Carlos García Hernández*
Me han preguntado en varias ocasiones qué país es el más cercano a día de hoy a la propuesta que hago en mi libro
Socialismo Fiduciario. Mi respuesta siempre es la misma: Belarús.
Recordemos que la propuesta del socialismo fiduciario, siguiendo la obra del antropólogo David Graeber, identifica la cuestión fundamental del socialismo y del comunismo no en la propiedad de los medios de producción, sino tanto en el acceso a los bienes y servicios como en las condiciones de dicho acceso. A esta manera de enfocar la cuestión del socialismo y del comunismo que hace suya el socialismo fiduciario es a lo que Graeber llamaba comunismo de base.
Convertir en endógenas del ciclo económico las siguientes variables (enunciadas por el economista Stuart Chase como los cinco fines de todo gobierno racional y que el socialismo fiduciario rebautiza como los fines del socialismo):
Pleno empleo garantizado y permanente mediante planes de trabajo garantizado basados en las reservas de estabilización de empleo.
Utilización plena y prudente de los recursos naturales.
Garantía a todo ciudadano de comida, alojamiento, vestido, servicios sanitarios y educación.
Seguridad social en forma de pensiones y subsidios.
Garantía de estándares laborales dignos.
Permitir que sea la ciudadanía quien decida qué variables deben ser endógenas o exógenas del ciclo económico mediante la decisión democrática sobre el alcance de la participación del sector privado en la economía.
Pues bien, en el caso de Belarús observamos que este esquema se cumple prácticamente en su totalidad, ya que el desempleo es prácticamente inexistente (
un 3,57% en 2023).
Además, Belarús es un país extraordinariamente cuidadoso con el medio ambiente y está llevando a cabo políticas industriales encaminadas a reducir drásticamente el nivel de emisiones de su industria, así como los índices de contaminación de sus aguas y tierras. Por eso ya ha incorporado recientemente la producción de energía nuclear. Combinada con las energías renovables, esta forma de energía, que yo reivindico en el socialismo fiduciario en forma de energía nuclear basada en el torio, es una energía limpia y segura que permite abastecer a todos los 10.000.000 de habitantes de Belarús con energía prácticamente gratuita.
La comida, el alojamiento, el vestido, los servicios sanitarios y la educación son servicios garantizados por el sector público a todo ciudadano de Belarús. Así, más del 80% de la tierra es de propiedad pública y prácticamente toda la producción de productos agrícolas proviene de granjas colectivas agrocombinadas organizadas en forma de koljoses públicos. Estos koljoses controlan tanto la producción de alimentos como su distribución y empaquetado. Por consiguiente, no hay intermediarios que se aprovechen del trabajo de los trabajadores del campo. Asimismo, los supermercados y tiendas son en su mayoría públicos.
El acceso al vestido está garantizado por la producción de artículos textiles procedentes en su mayoría de empresas públicas, lo mismo ocurre con el acceso a una vivienda (prácticamente gratuito), los servicios sanitarios y la educación.
La edad de jubilación en Belarús es de 63 años y al disfrutar de soberanía monetaria todas las pensiones y subsidios están garantizados, ya que se incluyen en las partidas de los presupuestos generales del estado en moneda nacional (el rublo bielorruso). Asimismo, los estándares laborales bielorrusos están garantizados gracias a la existencia de comités de empresa de trabajadores que velan por el cumplimiento de los convenios laborales.
En lo que respecta al tamaño de la iniciativa privada, Belarús es una economía mixta en la que aproximadamente tres cuartas partes de la producción proviene de empresas públicas. A este respecto hay que decir que la economía bielorrusa también incorpora la existencia de banca privada comercial que cohabita junto con una gran banca pública.
Con algunos matices, el modelo económico bielorruso se aproxima mucho al modelo económico que defiendo para España en Socialismo Fiduciario, por ejemplo en lo que respecta a la adopción de tipos de cambio flotantes. En lo que respecta a la banca, también defiendo un
modelo mixto, ya que, como en el caso de Belarús, también contemplo una economía mixta en la que exista tanto iniciativa pública como privada y parto de la base de que si existe iniciativa empresarial privada también debe existir banca comercial privada, si bien extraordinariamente pequeña con entidades financieras que en ningún caso deben tener un nivel de activos superior al 2% del PIB nacional y extraordinariamente regulada. Además, sostengo que la banca de ahorro debe ser enteramente pública.
El principio general rector es que, tal y como ocurre en Belarús, el poder político siempre debe primar sobre el poder económico y que el conocido como sector FIRE (siglas en inglés de finanzas, aseguradoras y empresas inmobiliarias) debe ser lo más reducido posible.
En lo que respecta al
pleno empleo, el socialismo fiduciario analiza la cuestión junto con el control de la inflación. Por eso el socialismo fiduciario parte de la teoría monetaria moderna como método para garantizar el pleno empleo sin inflación mediante los planes de trabajo garantizado basados en las reservas de estabilización de empleo. Tal y como abordo en el libro, mediante dichos planes de trabajo garantizado, implementados de la manera correcta, el pleno empleo no sólo es compatible con la estabilidad de precios, sino que la estabilidad de precios es precisamente consecuencia del pleno empleo, ya que, si no nos enfrentamos a crisis de materias primas, las presiones inflacionarias sólo aparecerán una vez superado el nivel de pleno empleo, no antes.
Una cuestión aneja al pleno empleo sin inflación es la política de tipos de interés. En Belarús, los tipos de interés son muy altos, un 9,5%. Siguiendo a la teoría monetaria moderna, mi propuesta es que los tipos de interés siempre deben ser del 0%, ya que la evidencia empírica demuestra que los tipos de interés positivos, lejos de combatir la inflación como nos dice el neoliberalismo, son, en último término, inflacionarios. Por consiguiente, opino que la adopción de tipos de interés del 0% permanente ayudaría a Belarús a reducir su inflación, que actualmente alcanza el
5,9% anual.
Una vez garantizado el acceso universal a los cinco fines del socialismo, Belarús ha emprendido un modelo de industrialización que España debería tomar como orientación, no sólo para su sector agropecuario que ya hemos analizado más arriba.
Gracias a su próxima incorporación al grupo de los BRICS+ y a su cooperación con países como China, Rusia y Paquistán, Belarús ha desarrollado una importante industria de volquetes de minería y automovilística, por ejemplo mediante su empresa pública de tractores y la empresa de automóviles sino-bielorrusa Belgee. Para más información sobre la realidad económica de Belarús aconsejo a todos los lectores visionar la entrevista que Adrián Zelaia realizó al periodista español afincado en Belarús
Albert Santín.
En definitiva, si hubiera que nombrar el país más cercano actualmente al modelo del socialismo fiduciario habría sin duda que nombrar a Belarús, ya que pese a los matices que hemos señalado (la política de tipos de interés y los planes de trabajo garantizado) se trata de un país que ha logrado mantener la primacía del poder político sobre el poder económico y que a su vez ha evitado crear una oligarquía financiera parasitaria como la que actualmente controla la política del occidente capitalista. Por todo esto, el socialismo fiduciario defiende que España también debe incorporarse a los países BRICS+ una vez abandonados la UE y el euro, saluda el modelo económico de Belarús y lo considera como el sistema más racional actualmente existente.
Euro delendus est.
*Licenciado en Filosofía e Historia por la Universidad Humboldt de Berlín y fundador de la editorial Lola Books.