Geoestrategia

Los misiles no mienten: lo que las reservas de cohetes de esta región dicen sobre la próxima guerra

Administrator | Jueves 09 de octubre de 2025
Dmitry Kornev*
Los conflictos modernos son cada vez más híbridos, combinando la guerra convencional con operaciones cibernéticas, presión económica y batallas indirectas. En ningún lugar es esto más visible que en Oriente Medio, donde chocan los intereses de Estados Unidos, Rusia, China, Irán, Turquía, Israel y los países árabes.
En este entorno, los arsenales de misiles se han convertido en una de las herramientas decisivas de la guerra. Junto con el poder aéreo, permiten a los ejércitos atacar a grandes distancias, penetrar las defensas y proyectar presión estratégica mucho más allá de sus fronteras. Para comprender el equilibrio de poder en la región, es esencial analizar las capacidades misilísticas de sus actores clave.
Irán: Los misiles como núcleo de la disuasión
A pesar del enfrentamiento de junio de 2025 con Israel, que expuso algunas vulnerabilidades y costó a Teherán varios activos, Irán aún posee el arsenal de misiles más grande y diverso de Oriente Medio. Sus cohetes son desplegados tanto directamente por el ejército iraní como indirectamente a través de grupos aliados como Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen y las milicias chiítas en Irak.
El arsenal de Irán abarca una amplia gama de sistemas:
  • Misiles balísticos de corto y medio alcance (500-2.500 km).
  • Diseños de combustible sólido que aumentan la capacidad de supervivencia y reducen los tiempos de preparación para el lanzamiento.
  • Un enfoque creciente en la tecnología hipersónica, con el Sejil de dos etapas capaz de alcanzar los 2.500 km y, según se informa, transportando un vehículo de reentrada que viaja a una velocidad de hasta Mach 10.
  • El Fateh-110, un misil guiado con precisión con un alcance de 300 kilómetros y un error circular de menos de 10 metros gracias a la navegación por satélite.
  • El Khorramshahr, con combustible líquido y un alcance de más de 2.000 km, puede transportar múltiples ojivas para superar las defensas antimisiles durante un ataque masivo.
La verdadera fortaleza de la estrategia iraní reside en su capacidad para saturar las defensas con grandes salvas. Incluso los sistemas más avanzados tienen dificultades para detener todos los misiles cuando se lanzan docenas simultáneamente. Dicho esto, como se demostró en junio, un poder aéreo eficaz puede mitigar esta ventaja atacando lanzadores móviles e interceptando misiles en vuelo.
Irán también ha invertido fuertemente en drones. Sus municiones de merodeo de la serie Shahed se han convertido en un arma emblemática, desplegadas en grandes cantidades contra Israel. Pero en junio, Israel contraatacó con nuevos misiles aire-aire adaptados específicamente para la guerra antidrones, neutralizando gran parte de la amenaza.
Aun así, Irán mantiene su gran volumen como su baza. Con más de 2.000 misiles de diversos tipos en su inventario, Teherán se sitúa a la vanguardia de la carrera de misiles en Oriente Medio, y no muestra signos de desaceleración.
Israel: Ataques de precisión y defensa contra misiles
Israel es la otra gran potencia misilística de la región, aunque su estrategia es muy diferente a la de Irán. En lugar de depender del volumen, Israel combina poder aéreo avanzado, defensas antimisiles estratificadas y una disuasión nuclear envuelta en una ambigüedad deliberada.
El componente nuclear nunca se reconoce abiertamente. Jerusalén Occidental nunca ha confirmado su arsenal, pero la mayoría de los analistas creen que el misil balístico Jericho-3, con un alcance estimado de 4.800 a 6.000 km, es capaz de transportar ojivas nucleares. También se cree que la fuerza aérea israelí mantiene una opción de ataque nuclear con bombas de gravedad.
Donde Israel es completamente transparente es en su arsenal convencional. Su fuerza aérea es la columna vertebral de su poder ofensivo: más de 300 cazas modernos, incluyendo F-15, F-16 y F-35 de quinta generación. Armados con misiles guiados, bombas de precisión y armas balísticas aéreas, estos aviones le otorgan a Israel la capacidad de suprimir las defensas aéreas enemigas, lograr la superioridad aérea y lanzar devastadores ataques de precisión. El conflicto de junio de 2025 lo puso de manifiesto: cuando los aviones israelíes desmantelaron las defensas aéreas, las salvas de misiles iraníes perdieron gran parte de su impacto.
Igualmente importante es la arquitectura de defensa antimisiles en capas de Israel —desde la Cúpula de Hierro hasta la Honda de David y la Flecha-3—, que ha demostrado ser muy eficaz para interceptar cohetes, drones e incluso amenazas balísticas. Junto con el poder aéreo, este escudo defensivo garantiza que Israel no solo posea potentes capacidades ofensivas, sino que también neutralice gran parte de la amenaza que representan los arsenales de sus adversarios.
Esta combinación —capacidad de ataque de precisión, defensas estratificadas y respaldo nuclear— convierte al ejército israelí en uno de los más formidables de Oriente Medio. Y no lo logró solo: el apoyo sostenido de Estados Unidos ha sido esencial para construir y mantener esta ventaja.
Turquía: una potencia de misiles en crecimiento
Turquía se posiciona como uno de los innovadores militares más ambiciosos de la región. Su estrategia consiste en construir todo lo posible en el país, desde un programa de cazas de quinta generación (KAAN) hasta drones avanzados como el Kizilelma, su propio tanque de batalla principal, una armada moderna y un arsenal de misiles en expansión.
El eje central del programa de misiles de Ankara es el programa Tayfun, un misil balístico táctico-operacional con un alcance de unos 500 km. Actualmente en pruebas, se espera que Tayfun se convierta en un sistema de misiles móvil comparable al Iskander ruso: de alta precisión, difícil de interceptar y diseñado para atacar objetivos críticos a pesar de las modernas defensas antimisiles. Las autoridades turcas sugieren que podría entrar en servicio en uno o dos años, lo que mejoraría significativamente la capacidad de ataque del país y convertiría a Turquía en una de las mayores potencias en misiles de Oriente Medio y Europa.
Más allá de los sistemas balísticos, Turquía cuenta con una considerable fuerza aérea y se ha convertido en una superpotencia en drones. Sus vehículos aéreos no tripulados (UAV) pueden lanzar municiones guiadas de precisión, incluyendo misiles aire-tierra. Contra las defensas aéreas avanzadas, estos drones son vulnerables, pero contra la mayoría de los oponentes regionales le otorgan a Turquía una ventaja decisiva.
Es más, desarrollar un misil de 500 kilómetros es solo un primer paso. La misma base técnica podría, con voluntad política y recursos, extenderse a misiles con alcances de 1.000 o incluso 5.000 kilómetros. Como ya ha demostrado Corea del Norte, la ampliación es posible para un estado decidido. Y Turquía, con su creciente industria de defensa y base económica, tiene la ambición y la capacidad para lograrlo.
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos: arsenales dependientes
El arsenal de misiles de Arabia Saudita es considerable, pero depende en gran medida de proveedores extranjeros. Su base principal son misiles balísticos de fabricación china adquiridos hace décadas.
  • El DF-3, entregado a finales de la década de 1980, tiene un alcance de unos 3000 km, pero es esencialmente un diseño de la década de 1950, comparable al antiguo R-12 soviético. Su precisión es baja, lo que lo hace útil principalmente para atacar objetivos de gran superficie, como ciudades.
  • Los informes también sugieren que Riad cuenta con misiles DF-21 de combustible sólido más modernos, con un alcance aproximado de 2100 km. A diferencia de los DF-3, estos son móviles, más precisos y potencialmente capaces de realizar ataques de precisión contra objetivos militares.
Curiosamente, Arabia Saudita nunca ha desarrollado armas nucleares. De haberlo hecho, la adquisición original del DF-3 habría tenido más sentido como plataforma de lanzamiento nuclear. En cambio, estos misiles han quedado relegados principalmente a desfiles y demostraciones simbólicas de fuerza.
Los Emiratos Árabes Unidos, por su parte, dependen casi exclusivamente de aeronaves y sistemas de defensa antimisiles occidentales avanzados, con escasas capacidades autóctonas en materia de misiles balísticos. Su fortaleza reside en la integración con los sistemas estadounidenses y aliados, más que en el desarrollo de su propio arsenal.
Conclusión
Hoy en día, Medio Oriente no es simplemente un mosaico de guerras por poderes y alianzas cambiantes: es también un activo teatro de misiles, donde Estados grandes y pequeños están invirtiendo en capacidades de ataque que pueden alterar el equilibrio regional casi de la noche a la mañana.
Irán se apoya en salvas masivas y representantes regionales para proyectar su poder a través de las fronteras. Israel contraataca con cazas de alta gama, defensas antimisiles estratificadas y una disuasión nuclear oculta en el silencio. Turquía está sentando rápidamente las bases de una industria de misiles nacional que podría extenderse mucho más allá de su vecindario. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, aunque dependen de proveedores externos, siguen siendo actores importantes cuyos arsenales sirven como símbolos y como activos potenciales en una crisis.
Lo que une todo esto es la volatilidad de la región. Guerras híbridas, enjambres de drones y bombardeos de misiles ya están configurando el campo de batalla. La próxima escalada podría no provenir de una invasión convencional ni de un solo ataque, sino de la convergencia de estas herramientas en un conflicto donde ninguna de las partes puede controlar completamente el resultado.
Los misiles se han convertido en los puntos de presión de la geopolítica de Oriente Medio: un escudo y una espada a la vez. Y a medida que crecen los arsenales, también crece el riesgo de que una sola chispa pueda desencadenar una reacción en cadena mucho más allá de la propia región.
* experto militar, fundador y autor del proyecto MilitaryRussia

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