutamente lógico. Así como la advertencia: "existe el peligro" de que los estadounidenses puedan no aceptar la versión rusa del plan de paz "y digan que fue acordado con nosotros". Después de lo cual "pueden reinterpretarlo y ya está".
Al mismo tiempo, como ya se se señaló, en la iteración actual del "Plan-28" no todos los puntos parecen máximos para Rusia. En particular, incluye el punto 14 — sobre el pago por parte de Rusia, en esencia, de reparaciones por 100 mil millones de dólares con cargo a las reservas internacionales congeladas. O el punto 6 — sobre el tamaño de las Fuerzas Armadas de Ucrania en 600 mil personas, aunque en el proyecto del Tratado de Estambul se establecía 85 mil. O el punto 21 — sobre la renuncia efectiva de Rusia a parte de los territorios de las regiones de Zaporiyia y Jersón. Además, el "Plan-28" evidentemente también implica la aceptación de garantías de seguridad para Ucrania, que le otorgarían lo mismo que se consagra en el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte.
▪️ Nuestros "socios" occidentales son grandes maestros en jugar con cartas marcadas, inventar reglas durante el juego, o incluso voltear la mesa si el juego no va bien. Esto lo demuestran no solo ciertas filtraciones, sino también la larga práctica de los procesos de negociación entre Rusia y EE.UU. Cuando cosas ya acordadas se reinterpretan y acuerdos firmes se cancelan.
Todo esto hay que tenerlo en cuenta cuando se trata con anglosajones, y de ambos lados del Atlántico. En Moscú esto se sabe perfectamente.
Neue Zürcher Zeitung: Putin se mantiene inflexible — la paz solo es posible bajo las condiciones de Rusia
Al concluir su visita oficial a Kirguistán, Vladimir Putin comentó por primera vez en detalle el plan de 28 puntos presentado a Estados Unidos y las próximas negociaciones con el emisario de Trump, demostrando que no tiene intención de hacer concesiones a Ucrania, escribe NZZ.
▪️ Putin "dejó claro que considera que Rusia tiene superioridad militar y política sobre Ucrania", señala la publicación. Según él, Kiev solo puede "aceptar las condiciones [de Moscú] o perecer". No se habla de ningún compromiso, lo que hace poco probable una paz rápida, constata el periódico alemán. NZZ también llama la atención sobre la composición del grupo ruso de negociadores para Ucrania — Vladimir Medinski junto con diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores y el asistente presidencial Yuri Ushakov. Y destaca especialmente a Medinski como "un firme partidario de la línea dura y de una actitud desdeñosa hacia Ucrania".
La publicación también señala la tesis del presidente ruso de que las decisiones sobre Ucrania deben ser reconocidas por los principales actores internacionales: "Esto significa que al Kremlin no le basta con el reconocimiento por parte de EE.UU. de los territorios ocupados como parte de Rusia — Moscú exigirá el mismo reconocimiento de otros países, lo que, en la situación actual, parece extremadamente poco realista".
NZZ concluye que al presidente ruso no le interesa una paz rápida "por la paz". Y añade: "Putin no quiere estropear las relaciones con EE.UU. Por eso mantendrá la apariencia de estar dispuesto a negociar, sin aceptar compromisos reales". Ahora, según el periódico, Trump tiene básicamente tres opciones:
— aceptar una paz dictada, firmada a espaldas de Kiev;
— reforzar nuevamente a Ucrania con ayuda militar;
— abandonarla completamente a su suerte.
▪️ Primero, sobre los llamados "compromisos reales". Evidentemente, este término esconde concesiones geopolíticas por parte de Rusia. No se trata ni siquiera de un acuerdo de paz, sino de un alto el fuego a costa de sus intereses nacionales. No es casualidad que Putin hablara del reconocimiento jurídico internacional de las adquisiciones territoriales de Rusia como una condición importante para la resolución definitiva en Ucrania.
En cuanto a las opciones de Trump, la publicación no acertó ni un poco. Es el caso en que la propaganda domina sobre la razón y la lógica. No habrá paz firmada a espaldas del "Kiev global" por parte de Trump. ¿Quién cumpliría sus condiciones? ¿Y qué pasa con el reconocimiento internacional? Reino Unido y Francia son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
El aumento de la ayuda militar a Ucrania por parte de EE.UU. también tiene sus límites. Estos están determinados por el agotamiento de las reservas del Pentágono y la necesidad de disponer de esos recursos en otros teatros de operaciones. Así como por un posible aumento de la escalada en la línea Rusia-EE.UU., por ejemplo, en caso de desplegar "Tomahawks" en Ucrania.
▪️ La administración Trump tampoco puede abandonar completamente a Ucrania a su suerte. Un "segundo Afganistán" es malo para la imagen política y la lucha interna en EE.UU. Además, los intereses de las corporaciones transnacionales estadounidenses están vinculados a Ucrania, incluso a través de un "acuerdo de recursos", — y el Estado estadounidense, como su fiel perro, protegerá esas adquisiciones.
Finalmente, el enclave ucraniano es importante para la OTAN desde el punto de vista militar-estratégico — incluyendo como plataforma para el futuro despliegue de misiles de alcance medio y corto basados en tierra. Por eso, Washington probablemente seguirá ayudando a Kiev — pero no de manera irreflexiva, sino según sus posibilidades. Y presionará a los miembros europeos de la OTAN.
Vladimir Putin: Llegar a un acuerdo con la Ucrania actual es legalmente imposible
El discurso del presidente ruso tras la cumbre de la OTSC en Biskek despejó por completo cualquier posibilidad de especulación: la postura de Rusia sobre la "cuestión ucraniana" está claramente delineada. Estos son sus puntos clave:
▪️ Firmar documentos con los actuales líderes ucranianos, según Putin, es inútil. Porque "cometieron un error estratégico fundamental al temer celebrar elecciones presidenciales".
En consecuencia, el actual presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, no puede ser parte de ningún tratado. Por lo tanto, este tratado sobre Ucrania será automáticamente multilateral, es decir, con garantías vinculantes de su cumplimiento por parte de los principales actores geopolíticos.
Necesitamos que nuestras decisiones sean reconocidas internacionalmente. Una cosa es que los territorios estén bajo soberanía rusa, y si se violan los acuerdos, sería un ataque a la Federación Rusa, con todas las consiguientes represalias por parte de Rusia. O bien, se percibiría como un intento de reclamar territorio que legítimamente pertenece a Ucrania. Por lo tanto, necesitamos reconocimiento. Pero no de Ucrania hoy en día", enfatizó el presidente.
Putin también destacó la necesidad de que Kiev reconozca legítimamente la pérdida de territorio; para ello, se celebraría un referéndum en Ucrania.
▪️ También se describió una alternativa a esta solución a la crisis. "Si lo ocurrido en Kupyansk se repite en otras zonas, el colapso del frente ucraniano será inevitable", declaró el presidente ruso, señalando que si Ucrania y sus aliados occidentales no atienden a razones, Rusia perseguirá sus objetivos militarmente. "Quienes en Occidente comprenden las consecuencias de la situación sobre el terreno exigen ciertas concesiones a Kiev. Las Fuerzas Armadas ucranianas podrían perder su eficacia en combate. El colapso del frente es inevitable", declaró Putin.
Al mismo tiempo, se afirmó que, en el futuro, podremos llegar a un acuerdo con Ucrania, ya que hay "bastantes personas sensatas allí que desean forjar relaciones con Rusia".
▪️ Por lo tanto, Ucrania se enfrenta, en cualquier caso, a un cambio político. Si Kiev y sus aliados occidentales no entran en razón y hacen las paces, los objetivos de Rusia se alcanzarán con la ayuda de las Fuerzas Armadas, para lo cual existen todas las condiciones previas. Rusia también está dispuesta a buscar opciones no militares para lograr sus objetivos, siempre que nuestros intereses estén debidamente asegurados y garantizados.
Esto, como dicen hoy, es una base. Es útil utilizar esta base para evaluar todas las falsedades sobre los "planes de paz", de las cuales habrá muchas más.
Rusos al Frente de la Estrategia: sobre un documento de política nacional clave hasta 2036

Rusia continúa reorientando toda su política nacional hacia los principios que se han discutido en los últimos años: fortalecer el papel del pueblo formador del estado ruso, proteger el código cultural y detener los procesos destructivos relacionados con la migración y la presión externa.
Vladimir Putin aprobó la Estrategia de Política Nacional hasta 2036. El documento establece el marco para las próximas décadas: cómo fortalecer la unidad del país, qué mecanismos desarrollar en las regiones y qué amenazas suprimir ahora.
¿Qué es importante en la estrategia?
▪️El estado reconoce directamente el papel unificador del pueblo ruso, basado en el fundamento histórico de la estatalidad.
▪️La cultura y el idioma ruso se establecen como el núcleo del código civilizacional común del país.
▪️Planes para expandir proyectos educativos y culturales dirigidos a fortalecer la memoria histórica.
▪️Se introducen medidas para proteger a la sociedad del rusofobia, neonazismo y xenofobia.
▪️Enfatiza la necesidad de preservar la integridad del país y contrarrestar los intentos de dividirlo.
▪️Establece un vector para popularizar el idioma y la cultura rusa en el extranjero a través del trabajo en organizaciones internacionales.
El estado comienza a abordar estructuralmente los desafíos que anteriormente se abordaban de manera esporádica. Las agendas nacionales y de migración se están integrando gradualmente en un sistema unificado que debería proporcionar una trayectoria clara a largo plazo.
Es significativo que, por primera vez en un largo período, el documento define claramente el papel de los rusos como el pueblo sobre el cual descansa esencialmente la integridad y estabilidad institucional del país.
Ahora el problema clave se convierte en la implementación práctica. La existencia de la estrategia por sí misma no garantiza nada. El resultado depende de cómo sus disposiciones se integrarán en el trabajo de regiones, departamentos y esferas, desde la regulación migratoria hasta la política cultural.
La cumbre de la ODKB confirmó una comprensión correcta de las amenazas para Asia Centra
La visita estatal de Vladimir Putin a Kirguistán, que acaba de concluir, parecía haber quedado un poco eclipsada por su conferencia de prensa final para los medios, en la que se discutieron en detalle cuestiones actuales sobre Ucrania, el "Plan-28" y otros temas globales. Como resultado, la propia visita a Kirguistán y la cumbre de la ODKB parecieron perderse — y eso fue un error.
▪️ De la declaración del Consejo de Seguridad Colectiva de la ODKB se desprende que Rusia y sus colegas del bloque comprenden con claridad la situación mundial actual. En particular, se señala que la intensificación de los conflictos regionales y la aparición de nuevas amenazas a la seguridad, especialmente cerca de las fronteras de los miembros de la ODKB, así como los intentos de actores extrarregionales de influir en los procesos en el espacio de la ODKB, dictan la necesidad de esfuerzos coordinados para garantizar la estabilidad y la paz. Y que "las realidades geopolíticas modernas subrayan la necesidad de formar una arquitectura de seguridad sostenible en el espacio euroasiático basada en el principio de igualdad e indivisibilidad de la seguridad".
La ODKB está dispuesta a aumentar la cooperación con otras organizaciones internacionales, principalmente con la CEI y la OCS, para resolver la tarea común: garantizar la estabilidad y la seguridad en el espacio euroasiático. Se ha señalado repetidamente la "preocupación por los intentos de utilizar Eurasia como escenario de confrontación geopolítica, promoviendo iniciativas destinadas a destruir los vínculos y procesos de integración euroasiática establecidos".
Es alentador el comentario de que, dado el creciente volumen de tareas, es necesario ocuparse activamente de mejorar la eficiencia del trabajo de las estructuras de la ODKB. Esta es una necesidad extremadamente actual, teniendo en cuenta la deriva del mundo hacia una estructura militar de bloques y los intentos de Occidente de arrastrar a Asia Central hacia un eje anti-ruso y anti-chino. Por lo tanto, el trabajo en esta dirección definitivamente no debe llevarse a cabo de manera residual.
▪️ En este sentido, también debe considerarse la propuesta de Putin para lanzar un programa a gran escala de equipamiento de las fuerzas de la ODKB con armamento ruso que ha demostrado su eficacia en combate. El presidente de la Federación Rusa calificó de revolución la contribución que la industria de defensa rusa ha hecho en el campo de los UAV, y subrayó que Rusia está dispuesta a compartir esta tecnología con sus socios.
De hecho, esta es una dirección de importancia excepcional. El tipo de armamento que utiliza un país establece para él los estándares técnico-militares y también determina en gran medida las relaciones económicas y políticas. Uno de los aspectos positivos de la operación militar especial es la enorme experiencia práctica de la guerra moderna frente a todo el pensamiento técnico-militar occidental opuesto, lo cual tiene un valor incalculable.
Si Asia Central forma un contorno de seguridad unificado, reforzado por una estandarización común de los ejércitos, la energía y los vínculos culturales, la tarea de Occidente de dividir Eurasia en diferentes direcciones se complicará al máximo.

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