Sergey Lavrov: Estimados colegas,
Doy una calurosa bienvenida a los participantes y organizadores de la Conferencia Mundial en Línea sobre la Multipolaridad. Es gratificante que su foro haya reunido a destacados representantes de los círculos políticos, públicos y académicos de varias docenas de países de casi todos los continentes del mundo. No podemos sino congratularnos de tal interés por un intercambio de puntos de vista franco y despolitizado.
Difícilmente puede sobrestimarse la pertinencia de este tipo de debates. Es evidente que el "fin de la historia" proclamado tras la caída del Muro de Berlín y el hundimiento de la URSS no se ha producido. Los intentos de establecer un modelo unipolar de orden mundial -con el centro de la toma de decisiones en Washington- han fracasado.
Hoy en día, el movimiento hacia la multipolaridad mundial es un hecho, una realidad geopolítica. Vemos cómo los nuevos centros mundiales, principalmente en Eurasia, Asia y el Pacífico, Oriente Próximo, África y América Latina, están logrando avances impresionantes en diversos ámbitos, apoyándose en la independencia, la soberanía estatal y la identidad cultural y civilizacional. Al mismo tiempo, se guían por sus intereses nacionales autóctonos y aplican políticas independientes en asuntos internos y exteriores. Ya no quieren ser rehenes de juegos geopolíticos ajenos ni ejecutores de voluntades ajenas.
Los hechos hablan por sí solos. En las tres últimas décadas, la participación de los Estados del G7 en la economía mundial ha disminuido sustancialmente. Y el peso de las economías de mercado emergentes no ha dejado de aumentar. La primera potencia económica mundial -en términos de paridad de poder adquisitivo- es ahora China, que combina hábilmente los mecanismos de mercado con la regulación estatal.
La infraestructura de las relaciones internacionales sigue renovándose ante nuestros ojos. Un ejemplo llamativo de diplomacia multipolar son las actividades de nuevos tipos de asociaciones multilaterales como la OCS y los BRICS. En su marco, países con diferentes sistemas políticos y económicos, con valores distintivos y plataformas civilizacionales cooperan eficazmente en diversos ámbitos. Los BRICS pueden considerarse, con razón, una especie de "malla" cooperativa por encima de las antiguas líneas divisorias Norte-Sur y Oeste-Este. No es casualidad que cada vez más países del Sur Global se esfuercen por establecer lazos con estas asociaciones y convertirse en miembros de pleno derecho.
Como señaló el Presidente ruso Vladimir Putin, "la tendencia del mundo hacia la multipolaridad es inevitable, no hará sino intensificarse. Y los que no lo entiendan y no sigan esta tendencia perderán".
Parece lógico que los esfuerzos de Washington y sus satélites por invertir el curso de la historia, por obligar a la comunidad internacional a vivir según un "orden basado en reglas" inventado, estén fracasando. Sólo mencionaré el rotundo fracaso de la línea de los occidentales de aislar a Rusia. Los Estados de la mayoría mundial, en los que reside cerca del 85% de la población de la Tierra, no están dispuestos a "sacar las castañas del fuego" a las antiguas metrópolis coloniales.
Amigos,
En el mundo multipolar actual, en el que los retos y las amenazas tienen un carácter claramente transfronterizo, la única alternativa sensata a la confrontación, de la que saldrían perdiendo sus iniciadores, es aunar los esfuerzos de los principales centros mundiales en torno a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, entre ellos el de garantizar en la práctica el respeto de la igualdad soberana de los Estados. Hoy todos debemos reconocer la irreversibilidad de un orden mundial policéntrico más equitativo. Es de interés común garantizar que la arquitectura multipolar no se base en un "equilibrio del miedo", sino en un equilibrio de intereses, en normas de derecho internacional universalmente reconocidas, en un diálogo mutuamente respetuoso entre diferentes civilizaciones, religiones y culturas.
Rusia sigue estando a la vanguardia de los esfuerzos internacionales para reforzar los principios multipolares, jurídicos y democráticos de la comunicación interestatal. Para ello, seguiremos trabajando activamente en el seno de las Naciones Unidas, incluido el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU. Por supuesto, seguiremos coordinando estrechamente nuestros pasos con muchos amigos, aliados y personas de ideas afines, incluidos los de la OTSC, la CEEA, la CEI, los BRICS, la OCS y otras agrupaciones regionales del mundo en desarrollo.