El sindicalista agrario que perduró al frente de la Policía
JUAN GABRIEL COTINO nació el 26 de enero de 1950 en Xirivella (Valencia), en el seno de una familia, entonces, de pequeños empresarios agrícolas. Con 22 años fue nombrado presidente de la Cámara Agraria de Xirivella y designado representante del sector ganadero en la Cámara Agraria Provincial, siendo una de las personas más jóvenes en acceder a ese tipo de representación.
Las funciones derivadas de dichos cargos le permitieron conocer a otros jóvenes colegas de diversas Comunidades Autónomas y trabajar de manera conjunta por las preocupaciones que compartían. Este esfuerzo común generó una asociación que fue el inicio del futuro Sindicato de Jóvenes Agricultores a nivel nacional.
Cotino también participó intensamente en la creación de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA). En el sector ganadero, impulsó una sociedad de segundo grado que agrupó a la mayoría de productores de ganado de leche (FRISOVAL), al tiempo que constituía la Asociación de Sociedades Agrarias de Transformación de la Comunidad Valenciana.
Según él mismo ha manifestado de forma reiterada, fue uno de los fundadores de la UCD en la Comunidad Valenciana en 1976, siendo elegido concejal de Xirivella por esa formación política en las elecciones municipales celebradas el 1 de marzo de 1979. Tras la desaparición de UCD, se afilió al Partido Demócrata Popular (PDP), de inspiración democristiana, fundado por Oscar Alzaga en 1982, que posteriormente se integraría en el PP. Ya bajo esas siglas, formó parte de la candidatura encabezada por Rita Barberá al Ayuntamiento de Valencia en 1991. Entonces fue elegido concejal, asumiendo una tenencia de alcaldía con responsabilidad sobre las áreas de Tráfico, Policía, Acción Social y Solidaridad.
Tras los siguientes comicios locales y autonómicos, el 28 de mayo de 1995 renovó sus cargos como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia y delegado de los Servicios Sociales y Seguridad Ciudadana de la corporación local. Dentro del PP ocupó además el cargo de vicesecretario general en Valencia hasta el 7 de mayo de 1996. En esa fecha, y siendo ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, con quien mantenía una magnífica relación personal, entre otras razones como miembros ambos del Opus Dei y ex militantes de UCD y del PDP, fue nombrado director general de la Policía con rango de Subsecretario (también son conocidos los desvelos de Cotino por hacer más agradables durante años las vacaciones veraniegas de Aznar y de Mayor Oreja en la urbanización castellonense de ‘Las Playetas de Belver’, en el límite de Oropesa del Mar con Benicasim).
En aquel cargo ‘sorpresa’ al frente del delicado organismo de Interior fue realmente poco eficaz, a pesar del triunfalismo con el que quiso vender ante la opinión pública la Policía de Proximidad creada en abril de 1977, antecedente del Plan Policía 2000. Comentario especial merece el hecho de que en tan solo cinco meses sustituyera a 11 de sus 14 jefes superiores disponibles.
Aún con su continuado desentendimiento de las responsabilidades más sustantivas del cargo y de su ocupación en las accesorias, se mantuvo curiosamente en él hasta el 26 de julio de 2002, logrando un record de permanencia desde la instauración democrática de 1978. En la misma fecha de su relevo como director general de la Policía fue nombrado Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana sustituyendo a Francisco Camps, cargo del que cesó en abril de 2004, al producirse el cambio del PP por el PSOE en el Gobierno de la Nación.
El 26 de agosto de 2004, Juan Cotino fue nombrado conseller de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana. Más tarde, en junio de 2007, volvió a formar parte del Gobierno presidido por Francisco Camps como vicepresidente tercero y conseller de Bienestar Social, cartera que en 2009 cambió por la de Medio Ambiente, manteniendo al mismo tiempo la vicepresidencia y el escaño como diputado de las Cortes Valencianas que ostentaba desde 2007. Poco conocido es que mientras ocupaba el cargo de director general de la Policía, alojaba frecuentemente en su vivienda oficial anexa al Ministerio del Interior a su íntimo amigo Francisco Camps cuando éste ejercía de diputado nacional por Valencia o como secretario de Estado para las Administraciones Territoriales.
Por otra parte, la reconocida capacidad de Juan Cotino para auto promocionarse, propició que en el XVI Congreso del PP, celebrado en junio de 2008 en la ciudad de Valencia, fuera elegido miembro de su Junta Directiva Nacional. Una posición que, tras las elecciones autonómicas del 22 de mayo de 2011, en las que renovó su escaño en las Cortes Valencianas, le permitió acceder a la Presidencia de la institución.
En las Cortes Valencianas, Cotino ya había protagonizado en febrero de 2010 una polémica de gran descrédito público cuando, siendo diputado, vicepresidente tercero de la Generalitat y conseller de Agua, Medio Ambiente y Urbanismo, espetó a Mónica Oltra, diputada de la coalición de izquierdas Compromís esta lindeza parlamentaria: “Si fuera su padre, me avergonzaría de tener una hija como usted, pero como posiblemente no lo conoce…”. Esta agresión verbal de corte arrabalero, ciertamente impropia sobre todo en un miembro declarado del Opus Dei, se produjo tras haberle reprochado la diputada Oltra los múltiples intereses inmobiliarios de su familia, que había calificado de “vergonzosos”.
En el entorno de Juan Cotino, se comentó entonces exculpatoriamente que estaba harto que le llamaran ‘corrupto’ a él y a su familia. Pero lo cierto es que el informe policial sobre sobre el ‘caso Gürtel’ citaba entonces a la empresa SEDESA, propiedad de la familia Cotino, como una de las que habrían participado en la presunta operación de financiación ilegal del PP.
El 9 de junio de 2011, el Palacio de Les Corts Valencianes también registro otra situación llamativa protagonizada por su presidente, justo en la sesión inaugural de la nueva legislatura. En un ambiente caldeado por la presencia en el hemiciclo de tres diputados electos del PP que entonces se encontraban imputados en procesos judiciales (y otros seis más implicados sin imputación concreta), Cotino decidió, como presidente de la Cámara, colocar un crucifijo de forma bien visible sobre la mesa de la presidencia, el mismo que había venido utilizando para jurar todos sus cargos y que le acompañaba en todos sus despachos oficiales.
"Vivimos en un estado aconfesional, yo como cristiano lo respeto profundamente, pero como cristiano creo que no es su sitio", se lamentó Enric Morera, co-portavoz de Compromís, afirmando que su grupo se había sentido “muy incómodo”. Marga Sanz, de IU, consideró “increíble” la presencia de la cruz en un acto parlamentario, y deseó que “esos símbolos que representan a una parte de la ciudadanía dejen paso al sentir común de todos, que es precisamente lo que nos une, la Constitución y la laicidad”. PP y PSOE, por su parte, se mostraron “respetuosos” con la decisión de Cotino.
Con posterioridad, el 28 de abril de 2013, el incisivo periodista Jordi Évole, director y presentador del programa ‘Salvados’ de La Sexta, dedicó un reportaje retrospectivo al accidente de la Línea 1 del Metro de Valencia del año 2006, titulado ‘Olvidados’. En él, y mediante testimonios directos de personas afectadas, se denunció que Juan Cotino, a la sazón conseller de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat, había actuado de forma ilegítima con las víctimas a fin de encubrir la realidad sobre la investigación de aquel trágico accidente, en el que murieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas.
Familiares de aquellas víctimas revelaron ante las cámaras de La Sexta que, tras el siniestro, varios miembros del gobierno valenciano acudieron a los tanatorios y a sus domicilios particulares para ofrecerles puestos de trabajo y ayuda económica a cambio de su silencio en la causa judicial que debía haber investigado aquellos hechos. Todos los entrevistados situaron a la cabeza de aquella operación a Juan Cotino, persona de máxima confianza del entonces presidente Camps.
A raíz de este incidente periodístico, Cotino reconoció en una nota informativa que nada más enterarse del siniestro se dirigió, efectivamente, primero a la estación de Metro de Jesús donde se produjo, a continuación a los distintos hospitales de Valencia donde estaban ingresados algunos heridos y, más tarde, al Instituto Anatómico Forense para acompañar a las familias de las víctimas. “Intenté acompañarlas en su dolor, en los tanatorios, en la capilla ardiente instalada en el polideportivo de Torrent y en varios funerales”, afirmó.
En su nota, el presidente de las Cortes Valencianas explicó: “Desde un primer momento pensé, y lo sigo pensando, que mi obligación era estar junto a los familiares, a los que facilité mi número de teléfono móvil para ponerme a su disposición”, hablando con todos “las veces que hizo falta, donde fue necesario”, para ayudarles en lo que le solicitaban, como algún “cambio de escolarización de un niño, cuestiones de tipo laboral, de acceso a vivienda o el ingreso en alguna residencia de una persona mayor…”.
Hombre bonachón, soltero y de fuertes convicciones religiosas (suele asistir a misa diariamente), también ha merecido ser distinguido con diversas condecoraciones, entre las que destacan la Estrella Cívica, categoría Gran Oficial, de la Orden de la Estrella de Colombia (1999), la Cruz de Plata al Mérito de la Guardia Civil (2002), la Medalla de Oro del Cuerpo Nacional de Policía (2003) y la Medalla al Mérito de la Universidad CEU ‘Cardenal Herrera’ de Valencia.
Su curioso paso por la Dirección General de la Policía, quizás de especial interés para el Opus Dei a tenor del arraigo que esta institución religiosa mantiene en el Ministerio del Interior con los gobiernos del PP, fue tan largo como anodino.
FJM (Actualizado 02/06/2013)
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