Un libro que hay que leer antes de que la Comisión de Verdad lo prohíba.Para la moderna física el tiempo y el espacio son conceptos relativos. A partir de aquí, no es de extrañar que otros, como el de la propia verdad, se hayan visto contaminados. Son los tiempos de la posverdad. Es decir, de aquella verdad relativa que pretende presentar como tal una realidad observada por el tamiz de emociones, creencias o deseos con marcado desdén de los hechos objetivos.
El paso de los años ha hecho del autor de este libro uno de los escasos supérstites, en plenitud intelectual, de una generación testigo ocular de la casi media centuria de dictadura. La corrección política la ha convertido en una generación denostada como todo lo que pueda llevar el marchamo de franquista. El autor trata de romper una lanza a su favor. Son unos españoles que protagonizaron, merced al esfuerzo, sacrificio e ilusión y tras tiempos de cruentas convulsiones que desembocaron en una guerra civil, tres revoluciones en paz. La económica, que convirtió a una España en subdesarrollo en una de las primeras potencias económicas del mundo. La social, que la transformó en un país de clase media y, finalmente, tras la muerte del Dictador, una ejemplar transición a la Democracia. Pretende, por otra parte, trascender el reino de la posverdad para recuperar el imperio de la verdad que la memoria sectaria trata de olvidar. Quizá por eso el diario LA RAZÓN, que hace una crítica muy positiva del libro, califica a su autor de “extrafronteras”
Erik Martel, el autor, nace durante en el quicio del Frente Popular y vive sus primeros cuarenta años bajo la dictadura. Otros cuarenta –diez de ellos con Franco– los dedica a la Carrera Diplomática desempeñando misiones y destinos en cinco continentes. Su jubilación le brinda la oportunidad de publicar la obra Gibraltar: la hora de la verdad fruto de la perplejidad que le suscita el hecho de que, a pesar de los pesares, una parte de España continúe siendo una Colonia extranjera. Su primera novela El Cónsul General intenta reflejar el trauma que sufre un probo funcionario destinado en Miami, cuando tratan de involucrarlo en los avatares menos confesables de la política. Embajador en agraz es el resultado de la consternación producida cuando se asegura a un redivivo Segismundo que lo vivido no ha sido más que un sueño. En realidad, una pesadilla. En la actualidad está maquinando algo sobre el tema de violencia y género.
Se trata de un libro que pretende estar en las antípodas de lo político. Es una mezcla de memorias, pensamiento y, una parte importante, de anecdotario diplomático. En él se cuenta lo que el autor vio. Lo que no vio, deja lo cuenten los historiadores a los que con frecuencia cita. Un libro en definitiva que cuenta lo que nadie en nuestros días se ha atrevido a contar.
Perfil de autor:
ERIK IGNACIO MARTEL. El embajador marqués de San Fernando, Erik - Ignacio Martel Adeler, ingresó en la Escuela Diplomática en 1965. Tres veces se ha cruzado Gibraltar en su andadura profesional. La primera cuando colaboró a obtener el voto de Pakistán, su primer destino y entonces miembro de la Commonwealth, a favor de las tesis españolas en las Naciones Unidas. La segunda lo llevó al propio Campo de Gibraltar donde durante cinco años fue Delegado Especial del Ministerio de Asuntos Exteriores.
La tercera, cuando como subdirector general de convenios participó en las negociaciones en el seno Cooperación Jurídica Europea de la Unión Europea en la que se planteaban problemas relativos con el contencioso gibraltareño. La cuarta vez ha ocurrido ahora, al final de cuarenta años largos de profesión, siendo el resultado de tal encuentro el libro Gibraltar: La hora de la verdad. Misión al pie del Peñón.