Un esperpéntico informe publicado en el globalista European Council on Foreign Relations por Joanna Hosa y Tara Varma y titulado 'Sputnik in Europe: What Russia’s vaccine could mean for European health sovereignty', intenta atacar a la vacuna rusa Sputnik V por ser una “herramienta geopolítica” de Moscú, todo en medio del estrepitoso fracaso de la vacunación en la UE.
El libelo pagado con nuestros impuestos, reconoce que “Ante la relativa escasez de vacunas debido a problemas de producción, cada vez más países de la UE están recurriendo a la vacuna rusa Sputnik V: el Gobierno de Hungría fue el primero en comprarla y ahora se ha unido Eslovaquia. Paralelamente, otros, como Alemania o Italia, planean producirla en su propio territorio”.
Esto parecería lo normal cuando todos reconocen que el virus es una amenaza global que exige soluciones globales. Pero los autores del informe-basura afirman con desprecio a las vidas en juego, que “la realidad es que las vacunas se han vuelto políticas. Las autoridades rusas politizaron deliberadamente la Sputnik V desde el principio —su mismo nombre está diseñado para recordar al mundo las glorias de la carrera espacial soviética—. Y la prisa por importar e incluso producirla en la UE podría socavar hasta qué punto los europeos la considerarán como una opción viable”. Solo desde una mentalidad criminal se pueden sacar estas afirmaciones.
Se nota la rabia de hiena enferma cuando se duelen de que “En agosto pasado, Rusia fue el primer país del mundo en registrar una vacuna contra el covid-19 para uso doméstico. La propaganda estatal rusa se aceleró, a pesar de que el programa de vacunación real apenas comenzó en diciembre. Al anunciar la vacuna incluso antes de que finalizaran los ensayos —no dicen que como todas— y realizar una agresiva campaña de relaciones públicas llena de mensajes contradictorios –como todas-, la confianza en la vacuna de Rusia quedó seriamente dañada”. Afirmación falsa. La realidad es la sucia campaña que los burócratas europeos y los lobbistas de la Big Pharma lanzaron contras las vacunas rusas y chinas para evitar que les hicieran la competencia. El dinero por encima de las vidas… eso es la UE.
Ante la falta de argumentos y sin mayor análisis sociológica, ya solo les queda acudir a un sondeo de Levada Center, “una organización de encuestas de opinión en Rusia, que muestran que solo alrededor del 2% de los rusos rechazan las vacunas en general, pero el 62% no desea inyectarse la Sputnik V”. Eso es no conocer a los rusos, aunque tienen que reconocer, a su pesar, que los “datos recientes demuestran que la vacuna es muy eficaz y ha sido respaldada por gran parte de la comunidad científica internacional”.
A pesar de las controversias y ante los retrasos de los productores occidentales, Hungría y Eslovaquia han comprado la vacuna rusa, un escándalo que provocó un cambio de Gobierno en este último. En los últimos días, Austria y Alemania también han dado a conocer su voluntad de comprar la vacuna rusa. Para el esperpéntico informe, “Estas decisiones son polémicas porque la Sputnik todavía no ha obtenido la aprobación de la EMA”. Efectivamente, ni es fácil que la obtenga, porque la Agencia Europea del Medicamento obedece a los mismos intereses de los que pagan el European Council on Foreign Relations, los mismos que aprobaron a toda velocidad las vacunas de Pfizer, Moderna o Astra Zeneca, a pesar de los problemas que ya sabemos que están dando… con la complicidad de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
La EMA debería publicar completamente los contratos con las farmacéuticas Pficer-BioNTech, Moderna, Janssen,… y explicar este cuadro publicado por la eurodiputada Eva De Bleeker:
¿Por qué se están pagando 18$ por unidad de Moderna o 12$ por unidad de Pfizer, cuando la de AZ cuesta 1,78€ o la Sputnik V cuesta unos 7€?
Más aún, Si la UE tiene 446 millones de habitantes, ¿cómo se justifica que la Comisión Europea (CE) esté negociando con la farmacéutica Pfizer-BioNTech la compra de 1.800 millones de dosis de la vacuna para combatir variantes del virus? ¿Quién está haciendo el negocio del siglo?
No deja de ser sospechoso que Rusia solicitara la aprobación de la vacuna en la Unión Europea en enero y todavía sigue esperando la aprobación de la EMA.
En total, más de 60 países de todo el mundo realizaron pedidos de Sputnik V a Rusia. A partir de enero de 2021, la vacuna se utiliza para la vacunación masiva en Rusia, Bielorrusia, Hungría, Argentina, México y Serbia. En octubre de 2020, Rusia solicitó la precalificación del Sputnik V en la OMS para acelerar su disponibilidad en todo el mundo y fue aprobada. Otros países ya han empezado, o lo harán en breve, a fabricar la vacuna rusa, como Brasil, China, India o la República de Corea y también la podrán vender en el extranjero.
¿Cuál es el problema entonces? Con desprecio a la vida de los europeos, el patético informe da la respuesta: “En términos más generales, los acuerdos paralelos ajenos al esquema de la UE perjudican la solidaridad europea. También hay preocupaciones sobre cómo el Kremlin podría usar su influencia a través de las vacunas para socavar aún más esta solidaridad, ya que la UE continúa luchando para acordar una política común sobre Rusia”. ¿La solidaridad europea? ¿Se puede ser más criminal?
Por Juan Antonio Aguilar