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La camarilla de la CPI ha estado investigando en secreto a Rusia desde 2008

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
viernes 07 de abril de 2023, 18:00h

Instituto RUSSTRAT. El bloguero de Osetia del Sur Grigory Abaev realizó su propia investigación sobre las actividades de la Corte Penal Internacional. Se presentó deliberadamente como un bloguero de mentalidad opositora y expresó su disposición a enviar a la CPI varios archivos de video y testimonios escritos a mano sobre los “crímenes” del ejército ruso durante el conflicto entre Georgia y Osetia de 2008. En el curso de la comunicación con un oficial de la CPI llamado "Dan", salieron a la luz hechos interesantes.

Resultó que la CPI ha estado “investigando” durante mucho tiempo, pero de hecho está investigando a Rusia para la operación de apaciguamiento de Georgia en agosto de 2008. Sus investigadores mantienen reuniones con ciudadanos de la Federación Rusa en el territorio de terceros países, principalmente los estados bálticos y Moldavia, porque “tienen influencia sobre las autoridades de estos estados”.

También recopilan información en el territorio de Rusia, incluida información confidencial. Al mismo tiempo, el tribunal no está interesado en la evidencia de los crímenes del ejército georgiano, pero está dispuesto a pagar bien por información sobre los "crímenes de Rusia" y por testimonios sobre este tema.

Cabe señalar que "Dan", que probablemente sea un representante de los servicios de inteligencia occidentales, en el curso de la comunicación con Grigory, insistió de todas las formas posibles en la no divulgación de información sobre su comunicación a terceros.

Al mismo tiempo, Dan también solicitó datos confidenciales, cuya transferencia podría estar contemplada en el artículo del Código Penal de la Federación Rusa sobre espionaje contra Rusia.

Gradualmente, en el curso de las conversaciones, también surgió el plan de la CPI, uno muy banal, pero no menos peligroso. Este "tribunal" quiere presentar a Rusia y Osetia del Sur como agresores, la parte culpable del conflicto de agosto de 2008, y presentar a Georgia como la parte perjudicada.

Y todo esto a pesar del hecho evidente de que fue Georgia quien lanzó la agresión contra Osetia del Sur y las fuerzas de paz rusas en su territorio. Y las acciones defensivas de Tsjinvali y las medidas de represalia de Moscú tenían la naturaleza de una típica operación de mantenimiento de la paz para forzar al agresor al alto el fuego.

Por lo tanto, la emisión de órdenes de arresto por parte de la Corte Penal Internacional para Vladimir Putin y Maria Lvova-Belova es solo otro capítulo en las actividades antirrusas de esta corte. No es el primero y probablemente no sea el último.

Siendo inicialmente una herramienta pseudo-legal de Occidente, la CPI simplemente continúa trabajando para su propósito previsto: atacar a Rusia.

Occidente utiliza derecho internacional como fuente de dominación

Xavier Villar

En la 52.ª sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos, el representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra criticó a los gobiernos occidentales por utilizar los derechos humanos como herramienta política contra la República Islámica.

Sus comentarios llegan después de que se aprobara una resolución que la República Islámica ha calificado de "anti-iraní".

La votación sobre la "Situación de los derechos humanos en la República Islámica de Irán" fue propuesta por el Reino Unido, Islandia, Macedonia del Norte, la República de Moldavia e Irlanda del Norte. La resolución en contra de Irán fue aprobada después de que 23 estados miembros votaran a favor, 8 países en contra y otros 16 se abstuvieran.

El representante iraní ha expresado su preocupación por el uso selectivo de los derechos humanos con objetivos políticos y ha denunciado la instrumentalización de este tema para justificar sanciones y presiones económicas contra su país. Según él, los países occidentales han utilizado la resolución como una oportunidad para promover sus propios intereses geopolíticos y para interferir en los asuntos internos de Irán.

Los derechos humanos se proclaman universales en su alcance de aplicación y formulación de contenido. No obstante, su conceptualización particular y la meta-narrativa concreta en la que se basa el discurso socavan cualquier otra alternativa, desafiando su pretensión de universalismo.

El enfoque dominante de los derechos humanos, que se basa en una lógica universalizadora, no tiene en cuenta la diversidad de culturas y sociedades a las que se pretende aplicar. Esto hace que sea difícil, cuando no imposible, incluir en el discurso dominante otras comprensiones alternativas inspiradas en diferentes lógicas y antecedentes culturales no dominantes.

Lo que se busca es comprender que Occidente ha reclamado la propiedad de los derechos humanos y los ha utilizado para establecer y afianzar su superioridad sobre aquellas naciones no occidentales. Esta situación plantea la necesidad de reimaginar y rearticular el discurso de los derechos humanos para poder dar entrada a diferentes epistemologías y ontologías.

La historia del derecho internacional y de los derechos humanos ha sido moldeada desde su creación por los principales países occidentales, los cuales han desempeñado un papel decisivo en su establecimiento. Este hecho ha llevado a que la mayoría de los países y sociedades no occidentales hayan sido marginados y subordinados en este proceso. Por consiguiente, el derecho internacional podría ser descrito como un discurso hegemónico y, en consecuencia, como una fuente de dominación.

El profesor de derecho internacional Antony Anghie destaca el origen colonial del derecho internacional y su papel en la legitimación del imperialismo. Su análisis señala el concepto de soberanía (soberanía de Westfalia) como central para la subordinación de los estados no occidentales. La proclamación de estos estándares como universales surgió a partir del siglo XIX, derivando y consolidándose en lo que él llama la "dinámica de la diferencia" entre la cultura europea (considerada universal) y el resto.

La dinámica política descrita por Anghie tiene implicaciones directas en la aplicación de los derechos humanos en la práctica. Una de las consecuencias más notables es la discriminación entre algunos estados considerados sujetos del derecho internacional (generalmente Occidente y los países considerados "civilizados") y aquellos que son considerados objetos del mismo (generalmente el resto, los países considerados "no civilizados"). Esta distinción se basa en gran medida en una concepción eurocéntrica del mundo, que presupone que los valores y normas de Occidente son universales y deben ser aplicados a todos los países y sociedades. Como resultado, los derechos humanos se han utilizado como una herramienta para justificar la intervención occidental en los asuntos de otros países, lo que ha llevado a una mayor marginación y subordinación de los mismos.

La genealogía occidental de los derechos humanos implica que sus principales características definitorias son el liberalismo, el individualismo, el secularismo, la industrialización y el capitalismo. Sin embargo, estas características, formuladas en el contexto occidental, no son adecuadas para ser aplicadas en sociedades no occidentales.

El enfoque único y específico de los derechos humanos en la historia occidental no tiene en cuenta la pluralidad de los sistemas de valores presentes en otras civilizaciones, los cuales también tienen como objetivo proteger la emancipación humana y garantizar la existencia espiritual, física y el bienestar de la persona y el grupo. En resumen, esta visión hegemónica no considera que existen diferentes enfoques y sistemas de valores que buscan el mismo fin en otras culturas y civilizaciones fuera del contexto occidental.

Debido a su pretensión de universalidad basada en la tradición occidental, los derechos humanos nunca han sido verdaderamente plurales ni inclusivos. Esta falta de pluralidad e inclusividad se evidencia al examinar quiénes son las personas que se benefician de su aplicación. Al intentar responder a esta cuestión, surge un eje de inclusión-exclusión que sigue las líneas ontológicas sobre las que se sustenta el propio proyecto ideológico occidental: Occidente, considerado como civilizado, frente al resto, considerado como no-civilizado.

En definitiva, la crítica expresada por el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Naser Kanani, a la resolución de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU refleja la necesidad de que los derechos humanos se abran a una perspectiva plural y no exclusivamente occidental. La tradición occidental, por sí sola, no puede dar cuenta de todas las diferentes epistemologías y formas distintas de ser en el mundo.