La Unión Europea, acompañada o no de Estados Unidos, potencias que han sido extremadamente diligentes en sancionar a Rusia (otro país europeo) de forma más que discutible con motivo del conflicto de Ucrania, deben obligar a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos a que luchen activamente contra el terrorismo yihadista (que amparan de forma más abierta que soterrada) y a que utilicen su ingente riqueza para estabilizar Oriente Medio en el plano social y económico, evitando la invasión europea por parte de quienes huyen de sus guerras regionales.
Tras la terrorífica noche parisina del pasado 13 de noviembre, precedida de los atentados yihadistas contra la redacción de la revista francesaCharlie Hebdoy otro objetivos terroristas perpetradosa primeros de año (7 de enero), no han faltado declaraciones políticas de condena, expresiones de solidaridad con las víctimas ni frases más o menos grandilocuentes, con gran carga de humanismo y civilidad. No obstante, pronto quedarán en el olvido, como ya ha ocurrido en ocasiones precedentes.
Y claro está que esta misma cadena de hechos y pronunciamientos volverá a producirse nuevamente, cuando el terrorismo que la provoca tenga por conveniente atacar con otro atentado del mismo corte irracional. Así ha funcionado esta barbarie del terror con inapelable sistemática en todas sus manifestaciones históricas: desde las estalinistas hasta las etarras, pasando por las nazis, las de las FARC o las talibanes…
Esos actos deleznablesatentan contra la dignidad de toda la humanidad, aterran efectivamente al conjunto de la sociedad y generan en ella unshocky una angustia vital que, por su propia incomodidad, se tiende a tragar y olvidarcon tanta rapidez como sea posible… hasta su siguiente edición. Y dejando por tanto el tratamiento político de tan grave cuestión en manos de quienes vengan detrás, que no se van a dar por concernidos con la realidad previa a sus responsabilidades políticas.
Así, en el fondo, casi nadie quiere coger el toro por los cuernos, aferrándose de forma expresa al conocido dicho de que ‘el que venga detrás que arree’. Y lo cierto es que hay que tener un pelaje político muy duro para decidir las respuestas adecuadas y asumir las consecuencias correspondientes (como hace Vladimir Putin, ahora seguido -a la fuerza ahorcan- por François Hollande); razón última por la que los gobiernos europeosno encaran el problema con el realismo necesario, evitando sobrepasar las declaraciones y sentenciaspolíticas brillantes consideradas estúpidamente ‘correctas’.
En esta ocasión, y quizás porque le conviniera para ganar protagonismo electoral, Podemos ha lanzado una idea de urgencia sobre el problema yihadista, aunque pobre y sin profundizar en el fondo de la cuestión, y por tanto errada. Los demás partidos ni siquiera se atreven a eso, prefiriendo nadar y guardar la ropa para no perjudicar su posición ante las elecciones del 20-D (puede que consigan todo lo contrario y que los más críticos con el yihadismo sean los más votados).
Como ejemplo de ese ‘ten con ten’ que jamás solucionará el problema del terrorismo yihadista (antes lo consolidará), el partido de Pablo Iglesias ha hecho públicos los siete puntos que integran su propuesta de 'Consejo de Paz' (¿¿??), entre los que destacan un embargo de armas y ‘proteger’ a los refugiados que huyen de los conflictos, junto a otras cinco medidas todavía másinconsistentes. Todo ello después de que el líder de Podemos, apoyado nada menos que por todo un ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa, subrayara que tras los atentados de París “no toca hablar de venganza sino de valores democráticos”, afirmando no identificarse con el pacto antiyihadista firmado inicialmente por el PP y el PSOE (un ejemplo bien palpable de cobardía política e insolidaridad nacional).
Pablo Iglesias refirmaba también su particular farfolla dialéctica ante la gravísima amenaza del ISIS (o Daesh) haciendo otro llamamiento‘buenista’ másal Gobierno para enfrentarla “de forma unitaria y acorde con los valores democráticos de nuestra sociedad” (absolutamente opuestos al islamismo).Y, puesto a tirar con pólvora ajena, pontificando: “Estamos ante un desafío que requiere a la vez incrementar la eficacia de la acción del Estado y reafirmar un compromiso incuestionable con la democracia y los derechos humanos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”…
Pero, ¿de qué derechos humanos habla Iglesias…? ¿De los de los islamistas que no creen en ellos ni en la democracia porque se lo impide su religión, o de los que el islamismo radical niega a sus víctimas…?
Lo malo, dejando aparte su torpe posición oportunista, es que en el fondo las bases teóricas que marca Podemos para afrontar el yihadismo no difieren demasiado de las ya argumentadas por otros partidos, ni de las políticas ineficaces que en este terreno llevan a cabo la mayor parte de los países europeos. Son, también, un conjunto de buenas intenciones sin desarrollo alguno, útil sobre todo para enredar y mostrarse insolidario con las víctimas de la yihad islámica, mediante ideas de corte ‘zapateril’, como crear eseinexplicado ‘Consejo de Paz’ mientras se asesina a mansalva por las calles de París, Londres, Madrid o Nueva York. Dicho de otra forma, ‘hagamos la paz mientras nos hacen la guerra’…
No es nuestra intención dar aquí soluciones ante las amenazas de la guerrayihadista, sobre todo cuando ni siquiera se quiere aceptar la evidencia práctica de su declaración por parte del enemigo, y porque la única que conocemos una vez llegados a esa realidad bélica es asumirla y ganarla. Si no se quiere responder a la guerra con la guerra, sino con la paz, habrá que sufrir su última consecuencia: la derrota propia.
Pero a la gente de Podemos, que en su infantilismo (tan oportunista como falso) abogan sólo por una estrategia de protección a los refugiados y en la actuación contra las mafias que trafican con personas, aspectos del caso que tampoco vamos a afearles, hay que decirle que si tienen valor, que no lo tienen, empiecen por lanzar ese mensaje a la cara de Arabia Saudí, de los Emiratos Árabes Unidos y de los demás países islámicos que nadan en la opulencia de los petrodólares, forzando a que sean ellos los primeros en mostrarse solidarios con sus hermanos de cultura y religión, acogiéndolos en sus propios y extensos territorios cuya riqueza natural -que no es de los jequessino de sus habitantes- da para eso y para muchísimo más.
Y también que empiecen a reprochar a esos mismos jeques árabes las ayudas que prestan de forma encubierta a los yihadistas, quizás para que se vuelvan contra los europeos antes que contra ellos. Otra cosa es que se encarasen de nuevo contra Estados Unidos, país que, cuando le tocan lo suyo, se las gasta de otra forma.
Paréntesis: Sólo en el poblado de Mina, Arabia Saudí dispone de cientos de miles confortables tiendas de campaña (con aire acondicionado y servicios sanitarios de todo tipo) para alojar a más de tres millones de musulmanes en peregrinación a La Meca, que podría acoger a los hermanos en dios y en cultura que huyen de las guerras en Siria e Irak hasta que puedan rehacer sus vidas…
Pero Podemos y el resto de quienes pretenden enfrentarse al yihadismo con argumentos y propuestas ‘buenistas’, pensando estúpidamente que sus integrantes son personas asimilable al sistema democrático occidental, cuando en realidad lo odian profundamente y lo quieren aniquilar, se deberían encarar sobre todocon las autoridades religiosas del Islam para que sean ellas quienes metan en cintura a sus desviados hijos asesinos. Porque si estos matan en el nombre de Alá, deberán ser sus representantes terrenales (los imanes o religiosos de profesión) quienes les sometan con las fatwas correspondientes y con todos los medios a su alcance. Lo demás son cuentos chinos.
Y lo curioso del caso es que hasta la iglesia católica defienda lecturas amables del Corán, aunque éste sea a todas luces profundamente violento, inhumano y perseguidor del resto de las religiones. Esa es otra paradoja que, en no muchas generaciones, podrá acabar con el cristianismo. Gloria a los idiotas que creen en la tolerancia del Islam, y honor a los más torpes todavía que arremetieron contra los líderes árabes de corte laicista (como Saddam, Mubarak, Gadafi…) para que fueran sustituidos por la canalla del ISIS…
Ya está bien de bromitas políticas, de alharacas democráticas falsas (como las de Podemos y otras formaciones políticas de izquierdas), de tolerar a los niños malos del Islam las horribles aberraciones que practican y de difundir la falsa idea de que hay islamistas tolerantes con otras religiones distintas de la suya.Si este islamismo ‘bueno’ existiera, su jerarquía (los imanes y en su defecto los jeques que les financian) debería tomar partido claro y práctico en esta guerra intolerable y dejar de consentir que se mate como se mata en nombre de su dios.
La pasividad tolerante ante la barbarie yihadista se tendrá que terminar de responder no con una ‘alianza de civilizaciones’, imposible mientras una de ellas asimile la política a la religión y niegue a ultranza sistemas de convivencia social distintos del propio, ni con la reconversión de quienes profesan otras religiones obviamente incompatibles con las occidentales, sino con un enfrentamiento total y con su expulsión de Europa a punta de bayoneta. Al final todos tendremos que posicionarnos al lado de los bárbaros o al de los civilizados, mientras quienes queden entre dos aguas sufrirán -como siempre ha sucedido- el desprecio y el castigode unos y otros: o bárbaros o civilizados, pero no bárbaros para asesinar y civilizados para proteger a los asesinos.
Los islamistas radicales ganan sobradamente a los demócratas en una cosa: están dispuestos a morir por su fe y su religión -la única y verdadera- y a morir matando infieles (seres inferiores), es decir al resto del mundo. Dicho bastamente, a unos les sobran los redaños que les faltan a los otros, razón importante para que, tarde o temprano, los unos terminen aniquilando a los otros.
La realidad avanza. Hace un año (el 12 de octubre de 2014), advertíamos en una extensa y documentada Newsletter cómo Europa se deja invadir abiertamente por el islamismo radical mientras lo combate sin éxito en Oriente Medio.Ahora recomendamos su lectura (o su nueva lectura) aunque la realidad que refleja ponga los pelos de punta, o precisamente por eso. Y en especial a los ‘buenistas’ de corazón, que son los más indocumentados al respecto (sólo hay que pinchar sobre el subrayado del enlace).
Fernando J. Muniesa