10 de febrero de 1943 en el frente del Este. Un grupo de españoles resisten aislados una ofensiva soviética que pretende romper el cerco de Leningrado. Provienen de cada rincón del país, pertenecen a clases sociales muy diversas y sus historias personales no pueden ser más distintas. Saben que no tendrán refuerzos, que apenas hay esperanza y aun así aguantarán hasta la muerte. ¿Cómo han llegado hasta allí? ¿Qué pretenden? Prescindiendo de consideraciones políticas y en el contexto de la guerra que azota Europa, desde la tronera de una trinchera cada miembro del segundo batallón del Regimiento 262 de la Wehrmacht aporta su granito de arena para construir una historia de sacrificio, sentido del deber y camaradería. Las microhistorias de mil personajes, hasta ahora anónimos, se entretejen para ofrecer un mosaico de la vida de un batallón que se convierte en el auténtico protagonista de la obra. Vertebradas por la correspondencia del comandante Payeras con Conchita, la mujer que le espera impaciente en Mallorca, y el diario de operaciones de la unidad, a lo largo de sus páginas se suceden pequeños lances que nos permiten conocer no solo la existencia dura y difícil de cada hombre, sus anhelos y sus motivaciones, sino también la gesta generosa del batallón.
Para un soldado, a veces lo peor no es perder la vida, sino que se pierda su recuerdo y su memoria. Ese ha sido el objeto del libro escrito por el coronel de Infantería de Marina José Manuel Estévez Payeras, «Solo muere el olvidado. El batallón II/262 en la campaña de Rusia 1942-1943», con el que ha querido recordar y rendir homenaje, no solo a su abuelo, el comandante José Payeras Alcina, jefe del II Batallón de infantería, sino a todos aquellos jóvenes soldados, alistados voluntariamente en la División Azul, que lucharon en Rusia bajo unas condiciones infernales y, particularmente, en la terrible batalla de Krasny Bor, donde los españoles resistieron aislados una ofensiva soviética que pretendía romper el cerco de Leningrado.
Escrito en forma de diario, ha conseguido un grado de detalles asombroso. Día por día y hora por hora, va entrelazando decenas de microhistorias de personajes anónimos para ofrecer un mosaico de la vida del batallón vertebradas por la correspondencia del comandante Payeras con su esposa en Mallorca. «Han sido siete años investigando en los archivos. El primer problema con la División Azul es hacer las listas de los que estuvieron en cada sitio, y no es fácil, casi un año intentando saber quiénes eran los protagonistas. Y, posteriormente, ver uno por uno los expedientes que se guardan en el archivo general militar de Ávila. Pretendía que no se olvidaran y para ello pensé poner todos los datos posibles, de dónde eran, qué oficios tenían, por qué se alistaron, si eran menores de edad…todo lo que iba encontrando. De algunos apenas fue una propuesta de condecoración donde decía el día que había realizado una acción de gran valor, y esto, que al principio me parecía un inconveniente, al final fue una ventaja porque esa variedad no hace aburrida la lectura», explica. Para el autor, una de las conclusiones más interesantes de su ensayo es que «el corpus humano del batallón era muy heterogéneo. En él combatieron hombres de cada región de España, de diferentes procedencias sociales, de diversas edades y niveles económicos, con convicciones políticas o sin ellas, con cargas familiares o no y con diferentes niveles de educación, cada uno con sus motivos para alistarse. Por eso aporto al libro unas páginas de imágenes tamaño carnet, para que no se vean estas diferencias». Para él, «el enfoque humano es esencial, lo importante de esta historia».
Krasny Bor fue la batalla más dura que libró la División Azul, muchos de los combatientes eran veteranos curtidos en la Guerra Civil en batallas tremendas como las del Ebro, Teruel o Brunete, pero lo vivido allí superaba en horror y dureza a cualquiera de sus experiencias anteriores. «Para los tres batallones que aguantaron el asalto ruso, el de mi abuelo, que es el que relato, el de reserva 250 y el I del 262, fue una auténtica avalancha de carros de combate y artillería, entraron tres divisiones y la diferencia en número de hombres era abismal. Algunos autores hablan de una superioridad de 13 a 1. Es decir, unos 4.500 españoles frente a 35.000 rusos y, a pesar de las condiciones de inferioridad tremendas, era una unidad dura y difícil de batir. Con su valentía evitaron la ruptura del cerco de Leningrado aunque pagando un precio altísimo por no dar un paso atrás, por cumplir la misión», señala el escritor. José Payeras Alcina fue alcanzado por un obús en su puesto de mando en las primeras horas de la ofensiva soviética, y debido a las graves heridas recibidas en la cabeza, fue llevado al hospital militar de Riga (Letonia); allí murió y sería enterrado. Al comandante le impusieron la Cruz de Hierro de Primera Clase, porque ya tenía la de Segunda de una acción anterior por el golpe de mano que hay el 29 de diciembre de 1942.
Para Estévez Payeras es importante resaltar que ha escrito este libro desde un punto de vista totalmente apolítico. «Está concebido como un relato histórico y humano, narrando los hechos desde las vivencias de los chicos que estuvieron en Rusia. En mi estudio no es tan importante por qué fueron, ni sus motivos ni sus ideales, lo que importa es el valor humano, su memoria y su recuerdo, que estaban en aquel lugar y se comportaron auténticamente como españoles de bien».
Como señala el general Rafael Dávila, no es un libro fácil porque mezcla dolor y valor, casi son lo mismo, y en ocasiones te pierdes en la creencia de estar ante una novela, relatos inverosímiles, imposibles, hasta que los nombres y los hechos te devuelven a una cruda realidad, la de esta historia de España que como tantas parecen una novela sin final.
Basado en una minuciosa labor de investigación, el libro pretende dar a conocer, de una forma amena y desenfadada, la difícil y arriesgada vida diaria de unos españoles que combaten lejos de su tierra con el telón de fondo de una guerra ajena e inmisericorde.
Perfil del autor
JOSÉ MANUEL ESTÉVEZ PAYERAS es natural de Palma de Mallorca, donde nació en 1962. Ingresó en la Escuela Naval Militar en 1981, saliendo diplomado como teniente de Infantería de Marina en 1986. Su carrera profesional ha transcurrido en unidades del Tercio de Armada, fundamentalmente en la Unidad de Operaciones especiales y los dos batallones de desembarco, y de la Guardia Real, donde fue capitán de la compañía del Mar Océano. En dos ocasiones fue desplegado en Bosnia Herzegovina al mando de un batallón de intervención multinacional. Ha sido Ayudante de S.M. el Rey, profesor del Centro Superior de Estudios de la Defensa, secretario del Comité Permanente hispano norteamericano de Defensa y Agregado de Defensa de España en Sudáfrica, Angola, Mozambique y Namibia. Cazador paracaidista, buceador de combate, desactivador de explosivos. Es diplomado en Estado Mayor y en el Colegio de Defensa de la OTAN y cuenta con un máster en Seguridad y Defensa por la Universidad Complutense de Madrid. Es autor de numerosos artículos y colaboraciones sobre temas relacionados con la seguridad y la defensa. Estudioso de la batalla de Krasny Bor, firmó su primer trabajo sobre ella en 1997. En 2020 coordinó el libro 5 Guripas del 262 dedicado al Regimiento 262 de la División Azul.