Al nacer las Órdenes Militares había en Occidente dos modelos reglares fundamentales: el de San Benito y el de San Agustín. El primero se aplicaba generalmente a los monjes que decidían retirarse a un monasterio, mientras que el segundo solía ser asumido por los canónigos de los cabildos catedralicios o de las colegiatas, aunque también fue propio de los cenobios de clausura y vida estrictamente contemplativa. Sus miembros debían vivir obligatoriamente sometidos a una regla y para desarrollarla podían escoger entre los dos modelos posibles o elaborar una síntesis de ambos, con ciertos añadidos propios de la adaptación a la vida militar.
José Alberto Cepas Palanca
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