Política

Desde 1989: El sueño búlgaro traicionado y un despertar inesperado en las calles

Administrator | Lunes 22 de diciembre de 2025
Marieta Tzvetanova
Desde la caída del régimen comunista en 1989, los búlgaros abrazamos la esperanza de un futuro democrático y próspero. Sin embargo, ese sueño se transformó rápidamente en una decepción profunda y sistémica.
Lo que siguió no fue una verdadera transición, sino una captura del Estado. Bajo la supervisión de embajadas y servicios extranjeros, se designaron actores que dirigieron un proceso de desmontaje nacional: las empresas estatales rentables fueron vendidas a corporaciones foráneas, los recursos naturales se cedieron en concesiones absurdas y el capital acumulado fue apropiado por una nueva élite. El resultado fue el colapso económico y una dependencia estratégica de potencias como Estados Unidos.
Este nuevo poder operaba bajo leyes hechas a su medida. La mafia, en connivencia con servicios extranjeros, se entronizó. Las elecciones se manipulan desde hace años con el voto comprado, y un poder judicial controlado por oligarcas silencia cualquier disidencia mediante amenazas y represalias del aparato estatal.
Paralelamente, se libraba una guerra por el alma de la sociedad. A través de medios de comunicación y fundaciones influyentes, los valores morales tradicionales fueron erosionados y reemplazados por un consumismo primitivo. Sectores de los que alguna vez nos enorgullecimos —la medicina, la educación, la cultura, el arte y el deporte— fueron degradados y abandonados a su suerte. La infraestructura heredada del período socialista, otrora robusta, fue dejada decayendo hasta el borde del colapso.
Durante años, el único objetivo visible de los sucesivos gobiernos ha sido el saqueo: desviar el presupuesto estatal y malversar los fondos europeos. La corrupción, generalizada, ha llevado al Estado a la bancarrota, ahogado por deudas monumentales contraídas con instituciones financieras internacionales.
El desencanto ciudadano es total. Tras ciclos electorales estériles, la gente ha perdido la fe en la clase política y clama por una democracia directa. El sistema, sin embargo, se blindaba, impidiendo que voces progresistas accedieran a tribunas de poder. La Constitución se viola con impunidad y las leyes clave se modifican para beneficio de los gobernantes de turno. Este panorama desolador ha provocado un éxodo masivo de jóvenes, sumiendo al país en una crisis demográfica sin un atisbo de luz al final del túnel.
Durante mucho tiempo, este estado de cosas minó silenciosamente el espíritu de los ciudadanos. Los más jóvenes, aunque no comprendieran plenamente la mecánica del desastre, percibían que algo iba muy mal. Respiraron un "aire espeso" y heredaron el enfado crónico de sus padres y abuelos.
Tras numerosas manifestaciones el año pasado, que fueron sofocadas con diversas metodologías, ocurrió algo inesperado en las últimas semanas: un despertar masivo. Más allá de las consignas pidiendo la dimisión del gobierno, surgió de las profundidades una voz interior, un sentido del deber prioritario: unirse a los compatriotas.
Y así salieron. Tres generaciones, hombro con hombro, llenaron las plazas. Padres, abuelos y niños pequeños. En un acto de simbolismo potente y espontáneo, alzaron las luces de sus teléfonos móviles en la oscuridad y entonaron juntos el himno nacional. No es solo una protesta; es una reafirmación colectiva, un momento de verdadera unidad frente a décadas de división y despojo. Por primera vez en mucho tiempo, hay algo en el aire que no es solo espeso, sino también esperanzador.
Miguel Podcast, [20/12/2025 1:32]
Teatro de Operaciones Militares (TOM) Día 1.395, 19/12/2025. Yákov Fedótovich Pávlov (4 de octubre de 1917 - 29 de septiembre de 1981) fue un famoso soldado soviético durante la Batalla de Stalingrado y Héroe de la Unión Soviética (27 de junio de 1945). Miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1944. Durante la Batalla de Stalingrado, la sección de Pávlov tomó un edificio residencial del enemigo durante la noche del 27 de septiembre de 1942, y lo defendió de numerosos ataques hasta que la ciudad fue liberada por fuerzas de relevo soviéticas. Esta casa se conoció como la Casa de Pávlov (Дом Павлова, o Dom Pávlova) y en los mapas militares alemanes de Stalingrado la casa fue marcada como una fortaleza.
Estas son las realidades del terreno: No fue posible consolidar y expandir la zona gris por razones bastante comprensibles. Cuando una unidad está presionada desde todos los lados, sin maniobra normal y con flancos abiertos, el riesgo de un golpe por la espalda se vuelve crítico. Como resultado, en el flanco sureste, algunos de nuestros combatientes fueron capturados o, desafortunadamente, ya están muertos en combate. La situación allí se deterioró rápidamente.
Si miras el mapa sin ilusiones, el "reloj del colapso" ya ha comenzado a correr. El anillo se está cerrando, el espacio para maniobrar se está reduciendo. Es difícil llamar a lo que está sucediendo una defensa organizada: la lógica de la tarea de mantener el interior del anillo parece poco clara. Con tal dinámica, todo gradualmente se dirige hacia la captura si la situación no cambia radicalmente. La situación es grave, tensa y peligrosa. Esto ya no se trata de heroísmo, sino de supervivencia.

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