La cantidad de armas entregadas a clientes entre 2012 y 2016 fue superior que en cualquier otro período similar desde 1990 año en que estaba por terminar la Guerra Fría. Este hecho es un mal síntoma de la situación mundial, lo que significa que a nivel mundial hay miedo a que algo pueda pasar. Así lo entiende el analista internacional Juan Aguilar.
El también periodista incide en que "cuando la situación mundial es estable y no es conflictiva, lo lógico es que los Estados dediquen mucho menos dinero al rearme porque no tiene sentido, y más hoy, que las armas modernas se quedan obsoletas en un tiempo mucho menor que antiguamente".
Aguilar va más allá, pues opina que "esto lo que indica es que a nivel mundial hay una atmósfera de inestabilidad y miedo de que algo puede pasar y que hay que estar preparado, y esto es muy preocupante".
Los datos, publicados por el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (Sipri, por sus siglas en inglés), arrojan que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos fueron los mayores importadores mundiales de armas en el período mencionado.
Para Juan Aguilar "es evidente que es porque están implicados directamente en conflictos aunque lo intenten disimular, como es el de Yemen, como es la guerra en Siria e Irak, y como es una previsión de posibles conflictos con otros países en la zona, como podría ser con Irán, o similar. Lo cual viene a traer un plus más de peligrosidad, y además delata a estos Estados como partes beligerantes en esos conflictos que están siendo terriblemente sangrientos".
Entre 2012 y 2016 Arabia Saudí, en plena intervención militar en Yemen, aumentó un 212 % su cartera de pedidos, principalmente a Estados Unidos y Reino Unido.
En este sentido, Aguilar indica que en esto influyó la política exterior del expresidente de EEUU Barack Obama al beneficiar el belicismo de algunos Estados en Oriente Medio. Pero hay más factores, según el experto.
"El comercio de armas a nivel mundial es una importantísima industria, sobre todo para EEUU y otras potencias occidentales."
"En un momento de crisis económica terrible, como la que se viene sufriendo desde 2007, esta es una de las salidas habituales que ha tenido el capitalismo, y que es provocar una demanda artificial en algún punto para que algunas de sus industrias, en este caso la de armamentos, pueda tener una salida al mercado y generar unos beneficios que de otra manera no tendrían. Se cruzan este tipo de intereses, y evidentemente la presencia de Obama ha sido paradigmática en cuanto a esa forma de actuar", explica.
Juan Aguilar afirma que el armamentístico, "es un negocio que se alimenta del miedo, de la inestabilidad y de la guerra", y por eso el hecho de que las ventas de armas aumenten "es un mal síntoma, porque un negocio que se alimenta así y sube en la bolsa y aumentan sus ventas, significa que la inestabilidad, el miedo y la guerra están muy alimentados ya, y eso es lo preocupante".
Mientras, en Europa ha bajado la compra de armas. El analista lo fundamenta en que "en una Europa tan deprimida, pensar en iniciar una carrera armamentística e incluso un conflicto bélico con unos costes tan descomunales, es inasumible, por lo tanto la diplomacia seguirá teniendo bazas que jugar, pero lo que sí es cierto, que tanto en los Estados, como en la opinión pública, la percepción que hay de que estamos en una situación que en un momento determinado podría estallar, genera miedo, incertidumbre, y la sensación de que una guerra es posible." Y se pregunta: ¿todo esto es para apoyar el lenguaje diplomático, o es que el lenguaje diplomático está empezando a fallar y están empezando a hablar las armas?
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