Hoy lunes dio comienzo en Madrid la edición número 25 de la Cumbre del Clima. El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, ha hecho uno de los discursos de inauguración mostrando su ya conocida ignorancia en temas de los que no sabe nada. En medio del tono apocalíptico que rodea todo lo que tiene que ver con los fundamentalistas del calentamiento global, Sánchez ha animado a todos los países presentes a estar "unidos ante un enemigo común a toda la humanidad". Ha afirmado que "hay que ir más lejos y hacer las cosas más rápido" en materia de emisiones, ya que "o marcamos un punto de inflexión o dejaremos atrás el punto de no retorno" y ha asegurado que "España está lista para dar un paso al frente" y va a "incrementar la reducción de emisiones con mirada a llega a la cumbre de Glasgow", la sede de la próxima COP.
También ha recordado el presidente español que ya hay certeza científica de que detrás de la crisis climática está la mano del hombre y ha asegurado que "depende del hombre reparar el daño causado y frenar el que aún está por venir". "Tenemos los medios para hacerlo posible", ha dicho antes de reclamar "coraje y determinación".
"Durante años circularon las versiones más variadas e irracionales del negacionismo climático. Hubo quienes veían conspiraciones e incluso dictaduras de supuesta corrección política. Hoy, por fortuna, sólo un puñado de fanáticos niega la evidencia”. Da auténtico bochorno tener que leer esto de un presidente español…
La realidad es que miles de científicos, geólogos y físicos de todo el mundo, llevan años denunciando los errores de esta teoría del origen humano del llamado calentamiento global, el mal hacer científico de sus defensores, su alarmismo injustificado o incluso proponiendo hipótesis alternativas. Tenemos entre ellos a los 31.000 firmantes del manifiesto “The Petition Project”, dirigido al gobierno de EEUU, a los 90 científicos italianos que dirigieron recientemente una carta similar al gobierno de su nación, a los 500 que han enviado recientemente una carta similar a las Naciones Unidas en respuesta al histerismo promovido por el producto de mercadotecnia Greta Thunberg, a los 49 antiguos científicos y astronautas de la NASA que se dirigieron en términos similares a la afamada agencia: todos concuerdan en que no hay evidencia científica de que los llamados gases invernadero hayan causado o vayan a causar un calentamiento catastrófico del planeta. Algunos los que sostienen esta afirmación son auténticas eminencias: el fallecido Bill Gray, que desarrolló en los años 60 el moderno sistema de detección de huracanes de EEUU. Otro es el premio Nobel de Física Ivar Giaever, que renunció como miembro de la Sociedad Americana de Física en protesta por sus posturas acerca del cambio climático, que considera propia de una religión y no de la ciencia. De igual manera se declaran escépticos grandes científicos como Antonio Zichichi, ex presidente de la Sociedad Europea de Física; Claude Allegre, ex ministro francés de educación y doctorado en física; Reid Bryson, geólogo y meteorólogo considerado el padre de la climatología científica moderna. La lista es mucho más larga. Pero para un ignorante profesional como Sánchez y una masa de creyentes en su apocalipsis todo da igual. Hay que intentar evitar la “Gran Extinción” que nos anuncia la profeta Greta agarrándonos a todos al ecocapitalismo como tabla de salvación.
Hay mucho payaso en un circo que pagamos con nuestro dinero
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (PP), afirmó este lunes que la ciudad será "la capital del mundo" durante los próximos días debido a la celebración de la Cumbre del Clima (COP25) de la ONU, que espera que sea "la culminación del Protocolo de Kioto y del Acuerdo de París" con la firma de un "Acuerdo de Madrid".
En declaraciones a los medios a su llegada a Ifema, Almeida ha subrayado que "sólo desde las grandes ciudades" se puede "liderar este proceso de reducción de emisiones", y ha indicado que Madrid "está preparada" para ello y "quiere ganar el futuro".
En este sentido, ha recalcado que Madrid Central, "a diferencia de lo que sucedía antes", sigue funcionando, y pronto será reemplazado por Madrid 360, "una estrategia que es más ambiciosa" y que actuará "sobre el conjunto de la ciudad y sobre el conjunto de las fuentes de contaminación". Sus palabras se comentan por sí solas.
Encuentro de oligarcas
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se encuentra desde primera hora en el recinto ferial de IFEMA donde se celebra la cumbre con los máximos responsables de las instituciones europeas" y luego "con los primeros ministros europeos asistentes".
Según la información que facilita Moncloa, entre los presentes en la reunión con Sánchez estaba Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, el secretario general de la ONU, el portugués Antònio Guterres; el primer ministro de Francia, Édouard Philippe; la presidente del Congreso de EEEU, Nancy Pelosi; el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte; el presidente de Ecuador, Lenín Moreno; el primer ministro de Bulgaria; Boiko Borísov; el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, y el primer ministro de Bangladesh, Sheikh Hasina.
Y encima tenemos que pagar de nuestro bolsillo a los “fieles”
Los participantes en la Cumbre pueden solicitar una tarjeta de transporte de forma gratuita. Será válida durante cinco días, después habrá que recargarla (sin coste) en el stand del Consorcio de Transportes de Madrid.
Todos los participantes en la cumbre reciben una botella reutilizable de agua al acceder a IFEMA.
Como la calefacción es uno de los factores contaminantes del planeta, y como tal, la Cumbre del Clima no quería entrar en esa contradicción y ha decidido que los asistentes vayan bien abrigados a las conferencias porque el IFEMA de Madrid no la tendrá puesta, según ha adelantado Carlos Herrera en Cope.
Esto cuando España atraviesa una intensa ola de frío: más de 20 provincias están en aviso amarillo (riesgo) por lluvias, nevadas y fenómenos costeros, según la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que prevé una bajada de temperaturas en casi todo el país, especialmente en Madrid.
Así, la Cumbre del Clima dejará a los 25.000 asistentes, las 4.000 personas en la plantilla técnica de la organización, las 300 personas contratadas por IFEMA, los 50 ingenieros en el Centro de Coordinación de red, los 2.000 voluntarios diarios y los 1.500 periodistas acreditados sin calefacción en los 113.000 metros cuadrados de la Institución Ferial de Madrid.
¿Alguien todavía puede dudar de que esto no es una pseudoreligión?
Análisis: Greta Thunberg, la «emergencia climática» y las relaciones públicas
«Nos estamos enfrentando a la sexta extinción masiva y el ritmo de extinción es 10.000 veces más rápido de lo normal. Alrededor del 2030, dentro de 10 años, 259 días y 10 horas, habremos llegado a un punto en el que desataremos una reacción en cadena que probablemente supondrá el fin de nuestra civilización.»
[Greta Thunberg en el Parlamento Europeo en abril de 2019.]
Brian Davey
Emergencia climática: aumento de los gases atmosféricos de efecto invernadero provocados por el hombre, como el CO2 y el CH4, que implican un incremento de la temperatura terrestre y, como consecuencia, sequías, inundaciones, olas de calor, malas cosechas, subida del nivel del mar, etc.
«Emergencia climática» (entre comillas): declaración hecha por los políticos que nos hace pensar que se están tomando en serio la emergencia climática y que podemos confiar en que van a tomar medidas serias al respecto, lo que se puede considerar un compromiso real o retórica vacía, según los resultados.
Debido a los comentarios recibidos sobre la primera edición de este artículo quiero dejar claro que no me opongo a la generación de energía eólica, solar y renovable. A lo que me opongo es a la quimera de que la energía eólica, solar y otras formas de energía renovable puedan sostener una economía basada en el crecimiento y mantener el estilo de vida de los consumidores en los países ricos.
Las energías renovables pueden ocupar un espacio limitado en el futuro, pero la prioridad es el decrecimiento, conservando y compartiendo más energía y materiales, ya que el planeta no puede soportar la economía global de los países ricos y esto es muy peligroso. En cualquier caso, en la actualidad no existen formas asequibles para gestionar las fluctuaciones en la generación de energía renovable que se obtienen en las distintas estaciones del año, ni es probable que se sigan produciendo durante mucho tiempo. También me opongo firmemente a la financiarización de la naturaleza por las razones que describo aquí brevemente, y con más detalle en mi libro Credo, que se puede descargar gratuitamente (véanse las referencias).
Por último, aprendí mucho con los artículos de Cory Morningstar, pero mis posicionamientos y los suyos no deben considerarse idénticos.
Brian
Cuando empecé a leer una serie de artículos relacionados con este tema con el título «La fabricación de Greta Thunberg por consenso» (uno de los cuales se menciona en el sitio web de Moon of Alabama), escritos por la periodista de investigación conocida como «Cory Morningstar», sospeché inicialmente que se trataba de otro ataque ad hominem contra Greta Thunberg. Sin embargo, a medida que los leía «se me iba cayendo la venda de los ojos», por usar una expresión bíblica.
Esta es, con diferencia, la mejor descripción de las actuales políticas medioambientales globales, o de lo que hay verdaderamente detrás de la apariencia que nos llega si solo se consultan los principales medios de comunicación.
Los artículos muestran a los principales actores de la trama, cómo están conectados o forman parte de las más destacadas facciones de la élite empresarial mundial, y cómo están haciendo una campaña de relaciones públicas de facto, para poner al público en «modo emergencia», que llevará a los ciudadanos a exigir una intervención y dará a estos miembros de la élite mundial un respaldo masivo para mostrar que son capaces de cumplir con lo que se espera de ellos.
¿Pero cumplir con qué, exactamente?
De hecho, el plan es vender la necesidad de una cuarta revolución industrial
Lo repito una vez más: parte de la élite mundial ofrecerá un nuevo pacto verde o, como se lo describe a veces, «una cuarta revolución industrial». Este grupo de personas está interconectado con una red de organizaciones como el Foro Económico Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates, el Instituto Rockfeller, así como con 20 organizaciones sin ánimo de lucro que están apoyando esta idea: como el Instituto de Recursos Mundiales, Avaaz y su filial Team B, Greenpeace, etc.
A estas hay que añadir otras organizaciones y movimientos como 350.org que forman parte del entorno influyente de las personas que montaron el movimiento Extinction Rebellion (rebelión contra la extinción), y que han tenido que ver con la limitada declaración de objetivos de XR.
A primera vista, todo esto parece positivo, muy alentador, y lo sería si la forma en que esta red pretende seguir adelante para hacer frente a «la emergencia» funcionara realmente.
Sin embargo, hay razones de peso para creer que su enfoque no servirá ni se resolverá la «emergencia», muy al contrario, empeorará, eso sí, supondrá un regalo muy generoso para la aristocracia empresarial y para algunas ONG, porque se pretende centrar la crisis climática y ecológica global en el lema: «salvar la naturaleza», convirtiéndolo en una gran máquina de hacer dinero. Las políticas que se han desarrollado pretenden ser un motor para reavivar un crecimiento económico en declive mediante una «naturaleza financiarizada». Los procesos naturales pasarán a llamarse «capital natural», valorado y negociable en los mercados financieros.
La idea clave es que hay que incentivar la protección de la naturaleza con dinero. Hay que pagar para proteger los llamados «servicios del ecosistema». El principio es que, si queremos evitar la extinción, necesitamos un sistema que la convierta en un valor en términos monetarios, un sistema que genere todo un nuevo conjunto de tecnologías, las llamadas «tecnologías limpias».
¿Qué tiene de malo financiarizar la naturaleza?
Los pueblos indígenas consideran que la naturaleza es alguien de la familia: por ejemplo, en los Andes la llaman «madre tierra». Protegen a la madre tierra como protegerían a su propia madre porque les dio la vida, porque vienen de ella. Saben cómo funciona la naturaleza en el entorno en el que viven porque se lo han transmitido sus antepasados y la custodiarán para sus hijos y descendientes. No esperan remuneración: es un deber no sobreexplotar la tierra y ese es el principio ético por el que se rigen. Las personas que llevan trabajando y viviendo de esos recursos naturales comunes han mantenido esta ética hasta que una elite se los arrebató sirviéndose de los cercamientos. En los bienes comunales existe la responsabilidad colectiva de no sobreexplotar los recursos y de no dañar el medio ambiente con el que la gente se siente identificada y vinculada.
Nuestra sociedad se rige por una ética diferente. Si queremos que se haga algo, incluyendo el no llevar a todo el sistema ecológico a la muerte colectiva, debemos pagarlo con dinero. Esta es nuestra economía convencional. En nuestra sociedad, los ricos consideran la naturaleza como una reserva de recursos: los árboles son madera que tiene un valor económico, pero los bosques intactos no. Si queremos proteger el bosque, los yonquis del dinero nos dicen que también hay que asignarle un valor monetario. Por lo tanto, si alguien quiere talar árboles para obtener madera, también tiene que pagar por la pérdida de masa forestal y por los servicios que realiza el ecosistema que se perderían, como la absorción de CO2 o el papel fundamental del bosque en las precipitaciones y el ciclo del agua. De hecho, el nuevo argumento es que, quien quiera que sea el propietario de los servicios del ecosistema del bosque, debería recibir un pago por protegerlo.
Si pensamos en la naturaleza como si fuera nuestra madre, y si está amenazada, la clave es cuánto vale y cuánto dinero puedes reunir para protegerla. Si nuestra madre no vale dos céntimos y tampoco tenemos dinero, podemos venderla como esclava. Con este planteamiento se vende la naturaleza en los mercados financieros, porque los bancos pueden generar el dinero que quieran en forma de préstamos para las personas que quieran comprarla en trozos, mientras que otros sectores de los mercados financieros pueden ganar dinero organizando los intercambios para comerciar con ella.
Pero esto genera problemas. Por ejemplo, piense en la protección de los bosques. Los pueblos que han vivido en los bosques los han estado protegiendo durante siglos, explotándolos de forma sostenible. Nunca se les pagó por hacerlo. Sabían vivir de manera sostenible, los respetaban y no eran codiciosos, por lo que impidieron que los recursos forestales fueran sobreexplotados. Esta gente ahora será expulsada. No tienen certificados de propiedad comprados en los mercados financieros. Los nuevos propietarios serán las personas que toman decisiones monetarias sobre cuestiones ecológicas en dichos mercados financieros. ¿Protegerán mejor los bosques desde sus despachos? Esta es la dudosa lógica de este nuevo tipo de colonialismo verde.
Así piensan los yonquis del dinero. Hay una alteración de medios y fines en sus mentes. El fin de los actores de los mercados de capital natural es ganar dinero, y, supuestamente, lo consiguen mediante la protección de la naturaleza.
Sin embargo, la experiencia de esquemas como este es que el aspecto lucrativo gana sobre la naturaleza porque no hay un precio obvio para los servicios de los ecosistemas, o para la pérdida de biodiversidad o para el carbono emitido. Existe demasiada incertidumbre y se ha generado una verdadera cuestión ética y conceptual sobre si se puede o se deberían valorar las emisiones de carbono, o la vida de las personas, las especies o los servicios de los ecosistemas. Es más, hay todo tipo de problemas prácticos a la hora de fijar los precios: por ejemplo, la gente está dispuesta a proteger a los osos panda con un precio elevado, pero no a pagar un precio elevado para proteger a las repugnantes arañas, serpientes y orugas, a pesar de que también son parte integrante del ecosistema. La mayoría de la gente no tiene ni idea de cómo funcionan los ecosistemas. Entonces, ¿cómo pueden «valorarlos»?
Las decisiones sobre el clima, las funciones vitales de los ecosistemas y las especies no deberían ser decisiones de mercado, sino decisiones políticas, tomadas democráticamente por los afectados.
En cualquier caso, sabemos que lo que sucede en estos mercados es que los actores juegan con los sistemas para ganar la mayor cantidad de dinero posible mediante estafas y fraudes. Esto ya ha ocurrido a gran escala con el comercio de carbono. Todos los involucrados en el comercio de carbono sabían que era una estafa monumental. Sin embargo, la religión del mundo moderno es la economía al servicio del gran dios Dinero y por consiguiente:
«El desarrollo del Proyecto de Protocolo sobre el Capital Natural ha sido posible gracias a la generosa financiación aportada por la Gordon and Betty Moore Foundation, la Corporación Financiera Internacional (Banco Mundial) con el apoyo de la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza (SECO) y el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de los Países Bajos, la Fundación Rockefeller, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA). La Coalición está organizada por el Instituto de Contadores Públicos de Inglaterra y Gales (ICAEW). Otros financiadores son: World Wildlife Fund (Asociación para la defensa de la naturaleza), The Nature Conservancy, la Fundación Google, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Fundación David y Lucile Packard, el Departamento de Defensa de Estados Unidos y el Banco Mundial”.
«El Instituto de Recursos Mundiales proporcionó los conocimientos técnicos y la revisión del Protocolo sobre el Capital Natural. El protocolo fue desarrollado por Conservación Internacional, The B Team, PricewaterhouseCoopers, Sustain Value, ACTS, Management (ERM), Imperial College, ISS, Natural Capital Project, Synergiz, WWF, Accenture, Arcadis, eftec, Environmental Resources CDSB, Deloitte, Dow, Eni, GIST Advisory, Kering, LafargeHolcim, Natura, Nestlé, Roche, Shell y The Nature Conservancy. El protocolo fue liderado por el consorcio del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD)».
….pero, volviendo a Greta Thunberg: ¿cómo se convirtió en una ecoestrella?
¿Cómo se forjaron el fenómeno Greta Thunberg y la plataforma:»We Don’t have time” (“No tenemos tiempo”)?
Téngase en cuenta que, aunque el título de estos artículos es «La fabricación de Greta Thunberg», no se afirma que Greta Thunberg sea una simple marioneta que hace lo que se le dice. Obviamente es una joven inteligente, pero no habría tenido un hueco en el Foro Económico Mundial y en la Conferencia de las Partes (FCC COP) de Naciones Unidas en Katowice, si no hubiera estado muy bien relacionada y si su ascenso al estrellato ecológico no se hubiera orquestado desde el principio. Su madre recibió un premio de los ecologistas próximos al mundo empresarial en el Fondo Mundial para la Naturaleza, apoyada por una organización que trabaja con Al Gore y miembros importantes de la élite de Silicon Valley.
Greta Thunberg fue nombrada asesora de una fundación creada por una empresa sueca llamada «We don’t have time» (No tenemos tiempo); pero, ¿qué es esto de «no tenemos tiempo»?
«We Don’t Have Time” opera principalmente en tres mercados: redes sociales, publicidad digital y compensaciones de carbono. «Solo en los Estados Unidos, el mercado estimado para la compensación de carbono asciende a más de 82.000 millones de dólares, de los cuales la compensación voluntaria de carbono representa 191 millones de dólares. Se espera que el mercado aumente en el futuro. En 2019 se estima que el 15% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero estarán asociadas a cualquier tipo de costo de compensación». Como la empresa es una organización nicho, las redes sociales tienen capacidad para proporcionar servicios adaptados a los usuarios de la plataforma. La startup ha aprovechado esta oportunidad y ofrece a sus usuarios la posibilidad de comprar compensaciones de carbono a través de la propia certificación de la plataforma. Esta opción se destina tanto al usuario individual de la plataforma como al conjunto de organizaciones de la plataforma.
«Un aliciente de los muchos que aparecen en la sección de inversión inicial de la nueva empresa o start-up es que se animará a los usuarios a «comunicarse conjunta y activamente con actores influyentes». Estas personas influyentes o influencers son Greta Thunberg y Jamie Margolin, para quienes se prevé un futuro lucrativo en la creación de marcas de industrias y productos «sostenibles», si piensan seguir por este camino, utilizando su fama en su propio beneficio (sello distintivo del movimiento de ONG «grassroots» o comunidades de base).
(Desde la primera publicación de este artículo, me ha llamado la atención que el nombre de Thunberg fue añadido a la lista de asesores de esta organización sin su conocimiento ni consentimiento, y que ya no tiene ningún vínculo con ellos).
Una buena fuente de ingresos… Esa es la filosofía de la gente que está liderando este proceso. En su visión del mundo si quieres proteger la naturaleza, tendrás que pagar.
Si no te has dado cuenta, esto es como si una niña empezara a hacer ella sola una bola de nieve y todos se quedaran embobados mirándola. De hecho, el proceso es como una bola de nieve con un gran apoyo. Esa fue la idea inicial y triunfó, pero ¿cuál es el plan de la camarilla de élites que está detrás de todo esto?
He aquí una cita de Cory Morningstar sobre cómo comenzó todo:
«La niña consiguió inmediatamente veinte simpatizantes de una red sueca de negocios sostenibles, que aprovechó el fenómeno para lanzar una campaña mundial para conseguir el consenso necesario para el Acuerdo de París, el Nuevo Pacto Verde y todas las políticas y legislación relacionadas con el clima redactadas por y para las élites, requisito imprescindible para desbloquear los billones de dólares de financiación mediante una petición pública masiva.”
La agenda industrial
«Estos acuerdos y políticas incluyen la captura y almacenamiento de carbono (CAC), la recuperación mejorada de petróleo (RMP), la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECAC), la rápida descarbonización total, los pagos por los servicios de los ecosistemas (denominados «capital natural»), la energía nuclear y la fisión, y otras tantas «soluciones» hostiles para un planeta ya devastado. Con todo ello se está produciendo el relanzamiento de una economía capitalista que estaba estancada y necesitaba nuevos mercados y nuevo crecimiento para salvarse. Se está creando un mecanismo para desbloquear aproximadamente 90 billones de dólares para nuevas inversiones e infraestructuras. Y no solo eso: se está fraguando una inversión en lo que es, quizás, el mayor experimento de cambio de comportamiento que se haya intentado jamás a escala mundial. ¿Cuáles son los factores determinantes de comportamiento a los que debe adherirse la sociedad global? y, lo más importante, ¿quién los decide? Esta es una pregunta retórica, ya que conocemos muy bien la respuesta: los mismos salvadores blancos occidentales y el sistema económico capitalista que lo han implementado globalmente y que han sido la causa de nuestra pesadilla ecológica planetaria. Esta crisis continúa incesante mientras se autoproclaman salvadores de toda la humanidad, un problema recurrente desde hace siglos.».
Cuando Thunberg suelta el mensaje
No queremos decir que Greta Thunberg entienda o asuma toda este plan de las élites. En Katowice pronunció un discurso, y en parte del discurso se apartó del mensaje; tal vez se inspiró en las ideas del profesor Kevin Anderson, a quien conoció allí. Anderson es un científico del clima que defiende que la economía debe contraerse para alcanzar las metas climáticas y también que son los ricos los que deben soportar la mayor parte de la carga que esto supondría.
He aquí una parte del discurso de Thunberg:
«Solo se habla del eterno crecimiento económico verde porque se tiene miedo de ser impopular. Solo se habla de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, aunque lo único sensato sea tirar del freno de emergencia».
«Pero no me importa ser impopular. Me importa la justicia climática y un planeta vivo. Se está sacrificando nuestra civilización por darle la oportunidad a un número muy pequeño de personas de seguir ganando ingentes cantidades de dinero».
Thunberg habló de ingentes cantidades de dinero y de crecimiento, pero esta es la parte del mensaje que Avaaz cortó de su reportaje sobre Thunberg. Cory Morningstar comenta: «No es de extrañar que Avaaz censure los comentarios de Greta teniendo en cuenta que una de las funciones principales de Avaaz es promover soluciones de mercado que aceleren el crecimiento económico «verde» al servicio de «un número muy pequeño de personas que seguirán haciendo caja».
En conclusión
La serie de artículos que se presentan a continuación muestra cómo una élite de ecologistas quiere resucitar el Acuerdo sobre el Clima de París y cómo se supone que el Nuevo Pacto Verde en los EE.UU se convertirá en un proceso global provocado por el clamor del público para declarar emergencias climáticas, y también que para lograr todos estos objetivos estratégicos, las ONG, los movimientos de campaña y las nuevas estrellas emergentes como Greta Thunberg y Extinction Rebellion han recibido apoyo y sus líderes han sido parcialmente captados.
El ánimo de este artículo no es negar la existencia de una crisis ecológica, ni de una emergencia climática, que requiere una acción urgente. Más bien se trata de mostrar que hay una sofisticada campaña de relaciones públicas detrás de lo que está sucediendo y que forma parte de un plan oculto de una parte importante de la élite mundial. Este plan no solo no funcionará, sino que completará la destrucción de la naturaleza y del ecosistema.
¿Cómo puedo afirmarlo con tal convicción y certeza? Porque se trata de un programa expansivo y el análisis de la huella ecológica ya ha demostrado que la biosfera se está consumiendo como si hubiera 1,7 planetas. Todos los enfoques serios para resolver la crisis ecológica reconocen que la economía global debe contraerse a un solo nivel planetario. La economía debe decrecer.
Es más, es solo el 5% más rico del planeta el que consume el 50% del carbono planetario, por lo que las mismas personas que están promoviendo esta campaña son las que más deben recortar. En cambio lo que quieren es expandir la economía. Pero, ¿cómo se puede esto hacerse compatible con la reducción de las emisiones de carbono?
No lo es, pero un análisis minucioso del lenguaje de la financiarización de la naturaleza muestra que se habla de la neutralidad de carbono, no de la huella cero de carbono. Este es un “uso intencionado del lenguaje”, ya que uno de los principales pilares del modelo de negocio es la venta de compensaciones de carbono, racionalizando la continuidad del mismo estilo de vida basado en el carbono, fabricando otro que no es más que una falsa fantasía en la que cualquiera que tenga un alto poder adquisitivo pueda invertir».
Termino esta historia con otra cita de Cory Morningstar en la que hace referencia a Edward Bernays, el maestro de las Relaciones Públicas y el Marketing que ayudó a la industria tabaquera en la década de 1920 a abrirse a un nuevo y jugoso mercado: el de las mujeres.
Intuyendo el ánimo de muchas mujeres jóvenes, Bernays sacó fotos de mujeres jóvenes fumando en publicaciones destacadas, presentándolas como una expresión de su liberación y como un acto de desafío y rebelión cultural. La campaña fue un éxito rotundo para la industria tabaquera, pero no para la salud de la mujer. Al crear un sentimiento de emergencia y rebelión, y canalizar la preocupación y la rabia del público hacia un plan para el medio ambiente que la élite lleva tiempo preparando, se espera conseguir apoyo masivo para una jugada política maestra que favorecerá a una parte de la élite.
«Los diez años de ingeniería social dieron sus frutos y se ha pasado del ecologismo al antropocentrismo en toda regla, aunque de manera casi imperceptible. En un período de diez años, el «ecologismo» pasó de preocuparse por la protección de la naturaleza a la exigencia de un despliegue de tecnología verde, a escala industrial, que supondría un mayor saqueo de la naturaleza. El mundo natural se volvió irrelevante a medida que la demanda de tecnología verde superaba a la protección del medio ambiente. Las turbinas eólicas y los paneles solares sustituyeron en el paisaje a las imágenes de árboles e insectos y se convirtieron en los nuevos símbolos de nuestro mundo natural. Paradójicamente, salvar la civilización industrial que está destruyendo toda la vida se convirtió en algo primordial para proteger los ecosistemas de los que depende la misma vida. Estas ideologías fueron arraigando lentamente hasta que los «movimientos» se convirtieron en grupos de presión a favor de la energía verde. Voluntarios manifestándose por el capital, a escala mundial. Pensar que Edward Bernays estaría impresionado con este resultado, sería quedarse corto, tal ha sido éxito de la ingeniería social y el cambio de comportamiento».
Epílogo
Después de terminar de escribir este artículo leí otro muy interesante en el mismo blog sobre la aparición de un «XR Business Blog», que reveló algunos de los intereses empresariales que se esconden detrás de la Rebelión contra la Extinción. Dada la polémica que provocó, esta parte del blog de RX desapareció rápidamente. Varios de los individuos que mencionaba son inversores de capital de riesgo que buscan ganar dinero de lo que llaman «sostenibilidad» y estaban muy vinculados al campo del crecimiento verde. Dudo que muchas de las empresas mencionadas, incluyendo Unilever por ejemplo, se adhieran al decrecimiento, al resurgimiento de los bienes comunales, que apoyen las cooperativas u otros tipos de instituciones dedicadas a compartir, tan necesarias para conseguir que la economía se contraiga hasta el punto de dejar un solo planeta vivo. Sobre todo parece confirmarse la sospecha de que para algunos de los líderes y fundadores de la Rebelión contra la Extinción se consideran parte de la ofensiva de relaciones públicas planeada para construir apoyo para el falso Nuevo Pacto Verde.
Artículo editado el 13 de mayo de 2019 para aclarar que Thunberg no tenía ninguna conexión consciente con una empresa de compensación y ya no figura como asesora.
Traducido por Ana Calahorra para CAS