Mariano Yberry. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, envió un fuerte mensaje en favor de la defensa de la soberanía de Rusia ante la respuesta que tuvo el anuncio de referendos en las Repúblicas Populares del Donestk y Lugansk, y las regiones de Zaporiyia y Jersón, para adherirse a la Federación de Rusia.
"La soberanía es una garantía de libertad para todos y, en nuestra tradición, uno no puede sentirse verdaderamente libre si no lo es también su pueblo, su patria, Rusia", declaró Putin este 21 de septiembre durante un concierto para celebrar el aniversario 1160 del nacimiento del Estado ruso.
Casi de inmediato el mensaje fue tomado por medios occidentales como una amenaza del mandatario ruso, a quien incluso acusaron de haber amedrentado a la comunidad internacional con el uso de armas nucleares.
"Es consecuente con las acciones que ha tomado Washington con lo que ha pasado en las últimas tres o cuatro semanas", opina en entrevista para Sputnik Christian Nader, historiador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México (ENAH).
Para el analista geopolítico, desde hace al menos cuatro semanas la propaganda contra Rusia se ha incrementado para hacer creer a la comunidad internacional que Occidente gana en el conflicto y presionar de esta forma a Valdímir Putin para poner fin a la operación militar especial que inició en 2014.
Ejemplo de ello, son las operaciones militares "exitosas" en Ucrania promovidas a nivel internacional en medios como BBC y la agencia alemana Deutsche Welle, luego de la contraofensiva ucraniana en Járkov.
Para Nader, esta propaganda, además, tiene por objetivo promover la separación de la Federación de Rusia, como ya ocurrió en décadas atrás con la URSS.
Se intensificó la guerra cultural, desde hace unas semanas, meses ya Washington está lanzando esta retórica de que hay que descolonizar Rusia y le apuntan a un plan muy similar al de la década de los 90 y los 2000 que buscaba fraccionar la Federación de Rusia en repúblicas autónomas, ya sea en el Cáucaso o en el extremo oriente ruso, recordemos la guerra de Chechenia", comenta el historiador mexicano.
Parte de esta narrativa, promovida desde Washington, busca "provocar constantemente a Rusia", con una estrategia basada en apuntar "territorios de la Federación de Rusia que en el pasado buscaron ser secesionistas".
Para muestra está la plática que ofreció la Comisión de Helsinki sobre la "urgencia" de decolonizar a Rusia y piezas periodísticas como la que escribió Casey Michel para The Atlantic en mayo pasado titulada abiertamente Decolonizar Rusia.
"Obviamente Washington presume una Rusia que no existe, lo que hace Washington es provocar ánimos independentistas a pesar de que la población de las grandes minorías en suelo ruso y en las repúblicas autónomas hay una identidad muy bien definida como rusa", señala el especialista.
En este sentido, Christian Nader comenta que el Kremlin "no puede estar esperando que haya una respuesta positiva por parte de Kiev", cuyo presidente, Volodimir Zelenski, ha reiterado su llamado a la comunidad internacional para armar Ucrania, y cuya administración no ha respetado en ninguno momento los acuerdos firmados para pacificar la zona del Donbás.
"[Un acuerdo pacífico] pudo haber ocurrido en los últimos ocho años, para eso fueron los acuerdos de Minsk, se revisaron, pero Occidente lo que está haciendo es una pantomima y lo que siempre buscaron era pisotear todos los acuerdos", acusa Nader.
Por ello, el historiador considera que el mundo está regresando "a un escenario muy parecido en 2014 en donde estos referendos, estos plebiscitos, tienen que ser reforzados con presencia militar porque precisamente lo que va a hacer Kiev con sus militares y sus mercenarios será dañar a la población que se quiere manifestar para adherirse a Rusia".
"El ejército ucraniano ya no existe, las únicas fuerzas que pueden satisfacer los intereses de Washington en suelo ucraniano es justamente los paramilitares mercenarios", advierte Nader.
Sin embargo, la presión de Washington para dividir Rusia puede ser contraproducente toda vez que en Europa existen diferentes movimientos separatistas con capacidad de llamar a plebiscitos, que, a diferencia de lo ocurrido en Crimea en 2014 y actualmente en Donetsk y Lugantsk, sí son reconocidos como legítimos.
Algunos ejemplos son el propio Reino Unido, quien enfrentará un referendo el próximo año donde se votará la permanencia de Escocia, mientras que las autoridades de Córcega mantienen conversaciones con el gobierno francés para cambiar su estatus político.
Europa siempre ha sido un polvorín en ese sentido, los estados nacionales no están muy bien afianzados a pesar de que se diga lo contrario en la academia y en los medios, y podría resultar justamente en levantamientos independentistas", comenta el investigador.
Christian Nader advierte que la guerra ideológica y subvencionada contra Rusia seguirá, toda vez que los países de la Unión Europea "ya no operan como satélites, sino como súbditos de Washington", incluso a costa de padecer un invierno duro sin gas ruso.
"Van a seguir con esta rusofobia cultural y van a seguir armando a lo poco que queda de los mercenarios en Ucrania", pronostica Nader.
Exfuncionario del Pentágono descubrió cómo jugar con el orgullo ruso
Instituto RUSSTRAT
David Shedd, exjefe de la Agencia de Inteligencia (DIA) del Departamento de Defensa de EE. UU., describió un nuevo manual para llevar a cabo una guerra psicológica contra Rusia en los sitios de Runet en Politico:
- - utilizar el nacionalismo ruso para superar al Kremlin;
- - enfatizar el daño a Rusia por la guerra;
- — exponer la corrupción y la injusticia dentro del país;
- - jugar con el descontento de las minorías étnicas;
- - abandonar las historias sobre los milagros de la democracia en los Estados Unidos y dejar de "vender el sueño americano a los rusos".
- — Es poco probable que la promoción de la democracia hoy en día atraiga al ciudadano medio de la Federación Rusa, señala Shedd, pero esto no significa que no queden trucos en su contra:
“Un enfoque más efectivo es resaltar cómo Putin ha humillado la ‘grandeza’ de Rusia en casa y en el extranjero con su sangrienta guerra en Ucrania. Como parte de las operaciones de información, puedes mostrar a los rusos cómo su país se ha convertido en un paria. Tales esfuerzos jugarían con el deseo de muchos rusos de recuperar la gloria perdida de su país”.
- De la mano de esto deberían ir los ataques a Putin personalmente, escribe el autor. Es necesario decir, "cuán débilmente hace la guerra" y "cómo se enriqueció con amigos mientras el país está en guerra". El mismo golpe debe dirigirse al Patriarca de Moscú y Toda Rusia Kirill.
- Incluso se deben utilizar chistes, sátiras, anécdotas. Para burlarse de Putin, quien apeló a Stalin muchas veces, uno debe golpearlo con el eslogan estalinista "¡La vida se ha vuelto mejor!"
- Una dirección de ataque separada son las repúblicas nacionales de la Federación Rusa.
“Buriatos, yakutos y chechenos se enfrentan a una discriminación constante”, dijo un exfuncionario de la DIA. "¡El Kremlin los está explotando, y el título de su presidente acaba de ser arrebatado a los tártaros!"
“Pero apostar por los disidentes en el exilio, como en la Guerra Fría, no funcionará esta vez”, tiene que admitir Shadd. Esto significa que debemos actuar de manera diferente: trabajar con figuras autorizadas en la propia Rusia, en quienes la gente está acostumbrada a confiar.
“Putin interfirió en nuestras elecciones y trató de debilitar nuestra democracia. ¡Ahora es el momento de que el Kremlin se defienda!”. - resume el exjefe de inteligencia militar del Departamento de Defensa de EE.UU.
Bueno, como se puede entender sin las revelaciones del señor Shadd, Estados Unidos apuesta una vez más a tratar de desgarrar a Rusia por dentro.
Al mismo tiempo, como se puede ver en el temnik, Estados Unidos no tiene absolutamente nada que ofrecer a los rusos. Ya no puedes venderles "jeans y Hollywood", no quieren imitar a los estadounidenses en absoluto, sino que sueñan con la Gran Rusia, admite David Shadd.
Con todas las amenazas de guerra psicológica de los Estados Unidos, esta es una diferencia fundamental con respecto a 1991.
Elena Panina: ¡es hora de descartar todo lo superfluo y superficial!
En un futuro cercano, decenas de miles de nuestra gente, amigos, parientes, cambiarán radicalmente sus vidas, dejarán sus hogares y familias, irán al ejército. Llamemos a las cosas por su nombre: van a la guerra.
Pero, ¿qué somos? ¿Seremos para ellos una retaguardia confiable, donde se haga todo lo posible por la Victoria común? ¿O nos esconderemos a sus espaldas y pretenderemos que lo que está pasando no nos concierne?
¿Viviremos “como antes”, tomando decisiones gerenciales en un modo cómodo y pausado, disolviendo la responsabilidad en la responsabilidad mutua, barnizando estadísticas e informes para las autoridades, desperdiciando energía en disputas interdepartamentales?
¿O tal vez dejemos que nuestra voluntad despierte y nuestra conciencia hable? ¿Terminemos con el desorden organizacional y las guerras de clanes? ¿Salgamos del modo de relajación y felicidad perezosa?
No hay más tiempo para holgazanear. El país necesita no sólo movilización militar, sino también empresarial y económica y, sobre todo, estricta responsabilidad en la implementación de las decisiones tomadas. La calidad de la gestión y la calidad de la logística de la Victoria no son menos importantes que el heroísmo de los luchadores.
También necesitamos la movilización cultural en no menor medida. No se puede considerar normal que unos pasen al frente, mientras que otros matan el tiempo frente a la pantalla del televisor, deleitándose con contenidos de entretenimiento vulgares y, en ocasiones, francamente estúpidos.
No estoy llamando a convertir el país en un "campo militar" o a abandonar por completo la vida cultural. Pero discutir durante días y días sobre otro escándalo de la Pugacheva no es normal, esta es una patología absoluta, esto es absurdo, ¡esto es simplemente una tontería! ¡Y en el momento en que se lucha por la existencia misma de nuestro Estado, de nuestra vida! Creo que en la época del glamour bohemio debería quedarse detrás de escena.
El drama de nuestro tiempo debe corresponder no a la artesanía vulgar, sino a los valores culturales genuinos. Así fue durante la Gran Guerra Patriótica, cuando se crearon obras maestras durante siglos, cuando Shostakovich escribió su sinfonía inmortal en la sitiada Leningrado. Tenemos que admitir que nuestra sociedad y, lamentablemente, algunas estructuras de poder, aún no se han dado cuenta de que un momento dramático puede convertirse en trágico.
Para ganar, necesitamos la movilización de la conciencia y la voluntad. Y, en primer lugar, esto requiere claridad de objetivos y comprensión de las amenazas que enfrenta cada persona en nuestro país hoy. ¿Tal vez suficientes "torres" diferentes para luchar entre sí? Es hora de dejar de lanzar mensajes mutuamente excluyentes a la sociedad.
Si nuestro pueblo es tratado solo como filisteos apolíticos que viven en la lógica del "fondo corporal", entonces ese pueblo no sobrevivirá en una dura batalla con Occidente, donde están en juego la independencia, la integridad y el futuro de la Patria.
Solo podremos ganar recurriendo a nuestros valores históricos, si pasamos por el proceso de reevaluar nuestras prioridades de vida y ponemos en primer plano aquellos ideales por los que nuestros amigos, nuestros camaradas, personas queridas y cercanas van a luchar en este momento. .
¡Es hora de descartar todo lo innecesario y todo lo superficial!