Los niños de la mantequilla destapa un acontecimiento histórico en la España de finales de los años cuarenta que había permanecido en el olvido. Unos hechos que pusieron de manifiesto la capacidad solidaria de nuestro país, de las familias de todo el territorio nacional, que acogieron de forma altruista a 4.000 niños austriacos y alemanes. Una delicia de relato en el que aparecen las anécdotas más sensibles cuando chocaron dos mundos completamente diferentes en la mente de esos niños: la hambrienta y devastada Austria frente a la tranquila y abundante España. Naranjas, plátanos, aceite de oliva, el mar, la escuela, la comunión, los dulces… todo era novedad para aquellos niños que decían sentirse en un país de jauja. El Programa de Acogida de Niños Centroeuropeos supuso también la primera acción internacional del Gobierno de Franco tras el aislamiento y permitió la apertura de nuestras fronteras al nuevo espacio europeo. Entonces, ¿por qué ha permanecido oculto en la historia de España?
«Querido Verner: has hecho un bonito pero largo viaje, del cual te quedará un gran recuerdo. Ten contentos a tus padres adoptivos, sé educado y obediente, sé también alegre y cariñoso con tus amigos, estate atento en el colegio para que aprendas?». Todas las recomendaciones les parecían pocas a los abuelos de aquel menudo e indefenso pequeño de 9 años que una fría tarde de enero de 1950 llegaba a Fuentesaúco en busca de una paz, usurpada como a tantos inocentes, durante la mortífera Segunda Guerra Mundial.
Verner, austriaco de Viena con antecedentes alemanes, nació en plena contienda y en el corazón de una atribulada centroeuropa destrozada tras la guerra y en manos de las potencias vencedoras. Sin infancia, perdidas y asustadas, 80.000 criaturas -algunas enfermas y desnutridas- fueron evacuadas durante la posguerra hacia otras zonas de Europa en la primera gran operación humanitaria promovida por Cáritas. Eran los llamados «niños de la mantequilla» (Butterkinder). Alejado durante cuatro años de un padre alistado en el frente, el pequeño Verner y su familia agradecerían de por vida aquel gesto solidario en una España que también atravesaba sus propias, aislada y en plena subsistencia. Pese a todo, respondiendo a las peticiones de las autoridades austriacas y gracias a la interlocución del Vaticano, se consiguió crear un efectivo corredor humanitario que permitiría salir a aquellos niños doloridos por los horrores de a guerra.
Aunque corta, aquella estancia trabó unos lazos de cariño que en algunos casos ha perdurado durante años. Aterrorizados por las atrocidades de la gran guerra, los pequeños encontraron en estas familias zamoranas una cálida hospitalidad que supieron agradecer en unas sentidas cartas.
Es el recuerdo de Waltraud Brandsetter, una de las niñas evacuadas -en su caso a Girona-, presidenta del Club Encuentro que reúne a los niños de la posguerra y que ha relatado su experiencia a petición de este diario. «Mi madre nos mostró un mapa a mi hermano gemelo y a mí para indicarnos dónde estaba España. Me dijo "vas a hacer un largo viaje, pero allí te espera una familia que te cuidará y te dará mucho de comer". La promesa de comida fue suficiente, pues yo tenía siempre hambre».
Y fue así como cansados, hambrientos, algo aturdidos, sin conocer el idioma, los pequeños bajaron del tren cada uno portando su cartilla de identidad para que los padres adoptivos pudieran escribirse con los de Austria y «un cartón de buen tamaño colgado al cuello». A los jóvenes de Acción Católica de Zamora se les encomendaría la tarea de acompañar y ayudar a los chicos hasta que fueron entregados a las familias.
La prensa local de la época refleja la llegada de los niños, a las 9 de la mañana en el tren correo de Medina del Campo, en compañía de una profesora e intérprete austriaca, Irban Ingermann. «Todos ellos se muestran muy satisfechos y contentos -cuenta la crónica de El Correo de Zamora-. Vienen muy aseados pero vestidos con prendas un poco ajadas ya por el uso; y todos ellos han recibido ropas nuevas que sus hospitalarios protectores se han apresurado a adquirirles».
Las cartas muestran el infinito agradecimiento de los padres austriacos con la generosidad de estas familias de acogida que hicieron de los niños un miembro más de la casa.
Perfil del autor
VICENTE JAVIER MÁS TORRECILLAS es Doctor en Historia Contemporánea y académico de la Real Academia de Cultura Valenciana. Nació en Castellón, el 20 de julio de 1971. Ha escrito diversos ensayos sobre los años 40 en España y Europa Occidental. Su trabajo investigador le ha llevado a indagar sobre las constantes históricas alrededor de la Segunda Guerra Mundial, así como el período de la posguerra española, donde ha trazado un nuevo perfil en torno a la reconstrucción llevada a cabo por Regiones Devastadas. Entre sus últimos ensayos destaca Nazis en España (Editorial Actas, 2018) en el que pone de relieve la importancia de la quinta columna alemana en nuestro país y la conexión republicana de Hitler para acabar con Franco. Ha sido profesor en la Universidad Jaime I de Castellón, en la UNED, en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, en la Universidad de Bucarest y, en la actualidad, en la Universidad Católica de Valencia.
