Con su habitual perspicacia sobre el complicado mundo bélico y su gran capacidad de narrador, Keegan teje un relato lleno de ritmo sobre los medios que han empleado los grandes estrategas de la historia para identificar las debilidades, las intenciones o las tácticas de sus enemigos. En ocho capítulos que se leen como ocho mini-novelas, el autor analiza las claves de algunos de los enfrentamientos más famosos de todos los tiempos y el papel que desarrolló la información, para bien o para mal, en cada uno de ellos. Julio César, el almirante Nelson, Napoleón, Stonewall Jackson o Churchill aparecen en estas páginas inmersos en las complicadas decisiones tácticas de sus grandes batallas, para acabar con un relato especialmente interesante para el lector de habla hispana: el análisis de la guerra de las Malvinas en1982. Profusamente ilustrado con mapas y gráficos, y documentado con un impresionante despliegue bibliográfico de primera mano, este libro apasionará a los interesados en la historia y ayudará a poner en perspectiva el uso actual de la información en la lucha antiterrorista.
La obra ofrece un resumen histórico del papel desempeñado por la información en el éxito o fracaso de grandes campañas militares, desde Napoleón (s.XVIII-XIX), a los fundamentalistas islámicos implicados en la Guerra Santa contra los países occidentales.
En las guerras napoleónicas, los sistemas de información o de “inteligencia militar” se basaban en la observación de los movimientos del enemigo a través de avanzadillas que exploraban el terreno y calculaban a ojo sus fuerzas y posición. En el medio marino, la tarea se complicaba debido a la lentitud de la navegación y al riesgo de dispersar la flota por zonas desconocidas. El autor describe con detalle las dificultades que hubo de superar la armada del almirante Nelson al perseguir a los navíos franceses enviados por Napoleón a la conquista de Egipto. La casualidad, más que las informaciones recibidas, permitieron a Nelson localizar y derrotar a la flota rival en las proximidades de Alejandría.
Este mismo elemento de casualidad y fortuna, ha resultado decisivo incluso en épocas posteriores cuando las nuevas trasmisiones inalámbricas, primero, electrónicas, por radar y vía satélite después, convirtieron la guerra en una lucha marcada por la mayor o menor eficacia de las comunicaciones. Como ejemplos del acierto o el error que se derivan de la inteligencia militar, se citan batallas decisivas de la guerra americana de Secesión, de las dos Guerras Mundiales, en el Atlántico y en el Pacífico, y de las acciones contra el terror islámico.
En definitiva las batallas se deciden sobre el terreno y, si las fuerzas están equilibradas, el factor decisivo es la determinación de los combatientes, cuando no el azar. El papel que juega el coraje de los soldados queda claramente ilustrado en el apasionante relato que hace Keegan de la invasión de Creta en 1941 por tropas aerotransportadas alemanas. Gracias al trabajo de los analistas de Bletchley Park, que lograron descifrar mensajes codificados por la máquina alemana Enigma, el mando británico en Creta tenía una excelente información previa del ataque enemigo y sin embargo vencieron los alemanes, debido sobre todo al arrojo temerario de sus hombres.
Keegan también analiza con maestría a batalla aeronaval de Midway, que en junio de 1942 puso fin a la etapa de expansión japonesa en el Pacífico y suele mencionarse como ejemplo perfecto de un combate decidido por los servicios de inteligencia, algo que Keegan cuestiona. Gracias a labor de sus criptógrafos, el plan de ataque japonés era bien conocido por el mando estadounidense, pero aunque ello fue crucial para que su flota lograra interceptar a la japonesa, no decidió sin embargo el resultado de la batalla, que podía haber sido muy distinto de no haberse producido un azar afortunado. El momento decisivo se produjo cuando los bombarderos en picado del portaviones Enterprise avistaron a la armada japonesa en un momento en que los cazas Zero, que habían debido protegerla, no estaban en una disposición favorable porque acababan de rechazar el ataque de los aviones lanzatorpedos llegados desde el Hornet, lo que permitió a los estadounidenses poner fuera de combate a tres portaviones, un éxito que debilitó de forma duradera las fuerzas navales de Tokyo.
Keegan aborda de manera muy sucinta el período posterior a la II Guerra Mundial y en contra de lo que sugiere el subtítulo, "de Napoleón a Al Qaeda", no es mucho lo que ofrece acerca del papel de los servicios de inteligencia en la lucha contra la organización de Bin Laden.
Perfil del autor
John Keegan. Historiador militar británico (nacido en 1934 en Clapham, Inglaterra), se caracteriza por analizar los hechos militares históricos aplicando la lógica y, a la vez, buscando el lado humano e individual del combatiente. Profesor durante veintiséis años en una de las academias militares más prestigiosas del mundo, la de Sandhurst, Keegan poseía un profundo conocimiento de la historia bélica europea, una gran capacidad para destacar los factores que deciden el resultado de un combate y un estilo que hace muy amenos sus libros, varios de ellos ya traducidos al español. Nadie ha narrado las batallas con más arte que él. Autor de dos importantes historias de las dos Guerras Mundiales y un trabajo insuperable sobre la guerra de Secesión americana “Secesión”.