El domingo 27 de septiembre, a tres semanas vistas, el PP de Rajoy se dará un nuevo batacazo: el cuarto consecutivo desde los comicios europeos en los que se evidenció su irreversible declive electoral. Y será gordo porque de los 19 escaños autonómicos que obtuvo en noviembre de 2012 quizás pueda perder la mitad, bajando ahora del cuarto al quinto puesto (o al sexto dado que ‘Junts pel Sí’ integra a CDC y ERC), convertido así en un partido verdaderamente marginal en Cataluña; algo sin duda descalificador para una fuerza política que gobierna la Nación con mayoría parlamentaria absoluta…
Y la derrota del PP será mucho más grave si es desbordado por Ciudadanos, Podemos y el PSC (sus tres competidores a nivel nacional), sin poder esgrimir ya, como ha venido haciendo hasta ahora, la cantinela de que es el partido más votado… La debacle de los populares en Cataluña tendrá consecuencias globales serias al evidenciar su falta de representatividad política en el territorio y, por tanto, su incapacidad para liderar solución alguna al ‘problema catalán’ (otro tanto se podría decir en los casos del País Vasco y Navarra).
A sensu contrario, los otros tres partidos nacionales en liza real durante las próximas elecciones generales que se celebrarán inmediatamente después de las catalanas, tendrán -a cuenta de sus previsibles resultados- un subidón en los niveles de bilirrubina partidista, que aún hundirá más al PP en el pozo electoral en que se ha metido por su exclusiva cuenta y riesgo. Y ello con independencia de la lectura que se pueda hacer del 27-S desde la perspectiva soberanista o plebiscitaria, que no dejará de ser cosa adicional al verdadero fondo de competir por el poder autonómico.
De momento, el análisis realizado por tres expertos en demoscopia electoral (Toharia, Michavila y Tezanos) en un debate sobre perspectivas políticas y tendencias electorales celebrado el pasado 1 de julio en el Ateneo de Madrid, organizada por la Asociación de Periodistas Parlamentarios, dejaba algunas conclusiones sobre la mesa verdaderamente preocupantes para Rajoy y su equipo de asesores áulicos. Cada una de ellas advertidas con anterioridad en nuestras Newsletters semanales.
Los tres expertos coincidieron en que para gobernar España en la próxima legislatura serán imprescindibles los pactos, lo que en sí mismo representa un serio hándicap para el PP debido a la poca capacidad de acuerdo político que tiene acreditada durante los últimos años. Una realidad que dará la medida exacta de la caída definitiva del bipartidismo.
También estimaron de consuno que el PSOE está en alza de cara a las generales, que Podemos puede lograr un apoyo electoral en torno al 15% y que, para recuperar electores, al PP no le bastará apelar al ‘voto del miedo’ (ni a la mejora de la macroeconomía).
Narciso Michavila, presidente de GAD 3, ve al socialista Pedro Sánchez con más posibilidades de gobernar que sus rivales políticos, aunque desde luego mediante acuerdo previo con otras formaciones y quizás no exclusivamente con Podemos. Y, rectifica la cantinela del PP sobre las listas ganadoras sin mayoría absoluta, recordando acertadamente: “En ningún sitio está escrito que tenga que ser presidente del candidato del partido más votado”.
Además advirtió a los populares que utilizar sólo el voto del miedo no sirve para movilizar a su electorado, como quedó claro con los resultados logrados por la Nueva Democracia de Antoni Samaras en las elecciones griegas del pasado de enero que dieron la victoria a Syriza (el 20 de septiembre veremos en qué vuelven a quedar las elecciones anticipadas de Grecia). También señaló que su discurso sobre la evolución de la macroeconomía es insuficiente, recomendando a Rajoy que cambie de chip, porque “o toma medidas contundentes en el plano social” o “lo tendrá muy difícil”.
Y concluyó que si el Gobierno del PP ha sido capaz de rescatar la economía española, ahora tendría que “rescatar la economía de los españoles”. Dicho de otra forma, en su opinión la gente percibe que aún si fuera cierto que el Gobierno de Rajoy ha evitado la quiebra general de la economía, lo ha hecho “a costa de quebrar a la sociedad española”, y no va a premiar ese logro.
Por su parte, Juan José Toharia, presidente de Metroscopia advirtió que, hoy por hoy, el PSOE encabeza las previsiones que recogen las encuestas, aunque seguido de cerca por el PP, mientras que Podemos registra una “suave tendencia a la baja” y Ciudadanos sigue escalando puestos (a costa del PP). En la confrontación PSOE-PP opina que los socialistas caminan al alza mientras que el PP continúa perdiendo apoyos (en contra de lo que propagan algunas manipulaciones informativas).
El responsable de Metroscopia abundó en la idea de que la estrategia de Rajoy de infundir temor ante un posible pacto del PSOE con Podemos, cuando su propio partido está tan desprestigiado y su nota como presidente en las encuestas está bajo mínimos, no le va a servir de mucho. A su juicio, los populares “deberían presentar un proyecto en positivo y no limitarse a echar basura sobre los demás”, algo que es de libro.
Del mismo modo, José Félix Tezanos, director de la Fundación Sistema y de la revista Temas, pronosticó un resultado “nefasto” para el PP si no cambia de estrategia, señalando que a los jóvenes que afrontan una tasa de paro del 55%, “aterrados” con el futuro, no se les puede presuponer un voto “racional”, como el que propugna Rajoy. “Cuando los ciudadanos no tienen nada que perder, igual pueden jugar a la desesperada”, señaló.
En cualquier caso, los tres expertos insistieron en la dificultad de hacer un pronóstico aproximado de reparto de escaños en las próximas elecciones generales por la complejidad del sistema electoral español, que prima a los partidos más votados y penaliza de forma desproporcionada a los que logran menos votos. Por eso, para Ciudadano y Podemos es esencial alcanzar como mínimo el 15% de los mismos, con el que pasarían el umbral para la optimización en escaños.
También consideran intrascendente adelantar o retrasar más o menos un mes las elecciones generales, porque los tres dan por agotada la legislatura. La suerte está prácticamente echada.
Lo único que queda, pues, es esperar los resultados de las inmediatas elecciones catalanas del 27-S, y analizar entonces su posible repercusión de última hora en las previsiones de voto de cada partido de ámbito nacional para los comicios legislativos (los nuevos resultados de Syriza en Grecia también tendrán un cierto reflejo positivo o negativo sobre la ‘estrategia del miedo’). Como se puede observar en el resumen de la media de las encuestas electorales actualizada a 7 de agosto de 2015 (publicado en la web de ElElectoral.Com), que como tal media minimiza el posible error de cada una de ellas, los porcentajes de voto nacional resultantes son muy sensibles a efectos de pactos post electorales, por lo que la realidad del nuevo mapa electoral de Cataluña es ciertamente importante.
MEDIA DE LAS ÚLTIMAS ENCUESTAS ELECTORALES
(Actualizada a 7 de agosto de 2015)
En esta situación, y de cara al futuro electoral más inmediato del PP, lo preocupante es sin duda alguna la actitud de su líder nacional y presidente del Gobierno, distanciado hasta ahora del territorio catalán con la campaña electoral prácticamente en marcha, en una especie de ‘ahí me las den todas’. Y refugiado durante sus vacaciones veraniegas en su querida Galicia (‘yo a lo mío’), sin pensar siquiera en haberse desplazado unos días por la Costa Brava o el Pirineo oriental para mostrar una mínima proximidad personal con el PPC y con sus votantes potenciales; digamos que para enseñarle mínimamente los dientes a Albert Rivera y a Ciudadanos antes de que terminen de robarle la merienda electoral dentro y fuera de Cataluña.
Da la sensación de que Rajoy ya ha dado por perdida la comunidad catalana en las urnas, negándose a intentar una ‘remontada’ nada imposible con los instrumentos gubernamentales que ha tenido y todavía tiene en sus manos. La prueba está en el candidato elegido a última hora para sustituir a la cansina Alicia Sánchez-Camacho, el reaccionario Xavier García Albiol (una especie de ‘lepenista’ catalán), que se sigue mostrando orgulloso de su campaña en las pasadas elecciones municipales ‘Limpiando Badalona’ y que continúa en lo suyo, metido este verano en el berenjenal de perseguir a los ‘top manta’ de Barcelona no porque se dediquen a perturbar el comercio legal, sino por “agredir tanto a visitantes como a policías” (quizás los agredidos sean ellos), no se sabe bien en busca de qué extraño reducto de votos centristas.
Tal vez el PP haya decidido refugiarse en el espacio más ultraconservador de Cataluña y dejar eso del centrismo o la centralidad política a Ciudadanos. De ahí el absurdo de acusar al PSOE poco menos que de ser un partido revolucionario y atado al populismo de Podemos (formación que, al fin y a la postre, es la que puede sacar al PP del Gobierno).
En La Moncloa y en Génova no se ha procesado ni se procesa correctamente la realidad política y electoral del momento. Para el PP es una pena que Rajoy no haya jubilado a tiempo a su politólogo de cabecera, el ínclito y nefasto Arriola; y sobre todo no haber evitado que Rajoy se erigiera en cabeza de su cartel electoral para los próximos comicios legislativos, pasándose por la faja su pésima valoración social (peor con mucho que la de su partido), incluida la de sus votantes potenciales. Malo, malo, malo.
Fernando J. Muniesa