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10 preguntas y respuestas sobre los incidentes en Barcelona

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 20 de octubre de 2019, 13:44h

En la época actual “el exceso de información, mata a la información”. Cada vez tenemos más y más datos sobre los sucesos de la “humanósfera”, pero cada vez entendemos menos y somos menos capaces de seleccionar datos según su credibilidad, interpretarlos en su conjunto y extraer conclusiones. Entiendo que, desde otras partes de España y desde el extranjero se interprete dramáticamente lo que está ocurriendo en Cataluña. Pero, a poco que alguien se tome la molestia de indagar y utilizar el pensamiento crítico y la capacidad de razonamiento, se percibirá que en Cataluña no ocurre nada grave, sino que se está procediendo a la escenificación de una tragicomedia (que ha liquidado definitivamente la esperanza de convertir a BCN en “ciudad fashion” y que la relegara por décadas a meca de turistas de porro, chancletas y litrona y a campo de actuación de navajeros llegados de toda la galaxia) querida por la irresponsabilidad de todas las partes (eclecticismo del PSOE, infantilismo indepe, falta de cuajo del PP, inercias que datan de hace 40 años y errores del electorado catalán y no digamos de sus gobiernos autonómicos). Pero si queremos entender lo que ocurrió ayer, lo primero que debemos hacer es preguntarnos: ¿qué ocurrió realmente?

Y lo que ocurrió puede reducirse a esto: Ayer, especialmente a partir de las 18:00 horas prosiguió el espectáculo. Porque se trata de un espectáculo. Por definición, todo espectáculo es “espectacular” (o no es espectáculo), pero también, cualquier espectáculo se organizada para entretener, distraer, fascinar, enervar, etc. Es decir, para obtener algún efecto. Al haber varios tramoyistas en acción, no todos buscan lo mismo, y esto genera dificultades a la hora de dar una explicación unitaria. Por eso hemos recurrido a preguntas y respuestas y a organizar estas entre “lo oficial”, “lo real” y “la prueba” que demuestra nuestra tesis de por dónde ha discurrido la realidad catalana.

A la vista de que, afortunadamente, no se ha producido un muerto en los incidentes, todo induce a pensar que las escenas de incendios y violencia irán declinando y que algunos de los tramoyistas han logrado sus objetivos y otros están confirmando su derrota. Tenemos una secuencia de los hechos desde el lunes, suficientemente significativa como para establecer algunas conclusiones.

1) ¿Cuál era el objetivo de la “huelga de país” del 18 de octubre?

Oficialmente, la gencat utilizó el tema emotivo y sentimental de la sentencia a los presos por el 1-O para tratar de movilizar a las masas en solidaridad con los condenados.

Realmente, se trataba de una excusa, para encubrir el motivo auténtico: relanzar el proceso soberanista por parte de Torra.

La prueba es que él mismo había intervenido el día anterior en el parlament para presentar su programa de un nuevo referéndum de autodeterminación para el 2020.

2) ¿Cuál fue el resultado de la “huelga de país” del 18 de octubre? 

Oficialmente, según la gencat, paró “algo más del 50%”

Realmente, sólo hubo paro del 90% en la Uni, en Seat nadie se declaró en huelga, los funcionarios de la propia gencat paro un 35%, en la enseñanza un 43% en las escuelas de la gencat y un 25% en el privado. En sanidad un 5%. Fracaso general sin discusiones, especialmente en lo que queda de industria. Sólo el pequeño comercio significativamente paró por miedo a lo que pudiera ocurrir. Por tanto, próximo al fracaso absoluto.

La prueba, las propias encuestas de la gencat y de otros organismos sindicales y patronales que registra La Vanguardia en su edición de hoy.

3) ¿Cuál fue el resultado de las “marchas de protesta por la sentencia? 

Oficialmente, según la Guardia Urbana de Barcelona, asistieron 525.000 personas.

Realmente, la cifra fue mucho menor, en primer lugar, a las de otras ocasiones (600.000 dadas por el mismo organismo para el pasado 11-S, 1.000.000 de personas para el 11-S de 2018, 1.800.000 en 2014 apoyando el referéndum de Mas, etc, etc.) y hay que tener en cuenta que otras cifras reducen los asistentes a 250.000 e incluso 75.000 personas que seguramente está mucho más en consonancia con la realidad. La manifestación demostró que el “entusiasmo” va descendiendo en las “masas independentistas”. Incluso el Omnium reconoció la tendencia a la desmovilización. Hay que añadir que lo que se manifestó ayer en BCN (y no más de 2-4.000 personas que lo hicieron en otras capitales catalanas) era TODO lo que el independentismo podía movilizar en la calle a fecha de ayer.

La prueba, es que el “contador” de las manifestaciones, la Colau, mantiene una postura favorable y que todo lo que emane de la Guardia Urbana, históricamente, tiene el “síndrome del cubata” (ver entre doble y triple, e hinchar sistemáticamente las manifestaciones nacionalistas).

4) ¿Qué consecuencias puede extraerse de la “marcha de protesta por las sentencias” y de la “huelga de país”?

Oficialmente, la gencat declara que las movilizaciones indican el nivel de rechazo del “pueblo catalán a las medidas represivas del tribunal supremo” y se muestra

- por una parte, dispuesto a entablar negociaciones “con Madrid”, pero también a

- encontrar vías unilaterales para la independencia.

Realmente, lo que ocurrió ayer confirma la sensación que se tiene desde el mismo 1-O de 2017, cuando, al día siguiente, no pasó nada. A partir de ese momento, el “procés” se quedó sin “hoja de ruta” y se llegó al punto de inflexión que requiere de los dirigentes independentistas se replanteen de la situación y la evidencia que el independentismo no tiene posibilidad de ir más lejos de donde han llegado y reconozcan públicamente que se equivocaron pensando que la independencia era posible utilizando urnas de todo a 1 un euro.

La prueba, que, en estos momentos, salvo la ANC, la CUP y el Omnium, ERC ha dejado de apoyar propuestas alocadas de nuevos referéndums y el “frente independentista” está disgregado en media docena de siglas, ninguna de las cuales propone un camino viable y realista para mantener algo parecido a lo que fue el “procés”.

5) ¿Existe riesgo en Cataluña de batasunización y de kaleborrokismo?

Oficialmente, los “violentos son minoría” y en eso están de acuerdo, tanto el gobierno del Estado como la gencat y solamente la Colau no sabe / no contesta.

Realmente, en Cataluña nunca ha existido posibilidad de crear un movimiento terrorista similar a ETA, ni mantener formas de agitación estilo “kale borroka” por una sencilla razón: las organizaciones de las que podría emanar han sido siempre extraordinariamente débiles y solamente las circunstancias han hecho que se coagularan en la CUP. Estamos ante grupos de adolescentes con ganas de vivir una experiencia inédita en sus vidas, y con unas CUP-CDR dirigidas por maestros de escuela poco realistas, incluso infantilizados en sus discursos políticos, sin apenas capacidad organizativa, ausencia de estructura de partido, asamblearismo caótico, inestabilidad en las bases y con peso en determinadas localidades de la Cataluña profunda… lo más alejado de un movimiento que pueda derivar hacia una organización paramilitar, jerarquizadas, estable y combativa. No dan la talla, en síntesis.

La prueba, que tras todas las acciones convocadas por los CDR desde el 1-O de 2017 se han saldado con fracasos: “huelga general” del 7-O de 2017, las “columnas” que deberían confluir en la Llotja durante el consejo de ministros celebrado en BCN, otro intento de “huelga general”, para terminar con la intención que tenían ayer: realizar una gran acampada de protesta en el Paseo de Gracia o en Plaza Cataluña. Proyectos fracasados en mayor o menor medida y completamente fracasada su opción del 10 de octubre de 2019.

6) ¿Por qué se reprodujeron los incidentes de ayer hasta altas horas de la noche? 

Oficialmente, porque grupos radicales estaban preparados para mantener la guerrilla urbana y sembrar la inquietud entre la población… y en esta versión están de acuerdo generalitat, ayuntamiento (no por boca de la Colau sino de Albert Batlle -nacionalista no indepe- y concejal de seguridad) y Estado.

Realmente, los incidentes se prolongaron porque nadie hizo nada efectivo para impedirlos. A las 10:00 las “autoridades” aludían a un “núcleo duro de 400 kaleborrokas arropados por unos 4.000 radicales”… dicho más claramente: un núcleo de radicales procedentes de sectores de la CUP-CDR y 4.000 críos o lumpen, incluso delincuentes, dispuestos a divertirse hasta altas horas de la noche. Dicho de otra manera: lo que podía haberse impedido desde las 18:00 horas (el “asedio” a la Jefatura de la Policía Nacional en Vía Layetana, se convirtió en un “espectáculo” que duró hasta las 24:00 horas y solamente afectó a una zona comprendida entre Urquinaona y Plaza Universidad, con el límite superior en Gran Vía y el inferior en la plaza Nova (Catedral). Un óvalo extremadamente reducido del Casco Antiguo y del Ensanche.

La prueba, que todas las imágenes que mostraron las televisiones se reducía a esta zona: el centro de Barcelona, menos de un kilómetro cuadrado en una ciudad de 102,5 km2.

7) ¿Existe la posibilidad de operaciones de “false flag” (bandera falsa)? 

Oficialmente, Torra declaró que eso explicaba la violencia en las calles.

Realmente, no existe ni una sola prueba. De hecho, si es cierto que hubo una “bandera falsa” en toda esta historia: el trapo que enarbolan los indepes, sin tradición, sin historia, sin heroísmo detrás, sin más significado que el independentismo.

La prueba, que si hubiera existido algún “agente provocador” estaría localizado y detenido en estos momentos por la gencat o identificado por su “escamot mediático”. La rumorología interesada ha partido de varios puntos y no solamente de la gencat: conspiranoicos y freakys, rescatando leyendas urbanas ya conocidas (“vi a un hombre mayor con moto que entregaba 3.000 euros a un grupo de jóvenes con gasolina”, y otras por el estilo).

8) ¿Por qué los mandos políticos de las fuerzas de seguridad del Estado no disolvieron las concentraciones radicales de manera contundente a partir de las 18:00 horas? 

Oficialmente para evitar que se produjeran incidentes que pudieran causar heridos graves.

Realmente, porque dejar a los radicales a sus anchas aumentaba la sensación de espectáculo. Se trataba, ciertamente, de una “operación psicológica” para identificar lo que queda del independentismo con la violencia y contribuir a desgastar un poco más el fenómeno. El independentismo ha intentado hacer lo mismo, identificando el “unionismo” con dos chavales detenidos por una paliza a un indepe. Ganan los primeros por goleada. Hoy en Barcelona, nadie se acuerda de los 60.000 manifestantes que llegaron especialmente de Gerona y del interior de Cataluña y se manifestaron tranquilamente, sino de las violencias que marcarán a BCN durante las próximas décadas. Una imagen es más efectiva que razonar y tratar de convencer de la inviabilidad del independentismo y demostrar sus ensoñaciones. El objetivo de la “operación psicológica” consistía, simplemente, en tratar de que Cataluña “recuperara su unidad” en el rechazo a “los violentos”.

La prueba, son los comentarios que prodigó TVE1 y el Canal 24 horas, en la tarde-noche de ayer ofreciendo varias horas sobre los incidentes y apenas unos segundos sobre la manifestación (en la proporción inversa a la de TV3) y el mensaje con el que todos los comentaristas reforzaban las imágenes destacando, sobre todo, “la perfecta coordinación entre Mossos y Policía Nacional” y el hecho de que la “seguridad ciudadana ha quedado a salvo por los Mossos, la Guardia Civil y la Policía Nacional”.

9) ¿Pero existe “peligro separatista” o “peligro de guerra civil” en Cataluña. 

Oficialmente no.

Realmente, ni de coña, ni antes, ni ahora, ni nunca en la historia de España, ha existido ese riesgo. El nacionalismo independentista es víctima de su “padre”, el crecimiento económico de otra época que hizo afluir a Cataluña a millones de hombres y mujeres de otras regiones del Estado y este fenómeno ha contribuido a la pérdida de identidad catalana que la gencat, con el lavado de cerebro de sus escuelas ha conseguido “catalanizar” sólo en mínima medida (la quiebra de la escuela en España -y, por tanto, en Cataluña- es de tal magnitud que pretender “mentalizar” a los niños a través de las aulas es una quimera que solamente afecta a minorías).

La prueba es que hoy, en 2019, los independentistas están mucho más lejos en todas las encuestas del objetivo que se marcaron en 2004, cuando Carod-Rovira anunció “para el 2014, independencia”.

10) ¿Vale la pena manifestarse por la “unidad de España”? 

Oficialmente, no. El gobierno del Estado, ni hoy con el PSOE, ni ayer con el PP, ha alentado manifestaciones a favor de la “unidad del Estado”, ni ha pagado viajes o bocadillos para montar manifestaciones unionistas en BCN.

Realmente, si. Si no se produce una “reacción unionista”, la gencat intentará ocultar el cadáver zombie del “procés” y negarse a reconocer su fracaso. Por tanto, es bueno, no solamente que se convoquen manifestaciones unionistas, sino que se exija al gobierno del Estado medidas drásticas para evitar el cultivo en las granjas-escuela de la gencat, de la especie tóxica indepe. En otras palabras: el unionismo debe dotarse de un programa político, por encima de las siglas de los partidos existentes y exigir, ante todo, una red pública y accesible de escuelas castellano-parlantes. Y, en segundo lugar, realizar propaganda y lucha política en la calle continuamente, demostrando el irracionalismo consistente en querer ordenar Cataluña en el siglo XXI con principios de siglos muy anteriores o con infantiles falsificaciones históricas.

La prueba es las opciones políticas que se dan dentro de una sociedad concreta, son vasos comunicantes: si “baja” el independentismo -como está bajando- el unionismo debe “subir” hasta adquirir un peso político del que hoy carece por la traición de los dos grandes partidos (desde Aznar negociando con Pujol, hasta el PSOE acampado en Chueca y ambiguo en BCN). Decenas de movimientos de la inmigración interior ocurridos desde mediados del XIX han homogeneizado cada vez más a Cataluña con el resto del Estado y han hecho que hoy, en Cataluña, a pesar de 40 años de totalitarismo lingüístico, se hable más castellano que catalán en las calles de las grandes ciudades.

CONCLUSIÓN FINAL: EL PROBLEMA NO ES QUE LOS INDEPES ESTÉN KAPUT SINO QUE ESPAÑA ESTÁ OFF SIDE 

La conclusión final: si el nacionalismo español va por detrás del independentismo a la hora de manifestarse es porque, en su sector mayoritario, aspira a defender la “constitución” como marco de convivencia y ésta deja poco lugar para entusiasmos, innovaciones y nuevas construcciones intelectuales.

En cuanto al patriotismo “no constitucional”, vive de los mismos planteamientos de ideales que en el último tercio del siglo XIX, sin integrar en su interpretación todo lo que ha ocurrido a partir de 1945 y, mucho más en concreto, desde 1989, cuando cayó el Muro de Berlín. Digamos que el nacionalismo español va retrasado en dirección a la flecha de la Historia, pero el nacionalismo catalán alude a un “país” y a una “sociedad” que ya no existen y, en algunos temas, que murieron a finales del Medievo.

Puestos a elegir, obviamente, el sentido común nos sitúa “en España, con España y con el castellano”, trampolín para llegar a fórmulas más amplias de convivencia y organización (con esa comunidad continental castellanoparlante de 600 millones de almas o con esa Europa con la que estamos unidos geográfica, antropológica, y culturalmente).

Lo único dramático que tiene la actual situación española es que, cuando hoy debería de estar debatiéndose en la sociedad esta temática de futuro (si mirar a Iberoamérica o mirar a Europa), estamos varados en una trifulca estéril, vintage, peripatética y pueblerina derivada del gran error de la transición y de la constitución: el Estado de las Autonomías.

El paro de país (y los problemas pendientes)

Situación real de Cataluña: una marcha, evaluada por la guardia urbana de la Colau, evalúa la manifestación en 525.000 personas… Bien, dejando aparte, que los encargados del conteo en las manis indepes suelen ver doble, vale la pena reducir esa cifra entre un tercio y la mitad. ¿De dónde han salido? La mayoría, no, desde luego de Barcelona, sino más bien de la periferia, es decir, de la Cataluña profunda. Lejos, muy lejos, lejísimos de las grandes manifestaciones de hace cinco o siete años. Y luego están los incidentes de la Vía Layetana. Estos son de otra pasta: niños díscolos, émulos del kaleborrokismo.

Los primeros constituyen casi todo lo que puede movilizar el “independentismo civilizado” a fecha de hoy y los otros son lo que puede aportar los CDR y el “independentismo salvaje”. Pero lo grave se producirá cuando se vaya el sol y los restos de la primera mani se confundan con los de la segunda y las policías se decidan a cortar los incendios que van a alumbrar toda la ciudad por la noche.

¿Y el “paro de país”? Lo esperado: embotellamientos que impiden llegar al trabajo, coacción psicológica, miedo y una cifra oficial de algo memos del 50%. Imposible saberlo, especialmente porque, en pueblos, muchos comercios han cerrado para evitar incidentes e incluso, desde el lunes, otros han decidido poner el cartel de “vacaciones hasta el lunes”.

Si mañana fueran las elecciones, la candidatura de Sánchez se vería fuertemente castigada por su inacción y por la deserción del ministro del interior que prefirió tomar unas copas con los coleguitas de Chueca, antes de ejercer como master & commander.

En Barcelona, en estos momentos, da la sensación de que no hay autoridad, ni gobierno, ni ayuntamiento, y que si existiera un movimiento revolucionario independentista organizado y audaz, conseguirían su objetivo como el minúsculo Partido Bolchevique en 1917. Pero no existe.

- Existen unos niños díscolos a los que las “autoridades” les han dado permiso para quemar todos los contenedores de la ciudad.

- Existen unos presos que, comparten la misma cárcel, pero no las mismas estrategias y, todos sabemos que Junqueras, mucho más inteligente, sabe que “el mambo ha terminado” por mucho que los “Jordis” (que saldrán los primeros) repitan que “ho-tornarem a fer”.

¿Qué quedará de Barcelona después de todo esto?

Una ciudad que tardará en recuperarse de su crisis:

- Recordemos el veranito de los menas y de las cuchilladas, el verano insoportable de los 17 asesinatos en la ciudad, de las bandas de violadores y chorizos recorriendo las calles con total impunidad.
- Recordemos que en las últimas semanas se han ido ¡otras 93 empresas de Cataluña! Y que incluso en estos momentos ni siquiera está asegurado el futuro de la SEAT (sino más cuestionado que nunca).

- Recordemos que en los últimos días se han anulado miles de reservas turísticas, que cruceros han cambiado de destino, que los gobiernos extranjeros alertan sobre lo “inseguro” de la ciudad, que un turista francés murió el lunes en el aeropuerto y que las perspectivas en este terreno son más que sombrías ¡para una ciudad que, hoy por hoy, sólo vive del turismo!

- Recordemos que la economía municipal se basa en explotar al pequeño comercio ideando nuevos impuestos y subvencionando a los manteros llamándolos con el “Welcome refugies”, es el pequeño comercio el que va a pagar la factura de los disturbios.

¿Así pues que le espera a Barcelona?

- Una negrura mayor a la niebla de los incendios de estos días.

- Una crisis turística que destruirá la economía local basada SOLO en esa industria.

- La pérdida de miles y miles de puestos de trabajo.

- Las subidas de impuestos municipales y el endeudamiento para pagar pérdidas.

- El final de la fantasía generada por las Olimpiadas del 92 de BCN ciudad fashion.

Lo importante no son las imágenes impactantes. Todos sabemos que 250-300.000 manifestantes  llegados de toda Cataluña y 3.000 niños díscolos no representan nada más que imágenes. Todos oímos ayer a Torra y su increíble propuesta marciana de ¡otro referéndum para 2020! Finamente, está claro que todo lo que ocurra ahí, eventuales muertos incluidos, se utilizará en clave política por unos o por otros .

Lo importante es que:

1) Se ha demostrado un vacío de autoridad absoluto EN TODOS LOS ESCALONES DE GOBIERNO: ayuntamiento, gencat, Estado. Han fallado todos: ahora sabemos que, en momentos de crisis, el ciudadano está solo y cuando las crisis no existen está presionado fiscalmente por ellas.
2) Se ha demostrado que cuanto mayor es la crisis del independentismo, más es su radicalismo: “cada vez menos, cada vez más divididos, cada vez más radicales, cada vez más perdidos en su ensoñación”.

3) La actual situación favorece a los partidos de la derecha de cara a las elecciones, incluso en Cataluña: nunca como hasta ahora se ha hecho evidente la necesidad de orden y de autoridad.
4) Cuando todo esto pase -y pasará pronto-, cuando el 10-N se conozcan los resultados electorales y antes de fin de año se convoquen elecciones autonómicas, estará claro que el independentismo -Pirrus magnificus- va perdiendo la partida, pero también estará claro que las cosas no pueden seguir como antes.

Y solamente hay dos alternativas:

- O el Estado cede, libera a los presos, cesa en los juicios pendientes por el 1-O y se sienta a negociar con Torra…

- O el Estado se afirma y liquida los “mecanismos de reproducción” del independentismo: básicamente, el sistema de enseñanza, la cultura y la sociedad civil indepe subvencionadas, los medios de comunicación públicos empleados para promover proyectos partidistas y una gencat que representa a menos de la mitad de la ciudadanía.

No hay término medio. Así que empiecen a posicionarse, si es que todavía no lo están.

Todos buscan un muerto, pero ya hay un cadáver en putrefacción

Trasponiendo a Cataluña aquel chiste alemán podría contarse así: "La Historia le pregunta al Independentismo: ¿Los muertos huelen? y el independentismo responde: "Si". "Entonces tú estás muerto" contesta la historia". El olor a quemado que se percibe en Cataluña me da derecho a adaptar el chiste. Que es como recordar aquella película en la que el niño decía "A veces veo muertos"... Al parecer el muerto tarda en darse cuenta que está muerto... Y todo esto viene a cuento de lo que está ocurriendo esta semana en Cataluña. Alguien que busca el muerto no se ha enterado de que ya está muerto.

La muerte de un ser humano es algo con lo que no puede bromearse, pero, parece evidente que esta semana, en cualquier momento, ha podido ocurrir, especialmente hoy, que se produzca ese fatal “logro” buscado por todas las partes implicadas en la agonía del “procés”. De lo contrario, no puede explicarse el por qué la consellería de Interior está haciendo todo lo posible para que se produzcan incidentes “visibles” y el ministerio del Interior mantiene a Guardia Civiles y antidisturbios en los cuarteles de invierno. Se olvida que ya ha habido un muerto (el ciudadano francés de 65 años que camino 3 km con su esposa antes de perder el conocimiento obligado a caminar con equipaje a causa del intento de ocupación del aeropuerto) y que se han producido episodios de violencia que hacen casi increíble el que hayamos llegado hasta aquí sin víctimas mortales.

Lo cierto es que, a pesar de que los incidentes que se producen están protagonizados por grupos muy minoritarios (no dejan de ser una “iniciación tribal” en la que unos miles de adolescentes quieren certificar su paso a la “hombría”, mediante una “aventura iniciática”), detrás de todo esto, existe un diseño “conspirativo” muy evidente: cada parte pretende instrumentalizar propagandísticamente ese muertecito que tanto se hace esperar, y está preparado para ello.

  • A la gencat le gustaría que el muerto fuera un joven, víctima de una carga de la Policía Nacional o de un tiro que se escapara a un Guardia Civil y, sobre todo, que fuera un civil que pasara por ahí, sin antecedentes, sin aspecto agresivo, el más pacífico de los catalanes.
  • El “gobierno en funciones” del Estado, sin embargo, tiene preferencia porque el muerto lo ocasionara un enfrentamiento entre grupos opuestos –“ultras unionistas” y “freakys indepes”- para poder agitar el consabido llamamiento a “aislar a los extremistas”.
  • Los CDR rezan al “dios del kaleborrokismo” para que algún cuerpo policial, o los “unionistas”, les ocasionaran el muerto y, mucho más si éste es simpatizante suyo y, en cualquier caso, en una manifestación propia.
  • Para la derecha unionista, el muerto ideal sería un Guardia Civil o un Policía Nacional y, en menor medida, un Mosso d’Esquadra, agredido aisladamente por CDR o víctima de las técnicas de kaleborroka importadas del País Vasco. Suficiente para que se aplicara la Ley de Seguridad Nacional.
  • Para la Colau, el muerto ideal es el que le permitiera hablar de “paz y amor”, pero que falleciera fuera del término municipal de Barcelona, en cualquier bloqueo de autopistas, lejos de su demarcación. BCN difícilmente podría soportar que se sumara otro más que terminaría demostrando que es alcaldesa de una “ciudad sin ley”.
  • Los socialistas catalanes apreciarían que el muerto perteneciera a alguna “minoría” (magrebís, manteros, menas, gays, etc) que les permitiera proclamar que la sociedad catalana debe “ser abierta y situarse por encima del unionismo y del independentismo”
  • y, claro está, grupos como el Omnium y la ANC querrían, un muerto sino una retahíla que hiciera imposible cualquier retorno a la normalidad e implicaran la llegada de “Cascos Azules” que restasen soberanía a las Fuerzas de Orden Público del Estado Español.

Cada cual busca un muerto que poder “arreglar” en beneficio propio. Todos sabéis que es así. ¿No os parece vil y miserable lo que está ocurriendo, TODO LO QUE ESTÁ OCURRIENDO?

  • Un poder autonómico en las nubes que pide “otro referéndum” para el 2020, pero que se niega a algo tan simple como convocar elecciones regionales.
  • Un poder del Estado con el ministro de turno tomando copichuelas con los coleguitas de Chueca como si su “puesto de servicio” no estuviera en Barcelona en este momento.
  • Unos partidos que esperan poder utilizar el muerto para fines electoralistas, victimistas y de movilización o conquista de votos.
  • Unas asociaciones civiles que ambicionan acentuar su presencia social  y sus subsidios cabalgando sobre la pérdida de una vida humana.
  • Unos jóvenes que quieren vivir su “aventura iniciática” en las noches de este “otoño cálido barcelonés”, digna continuación al “verano caliente” que ha vivido la ciudad, y de su falta de perspectivas, ideales y la miseria de sus horizontes vitales.

Y luego está la sociedad en su conjunto, los que todavía tienen capacidad de observación y observan, entender y entienden, memoria y recuerdan todas estas estaciones que ha recorrido Cataluña en los últimos 16 años (desde el llamamiento de Pascual Maragall a un “nou Estatut” y desde los “pactos del Tinell”) y están cada vez más ASUSTADOS del giro que está tomando la situación.

Ninguna de las partes implicadas piensa en el catalán medio. Solamente en salirse con la suya en esta alocada carrera hacia el logro del muertecito que están convencidos que beneficiará a su causa.

  • La responsabilidad no es igual en todas las partes, desde luego. La más pesada recae a hombros de la gencat independentista que han convertido a la institución en un cuartel de bomberos incendiarios. A fin de cuentas, la gencat es la que lleva 15 años a vueltas con la matraca independentista y que ha llegado siglo y medio tarde al reparto de Naciones-Estado.
  • luego está el gobierno del Estado, desde Aznar hasta Sánchez, que siempre ha actuado de la misma manera en Cataluña: dejando hacer al independentismo y amenazarlo con las penas del infierno implícitas en la constitución, olvidando que desde mediados de los 80 la constitución está avejentada, esclerotizada y su credibilidad similar a la de un cuesco con olor a rosas.

Pero no olvidemos que, a fin de cuentas, por mucho que se le haya amputado en las escuelas de capacidad crítica, por mucho que los informativos de TV3 sean verdaderos lavados de cerebro con dinero público, la gran culpable del muertecito que todos esperan, es una parte significativa de la sociedad catalana narcotizada, incapaz de advertir los rasgos esenciales de nuestra época y de entender que se les está vendiendo mercancías políticas averiadas. La gran paradoja de esta situación es que ese sector de la sociedad catalana es, a la vez, víctima y culpable de esta situación:

  • VÍCTIMA porque todo lo que ocurre le perjudica ahora, le ha perjudicado desde que se originó el problema y sus secuelas permanecerán por décadas.
  • CULPABLE porque pudiendo haber cortado electoralmente con todo esto, entregó su confianza a nacionalistas provistos de consignas pancartistas y temas decimonónicos.

Ahora estamos en la fase en que el independentismo empieza a entender -Junqueras y ERC lo han comprendido desde el 2-O- que erraron el cálculo y que están asistiendo a su última batalla. Cuando la personalidad narcisista (todo nacionalista es narcisista) entrevé que lo suyo no es ni lo mejor, ni lo más hermoso, salen a la superficie las actitudes histéricas y violentas.

Cuando se extingan los ecos de estos disturbios, cuando se olvide el muertecito que todos buscan, se retornará a la normalidad y esta indicará que la flecha de la historia va en una dirección contraria al ideal independentista. Los fuegos de Barcelona y las autopistas de seis carriles cortadas por 12 manifestantes, ocultan el hecho de que el independentismo, está librando su última batalla.

Las “naciones indias” dirigidas por “Asno Loco”-Torra y “Pies Veloces”-Puigdemont están ante su propio abismo. Negrura y oscuridad para ellos.

Ernest Milá