Una pirueta entre la connivencia golpista y el favor político
JOAQUÍN TAMARIT nació el 17 de octubre de 1945 en Madrid. Su carrera dentro del Arma de Artillería tuvo una primera proyección pública con ocasión del suceso golpista acaecido el 23 de febrero de 1981, que él vivió como capitán destinado en la División Acorazada “Brunete” nº 1.
Hombre cerebral pero con sentido del humor y habilidad para el contacto personal, y sin duda bien preparado, obtuvo el diploma de Estado Mayor del Ejército en ese mismo empleo de capitán y, posteriormente, el de Estados Mayores Conjuntos, completando su formación militar con las especialidades de Sistemas de Direcciones de Tiro, Detección y Localización de Objetivos y de oficial HAWK. También se especializó en Gestión de Logística en “Fort Lee” (Virginia, Estados Unidos).
Su recorrido profesional, marcado por cierta discreción hasta su ascenso a coronel (empleo en el que mandó el Regimiento de Misiles Antiaéreos nº 74), sorprendió en los medios políticos progresistas y también dentro de las Fuerzas Armadas al alcanzar el generalato en febrero de 1998, por designación del gobierno del PP que presidía José María Aznar, precisamente a los 17 años de su implicación en el golpe de Estado del 23-F. Menos comprensible aún es que ese ascenso se produjera antes que el de bastantes compañeros mejor clasificados en dos promociones sucesivas.
De hecho, Joaquín Tamarit fue quien, siendo capitán a las órdenes directas del comandante Pardo Zancada en el Estado Mayor de la División más emblemática del Ejército (la “Brunete”), y por encargo expreso de éste, trasmitió telefónicamente al coronel José Ignacio San Martín, su jefe común que se encontraba con parte de la fuerza divisionaria fuera de Madrid en unas maniobras preparadas al efecto, la contraseña “La bandeja está grabada”, de vital importancia en aquellos acontecimientos. El mensaje significaba que el general Torres Rojas había dejado su destino en A Coruña (subinspector de Tropas y Servicios de la VIII Región Militar) y que ya se encontraba en el cuartel general de la División para tratar de sumarse a la intentona golpista, siendo también la señal para que aquellas unidades desplazadas iniciaran la marcha de regreso hacia la capital del Estado.
El propio Ricardo Pardo desveló la complicidad del capitán Tamarit en su libro “23-F: La pieza que falta” (Plaza & Janés Editores, 1998): “… Además de sus incitaciones a la acción en las reuniones operativas que ahora describiré, fue el único oficial de aquel Cuartel General que supo por mí lo que se preparaba desde la mañana del día D. Excepción hecha, claro está, de San Martín, que sabía más que ninguno y antes que todos” . En él narró también que en la misma tarde del 23-F, el capitán Batista ocupó, junto con una veintena de soldados armados, la emisora de radio "La Voz de Madrid”, misión que se le había encomendado por la amistad que mantenía con su jefe de programas. Después de permanecer casi media hora en las dependencias radiofónicas, y ante la orden de acuartelamiento, regresó a la DAC nº 1. Ya en la madrugada, volvió de nuevo con siete soldados armados a la emisora, donde retuvieron a los empleados y controlaron la estación, transmitiendo directamente al capitán Tamarit las noticias que le llegaban.
Aunque el capitán Batista fue procesado por aquel intento de golpe de Estado, y absuelto como el comandante José Luís Cortina Prieto y el capitán Francisco Ignacio Román, el propio Tamarit no llegó a ser imputado, aunque si tuvo que declarar como testigo en el Consejo de Guerra celebrado en 1982.
Cuando en febrero de 1998 ascendió a general de brigada, ocupó la secretaría general del Mando Logístico del Ejército de Tierra, en la que permaneció hasta diciembre de ese mismo año, momento en el que fue destinado al Estado Mayor Conjunto. El 14 de septiembre de 2001 fue promovido a general de división, también por un gobierno del PP, siendo designado entonces asesor del Jefe de Estado Mayor del Ejército hasta su nombramiento como Director de Mantenimiento del Mando de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra, que se produjo el 19 de junio de 2003. Continuó en ese destino hasta el 13 de enero de 2004, cuando fue designado Jefe del Estado Mayor Conjunto (JEMACON), uno de los puestos de mayor relevancia operativa en las Fuerzas Armadas.
El 30 de julio de 2004, Joaquín Tamarit ascendió a teniente general por deseo expreso del entonces ministro de Defensa, el socialista José Bono. Altos mandos del Ejército atribuyeron aquel discutible nombramiento al agradecimiento del ministro por la información pormenorizada que le facilitó sobre el controvertido accidente del “Yak-42”, cuyo entorno técnico y administrativo conocía perfectamente en razón de su precedente cargo al frente del EMACON, organismo encargado de contratar aquel tipo de transporte, y por haber sido antes representante de España en la Agencia Logística de la OTAN (NAMSA).
Dado que en paralelo se había producido el precipitado nombramiento de José Antonio García González como Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), Tamarit fue designado de inmediato para ocupar su vacante como segundo jefe del mismo, precisamente a propuesta de su predecesor en el cargo. El 26 de mayo de 2006 fue sustituido en esa responsabilidad por el teniente general Rafael Barbudo, permaneciendo no obstante como asesor del JEME.
Unos meses antes, en enero de aquel mismo año 2006, se había contemplado su candidatura como relevo del teniente general Mena Aguado en la jefatura de la Fuerza Terrestre. Aún con anterioridad, en mayo de 2004, y siendo todavía general de división, también se especuló con su designación como Jefe del Estado Mayor del Ejército, e incluso como Jefe del Estado Mayor de la Defensa, cargo que finalmente fue ocupado por Félix Sanz.
Una vez en situación de reserva, en 2008 se incorporó activamente al “clan logístico” aglutinado en torno a la revista “Atenea”, acompañado por un buen número de ex altos mandos de las Fuerzas Armadas históricamente vinculados a ese tipo de servicios y aprovisionamientos para la defensa, lobby dependiente del complejo empresarial titulado por la familia de José Luís Cortina (“OMBUDS” e “i2v”). De hecho, en la actualidad es el Director de las publicaciones en papel y digitales del Grupo Atenea y pertenece a los Consejos Asesores de la Revista Atenea y del Consulting del mismo nombre.
Joaquín Tamarit ha sido distinguido con numerosas condecoraciones nacionales y extranjeras, entre ellas destacan la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, la Medalla de Servicios Distinguidos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, la Medalla Minerva del Ejército de Chile y la Cruz del Mérito Militar de las Fuerzas Armadas portuguesas.
FJM (Actualizado 02/02/2013)
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