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Otto Strasser (1897-1974): Decrecimiento e Imperio

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
martes 09 de febrero de 2021, 17:00h

 A pesar de haber muerto en agosto de 1974, Otto Strasser sigue siendo un desconocido para la gran mayoría de las personas que se preguntan y reflexionan sobre que camino seguir en este mundo sin futuro que nos propone nuestro tiempo. Otras figuras destacadas de la revolución conservadora alemana — pensemos en Moeller van den Bruck, Oswald Spengler o incluso Ernst Jünger— han marginado con su inmenso corpus doctrinal al strasserismo, pensamiento que es mucho más oscuro y político que los otros.

Guillaume Le Carbonel

Guillaume Le Carbonel

A pesar de haber muerto en agosto de 1974, Otto Strasser sigue siendo un desconocido para la gran mayoría de las personas que se preguntan y reflexionan sobre que camino seguir en este mundo sin futuro que nos propone nuestro tiempo. Otras figuras destacadas de la revolución conservadora alemana — pensemos en Moeller van den Bruck, Oswald Spengler o incluso Ernst Jünger— han marginado con su inmenso corpus doctrinal al strasserismo, pensamiento que es mucho más oscuro y político que los otros.

Sin embargo, el pensamiento de Otto Strasser está lejos de ser trivial o insignificante. Por el contrario, este alemán era un intelectual y un hombre de acción que desarrolló toda una serie de conceptos extremadamente originales e innovadores que a menudo son abordados por sus múltiples detractores como anacrónicos y utópicos. Para comprender completamente su pensamiento, es necesario comprender quién fue Otto Strasser y cuál era su origen.

De la guerra a la política

Nacido el 10 de septiembre de 1897 en Windsheim, Baviera, Strasser provenía de un entorno burgués muy educado. Su padre, Peter, era un funcionario del tribunal de su ciudad y escribió un pequeño folleto que apareció en 1912 bajo el seudónimo de Paul Wegr, Das neue Wesen. Betrachtungen und Ausblicke (La nueva forma. Visiones y perspectivas), el cual se encontraba inspirado en el cristianismo social y nacional que él mismo enseñaba a sus hijos diariamente. Esta religiosidad intensa fue un elemento central en la formación del pensamiento y las opiniones geopolíticas de Otto Strasser.

Como muchos alemanes de su edad, siendo joven se alisto en el ejército en 1914 y luchó en la Gran Guerra como soldado, suboficial y luego como oficial de artillería. Decorado con la Cruz de Hierro de 1ª Clase, fue nominado para ser parte de la Orden Militar de Maximiliano-José (la más alta condecoración militar del Reino de Baviera) que solo el armisticio le impedirá recibir. Strasser, quien fue herido dos veces, terminó por ser desmovilizado en junio de 1919 después de cinco años de intensos combates.

En 1919 se encontraba luchando entre las filas del Freikorps von Epp contra el levantamiento comunista de Munich. Al año siguiente se une al bando que se opone al golpe de Estado de Kapp, en Berlín, dirigiendo a los grupos de combate "rojos". Por paradójico que pueda parecer, Strasser vio este segundo evento como el surgimiento de un movimiento reaccionario ilegítimo producto de una casta militar que perdió su lugar. Su futura hostilidad hacia el prusianismo empieza a hacerse evidente desde entonces.

Miembro del SPD durante un tiempo, dimitió después de los enfrentamientos en Munich, creyendo que el partido había abandonado a los trabajadores para unirse a los industriales. En ese entonces, Strasser reanudó sus estudios en derecho y economía, luego fue contratado por el Ministerio de Abastecimiento. Junto con sus actividades asalariadas, este joven se convirtió en corresponsal de la prensa suiza y holandesa y publicó un importante artículo para el semanario Das Gewissen (Conciencia), un periódico que fue lanzado en 1919 por el Juni-Klub. Strasser conoce allí a Arthur Moeller van den Bruck, el gran teórico y principal miembro del Juni-Klub, de quien tomaría prestadas muchas ideas que desarrollaría en sus futuras reflexiones.

A la izquierda de Hitler

El primer encuentro que tuvo con Adolf Hitler aconteció en octubre de 1920 por iniciativa de Gregor Strasser, farmacéutico de Landshut y hermano de Otto, miembro del NSDAP desde la primavera de ese año y que esperaba reclutar a su hermano menor para que se uniera al partido, pero se produjo un encuentro muy acalorado entre el joven funcionario y el excabo bávaro. Otto se niega a unirse al partido y ve a Hitler como un demagogo, un político servil y un estratega amante de la propaganda.

Durante el cautiverio de Hitler (1923-1924), Otto Strasser acabó por involucrarse en los combates del NS y trató de definir su política en términos doctrinales. En este sentido colaboró ??con la Völkischer Beobachter y publicó numerosos artículos bajo el seudónimo de Ulrich von Hutten, luego dejó su puesto como asesor del Ministerio para incorporarse como ejecutivo de la empresa de alcohol Konzern.

Finalmente, Strasser terminó por unirse al NSDAP en 1925 para ayudar a propulsar la candidatura de Gregor para el cargo de director del partido del Norte de Alemania. La Arbeitsgemeinschaft der nord- und westdeutschen Gäue der NSDAP (Grupo de trabajo del deber de Alemania del Norte y Occidental del NSDAP) creó rápidamente una oficina encargada de presentar un cuerpo de doctrinas ad hoc. Los dos hermanos fundaron el Kampfverlag (Ediciones de combate) que se convertirían en un soporte sólido para las diversas publicaciones que eran necesarias en el trabajo de difusión y expondrían sus ideas en una publicación bimestral interna llamada Die nationalsozialistische Briefe (Cartas Nacionalsocialistas), destinado a los miembros locales del partido. Gregor contrató para ello a un joven asistente llamado Joseph Goebbels. El NSDAP del Norte de Alemania, por tanto, adquiere una orientación muy izquierdista y constituye un verdadero polo intelectual. Así que Otto se embarca en un ambicioso proyecto de renovación del partido, denunciando desde el principio su aburguesamiento y corrupción. Strasser no duda en burlarse de las conexiones que Hitler tiene con los círculos capitalistas, especialmente sus conexiones con el industrial Thyssen, el influyente patrocinador del partido. Rápidamente adivina que el NSDAP solo actúa contra el marxismo a medias. El NS, afirma, no tiene ninguna simpatía por la burguesía que prospera bajo las mismas consignas del capitalismo. A partir de 1930, Otto Strasser se da cuenta de que el partido ya no es socialista y que ha abandonado los veinticinco puntos consignados en su programa de 1920. El personal permanente depende económicamente del NSDAP y, a los ojos de Strasser, aparecen muchas contradicciones entre las prácticas y las ideas que defendía. Se siguen largos períodos de enfrentamientos muy tensos como el asunto de la propiedad de los Príncipes (1926) o el apoyo a las huelgas de Berlín (1930) que terminaron por dividir a las diferentes facciones.

El Frente Negro

Strasser rompió totalmente con el partido en 1930 después de publicar el 4 de julio un artículo fundamental titulado "Los socialistas abandonan el NSDAP". Luego funda el Kampfgemeinschaft revolutionärer nationalen Sozialisten (Grupo de combate de nacionalsocialistas revolucionarios) y luego en 1931 Die Schwarze Front (el Frente Negro). Esta última organización quiere ser una institución de todos los altos cargos que se oponen al partido. Una verdadera federación que reúne, además de la KGRNS, al Bund Wehrwolf, fragmentos del Bund Oberland y el ala Hamkens del Landvolkbewegung (movimiento campesino). La doctrina de este movimiento fue desarrollada en la revista Die Tat y fue presentada por Ferdinand Fried en el periódico Die Schwarze Front, cuyo primer número apareció el 6 de septiembre de 1931.

Para Otto Strasser, el NS debe ser un movimiento republicano que combata los privilegios hereditarios y que lucha tanto contra el marxismo (que ha distorsionado la idea de lo social) como contra el capitalismo. El imperio del dinero degrada el alma del pueblo e impide la creación de la Volksgemeinschaft (comunidad nacional). Desde esta perspectiva, la economía sigue siendo perjudicial y debe orientarse únicamente hacia la satisfacción de las necesidades de la nación. La producción teórica de Otto Strasser aparece en una plétora de publicaciones y artículos. Citando sólo algunas de sus publicaciones podemos nombrar el Programa de 1925El nacionalsocialismo y el Estado (1929), la Proclamación del 4 de julio de 1930 (Los socialistas abandonan el NSDAP), las Catorce tesis de la revolución alemana (1er congreso de la KGRNS octubre de 1930), el Manifiesto del Frente Negro (2do Congreso de octubre de 1931), La construcción del socialismo alemán (1932) o los Principios programáticos de los nacionalsocialistas revolucionarios (artículo de Buchücker).

El nacionalismo de Strasser está íntimamente ligado al cristianismo de su infancia. La Alemania renana aparece como la antorcha que creara una Europa federada. Otto Strasser de hecho aboga por la constitución de un gran Estado federal alemán (que reuniría a todos los Estados alemanes) desde Memel a Estrasburgo y desde Eupen a Viena, oponiéndose a la doctrina propugnada por el pangermanismo. Imagina una organización basada en el modelo suizo, la desarticulación de los Estados nacionales a favor de la creación de regiones étnicas (Escocia, Irlanda, Bretaña, Flandes, etc.). En este sentido, Strasser está involucrado con la lucha solidaria e internacional en favor del anti-imperialista que une a todas las naciones oprimidas.

Partidario de una nueva guerra de liberación contra Occidente, también es favorable a una alianza con la URSS. Lector fiel de Moeller van den Bruck, retoma su teoría de los pueblos jóvenes que se enfrentan a los pueblos viejos. Sin embargo, sigue siendo muy hostil al prusianismo que considera el origen del sometimiento y el absolutismo.

Siendo moderadamente antisemita en su juventud, Otto Strasser finalmente se declara filosemita y prosionista de acuerdo con sus concepciones étnicas del Estado.

Su idealismo Völkisch está fundamentado en un origen divino. El Volk es para él un organismo vivo que tiene sus propias características físicas, espirituales y mentales. Todo lo que importa es la etnicidad (y no el racismo biológico) que no establece una escala de valores. Su etnocentrismo es ante todo cultural, lingüístico y endogámico. Strasser considera prohibir los matrimonios con extranjeros y niega la enseñanza de un idioma extranjero antes de alcanzar la universidad. Purificada de esa manera, Alemania podrá finalmente convertirse en una auténtica Volksgemeinschaft basada en formas políticas que sean fieles a la naturaleza de su pueblo (el feudo, la auto-administración). Strasser rechaza la lucha de clases al interior del Volk y aboga por un frente unido que reúna a los partidos y los sindicatos contra su jerarquía y contra el sistema. La armonía es la palabra clave, la unidad en la diversidad debe oponerse a la estandarización. Que los distintos sonidos emitidos por los acordes de cada uno se unan en una melodía por el bien común: esa es la proclama que hace a menudo. Una vez más somos testigos de los fundamentos religiosos que lo motivan ya que es del principio del amor de donde surge esta revolución popular dentro de este Volk que ha sido reconstituido.

Una utopía campesina

De forma tajante y absoluta, el socialismo de Strasser se opone tanto al liberalismo como al marxismo. Strasser ve a este último como producto del liberalismo cuyo método analítico está desactualizado para una Alemania que se ha transformado profundamente. Ya no podemos, dice, razonar por medio de la lucha de clase y únicamente a partir de las relaciones de producción (lo que no nos impide poder utilizar la lucha de clases para lograr nuestros fines). Por lo tanto, Otto Strasser rechaza tanto el modelo proletario como el modelo burgués. El espíritu empresarial (responsabilidad, independencia, creatividad) debe conciliarse con la Volksgemeinschaft en una nueva sociedad de trabajadores. Strasser imagina entonces una sociedad de tipo campesino con obreros-campesinos, intelectuales-campesinos y soldados-campesinos. Debe llevarse a cabo una división de la tierra en beneficio de todos los alemanes, así como una distribución de las ganancias corporativas.

Para ello, se va a establecer un feudalismo de corte estatista en el que el Estado es propietario de todas las tierras y las alquila a particulares en forma de feudo. Todos usan libremente su tierra, pero no pueden vender ni subarrendar propiedades estatales. Sin preocuparse por la expansión del espacio vital, Strasser piensa en una colonización de las tierras de Alemania Oriental. Aboga por la dispersión de los grandes complejos industriales en pequeñas unidades que serán reubicadas en regiones donde los trabajadores-campesinos se mantengan activos. Al mismo tiempo, propone la nacionalización del 51% de la industria vital vinculada a la necesidad de salvaguardar la independencia nacional.

En este sentido, Strasser también puede verse como uno de los precursores del decrecimiento. Esta idea es ilustrada por su defensa de un localismo agrario y preindustrial. Y debemos añadir a todo esto una caída considerable en la producción de bienes de consumo y la adopción de un estilo de vida espartano, autárquico y local. Más importante es como Strasser prevé una economía basada en el trueque para que esta no de origen al capitalismo privado. No hay duda de que sus estudios sobre el Landvolkbewegungjugaron un cierto papel muy importante aquí. No olvidemos que, al mismo tiempo, Ernst Niekisch (en su Programa de la Resistencia Alemana) también evoca una drástica reducción del aparato productivo, una colonización agraria incluso en medio de las condiciones más mediocres, un deseo de pobreza y una forma de vida sencilla bajo la influencia del movimiento campesino. Debe abolirse el monopolio de la propiedad y el monopolio de la toma de decisiones. Las decisiones las tomarán igualmente el Estado, los empresarios y los obreros-campesinos. Además, el mundo industrial es de tan poco interés para Otto Strasser como el presente dentro del cual él vive. Para él, esta es solo una fase de transición que tiene poca importancia.

En cuanto a las instituciones, el Reichtag deberá ser reemplazado por una cámara de seis corporaciones (obreros, campesinos, empleados, funcionarios, industriales, profesiones liberales) más acorde con la realidad cotidiana. En esta sociedad imaginada por Strasser no debería existir la dictadura de la técnica. A diferencia de Jacques Ellul, él cree que la técnica es originalmente neutral y que su perversión depende únicamente del uso que el hombre haga de ella. La técnica, que es necesaria para el buen funcionamiento de todas las empresas, debe ponerse íntegramente al servicio de la Volksgemeinschaft. Asimismo, Alemania necesita de un liderazgo fuerte que prohíba cualquier participación democrática, ya que la esencia de la democracia es la debilidad.

De hecho, poco apasionado por la Modernidad, Otto Strasser defiende una vuelta a la Edad Media (a la fe, un retorno a Dios) en la que ve el apogeo de la solidaridad europea. En esto, se une a Edgar Julius Jung para quien el futuro requiere un Reich cristiano y corporativo que una a toda Europa. Esta dimensión europea es fundamental para Strasser, ya que planea extender su modelo al continente entero. La verdadera misión del pueblo alemán es la unidad europea, la del Sacro Imperio destrozado en 1530. Por tanto, Strasser se opone vigorosamente a los valores de la Revolución Francesa, ya que ve la fe en Dios como el elemento central de la Unidad europea de la Edad Media. Su conservadurismo agrario debe permitir un proceso de reconexión con los valores de la solidaridad y la espiritualidad, es decir, con este nosotros como elemento esencial de una concepción del mundo. Pide una revolución agraria, económica y mental, por reúna en su interior la socialización a favor del Volksgemeinschaft y no por el mero socialismo de Estado. Básicamente, ¿no intenta reconciliar el decrecimiento y el poder?

Mirando más de cerca sus ideas somos capaces de entender mejor lo que opuso a Strasser y a Hitler en términos de su proyecto político. Para el primero, se trata de restablecer una sociedad preindustrial en oposición al mundo moderno. Para el segundo, sólo importaban la venganza militar y la expansión territorial obtenida a través del modernismo reaccionario. Conocemos lo que sucedió.

En 1933, Otto Strasser huyo hacia Austria antes de trasladarse a Praga. Perseguido por los hombres del Sicherheitsdienst, viajó de una capital a otra, llegando finalmente a Canadá en 1939.

Más confiado con respecto a la situación, Gregor Strasser decide no huir de Alemania y permanece dentro del partido como un Reichsorganisationsleiter, es decir, un verdadero segundo al mando dentro del NSDAP. Contra todas las expectativas, el 8 de diciembre de 1932, Gregor renunció, vivió al margen durante un tiempo con su familia, solo para ser liquidado fatalmente en su celda durante la purga del 30 de junio de 1934.

Sólo quedan unos pocos libros de Otto Strasser, pocos de los cuales están editados en francés. Esto no debe evitar que busquemos estudiarlo y a su utopía campesina. Los tiempos venideros pueden demostrarnos que tenía toda la razón.

Fuentes:

  • Sous la direction de Louis Dupeux, La Révolution conservatrice dans l’Allemagne de Weimar, Éditions Kimé, 1992.
  • Otto Strasser, Victor Alexandrov, Le front noir contre Hitler, l’histoire d’une lutte opiniâtre et clandestine contre le dictateur et son régime, Marabout, 1968.
  • Thierry Mudry, L’itinéraire d’Otto StrasserOrientations n°7, 1986.
  • Frédéric Kisters, Otto Strasser et le Front Noir, et L’idéologie de la NSKD et du Front NoirDevenir n°21, été 2002.
  • Joey Cloutier, Ambition et polémique: L’activité anti-hitlérienne d’Otto Strasser à Montréal et la Révolution conservatrice, 1941-1943 et Pour en finir avec le nazisme de “gauche”: importance historique et bilan historiographique, Cahiers d’histoire n°19, 1999.
  • Philippe Baillet, L’autre tiers-mondisme, des origines à l’islamisme radical, Akribéa, 2016